domingo, 7 de febrero de 2021

Ruta a la hacienda de La Palma, por Marchamorón y Gallegos

 

Vista de la hacienda de La Palma / Textos y fotos de la ruta: Antonio y Francisco Gavira

La ruta que te proponemos tiene nueve kilómetros, se puede realizar en unas tres horas, incluidas las paradas, y es muy asequible para hacerla en familia o con los amigos. Dada su localización, son muy pocas las personas que se adentran en este rincón de nuestro término municipal, que, sin duda, merece la pena ser visitado. La época aconsejable para realizarla va de octubre a mayo. No obstante, es el inicio de la primavera el que nos permitirá disfrutar de la floración de la mayoría de las especies botánicas, sin que el sol nos castigue demasiado.

Desde Alcalá tomaremos la A-360, dirección Morón de La Frontera. En el cruce con la A-8100, cogeremos dirección Utrera. A un kilómetro doscientos metros pasa la vía pecuaria cordel de Gallegos. Podríamos comenzar la ruta en este mismo punto. Tendríamos que añadir 3,4 km., entre la ida y la vuelta, por un tramo del cordel que ha perdido casi toda la vegetación y anchura a manos del arado. Proponemos continuar por la vía pecuaria durante 1,7 km., hasta empezar a subir una suave loma, donde estacionaremos el coche.

A nuestra derecha veremos unos frutales pertenecientes al cortijo de Marchamorón [i], y a nuestra izquierda un padrón desde donde parte un camino perpendicular al cordel, que tomaremos para ir bordeando una de las pocas dehesas que aún nos quedan en nuestro término municipal. 

Después de 1,3 km., llegaremos al cordel de Marchamorón, que lo cogeremos a la derecha. En este primer tramo la dehesa siempre permanecerá a nuestra derecha, y la tierra calma, tierras que se dedican a cereal, a nuestra izquierda. Desde el sendero, entre encinas y alcornoques, se distingue un pozo abrevadero, testigo de la función ganadera que tuvo la zona en un tiempo pasado.

Dehesa de Marchamorón.

El cordel de Marchamorón, según un panel explicativo que veremos, tiene una longitud de 2,8 km., y una anchura de 37,61 m., que no se respeta en ningún punto de su recorrido. Parte del descansadero del Baldío, en la Cañada Real de Carmona, y termina en el cordel de Gallegos. Este último tramo, de 1,1 km., es el mejor conservado y delimita los términos entre Utrera y Alcalá. La vegetación más habitual está compuesta de palmitos, retamas, arrayanes, chumberas, olmos, ailantos, encinas, alcornoques, esparragueras, sobre todo burlagueras, entre otras especies de plantas.

Cordel de Marchamorón con la dehesa a la derecha.
Arrayanes en el cordel de Marchamorón.

Cartel explicativo del cordel de Marchamorón.

A nuestra izquierda, distinguiremos, algo distante, el cortijo de Consolación, aparentemente bien cuidado. El caserío se encuentra muy próximo a la línea que delimita los dos términos municipales.  Dos postes se han levantado al inicio del camino que da entrada a la finca, donde podemos leer “Cuca Noche” y “prohibido el paso”. Si no hacemos caso a la prohibición y nos adentrásemos, pasaríamos junto a la entrada del cortijo y, a 1,3 km. de la vía pecuaria, daríamos con los restos de lo que fue la hacienda de Cuca Noche, según el mapa topográfico y parcelario de 1944-1948, donde se señala también un pozo abrevadero [ii].

Cortijo de Consolación desde el cordel de Marchamorón.

Nosotros continuaremos por la vía pecuaria hasta conectar, nuevamente, con el cordel de Gallegos, que lo tomaremos a la izquierda [iii]. Al inicio de este nuevo tramo se encuentra, a nuestra derecha, un antiguo pozo. En los años cincuenta del pasado siglo, allí también existían unas chozas. Seguiremos de frente, flanqueados por abundantes palmitos, coscojas, lentiscos, retamas, olivillas, zarzaparrillas, torviscos, beleño macho, esparragueras y un largo etcétera de herbáceas.

Pastoreo en el cordel de Gallegos.
Pozo en el cordel de Gallegos.
Palmas y retamas en el cordel de Gallegos.

Pronto cruzaremos el arroyo de Rosalejos, que desemboca en el Guadairilla. Su cauce, seco, salvo en época de lluvias, cuenta con interesantes núcleos arbóreos y arbustivos que sirven de oteadero y refugio para aves rapaces como el águila perdicera o el milano negro [iv].

A continuación, la finca de Rosalejos, cuyo cortijo no podemos divisar desde el cordel. Aunque no se trataría de la antigua construcción [v], destaca por estar vallada por un enorme seto de un arbusto espinoso llamado Withania frutescens, que se propaga por la vía pecuaria. La vegetación continúa siendo abundante en este tramo, con beleños, rosales, zarzas, coscojas, jaras, lentiscos y, sobre todo, palmas y retamas.

Arbusto espinoso de frutos rojos llamado “Withania frutescens”.

Más adelante cruza el cordel de Mairena, cuyo trazado, en este punto, ha sufrido un importante desvío de facto. A nuestra izquierda, delimita una tierra calma, conocida como haza de Las Encinas y la finca de Rosalejos. Su continuación, a nuestra derecha, comienza seiscientos metros más adelante. Si continuásemos por él, nos llevaría a las proximidades del cortijo de Valdivieso, que también presenta instalaciones justo en el límite de los términos municipales.

En los últimos cien años, el hábitat de la zona se ha visto modificado de forma notable, repercutiendo en la avifauna, especialmente en las rapaces y las aves esteparias, como las grullas. Los palmares y pastizales arbolados suponían en 1918, exclusivamente en esta zona media de Gallegos, más de 500 hectáreas, en 1957 pasaron a unas 200, y hoy han desaparecido casi en su totalidad [vi].

Nosotros continuaremos por el cordel de Gallegos otros setecientos metros, hasta llegar a la hacienda de La Palma. En algunos mapas topográficos se la nombra como cortijo, pero se trata sin duda de una verdadera hacienda de olivar. La descripción que nos facilita Haciendas, cortijos y lagares de la Provincia de Sevilla es la siguiente: “Destaca la torre de contrapeso, rematada con un mirador, del que se conserva poco más que la escalera de acceso y una espadaña. Sabemos que la hacienda La Palma fue adquirida en 1738 por Juan Bautista López de Guzmán, un comerciante gaditano que seguramente la adquirió con lo que había ganado en el comercio americano. Precisamente ese año el maestro albañil Francisco Portillo intervino en su caserío, realizando la capilla. Todo ello pone en evidencia la antigüedad de este caserío” [vii].

En las inmediaciones de la hacienda podemos constatar la abundancia de material cerámico de diversa técnica, época y funcionalidad.

Hacienda de La Palma.
Restos arqueológicos apilados en el cordel de Gallegos, frente a las tierras de Marchamorón.

Después de la visita a la hacienda regresaremos sobre nuestros pasos, sin dejar el cordel de Gallegos, hasta nuestro coche. Dejamos atrás unos alcores menores, estos muy próximos al arroyo de Guadairilla. Con una altitud máxima de 60 metros, sustentados sobre calcarenitas, arenas, margas y calizas, con valores singulares de flora y fauna, y potencialmente muy rico en yacimientos arqueológicos por descubrir [viii].

Mapa de la ruta.

[i] Haciendas, cortijos y lagares de la provincia de Sevilla nos dice que “el núcleo del caserío se articula en torno a un amplio patio cuadrado. Su sencilla e irregular fachada está centrada por un simple vano, sobre el que aparece el nombre de San Francisco Javier, y rematada por un palomar. Además, aparece un azulejo con una cruz de San Juan, que el actual propietario asocia a que el cortijo fue al parecer propiedad de los frailes mínimos. En la mitad izquierda de esta fachada, de doble y desigual altura, y de la que sobresale una espadaña, se encuentra la vivienda del propietario y del casero. Por su parte, la mitad derecha es de una sola altura y está ocupada por una interesante cuadra articulada por una hilera de pilares en los que voltean arcos de medio punto”.

[ii] En esta zona se localiza el yacimiento arqueológico conocido como Cuca Noche.

[iii] En Vías pecuarias de Alcalá de Guadaíra, “Ruta de Gallegos”, 2008,  Antonio Gavira Albarrán nos dice que “sale de la cañada de Matalajeme antes de llegar a la hacienda de La Pintá, camina entre Los Bujadillos y La Pintada con dirección a la línea límite de este término con el de Utrera, al llegar al cual lo sigue en un Kilómetro aproximadamente, desprendiéndose de ella para dirigirse en línea recta a cruzar la carretera de Madrid-Cádiz por la casilla de Peones Camineros llamada de Mendieta. Atraviesa el camino de Alcalá de Guadaíra a Utrera, pasa entre el cortijo de Sanabria y otro cortijo (El Gallego), deja a la izquierda un rancho (La Armada) y a la derecha el cortijo de La Palma, cruza también el cordel de Mairena del Alcor a Utrera, que aparece muy intrusado, pasa por tierras del cortijo de Marchamorón, cruza también el cordel de Carmona a Utrera y ya por la línea divisoria de este término de Alcalá y el de Utrera, sigue hasta su terminación en la Cañada Real de Piedra Hincada, después de atravesar el ferrocarril de Utrera a Morón y a Osuna. La anchura de esta vía es variable a lo largo de su recorrido, pero nunca inferior a 45 varas (37.61 metros). En lo sucesivo se le considerará necesaria con una anchura uniforme de 45 varas. Su recorrido total es de unos 22 kilómetros.”

[iv] En el Mapa topográfico de 1944-48, una vez pasado el arroyo, se encontraba un par de pozos, una choza y unas ruinas.

[v] Ibid. Aparecen dos pozos con abrevadero, cortijo y ruinas.

[vi] A finales de los años treinta y principios de los cuarenta del siglo pasado, mi abuelo, junto a mi padre y una burra, acudían a la zona para recolectar cogollos de palma que vendían en la tienda que tenía mi abuela en la esquina de la calle Padre Flores con la calle Nueva.

[vii] Cortijos, haciendas y lagares. Arquitectura de las grandes explotaciones agrarias de Andalucía. Provincia de Sevilla, 2, pág.907.

[viii] Por poner dos ejemplos, los yacimientos de Cuca Noche y La Palma no se encuentran recogidos en el PGOU de Alcalá. Por otra parte, Alwadi-ira denunció los restos arqueológicos apilados en el cordel de Gallegos.