sábado, 19 de mayo de 2018

LOS ANILLOS DE LOS ALCORES - DESCUBRIMIENTO ARQUEOLÓGICO ESTUDIO E INTERPRETACIÓN

Orto solar en el solsticio de invierno 2017


Manuel Ruiz Pineda Abogado y descubridor del yacimiento.
Juan Antonio Morales González Catedrático de Estratigrafía UHU.

Es difícil describir la maravillosa sensación que se experimenta cuando se tienen la certeza y convicción de que se está ante un importante descubrimiento arqueológico que ha permanecido olvidado durante milenios. Y es común el noble deseo de darlo a conocer y compartirlo. Lo que no podía imaginar Manuel Ruiz Pineda, el descubridor de las estructuras que aquí se exponen, es el largo camino que tendría que recorrer para que se reconociese su descubrimiento, ante las críticas y el rechazo que el mismo suscitó ante la administración y la comunidad académica, que consideró que se trataba de unas estructuras geológicas, que no de factura humana.

Es entonces cuando el descubridor se queda en la más absoluta soledad con su descubrimiento, y, cuando verdaderamente se reencuentra con él. Es entonces cuando, y pese a no pertenecer al mundo académico, decide estudiarlo e interpretarlo con la esperanza de que un día se reconozca. Se inicia así un apasionante viaje a la vida de nuestros ancestros en una época dorada de Los Alcores.

No es nuestra intención describir la odisea y las vicisitudes pasadas para que se reconociera el descubrimiento y para que se diera a conocer.  Sólo comentaremos que, tras concluir un primer trabajo con un estudio e interpretación de las estructuras, éste fue presentado en la Delegación de Cultura de la Junta de Andalucía ante la incredulidad y apatía de sus funcionarios, llegó el rechazo académico amparado en el mismo motivo: el origen geológico de las estructuras. Huelga decir que ni siquiera nadie las visitó.

Por fin “nuestro azaroso viaje ha terminado; el barco capeó los temporales, el premio que buscamos se ha ganado”. Con toda la satisfacción de haber realizado un extraordinario viaje y haber cruzado un océano de tiempo.

Descripción de las estructuras

En las inmediaciones de Carmona, al Sur del núcleo urbano, a los N 37º 27’17”, O 5º 39’24”, sobre la cornisa de Los Alcores, afloran en superficie unas amplias estructuras rocosas que forman una serie de anillos perfectos y concéntricos así como una elipse perfecta que engloba y rodea a los anillos a la misma distancia por los dos lados de la elipse.

La perfección de las figuras geométricas descritas formadas por los afloramientos de la roca es nítidamente apreciable en fotografías aéreas y de satélite, y precisamente esto es lo que llamó la atención de su descubridor, el autor de este artículo, que comprobó que las estructuras son apreciables igualmente, a pie sobre el terreno. En este último caso, pueden observarse además los afloramientos de roca calcárea que emerge más de un palmo sobre el nivel del terreno formando las figuras.

El Yacimiento se ubica sobre Los Alcores, encontrándose el centro de los anillos a unos 240 metros de la linde del talud que se asoma hacía La Vega y el borde de la elipse a sólo unos 80 metros del límite de la cornisa del Alcor.

El yacimiento se encuentra limitado por un segundo talud que da hacia el Oeste. Este talud ha ido siendo erosionado a través de los años, y el terreno ha sufrido un fuerte rebaje al haber sido aprovechado como cantera y para la explanación previa a la construcción de naves industriales. Este hecho ha causado que sólo se conserve aproximadamente un 45% de la estructura arqueológica. La parte conservada es la que mira a la cornisa del Alcor en dirección Sureste.

En la parte interior de la figura geométrica se suceden 8 anillos concéntricos de diferentes anchuras. El anillo exterior tiene un diámetro de 136 metros perfectamente medible en la mitad conservada, mientras que el anillo más interno presenta un diámetro de sólo 53 metros. El eje mayor de la elipse, suponiendo que en su momento existiría de forma completa, sería de 312 metros (la mitad que se aprecia tiene una longitud de 156 metros), siendo su eje menor de 180 metros.

En las fotografías aéreas del vuelo americano de 1956 puede apreciarse que los afloramientos de la roca formaban en el pasado figuras geométricas completas.

Los anillos están constituidos por la roca del sustrato aflorante, mientras que cada uno de ellos está separado del resto por surcos labrados en la roca, que se encuentran rellenos de sedimento y colonizados por la vegetación.
Localización de la zona del yacimiento al Sur de Carmona.
La orientación de la elipse


La dirección del eje mayor de la elipse es de 132º hacia el Este, es decir, apunta hacia el Sureste, hacía el borde de la cornisa del Alcor. Esto es, si trazamos una recta desde el centro de los anillos que divida exactamente en dos mitades la parte apreciable de la elipse, tenemos la orientación indicada.

Llama la atención la inclinación del terreno sobre el que se asientan las estructuras, que puede ser determinante para su interpretación. Así, la superficie presenta una pendiente ascendente desde el centro de los anillos (zona más baja) hacia el anillo exterior y la elipse (zona alta).

Es un hecho constatado que la parte apreciable de la elipse se encuentra orientada hacia el orto solar en el solsticio de invierno, es decir, la salida del sol por el horizonte de la cornisa del Alcor en el solsticio de invierno. Así el orto solar en el solsticio de invierno aparece en el punto exacto al que apunta el sentido Sureste del eje mayor de la elipse.

En la latitud en la que se ubica el yacimiento (37º), y a medida que avanza el otoño, las salidas del sol tienden a desplazarse hacia el Sur hasta que el 21 de Diciembre llega el solsticio de invierno. En el solsticio de invierno la salida del sol alcanza su punto más cercano al Sur, a los 120º en el horizonte de La Vega visto desde la linde de la cornisa del Alcor. Estos 120º podrían parecer una inexactitud, ya que el eje mayor de la elipse tiene una orientación de 132º. Sin embargo, pensemos que si el día del solsticio de invierno nos ubicamos en el centro de los anillos a la espera de ver aparecer el sol en el horizonte, tenemos que tener en cuenta que éste se encuentra elevado debido a la pendiente ascendente desde el centro de los anillos hasta el borde de la cornisa. Entonces, si bien, el sol visto desde el borde de la cornisa del Alcor aparece en el horizonte a los 120º, para verlo aparecer desde el centro de los anillos el astro rey debe elevarse aún más, recorriendo durante ese tiempo unos grados hacia el Sur, los suficientes como para que el día del solsticio de invierno el sol aparezca exactamente en la misma dirección en la que apunta la elipse, es decir, 132º.

Como en Astronomía el punto por el que tiene lugar la salida del sol en el solsticio de invierno es exacta y matemáticamente opuesto al punto por el que tiene lugar el ocaso en el solsticio de verano, tenemos que el otro extremo del eje mayor de la elipse estaría orientado hacia el ocaso solar en el solsticio de verano.

Superior: Fotografía aérea del yacimiento en falso color, donde se observan los círculos concéntricos y la elipse. Inferior: Fotografía aérea en color real donde se han indicado las estructuras observables. El centro de la elipse se haya desplazado unos metros hacia el sur del centro de los círculos concéntricos. La línea recta que une el centro de la elipse con el punto más alejado del centro marca su eje mayor. 

 
Orto solar en el solsticio de invierno 2016 desde el centro de la elipse.

 
Esquema explicativo de ortos y ocasos en los solsticios: Tenemos una cruz de San Andrés en la que el orto del solsticio de verano es opuesto al ocaso del solsticio de invierno, y el orto del solsticio de invierno es opuesto al ocaso del solsticio de verano. Es decir, que estos pares están separados por 180º, la mitad de la circunferencia.




 Posible cronología

Un descubrimiento reciente realizado por el equipo del Dr. Martin Bartelheim en el entorno arqueológico de La Loma del Real Tesoro, describe unos círculos concéntricos muy similares, aunque de dimensiones mucho menores, en un emplazamiento también situado sobre un alcor de este municipio. Este yacimiento se localiza a unos trece kilómetros al norte del yacimiento que aquí se describe y, en este caso, la presencia de cerámica ha permitido datarlo entre el 2600 y el 2200 a.C., en pleno periodo Calcolítico (Edad del Cobre).

Este tipo de estructuras en forma de círculos concéntricos excavados en el terreno, únicamente había sido descrito hasta ahora en la mitad norte de Europa y la coexistencia en unos pocos kilómetros de dos de estas estructuras sugiere un origen y una funcionalidad similar.

Interpretación del yacimiento

En el entendimiento de que nos encontrábamos ante unas estructuras creadas por la mano del hombre y, por ende, ante un yacimiento arqueológico de importancia, siempre me llamó la atención la clara y enigmática elipse que de forma perfecta engloba a los anillos, a la misma distancia por sus lados, que se aprecia en su mitad y cuyo arco apunta hacia un punto determinado del horizonte formado por la cornisa de Los Alcores que se asoma a La Vega. Tras comentar el hallazgo con uno de los responsables del Instituto de Astrofísica de Canarias éste sugirió que los círculos y la elipse necesariamente debían guardar relación con la Astronomía. Sorprende que el número de círculos coincida con el número de planetas del sistema solar.

Constatada tras infinidad de visitas al yacimiento y de diferentes mediciones la orientación del eje de la elipse hacia el orto solar en el solsticio de invierno, ha de considerarse la relación del monumento con otros que mantienen una orientación preferencial relacionada con la Astronomía. Resulta que todos ellos están datados en  la Edad del Cobre y del Bronce Inicial, lo que reforzaría su relación con los círculos de la Loma del Real Tesoro.  

Ha sido una constante en la antigüedad la necesidad del hombre de marcar las estaciones del año y de conocer el momento adecuado para la siembra. Como también lo ha sido la atribución al astro rey de connotaciones religiosas y la celebración de rituales en torno al mismo; y es en este contexto en el que debemos entender el monumento.

La elipse está orientada hacia la salida del sol en el solsticio de invierno, el día solar más corto del año a partir del cual, el día solar y el tiempo de luz solar, se van agrandando. Todo un acontecimiento simbólico que se corresponde con el nacimiento de un nuevo ciclo en el que el día solar nace para crecer diariamente, aumentando así el tiempo que tenemos de luz.

Igualmente, el otro extremo del eje mayor de la elipse que no mira hacia la cornisa del Alcor, estaría orientado hacia el ocaso solar en el solsticio de verano, el día solar más largo del año a partir del cual cada día que pasa se van acortando las horas de luz. Otro acontecimiento simbólico que se corresponde con la muerte del día más largo, que a partir de entonces irá decreciendo junto con el tiempo de luz. De esta forma se estaría apuntando a dos momentos que marcarían el nacimiento de dos ciclos distintos en la duración del día solar: Un ciclo creciente y otro ciclo decreciente.

Podemos observar que el contorno de la elipse no es continuo, sino que está constituido por una serie de puntos en su perímetro. Este hecho podría significar la existencia de marcadores del paso del sol y con ellos del tiempo. Entre otros, en fotografías satélite, y siguiendo la línea de la elipse llaman poderosamente la atención cuatro puntos equidistantes en su zona central a modo de arandelas, difícil de detectar sobre el terreno.   

Lo que sí podemos afirmar categóricamente es que dichos puntos apreciables en fotografías satélite están exactamente equidistantes unos de otros, aproximadamente 20,6 metros. Y ante la asombrosa equidistancia, debemos medirla en una unidad aplicable en el pasado. Decir que, como es conocido en la antigüedad, la unidad de medida era el codo cuya longitud aproximada ronda los 52 cm, por lo que la distancia de un punto a otro equivaldría a 40 codos.

No puede escaparse que estaríamos ante un sistema astronómico y de medición del paso del tiempo, con sus ciclos en el año. En este sentido la elipse se asemeja a una eclíptica, definida como la línea curva por donde transcurre el sol alrededor de la tierra, en su movimiento aparente visto desde la tierra.


Puntos equidistantes en el perímetro de la elipse

A modo de conclusión
De acuerdo con todas estas observaciones, la llanura situada al Sur del Alcor de Carmona se ha destapado como un yacimiento arqueológico de primera magnitud. La presencia de anillos concéntricos perfectos, rodeados por una elipse cuyo eje mayor apunta exactamente al orto solar, junto con la demostración por parte de profesionales de la Geología de que estas estructuras tienen un origen antrópico, sugiere que este emplazamiento fue usado como observatorio astronómico por alguno de los pueblos que en la antigüedad poblaron el lugar. Por similitud con otros monumentos destinados a marcar el inicio de las estaciones se podría sugerir un origen Calcolítico o del Bronce Antiguo. El material arqueológico disperso por el yacimiento, así como la presencia de tumbas excavadas en la roca sugiere el empleo de este emplazamiento con diferentes fines a lo largo de los siglos.
La consulta de los inventarios de bienes patrimoniales a niveles local y autonómico demuestra que el yacimiento no se encuentra descrito ni catalogado, cuando cualquiera de los elementos que lo componen recomienda su estudio y catalogación. Sirva este artículo como reclamo para que investigadores y organismos cualificados pongan manos a la obra para que su conocimiento y estudio contribuyan a tomar las medidas más adecuadas para su protección.

El origen humano del Monumento (Texto de apoyo 1)                       
El Alcor de Carmona se encuentra elevado al estar constituido por una roca de arenas carbonatadas denominada calcarenita que es más resistente que las arcillas que constituyen La Vega. Esta formación de calcarenitas es de edad Mioceno Superior y se depositó en antiguas playas entre unos 5 y 10 millones de años, encontrándose también representada en otras localidades del entorno, como Alcalá de Guadaira, así como fuera de la provincia de Sevilla, en lugares como Niebla (Huelva) y los pueblos blancos de Cádiz (Vejer y Arcos de la Frontera o Setenil de las Bodegas). La formación calcarenítica realmente consta de numerosos estratos de arenas conchíferas de diferente resistencia, conociéndose localmente como “albero” la arena que resulta de su disgregación por medios artificiales. El estrato que culmina la formación, es el que presenta una resistencia mayor al contener un mayor porcentaje de cemento carbonatado.

Aunque suele considerarse que los estratos son horizontales, realmente en el Alcor se encuentran levemente alabeados y es precisamente la superficie superior de uno de estos estratos más consolidados sobre la que se han labrado los círculos y la elipse.

La presencia de círculos concéntricos en la superficie del terreno puede suceder de forma natural debido a diferentes fenómenos, por lo que en un principio, un origen geológico no era descartable. Diferentes profesionales de la Geología han visitado la zona y todos han coincidido en descartar estos posibles orígenes geológicos.

Por un lado, el carácter sedimentario de los materiales de la zona descarta totalmente la posibilidad de que se trate de círculos creados por la erosión de un estratovolcán. Por otro, al tratarse de materiales no plegados, tampoco podría tratarse de la erosión del núcleo de un pliegue en domo. Precisamente por tratarse de materiales calcáreos, una posibilidad que se presentaba para su origen natural era que se tratase del relleno de una dolina excavada kársticamente en la roca calcarenítica por procesos de disolución relacionados con un colapso de una cavidad en los estratos inferiores. En este caso, la presencia del talud que ha erosionado la parte oeste de la estructura muestra claramente la horizontalidad de los estratos inferiores, así pues, esta cubeta no existe ni tampoco la cavidad que la habría generado.

Descartadas todas las posibilidades de origen geológico, se procedió a testar transversalmente algunos de los surcos existentes entre anillos a fin de observar la profundidad de los mismos y la naturaleza de su relleno. Así se pudo observar que el límite entre los anillos y el surco es un escalón neto excavado en la roca con unos 30 centímetros de profundidad. Los surcos están rellenos de una arena arcillosa roja con cantos centimétricos de cuarcita muy bien redondeados. La superficie de la roca que aún continúa expuesta en el anillo, así como la superficie interior del surco que actualmente se encuentra relleno de sedimentos, presentan evidencias de erosión por disolución kárstica superficial. Esto indica que la superficie del surco permaneció expuesta el tiempo suficiente para ser afectada por estos procesos antes de ser rellena de sedimentos.

En definitiva, la observación geológica puede concluir que se trata con certeza de una estructura de factura humana.

El entorno del Monumento (Texto de apoyo 2)

En la planicie del Alcor sobre la que se asienta la parte conservada de los anillos, y en las inmediaciones de éstos, pueden observarse otras antiguas estructuras arqueológicas. Por otra parte, en toda la planicie aparecen infinidad de restos. Percutores, lascas, núcleos trabajados y otros útiles de piedra tallada; cerámica tosca hecha a mano o escorias de fundición son algunos ejemplos. 

     Útiles encontrados en el entorno                                
Sobre los propios anillos se observa un muro de unos 60 centímetros de espesor que emerge un palmo del suelo, construido con pequeñas piedras y que los corta tangencialmente a escasos metros de su centro. 

  Muro que corta a los anillos
Sorprende también el elevado número de tumbas de inhumación antropomorfas excavadas en la roca que pueden observarse en los alrededores del yacimiento, tanto en el lado Noreste inmediato a los anillos como hacía el Suroeste de los mismos. Todas las tumbas aparecen cercanas a la linde de la cornisa del Alcor y están orientadas en un eje Este-Oeste casi perfecto.


Tumba de adulto



Tumba de niño












Llama poderosamente la atención la loma situada inmediatamente al Oeste de los anillos, cuya altitud prácticamente coincide con el punto más alto de los Alcores, en la que aparecen visibles restos por doquier. Precisamente al pie de esta loma, en el borde de la cornisa, existe una impresionante media luna perfecta excavada en la roca. Esta media luna se abre a la inmensidad del espacio con La Vega al fondo y de ella parte una clara y visible escalinata tallada, aunque erosionada con el tiempo, que baja hasta La Vega, de tal forma que hace de puerto artificial comunicando las tierras altas del Alcor con las tierras bajas de La Vega.


Media Luna excavada en la roca
Los yacimientos arqueológicos más cercanos al que aquí se describe serían Santa Marina, al Oeste, y Brenes, al Este, ambos ubicados sobre La Cornisa del Alcor. Un tercer yacimiento cercano sería El Acebuchal, que queda un poco más al Oeste. Por último, el ya comentado de los círculos descubiertos en la Loma del Real Tesoro, unos 13 kilómetros al Norte de este yacimiento. En todos ellos se atestigua la presencia humana desde el Eneolítico.

Este lugar no se encuentra formalmente considerado como yacimiento arqueológico y por lo tanto no está bajo ninguna de las figuras de protección patrimonial consideradas por la ley. Se da además la circunstancia de que, ni el yacimiento ni ninguno de los elementos que lo componen, se mencionan siquiera en el Inventario de bienes patrimoniales de Andalucía ni en las fichas del Catálogo de yacimientos arqueológicos de Carmona.

Bibliografía consultada.
Fernando Amores Carredano (1982). Carta Arqueológica de Los Alcores.

George Bonsor (1899). Las Colonias Agrícolas Prerromanas del Valle del Guadalquivir.






sábado, 12 de mayo de 2018

III Encuentro de Asociaciones de Defensa del Patrimonio que se celebrara este año en Carmona.


Desde la Asociación Defensa del Patrimonio Luis Reyes "Calabazo" de Carmona, se organiza el III Encuentro de Asociaciones de Defensa del Patrimonio que se celebrara este año en Carmona, el Sábado 26 de mayo de 2018.



miércoles, 9 de mayo de 2018

Los Anillos de Los Alcores Descubrimiento Arqueológico


Orto solar en el solsticio de invierno desde el centro de la elipse

“Es difícil describir la maravillosa sensación que se experimenta cuando se tienen la certeza y convicción de que se está ante un importante descubrimiento arqueológico que ha permanecido olvidado durante milenios. Y es común el noble deseo de darlo a conocer y compartirlo. Lo que no podía imaginar Manuel Ruiz, el descubridor de las estructuras que aquí se exponen, es el largo camino que tendría que recorrer para que se reconociese su descubrimiento, ante las críticas y el rechazo que el mismo suscitó ante la administración y la comunidad académica, que consideró que se trataba de unas estructuras geológicas, que no de factura humana.

Es entonces cuando el descubridor se queda en la más absoluta soledad con su descubrimiento, y, cuando verdaderamente se reencuentra con él. Es entonces cuando, y pese a no pertenecer al mundo académico, decide estudiarlo e interpretarlo con la esperanza de que un día se reconozca. Se inicia así un apasionante viaje a la vida de nuestros ancestros en una época dorada de Los Alcores.

No es nuestra intención describir la odisea y las vicisitudes pasadas para que se reconociera el descubrimiento y para que se diera a conocer. Sólo comentaremos que, tras concluir un primer trabajo con un estudio e interpretación de las estructuras, el que fue presentado en la Delegación de Cultura de la Junta de Andalucia ante la incredulidad y apatía de sus funcionarios, llegó el rechazo académico amparado en el mismo motivo: el origen geológico de las estructuras. Huelga decir que ni siquiera nadie las visitó.

Por fin “nuestro azaroso viaje ha terminado; el barco capeó los temporales, el premio que buscamos se ha ganado”. Con toda la satisfacción de haber realizado un extraordinario viaje y haber cruzado un océano de tiempo”.

            Introducción del artículo “Los Anillos de Los Alcores. Descubrimiento Arqueológico. Estudio        e Interpretación” publicado en la revista nacional D&M Magazine y firmado por:

                                   Juan Antonio Morales Catedrático de Estratigrafía
                                   Manuel Ruiz Pineda Licenciado en Derecho y descubridor del yacimiento.


Efectivamente, tras haber descubierto el monumento en 2016, procedí a remitir una Nota junto con un amplio reportaje fotográfico a profesores de Arqueología y de Astrofísica. Y en Octubre de 2016, y tras recibir contestación del profesor Martín Bartelheim de la Universidad de Tübingen mostrando su interés por el yacimiento, decidí darlo a conocer con muy poco éxito.

Sólo destacar la noticia que apareció en el periódico local “La Voz de El Viso” y que tuvo más de 30.000 visitas, todo un record para un medio local(1). Dicha noticia fue copiada por la revista de la Asociación Andaluza Hespérides y otra más de Arqueología. Pensé que seria suficiente para que otros se interesaran y siguieran el camino; pensé que había terminado con Los Anillos. Me equivoqué. No hubo interés por parte de autoridades e instituciones, como tampoco ningún arqueólogo, ni siquiera local, se interesó. Y para colmo llegaron duras críticas a mi persona.

A pesar de todo, con el apoyo y la compañía de mi mujer, continué visitando y escudriñando el yacimiento. Las visitas y exploraciones se hicieron habituales todos los fines de semana, con frio, lluvia o calor, algo que compartíamos con nuestros hijos. La decisión de estudiar e interpretar el monumento con la esperanza de que un día se reconociera iba tomando forma al tiempo que sentía la llamada del mismo e infinidad de preguntas buscaban su respuesta.

Un primer trabajo fue presentado en la Delegación de Cultura de la Junta de Andalucia el 14 de Febrero de 2017. No sin incidencias, pues el “arqueólogo de despacho”, sin ver el trabajo y sin ni siquiera saber de que trataba (tampoco le interesaba), y quizás molesto porque le habían pasado la visita -ya nos advirtieron en otra Sección de la Delegación que no creían que los arqueólogos quisieran recibirnos-, se negaba a aceptar la más remota posibilidad de un descubrimiento arqueológico. ¿Cual? o ¿qué descubrimiento? No importaba. A punto estuve de irme del lugar sin más, hasta que escuche la voz de mi mujer decir: “Bueno, enséñale lo que traes”. Todo cambió.

Al día siguiente, me esperaban en el Departamento de Arqueología de la Universidad de Sevilla su Director y otros arqueólogos, incluido el visitado el día anterior. Todo fue sorpresa, estupefacción y alegría por el descubrimiento, y, aún cuando se quería consultar con geólogo para constatar sin sombra de duda el origen humano, se creía en la certeza del mismo.

Por segunda vez pensé que había terminado con Los Anillos, que el objetivo de su reconocimiento caería sin duda. También erré en mi pronóstico, pues tiempo después se consultó con un geógrafo -que no geólogo-, el que ante la sola exhibición de las fotografías rechazó el origen humano del monumento. El Director del Departamento me comunicó por correo la noticia expresando que el geógrafo consultado excluyó el origen humano de las estructuras y disculpando su error sobre las mismas con la frase: “La verdad es que aparentemente pueden engañar al más experto”. Nadie visitó el yacimiento.





Y no sé porque, pero cuanto más fracasos cosechaba mas sentía la llamada del monumento. Un segundo trabajo menos extenso que el primero se realizó en el que destacaba, además del monumento, su maravilloso e inmediato entorno en el que había otras estructuras arqueológicas: una impresionante Media Luna excavada en plena linde de la cornisa del Alcor a modo de puerto artificial de la que parte una todavía visible escalinata labrada en la roca que une las tierras altas de la
cornisa con las tierras bajas de La Vega, así como dos necrópolis con tumbas de inhumación excavadas en la roca, todo  en una zona en la que en el Catalogo de Yacimientos sólo constan unas viejas canteras. Se presentó el 11/Oct/2017 en el Ayuntamiento de Carmona y el 16/Oct/2017 en la Delegación de Cultura de la Junta, además de publicitarse en este Blog. A partir de ahí, visita a arqueólogo de Carmona, reuniones con el Consejal de Cultura.... y más y más incredulidad y apatía.

Sin embargo, después de requerimientos por escrito al Ayuntamiento de Carmona para que por el Servicio de Arqueología se me de una respuesta sin recibir contestación alguna, y después de meses desde que se presentara el trabajo, ante mi insistencia por boca de arqueólogo del Servicio de Arqueología de Carmona se me informa: “Lo estamos viendo”. Era todo cuanto quería saber. Por primera vez observo que no hay un atrevimiento a descartar el yacimiento arqueológico y que, aún cuando han pasado meses desde que lo conocieran, no hay una negación del mismo y se despachan con la citada frase de que todavía lo estaban viendo.

Decido dar un nuevo impulso. Era necesario un estudio interdisciplinar con participación de alguien de reconocido prestigio en el mundo de la Geología. Los Anillos, aún cuando otros expertos como el geólogo Vicente Maestre o el paleontólogo Idelfonso Bajo habían afirmado su origen humano (aprovecho para agradecer su ayuda desinteresada), no habían pasado un examen geológico ante la Administración que definitivamente reconociese su origen humano y, por ende, su reconocimiento como seguro yacimiento arqueológico. Era necesario alguien de peso en la disciplina de la Geología y, además, con conocimiento y participación en la Arqueología.

Por capricho del destino oigo hablar de un Catedrático de Estratigrafía de la Universidad de Huelva muy vinculado a proyectos arqueológicos que han requerido de su especialidad. El Catedrático resulta ser Vicepresidente de la Sociedad Geológica de España y su extenso curriculum impresiona. Se trata de Juan Antonio Morales González, a quién muestro aquí mi gratitud por su dedicación y esfuerzo desinteresado. Me pongo en contacto con él y consigo su implicación. Le mando el material que examina y estudia, visita junto con un arqueólogo el yacimiento sobre el que se realizan pruebas y....Conclusión: Los Anillos son de factura humana. Su alineación e implicaciones con la Astronomía puestas de manifiesto en anteriores trabajos hacen que nos encontremos ante un impresionante observatorio astronómico de la antigüedad. Los restos dispersos encontrados confirman su antigüedad: cerámica tosca hecha a mano, escorias de fundición, percutores y lascas... Una obra mastodóntica por su envergadura y con claros fines astronómicos. Y se decide enviar artículo a diversas publicaciones con la idea de llamar la atención de autoridades y académicos sobre el descubrimiento para su estudio y protección.

No quiero concluir sin agradecer a mi esposa el apoyo recibido. Puedo decir que mi tercer hijo ha visitado infinidad de veces el yacimiento: primero en el vientre de su madre y después a cuestas en una mochila con tan sólo días de edad; cuando su padre pretendía presentar su trabajo en la Delegación de Cultura de la Junta de Andalucia, allí entre despachos estaba el pequeño junto a su madre; como también estaba presente entre vitrinas colmadas de restos arqueológicos cuando su padre acudía a la llamada del Departamento de Arqueología de la Universidad de Sevilla, y, en tantas otras situaciones. Por ello tengo que decir que ha sido un extraordinario viaje con la mejor compañía.

                                                                                                                      A mi esposa Carina.  

                                                                                                                     Manuel Ruiz Pineda



martes, 8 de mayo de 2018

200 especies de aves. Biodiversidad y arte en la comarca de Los Alcores.

José Prenda, Catedrático de Zoología, Director del Máster en conservación de la Biodiversidad de la Universidad de Huelva, impartirá una conferencia titulada: "200 especies de aves (Biodiversidad y arte en la comarca de Los Alcores)".  
El acto tendrá lugar en la Villa del Conocimiento y las Artes, Sala de Exposiciones, Mairena del Alcor, el próximo viernes 11 de mayo a las 20:30 h., en el marco de una exposición fotográfica sobre el mismo asunto.

martes, 1 de mayo de 2018

Los molinos del Arroyo de La Madre

Molino de Arriba
Molino de Abajo

Con la foto del “Molino de Abajo”, uno de los tres ingenios hidráulicos que funcionaban con las aguas del “Arroyo de la Madre”, en el despoblado de Gandul, hoy bajo la jurisdicción de Alcalá de Guadaíra, mostramos la cruda realidad en la que hoy se encuentra un patrimonio molinero que en su día contribuyó a la elaboración de un riquísimo pan, como así lo atestigua la obra de grandes literatos: Miguel de Cervantes, Lope de Vega, Tirso de Molina, Matheo Briçuela o Pedro Calderón de la Barca.
Dentro de una actuación de urgencia, antes de que lo perdamos todo, tendríamos que: eliminar la vegetación que pueda estar afectando a las estructuras, el sellado de las grietas, la impermeabilización de los muros, la restitución del cauce original del arroyo en su cabecera y la limpieza del entorno e interior de los molinos.

Molino de En Medio
Desde 1979 tenemos gobiernos locales del mismo color, sin que estos hayan tenido la más mínima iniciativa conservadora, al menos, con respecto a los molinos citados o de cualquier otro elemento del conjunto patrimonial de Gandul, los mismos que tienen la propuesta de Parque Cultural de Los Alcores, aprobada por unanimidad en el pleno, después de una intensa lucha ciudadana, guardada en un cajón. Es hora de que tomemos nota.

Francisco Gavira Albarrán
1 de mayo de 2018

HEMEROTECA: Andaluces de Alcalá: Diagnóstico sobre el Molino Hundido y propuestas para su conservación.

1. Introducción. 


El ingenio hidráulico conocido como Molino Hundido o del Rincón fue, junto a otros molinos como: La Torrecilla, los tres de Gandul (La Madre), Tragahierro, Pared alta, Cañiveralejo o el Hornillo, propiedad del Marquesado de Gandul [1] desde la Edad Moderna hasta la actualidad. Este molino aparece nombrado en la relación de molinos de pan que hace Pedro León Serrano a principios del siglo XVIII [2]. A pesar de que algún autor lo considera arruinado desde muy antiguo, parece ser que este molino aún funcionaba a principios del siglo XIX [3], aunque se sabe con certeza que su actividad había cesado a mediados del mismo siglo, siendo posiblemente nombrado por primera vez, como “Hundido” [4]. En sus últimos años de actividad podría haber funcionado como batán. Es posible que este ingenio, junto al de la Torrecilla, no gozara de la rentabilidad suficiente para su arrendamiento por parte de los molineros, por lo que su falta de actividad conllevó a su abandono y progresivo deterioro hasta la actualidad. 



2. Diagnóstico. 
La situación actual del Molino Hundido es crítica, se encuentra en estado ruinoso, ha perdido una de las dos naves que lo formaban y su azud también está prácticamente desaparecido. Además, la nave que aún permanece erguida se encuentra colmatada de depósitos aluviales (limo-arcillosos) debido a las crecidas ordinarias del Guadaíra. Sus muros están cubiertos de grietas de distinto tamaño cuyo daño sobre la estructura, de por sí importante, se encuentra intensificado por la proliferación de ejemplares de eucaliptos, fresnos y tarajes. (Fotografía.1). 
Fotografía 1. Vegetación afectando la estructura del Molino Hundido. 

A pesar de todo lo apuntado, el mayor problema radica en la exposición de sus cimientos a la erosión hídrica, pues la acción del flujo hidráulico del Guadaíra los está dejando al descubierto a la par que está erosionando su superficie. (Fotografía. 2). 
Fotografía 2. Detalle de la exposición de la cimentación por erosión del lecho. 

El flujo hidráulico se ha visto condicionado por distintas actuaciones de dudosa efectividad efectuadas en este sector fluvial. En este sentido cabe citar la construcción de una presa en la década de 1980 [5] o el intento de creación de una escollera -para evitar la erosión lateral de la margen derecha- que han acentuado la afección que el flujo hidráulico está generando sobre la estructura del molino. 
Para llegar a tal explicación, es necesario conocer someramente qué tipo de régimen fluvial y qué comportamiento hidrológico caracterizan a nuestro río, cuyas temibles crecidas en Sevilla eran ya descritas por D. Leandro José de Flores [6]. Este comportamiento temperamental del río Guadaíra, capaz de incrementar su caudal durante las época de lluvias hasta el punto de provocar terribles inundaciones en Sevilla, muestra un marcado régimen irregular, característico de los ríos conocidos como de régimen “pluvial mediterráneo”. 
La irregularidad de su caudal se aprecia con meridiana claridad en la serie de datos recogidos por la desaparecida estación de aforos que se ubicaba en el Parque de Oromana [7]
Al analizar la serie en cuestión, que se corresponde con los datos obtenidos entre 1970 y 1995, se aprecian dos claras tendencias temporales en cuanto a las aportaciones mensuales, pues durante la década de 1970, los mayores caudales se recogían en los meses primaverales próximos al estío –fundamentalmente entre abril y mayo-, mientras que la tendencia varía durante la década de 1980 –prolongándose hasta 1995- cuando el registro de los mayores caudales se traslada a los meses otoñales e invernales, básicamente entre noviembre y enero, y ocasionalmente a febrero. Este somero análisis temporal confirma la irregularidad del comportamiento hidrológico anual de este río en una serie de 25 años. No obstante, aún puede extraerse otra lectura más, pues los caudales máximos anuales no siempre coinciden con los meses de mayor aporte, es decir, que aunque el caudal está directamente relacionado con la cantidad de precipitación acumulada, depende aún más si cabe de “cómo llueve”. Por consiguiente, cabe afirmar que las oscilaciones anuales se relacionan con una cuestión climática (marcada irregularidad de las precipitaciones del clima mediterráneo), aunque las crecidas y por consiguiente, su afección en forma de inundaciones, se relacionan con factores estocásticos puntuales como el tipo de precipitación, lo que incrementa, no solo la irregularidad de su comportamiento, sino como bien describía el Padre Flores en sus memorias, también su temperamento. 
La aproximación al tipo de régimen del Guadaíra –y su irregular comportamiento hidrológico- unido al tipo de sustrato por el que discurre, favorecen la erosión lineal durante la mayor parte del año hidrológico. De esta manera, el cauce del Guadaíra se encuentra especialmente incidido y alberga un lecho marcadamente encajado. Con el tiempo, esta capacidad ha generado una sección transversal con una gran diferencia entre la longitud del perímetro de mojado y la de la anchura del cauce. Esta morfología del cauce favorece la concentración de energía hidráulica (cinética) en el centro de la sección transversal durante las crecidas y, consecuentemente su capacidad de arrastre –fuerza motriz- en dicho punto, justo donde se ubicaba la desaparecida nave del Molino Hundido. Por consiguiente, no se entiende la finalidad con la que se ejecutó la citada presa en la década de 1980. 
El efecto que esta construcción ha tenido en la dinámica del flujo se ha concretado en la pérdida de actividad de uno de los cauces activos –concretamente del ubicado a la izquierda del Molino Hundido- focalizando toda su actividad “hidrogeomorfológica” en el cauce que discurre a la derecha del ingenio. Esta construcción, unida a la pérdida del azud, provocó además un cambio en el tipo de flujo hidráulico y de su acción sobre el cauce y, por consiguiente, sobre el propio molino. Tal es así, que hace ya unos años se perdió una de las naves que se encontraba adosada a la estructura que aún permanece erguida. 
La afección hidráulica del Guadaíra sobre esta zona se implementa además con la incisión desarrollada en periodos de bajo caudal y baja energía (mayor parte del año), pues al concentrar su radio hidráulico sobre el fondo del lecho (perfil longitudinal), la energía de su flujo solo alberga capacidad para desarrollar una erosión lineal. Este hecho provoca que los cimientos del molino se encuentren cada año más expuestos a otros agentes, tales como el desarrollo de algunas especies vegetales que están creciendo y desintegrando los muros y cimientos de este ingenio. Por tanto, este debilitamiento progresivo que expone la estructura a la energía que desarrolla el caudal durante los episodios de crecida ordinaria –mucho peor durante periodos de crecida extraordinaria- podría hacer que la última nave que se conserva del Molino Hundido desaparezca literalmente, perdiéndose así un elemento patrimonial de gran importancia para la cultura e identidad alcalareñas. 

3. Propuestas de intervención para favorecer su conservación. 
Como propuestas relacionadas con este diagnóstico, es conveniente incidir sobre la necesidad de eliminar la presa, restituir el azud, reforzar la cimentación del molino, sanear y limpiar los muros -eliminando la vegetación que está creciendo sobre la estructura-, limpiar en el interior del molino el aluvión depositado durante las crecidas y, quizás lo más importante de cara a su conservación, restituir un cauce que permita un mayor equilibrio hidráulico creando una barra fluvial “fitoestabilizada” –colonizada por vegetación riparia- y perpendicular al sentido del flujo, aguas arriba del molino, para crear una barrera natural que actúe de defensa durante las crecidas, disipando la concentración de energía hidráulica sobre la estructura restaurada del Molino Hundido. También sería conveniente dragar el cauce colmatado –situado a la izquierda del molino- para bifurcar el cauce en este sector, con el fin de que el caudal utilice todo el lecho fluvial disponible, y así mejorar la relación entre la anchura de la sección transversal y su perímetro de mojado, y condicionar la acción erosiva lineal propia de este río. 

Notas al pié. 
[1] “El Rincón y la Torrecilla del Marqués de Gandul pagaban 50 arrobas de harina al hospital de San Lázaro de Sevilla” [sic]. Leandro José de Flores. Memorias Históricas de la Villa de Alcalá de Guadaíra. Cuaderno 2º, capítulo doce, página 69. Sevilla, 1833. 
[2] Pedro León Serrano. Compendio de la Fundación y Antigüedad de la Villa de Alcalá de Guadaíra. Biblioteca de la Universidad de Sevilla. Sevilla, 1709. 
[3] “Se crian en este rio barbos, bogas y anguilas, y entran sábalos en las arriadas. Con sus aguas muelen los molinos del Rincón, la Aceña Trapera, Benaharosa, S. Juan, los dos del Algarrobo, el Arrabal, Realage, Pelay Correa, Cerrajas;”[sic]. Leandro José de Flores. Memorias Históricas de la Villa de Alcalá de Guadaíra. Cuaderno 2º, capítulo once, página 65. Sevilla, 1833. 
[4] “(...)los molinos harineros conocidos con los nombres de la Aceña, Trapera, Benaharosa , Si Juan, el Algarro bo y la Caja, el Arrabal, Realage, Pelai-correa y Cerrajas: los de la Torrecilla y del Rincón, se han arruinado. El arroyo Guadairilla nace en el térm. de Morón, y camina por vías algo tortuosas basta desaguar en el Guadaira por encima del molino hundido del Rincón,(...)”[sic]. Pascual de Madoz. Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar. Madrid 1846-1850. 
[5] “Si la intención era contener las crecidas para proteger al molino su efecto fue justo el contrario. Pero si la intención era contrarrestar la virulencia de las crecidas el error es aún mayor, pues en este tipo de secciones transversales estrechas y profundas propias de este río, la mejor opción para contener la energía es liberarla disminuyendo la concentración del radio hidráulico, es decir favoreciendo que la relación entre las longitudes de anchura y perímetro de mojado sea más favorable a la primera, es decir que la relación anchura/perímetro de mojado tienda a 1”. 
[6] “Este rio, único de alguna consideración en la banda izquierda del Guadalquivir, nace en las sierras de Morón, viene corriendo por entrar en las campiñas o términos de Carmona y Utrera, llega a Alcalá y la baña por el medio día (…). Esta tanto lo que se engruesa y crece en los inviernos que su corriente y entrada en los barrios de Sevilla la hace temible en sus arriadas”[sic]. Leandro José de Flores. Memorias Históricas de la Villa de Alcalá de Guadaíra. Cuaderno 2º, capítulo doce, página 69. Sevilla 1833. 
[7] Estación de Aforos nº 132. Datos de Confederación Hidrográfica del Guadalquivir. 1995.

http://andalucesdealcala.blogspot.com.es/2013/05/andaluces-de-alcala-diagnostico-sobre.html

Andaluces de Alcalá, a 13 de mayo de 2013.