"Por desgracia, y no por casualidad,
el parque de La Muela ha vuelto a arder.
Es ya como un ritual ancestral al que los que y las que amamos al malogrado
‘pulmón verde’ de El Viso, incluso aquellos/as que nada sienten
por el lugar, o que incluso lo desprecian, nos hemos
acostumbrado. Llega el verano, año tras año, y con la canícula, prende el
fuego. La anomalía devenida norma. La atrocidad convertida en rutina. La
esperanza tiznada y reducida a incendiarias borrajas. ¿Pero
cómo es posible que esto ocurra cada verano, desde hace ya lustros? ¿Es que nuestros pastos son
especialmente inflamables, nuestros julio y agosto maravillosamente cálidos, y
La Muela, un lugar predilecto para las catástrofes medioambientales?"
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