Orto solar en el solsticio de invierno desde
el centro de la elipse
“Es difícil describir la maravillosa
sensación que se experimenta cuando se tienen la certeza y convicción de que se
está ante un importante descubrimiento arqueológico que ha permanecido olvidado
durante milenios. Y es común el noble deseo de darlo a conocer y compartirlo.
Lo que no podía imaginar Manuel Ruiz, el descubridor de las estructuras que
aquí se exponen, es el largo camino que tendría que recorrer para que se
reconociese su descubrimiento, ante las críticas y el rechazo que el mismo
suscitó ante la administración y la comunidad académica, que consideró que se
trataba de unas estructuras geológicas, que no de factura humana.
Es entonces cuando el descubridor se queda
en la más absoluta soledad con su descubrimiento, y, cuando verdaderamente se
reencuentra con él. Es entonces cuando, y pese a no pertenecer al mundo
académico, decide estudiarlo e interpretarlo con la esperanza de que un día se
reconozca. Se inicia así un apasionante viaje a la vida de nuestros ancestros
en una época dorada de Los Alcores.
No es nuestra intención describir la odisea
y las vicisitudes pasadas para que se reconociera el descubrimiento y para que
se diera a conocer. Sólo comentaremos que, tras concluir un primer trabajo con
un estudio e interpretación de las estructuras, el que fue presentado en la
Delegación de Cultura de la Junta de Andalucia ante la incredulidad y apatía de
sus funcionarios, llegó el rechazo académico amparado en el mismo motivo: el
origen geológico de las estructuras. Huelga decir que ni siquiera nadie las
visitó.
Por fin “nuestro azaroso viaje ha terminado;
el barco capeó los temporales, el premio que buscamos se ha ganado”. Con toda
la satisfacción de haber realizado un extraordinario viaje y haber cruzado un
océano de tiempo”.
Introducción
del artículo “Los Anillos de Los Alcores. Descubrimiento Arqueológico. Estudio e Interpretación” publicado en la revista
nacional D&M Magazine y firmado por:
Juan
Antonio Morales Catedrático de Estratigrafía
Manuel
Ruiz Pineda Licenciado en Derecho y descubridor del yacimiento.
Efectivamente, tras haber
descubierto el monumento en 2016, procedí a remitir una Nota junto con un amplio
reportaje fotográfico a profesores de Arqueología y de Astrofísica. Y en
Octubre de 2016, y tras recibir contestación del profesor Martín Bartelheim de
la Universidad de Tübingen mostrando su interés por el yacimiento, decidí darlo
a conocer con muy poco éxito.
Sólo destacar la noticia que
apareció en el periódico local “La Voz de El Viso” y que tuvo más de 30.000
visitas, todo un record para un medio local(1).
Dicha noticia fue copiada por la revista de la Asociación Andaluza Hespérides y
otra más de Arqueología. Pensé que seria suficiente para que otros se
interesaran y siguieran el camino; pensé que había terminado con Los Anillos.
Me equivoqué. No hubo interés por parte de autoridades e instituciones, como
tampoco ningún arqueólogo, ni siquiera local, se interesó. Y para colmo
llegaron duras críticas a mi persona.
A pesar de todo, con el apoyo y
la compañía de mi mujer, continué visitando y escudriñando el yacimiento. Las
visitas y exploraciones se hicieron habituales todos los fines de semana, con
frio, lluvia o calor, algo que compartíamos con nuestros hijos. La decisión de
estudiar e interpretar el monumento con la esperanza de que un día se
reconociera iba tomando forma al tiempo que sentía la llamada del mismo e
infinidad de preguntas buscaban su respuesta.
Un primer trabajo fue presentado
en la Delegación de Cultura de la Junta de Andalucia el 14 de Febrero de 2017.
No sin incidencias, pues el “arqueólogo de despacho”, sin ver el trabajo y sin
ni siquiera saber de que trataba (tampoco le interesaba), y quizás molesto
porque le habían pasado la visita -ya nos advirtieron en otra Sección de la
Delegación que no creían que los arqueólogos quisieran recibirnos-, se negaba a
aceptar la más remota posibilidad de un descubrimiento arqueológico. ¿Cual? o
¿qué descubrimiento? No importaba. A punto estuve de irme del lugar sin más,
hasta que escuche la voz de mi mujer decir: “Bueno, enséñale lo que traes”.
Todo cambió.
Al día siguiente, me esperaban en
el Departamento de Arqueología de la Universidad de Sevilla su Director y otros
arqueólogos, incluido el visitado el día anterior. Todo fue sorpresa,
estupefacción y alegría por el descubrimiento, y, aún cuando se quería
consultar con geólogo para constatar sin sombra de duda el origen humano, se
creía en la certeza del mismo.
Por segunda vez pensé que había
terminado con Los Anillos, que el objetivo de su reconocimiento caería sin
duda. También erré en mi pronóstico, pues tiempo después se consultó con un
geógrafo -que no geólogo-, el que ante la sola exhibición de las fotografías
rechazó el origen humano del monumento. El Director del Departamento me
comunicó por correo la noticia expresando que el geógrafo consultado excluyó el
origen humano de las estructuras y disculpando su error sobre las mismas con la
frase: “La verdad es que aparentemente pueden engañar al más experto”. Nadie
visitó el yacimiento.
(1) Link del Articulo
publicado el día 23/10/2016 en La Voz de El Viso. http://lavozdelviso.com/2016/10/23/descubren-entre-carmona-y-el-viso-un-segundo-recinto-circular-de-la-edad-del-cobre/
Y no sé porque, pero cuanto más
fracasos cosechaba mas sentía la llamada del monumento. Un segundo trabajo
menos extenso que el primero se realizó en el que destacaba, además del
monumento, su maravilloso e inmediato entorno en el que había otras estructuras
arqueológicas: una impresionante Media Luna excavada en plena linde de la cornisa
del Alcor a modo de puerto artificial de la que parte una todavía visible
escalinata labrada en la roca que une las tierras altas de la
cornisa con las tierras bajas de
La Vega, así como dos necrópolis con tumbas de inhumación excavadas en la roca,
todo en una zona en la que en el
Catalogo de Yacimientos sólo constan unas viejas canteras. Se presentó el
11/Oct/2017 en el Ayuntamiento de Carmona y el 16/Oct/2017 en la Delegación de
Cultura de la Junta, además de publicitarse en este Blog. A partir de ahí,
visita a arqueólogo de Carmona, reuniones con el Consejal de Cultura.... y más
y más incredulidad y apatía.
Sin embargo, después de
requerimientos por escrito al Ayuntamiento de Carmona para que por el Servicio
de Arqueología se me de una respuesta sin recibir contestación alguna, y
después de meses desde que se presentara el trabajo, ante mi insistencia por
boca de arqueólogo del Servicio de Arqueología de Carmona se me informa: “Lo
estamos viendo”. Era todo cuanto quería saber. Por primera vez observo que no
hay un atrevimiento a descartar el yacimiento arqueológico y que, aún cuando
han pasado meses desde que lo conocieran, no hay una negación del mismo y se
despachan con la citada frase de que todavía lo estaban viendo.
Decido dar un nuevo impulso. Era
necesario un estudio interdisciplinar con participación de alguien de
reconocido prestigio en el mundo de la Geología. Los Anillos, aún cuando otros
expertos como el geólogo Vicente Maestre o el paleontólogo Idelfonso Bajo
habían afirmado su origen humano (aprovecho para agradecer su ayuda
desinteresada), no habían pasado un examen geológico ante la Administración que
definitivamente reconociese su origen humano y, por ende, su reconocimiento
como seguro yacimiento arqueológico. Era necesario alguien de peso en la
disciplina de la Geología y, además, con conocimiento y participación en la
Arqueología.
Por capricho del destino oigo
hablar de un Catedrático de Estratigrafía de la Universidad de Huelva muy
vinculado a proyectos arqueológicos que han requerido de su especialidad. El
Catedrático resulta ser Vicepresidente de la Sociedad Geológica de España y su
extenso curriculum impresiona. Se trata de Juan Antonio Morales González, a
quién muestro aquí mi gratitud por su dedicación y esfuerzo desinteresado. Me
pongo en contacto con él y consigo su implicación. Le mando el material que
examina y estudia, visita junto con un arqueólogo el yacimiento sobre el que se
realizan pruebas y....Conclusión: Los Anillos son de factura humana. Su
alineación e implicaciones con la Astronomía puestas de manifiesto en
anteriores trabajos hacen que nos encontremos ante un impresionante
observatorio astronómico de la antigüedad. Los restos dispersos encontrados
confirman su antigüedad: cerámica tosca hecha a mano, escorias de fundición,
percutores y lascas... Una obra mastodóntica por su envergadura y con claros
fines astronómicos. Y se decide enviar artículo a diversas publicaciones con la
idea de llamar la atención de autoridades y académicos sobre el descubrimiento
para su estudio y protección.
No quiero concluir sin agradecer
a mi esposa el apoyo recibido. Puedo decir que mi tercer hijo ha visitado
infinidad de veces el yacimiento: primero en el vientre de su madre y después a
cuestas en una mochila con tan sólo días de edad; cuando su padre pretendía
presentar su trabajo en la Delegación de Cultura de la Junta de Andalucia, allí
entre despachos estaba el pequeño junto a su madre; como también estaba
presente entre vitrinas colmadas de restos arqueológicos cuando su padre acudía
a la llamada del Departamento de Arqueología de la Universidad de Sevilla, y,
en tantas otras situaciones. Por ello tengo que decir que ha sido un
extraordinario viaje con la mejor compañía.
A mi esposa Carina.
Manuel Ruiz Pineda
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