Gandul, punto de encuentro para comenzar esta ruta /
Fotos: Antonio y Francisco Gavira
La
ruta propuesta tiene siete kilómetros y una duración de tres horas, contando
con las paradas. Es de dificultad baja.
Desde
Alcalá de Guadaíra nos dirigiremos al despoblado de Gandul. El coche podemos
dejarlo a la sombra de dos imponentes moreras; el lugar donde estuvo la
conocida como venta de El Puli, al pie de la antigua
carretera Sevilla-Málaga.
Iniciaremos
nuestro camino por la vía pecuaria vereda de Gandul, que en el
despoblado toma el nombre de calle Real. Detrás hemos dejado
el molino de Enmedio, el palacio, con el molino de Arriba;
el nacimiento del arroyo de La Madre y la casa del
guarda.
Pasaremos por la puerta del cortijo de Los Llanos de Gandul. Inmediatamente, a la derecha, pasaremos junto a los paredones del cementerio, la casa consistorial, que también tuvo las funciones de pósito, calabozo y escribanía; y a la izquierda, la iglesia, dedicada a San Juan Evangelista; y ya al final de la aldea, la posada.
Luego la vía pecuaria gira a la derecha, entre chumberas, dejando a su izquierda los restos de la estación de Gandul. Continuaremos hasta el cruce con la antigua vía del ferrocarril, que nosotros tomaremos en dirección a Mairena del Alcor. Al fondo, a nuestra izquierda, la cárcel de mujeres rodeada de un eucaliptal; y, cuando este finaliza, estaremos en el punto por donde accederemos al campamento de Las Canteras.
En
el campamento podemos encontrar numerosas aves: pitos reales,
abejarucos, oropéndolas, carracas, abubillas, pico picapinos, estorninos,
verderones, cucos, mochuelos comunes, lechuzas comunes…
En
lo que respecta a la fauna, merece especial mención, por los pocos
ejemplares existentes, el lagarto ocelado. También pueden encontrarse la
culebra bastarda, la culebra de escalera, la lagartija ibérica, la salamanquesa
común, el erizo común o la jineta.
También
podemos encontrar una gran variedad de plantas, entre las que destacan orquídeas como
la Orchis collina Banks & Sol. Ex Russell, Ophrys
Tenthredinifera Willd, Ophrys bombyliflora Link., Ophrys
Intea Cav., Ophrys bombyliflora Link., Ophrys speculum
Link., Ophrys bombyliflora var. Blanca…
Una
vez dentro del campamento continuaremos nuestra marcha, dejando los eucaliptos
a nuestra izquierda. Cuando lleguemos a un cruce de caminos, giraremos a la
izquierda. Al pasar unas pequeñas construcciones, que en su día fueron
gallineros, tomamos a la derecha internándonos unos metros en el eucaliptal
para visitar los restos de una villa romana, que conocemos como Villa
Emilia.
En
1982 tuvo lugar una intervención arqueológica dirigida por Víctor Hurtado y
Fernando Amores, auspiciada por la Universidad de Sevilla, donde se excavaron
dos villas romanas: Villa Emilia y Gandul II, además
del mausoleo circular, que se restauró.
En Villa
Emilia podemos apreciar diferentes dependencias, destacando sobre
todas ellas los baños. Hasta hace poco una imponente piedra de molino
permanecía a la vista de sus visitantes.
Desde
allí, regresaremos al cruce de caminos, que esta vez continuaremos de frente.
El camino se irá apartando del eucaliptal y de unos naranjos. Entre los
eucaliptos podemos ver una antigua cantera romana de donde se extraía material
para la construcción de edificios.
Seguiremos
caminando hasta dar con un pozo abrevadero, vestigio de un cerrado de reses
bravas que existió en el lugar. Desde ese punto, a la derecha, en dirección a
la vía del ferrocarril, se encuentran los restos de otra villa romana, a la que
Víctor Hurtado y Fernando Amores bautizaron con el nombre de Gandul II.
También aquí se aprecia la zona de los baños, donde se constata el empleo de
revestimiento con mortero hidráulico.
Regresaremos
al camino para continuar la ruta. En una atarjea, torceremos a la izquierda, en
dirección a la villa romana que hemos denominado de Martín Navarro,
por su cercanía a la hacienda del mismo nombre, donde una vez pudimos apreciar
restos de muros y un suelo de pequeños ladrillos dispuestos en forma de espigas
de trigo.
Suelo de la villa Martín Navarro
Sobre
nuestros pasos, partimos del lugar con una desagradable sensación de impotencia
ante los expoliadores de nuestro patrimonio.
Por el camino, las chumberas, palmas, pitas y esparragueras nos acompañarán a tramos, hasta divisar una construcción circular en lo alto de una loma, se trata de un mausoleo romano. Este monumento es del siglo I d.C. Podemos ver que la única parte conservada es la primera hilera de sillares, el resto es producto de una restauración. En su interior todavía se conservan unos nichos funerarios, columbarios, pertenecientes a enterramientos de incineración.
Ya que estamos cerca de la zona dolménica merece la pena andar unos metros para ver el denominado Tolos de Las Canteras y el dolmen de Los Vaqueros.
Desde el mausoleo circular bajaremos a la zona de chumberas para intentar descubrir una cuarta villa romana a escasos cincuenta metros de la vía del ferrocarril. Son muros casi imperceptibles que se prolongarían hasta la zona con más potencia de sedimentos.
Regresaremos por la antigua vía del tren comentando lo que hemos visto: la importancia que tiene la formación de Los Alcores desde diferentes puntos de vista (geológico, paleontológico, paisajístico, medioambiental, arqueológico…) y el abandono que sufre por parte de las diferentes administraciones, y la necesidad de rescatar y dignificar los bienes patrimoniales por parte de los ayuntamientos y la administración autonómica, con la finalidad de que sea utilizado por la sociedad.
Antigua vía del ferrocarril
La
parte de la ruta que corresponde al campamento de Las Canteras no
la podemos hacer en la actualidad, debido al vallado perimetral que, de facto,
ha privatizado los terrenos en beneficio de la multinacional estadounidense
General Dynamics.
Mapa de la ruta