Es
curioso que las distintas leyendas de El Bigotes parecen tener siempre su
origen en un hecho real, alguno de los cuales, como en Zafra y Granada, se alejan
en el tiempo hasta el siglo XV. En el pueblo de Zafra sería un tal conde de
Zafra o gobernador llamado Don Mendo Méndez Peláez, apodado Bigotes, el que, en
una época de gran sequía negó el agua a una gitana, rompiendo el cántaro que
esta llevaba y azotándola tantas veces como trozos quedó reducido el cántaro.
La gitana lo maldijo con una pronta muerte y una gran inundación; en Granada sería
un caballero, Cesar de Zafra, cuyo hijo se enamoró de una joven gitana a la que
cortaría el suministro de agua sufriendo, igualmente, la maldición, por lo que
a su muerte las lluvias fueron fortísimas, sufriendo el río Darro una enorme
crecida llevándose el ataúd del caballero; en Cádiz el dicho se remonta a
principios del siglo XX con la muerte de su alcalde Fermín Salvoechea, conocido
como El Bigotes, día que coincidió con importantes lluvias o a la muerte de un
zapatero apellidado o apodado Bigotes y en Cuba a fines del siglo XIX, con la
muerte del joyero Fermín Botino, apodado Bigotes, en 1890.
Panorámica de la Dehesa Nueva |
La
leyenda de El Bigotes en Alcalá de Guadaíra también se remonta a finales del
siglo XIX, que es el siglo en el que se populariza el mencionado dicho, siendo
actualmente posible reconocer los lugares principales donde discurrieron los
hechos. Pero pongámonos en situación, describamos el lugar y los personajes y
narremos la historia que ha llegado a nuestros días.
Nos
encontramos por tanto a finales del siglo XIX, un tiempo en el que el mundo
rural era peligroso, donde abundaban todo tipo de malhechores, cazadores
furtivos, contrabandistas, cuatreros, asaltadores de caminos… y donde las
ventas jugaban un papel esencial en la vida cotidiana del campesinado convirtiéndose
en el lugar perfecto para que circularan historias y leyendas de boca en boca.
Por eso no es de extrañar que uno de los lugares centrales de la leyenda
alcalareña se sitúe en la venta de Los Jiménez, siendo la Dehesa Nueva el otro
gran eje de la historia. Los personajes principales serían El Bigotes, cazador
furtivo, y el guarda de la Dehesa Nueva, objeto de las burlas del cazador.
La leyenda de El Bigotes, tal
como la contó Francisco Gavira Márquez (Joselito Gavira), nacido en 1932, que
asegura haberla oído de su padre José Gavira Márquez, nacido en 1887.
Ruinas de la venta de Los Jiménez |
El
guarda, después de escuchar estas historietas, diariamente, junto a su
ayudante, buscaba las posibles entradas, arreglaba las roturas en el vallado de
espinos y, todas las noches, se apostaba en el lugar que creía sería el mejor
para que El Bigotes entrase a cazar, pero éste siempre tenía una alternativa.
Un día, mientras El Bigotes se encontraba en la venta con un numeroso grupo de
parroquianos vitoreando sus fechorías, el guarda se levantó y juró delante de
todos ellos que no pararía hasta pillarlo cazando y en ese momento le pegaría
un tiro. Pasaban los días y El Bigotes siempre conseguía entrar en la finca y
salir con el botín. Pero el guarda no cejó en su empeño y un buen día, en el
interior de un enorme lentisco, de los muchos que cubrían la cerca de la finca,
descubrió un pequeño portillo, casi imperceptible, allí acudió durante muchas
noches esperando que apareciera el malandrín. Una tarde-noche, quizás de un día
de finales de verano, que barruntaba tormenta, apareció El Bigotes cargado con
un saco donde llevaría los lazos, los hurones y los cepos con los que cometería
sus tropelías. El guarda lo dejó pasar y lo estuvo siguiendo incansable, a
pesar de la ligera llovizna que empezó a caer, y que fue en aumento a lo largo
de toda la noche.
Cuando El
Bigotes dio por finalizada la cacería, comenzó el camino de vuelta hacia su
escondida salida. Ya se encontraba cerca del lentisco cuando se topó con el
guarda de la Dehesa Nueva el cual, tras recordarle el juramento que le había
hecho en la venta, le dio un tiro en el pecho. El guarda, junto a su
ayudante, trasladó el cadáver fuera de la finca, depositándolo al pie de un
olivo cercano a la venta de Los Jiménez.
Cuz de Otivar |
Tras la
venida desde Alcalá de la Guardia Civil y el médico, que certificó la
defunción, se preparó la caballería que transportaría al difunto hacia su
última morada. Se dice que mientras la escasa comitiva transportaba los restos
del muerto hacia Alcalá de Guadaíra, la lluvia, que no había dejado de caer con
fuerza durante toda la mañana, provocó que el paso del arroyo de la Cañotiva,
allí donde durante siglos estuviera la Cruz de Otívar, se hiciera prácticamente
imposible, negándose las bestias a pasar en varias ocasiones, hasta tal punto
que, en un último intento, los restos de El Bigotes cayeron al arroyo y allá
fueron, desapareciendo entre sus aguas. Igualmente se comenta que en el olivo
en el que fue hallado muerto El Bigotes alguien grabó una cruz en su recuerdo y
que dicha cruz permaneció hasta los años ochenta del siglo veinte, momento en
el que el antiguo olivar fue arrancado y replantado con nuevos garrotes.
Leyenda e historia real. Las
noticias en la prensa decimonónica.
Como
hemos comentado, esta leyenda parece fundarse en un hecho real acaecido en
septiembre de 1894.
La
noticia aparecerá los días 16, 17 y 18 de septiembre de 1894 en “El Liberal”,
“La época” y “La Correspondencia de España”. En estos medios se recoge la
noticia de la muerte de un vecino del pueblo de un tiro en el pecho y puñaladas,
así “El Liberal”, de 16 de septiembre de 1894 comenta:
Al día siguiente, el mismo periódico comunica que la Guardia Civil ha hecho preso al guarda de la Dehesa Nueva como autor del asesinato, publicándolo en los siguientes términos:
El diario “La Época”, de 17 de septiembre de 1894, mucho más escueto dice:
“La Correspondencia de España” de 16 septiembre de 1894, igualmente
escueto publicó:
Los días 17 y 18 amplían la noticia con la detención del autor del crimen:
Y, por último, el “Diario de Córdoba”, de 20 de septiembre de 1894, daría algún dato más:
ANEXOS:
- Camino de Pero
Mingo: partía desde el camino de Pero Mingo, entre olivares, dejando la
venta de Los Jiménez a la izquierda y olivares de La Soledad a la derecha que
conectaban con la Dehesa Nueva, antes de
llegar al cordel de Mairena se bifurcaba en dos, el camino de San Agustín a la
derecha y el de Pero Mingo a la izquierda, el primero pasaba junto a las
haciendas de la Viuda y de Las Beatas hasta conectar con el cordel de Pero
Mingo cerca ya de la ermita de Belén y hacienda de San Agustín y el segundo
dejando la huerta de los notarios y la hacienda del lavadero a la izquierda y a
la derecha la hacienda de San José, cruzaba el cordel de Pero Mingo y penetraba
en tierras de la hacienda de Torrepalma.
- Camino de Matatoros:
Salía de Alcalá desde el cordel de Marchenilla, en lo que hoy día es el
final de la calle de Las Malasmañanas, cruzaba el cordel de Gandul y se dirigía
hacia la Cruz de OtÍvar, atravesando huertas y olivares. Antes de llegar a la
Cruz se bifurcaba, a la derecha nacía el camino de Pero Mingo y el de Matamoros
seguía a la izquierda entre olivares, pasando junto a la Cruz y dejando la Venta
de Los Jiménez a la derecha, a la que se accedía por un carril que pasaba por
la puerta de la venta y por la hacienda de La Soledad hasta dar al cordel de
Mairena a Sevilla.
El camino de Matatoros seguía hasta el cordel de Mairena a
Sevilla dejando el Toledillo a la izquierda y La soledad a la derecha, cruzaba
el cordel de Mairena y entre olivares conectaba con el cordel de Pero Mingo,
cercano a la venta de Las Escaleras y continuando en término de Sevilla y San
José de la Rinconada.
- Cañotiva. Arroyada
que recogía las aguas que circulaban en época de lluvias por la Dehesa Nueva,
Cañada del Chochar, Piedra Hincada y parte de Pie Solo. Las aguas subterráneas
aparecían en forma de manantial junto a la Cruz de Otivar. Las aguas de la C
añada del Chocar fueron captadas por la “Compañía de Aguas de Los Ingleses” en
1903 pasa el suministro de Sevilla.
- Cruz de Otívar. Humilladero
que marcaba el nacimiento de un manantial de aguas. En la parte derecha del
mismo había un pozo labrado en piedra con brocal en el que se cuenta falleció
un hijo del casero de Los Jiménez.
- Cuesta de la
Ligera. Tramo de la antigua vía pecuaria que unía Mairena del Alcor con
Torreblanca y Sevilla famoso por que en este lugar los viandantes aligeraban el
paso para evitar ser asaltados.
- Dehesa Nueva. Llamada
también El Cercado o dehesa de Martín Navarro, se encontraba delimitada por la
carretera de Madrid por el sureste, la dehesa de Piedra Hincada por el
suroeste, olivares por el oeste que la separaban de la Venta de Los Jiménez y
la cuesta de la Ligera por el norte que la separaban de olivares y dehesas de
Las Beatas. La finca se encontraba rodeada de un vallado de espinos, pero en
aquel entonces era normal que estos vallados estuvieran, a su vez, cubiertos de
un espeso matorral de lentiscos, cornicabras, espinos, coscojas, acebuches y
encinas, que dificultaban su vigilancia y facilitaban la entrada a los amigos
de lo ajeno.
- Venta de Los Jiménez. Antiguo lagar que pertenecía y pertenece a la
hacienda de la Soledad o Hacienda Nueva y que tras la epidemia de filoxera que
sufrió España durante la década de 1870, se reconvirtió hasta principios del
siglo XX en venta. Ubicada estratégicamente en medio de un olivar, entre el
camino de Pero Mingo al oeste, el Camino
de Matatoros y un olivar que la separaba de la dehesa Nueva hacia el este, la
hacienda Nueva y el inicio de la Cuesta de La ligera al norte. Un camino de
servidumbre unía el camino de Matatoros con La Soledad y vía pecuaria de
Mairena del Alcor a Torreblanca.
CARTOGRAFÍA DE LA
ZONA:
TRABAJOS TOPOGRÁFICOS
1872
PLANO CAÑADA DE OTIVAR THE SEVILLE WATER WORKS
COMPANY LIMITED
PLANOS CATASTRALES
1944-48
Antonio Gavira Albarrán
Licenciado en Geografía História (rama Geografía)
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