Azud del molino de San Pedro / Textos y fotos de
Antonio y Francisco Gavira Albarrán
Esta
ruta es circular, de unos 11,5 kilómetros y de dificultad media-baja. Por tanto, es poco exigente, salvo por la
distancia para los menos andarines. El itinerario no puede ser más bonito,
sobre todo, en primavera.
Comienza
en el Descansadero de Trujillo,
continúa por la Cañada Real de Morón, hasta llegar a la “pasá” de Utrera; y
desde allí, se vuelve por el río Guadaíra, con una parada en el molino de San
Pedro y otra en el arroyo de Las Desgreñá, que tomaremos hasta conectar,
nuevamente, con la vía pecuaria por la que hemos venido transitando, hasta
regresar al punto de partida.
Estamos
en un espacio de dominio público, un descansadero. Estos forman parte de la
extensa red de vías pecuarias heredadas de la trashumancia, hoy muy intrusadas
por las actividades agrícolas. En este lugar, aconsejamos detenernos unos
minutos para conocerlo. Lo primero a destacar es la presencia del río Guadaíra,
que lo divide en dos. También dos puentes forman parte de su paisaje. El más
antiguo es conocido como el puente de La Vega o de Trujillo [i].
Con anterioridad se vadeaba el río por la zapata del molino de La Torrecilla,
anejo al descansadero, y cuyos restos desaparecieron con la construcción del
puente nuevo, allá por los años cincuenta del siglo pasado. El descansadero
cuenta con una fuente llamada, popularmente, de El Perro [ii].
Estamos
en un espacio que, en un pasado reciente, tuvo mucha vida, no solo por ser
punto de paso obligado y lugar de descanso del ganado, sino que también, a su
alrededor, se establecieron cortijos, ranchos, chozas o sombrajos. Los más
mayores nos hablan de la choza de La Manca, lugar obligado de
parada para tomar una copa de aguardiente o un café de puchero antes de iniciar
las faenas del campo [iii] y
que desapareció a mediados del siglo pasado.
En
el Descansadero de Trujillo nacen o mueren tres vías pecuarias: la
Cañada Real de Morón, la Vereda de Benagila y la Vereda de Marchenilla, nosotros
tomaremos la primera.
Para
acceder a la Cañada Real de Morón, cruzaremos la carretera de Alcalá a Morón de
la Frontera, A-360, dirección Este-Sureste, dejando a la izquierda el rancho
de Bulnes [iv], unos
eucaliptos y un pequeño arroyo, por lo general seco, que presenta en su tramo
final un interesante bosquete de olmos.
Algo
más adelante dejaremos a nuestra derecha el rancho de El Minero,
también denominado cortijo de Rodrigo, del Refugio, de El Lichi y más
recientemente Hacienda El Chaparrejo. En este punto existe un pequeño
manantial, que, en época de fuertes lluvias, puede hacer complicado su
paso [v].
A
continuación, a la derecha, algo más apartado de la cañada, se encuentra el
conocido como rancho de El Lío o cortijo de Santa Teresa.
Continuando nuestra marcha, cruzaremos el arroyo de Las Desgreñá o de
Matallana, que, hasta este punto, lo han convertido en simple canal de
drenaje, pero que desde aquí hasta el río Guadaíra mantiene cierta cubierta
vegetal de interés, sirviendo de refugio a numerosas especies de aves y
mamíferos.
Seguidamente,
a nuestra izquierda sale un camino que, si lo tomamos, nos conducirá a las
ruinas del cortijo de las Desgreñadas o de Beca. Y desde allí,
torciendo a la derecha, al molino de San Pedro, que ya nos quedaría
muy cerca [vi].
No obstante, nosotros continuaremos por la Cañada Real de Morón [vii].
Rancho de Las Desgreñá o Beca.
Al
llegar al cruce con el Cordel de Mairena, un cartel señala los nombres de las
vías pecuarias. Tomaremos a la izquierda, por el cordel del Término y
de La Camorra, en dirección al río Guadaíra, que cruzaremos por la conocida
como “pasá” de Utrera, zona de baños para no pocos maireneros, hasta que
las aguas dejaron de estar en condiciones.
Una
vez que crucemos el río Guadaíra, lo acompañaremos durante 2,2 km. hasta llegar
al molino de San Pedro, dejando a nuestra derecha el cortijo mairenero de Juan
Guarín El Viejo.
Es
un tramo poco conocido, que se encuentra en el término municipal de Mairena del
Alcor, donde podremos ver chopos, sauces, tarajes, olmos, fresnos,
etcétera [xi],
y sobre todo eucaliptos. También numerosas aves acuáticas, entre las que se encuentran
la garza real, el martín pescador, ánade azulón y el avetoro.
El
tramo que nos ocupa tiene una luz especial, debido a la abundancia de
eucaliptos, sobre todo en los atardeceres. Sobre la presencia de los
eucaliptos en las riberas de los ríos de nuestra campiña existe un debate. Por
una parte, quienes plantean que contribuyen a disminuir la diversidad de la
vegetación autóctona, consumen una gran cantidad de agua, sus hojas tienen
peores propiedades, afectando a la diversidad de los ecosistemas, incluida la
presencia de los peces. Y, por otra parte, dada la eliminación de las dehesas,
constituyen, al menos, en nuestra zona, un refugio imprescindible para un buen
número de aves.
Molino de San Pedro.
Desde
el molino de San Pedro tenemos dos opciones, cruzar el río por su azud o por la
“pasá”, si esta lo permite. Ya, en la otra margen, de los dos caminos que
podemos encontrar, el camino de la derecha nos llevará hasta las ruinas del
cortijo de La Desgreñá, no sin antes pasar por la desembocadura
del arroyo del Salado, en la margen opuesta, zona donde también
predominan los eucaliptos. A partir de aquí, los olmos, sauces, álamos,
fresnos, tarajes, espinos…, aparecen con mayor regularidad.
Una
vez lleguemos a las ruinas del cortijo de La Desgreñá, nos acercaremos al
arroyo, cuyo curso acompañaremos hasta la Cañada Real de Morón, y, desde allí,
al punto de partida, el Descansadero de Trujillo.
[i] El Espectador, de 10 de enero de 1842
(Madrid), en la sección dedicada a obras públicas, hace referencia en el
apartado “Obras que se tratan para más adelante”, a la necesidad de construir
un puente “sobre el río Guadaíra, en el camino de Morón a Sevilla”. También
otro sobre el arroyo Salado. La desamortización de Guadalperal y Matallana tuvo
que incrementar el tránsito de personas, ya existente, debido a que se
adjudicaron en pequeños lotes o parcelas. Por otra parte, ya constituía la vía
de comunicación con Morón, El Coronil, Los Molares, etcétera.
[ii] En Manantiales y fuentes de Andalucía se
la denomina “Fuente de Los Perros”. http://www.conocetusfuentes.com/ficha_detalle.php?id_fuente=11329
[iii] Como hemos señalado, la desamortización de
Matallana y Guadalperal contribuyó a que prosperasen los ranchos. En el mismo
descansadero nos consta un chocín, donde vivió una familia mairenera que
sembraba en la zona unas hazas, el desaparecido cortijo de La Polaca o el
rancho Bulnes.
[iv] En el mapa elaborado por el Instituto
Geográfico, de fecha 7 de febrero de 1873, se le denomina “rancho de Trujillo”,
del que tomaría nombre el descansadero. En el mapa editado en 1918 por el
Instituto Geográfico y Estadístico se nombra a una zona próxima al cortijo como
“Trujillo”. El Mapa Nacional Topográfico y Parcelario, elaborado por el
Instituto Geográfico y Catastral, con fecha 30 de mayo de 1945, señala que la
parcela pertenece a los herederos de Fernando Bulnes del Trigo. Aparecen dos nombres:
María del Carmen Bulnes del Trigo y José Luis Bulnes del Trigo. Junto al
cortijo, hay referencias a un erial, una era y un pozo abrevadero.
[v] En los años sesenta, mi padre y mis tíos
sembraron algunas hazas de melones en las tierras del rancho de El Minero.
[vi] En esta zona y en el olivar junto al molino, es
posible observar restos de materiales cerámicos de época romana.
[vii] En estos campos ocurrió un lamentable hecho. En
el mes de mayo de 1966, dos alcalareños, Francisco Laureano y su hijo Rafael,
de la familia “Mohino”, mientras regabinaban un melonar, fueron sorprendidos
por una tormenta, refugiándose en un chocín, que tenían construido, donde
perecieron ambos fulminados por un rayo.
[viii] Los Burgos, familia alcalareña que se dedicaban
al pastoreo en la zona, vivían en una choza muy bien hecha con muros de
material y cubierta vegetal. De allí fueron desalojados, al parecer, por ocupar
unos terrenos que pasaron a pertenecer al rancho de El Comandante. No obstante,
se desplazaron a la Barranca Alta, distante un kilómetro, en dirección a Morón,
donde construyeron otra choza y continuaron con su actividad.
[ix] Según hemos calculado sobre el mapa Instituto
Geográfico y Estadístico de 1918, las dehesas en la zona de Matallana suponían
24,22 kilómetros cuadrados. El vuelo americano de 1956 las deja en 11,21
kilómetros cuadrados, ya muy deterioradas. En 1977 solo quedaban 280.000 metros
cuadrados. Hoy han desaparecido por completo.
[x] Javier Jiménez Rodríguez dice que la “dehesa
concejil de Matallana” contaba “con 262 ha 440 fanegas de pastos” y “que se
arrendaba, como si fuese un bien de propios, previo permiso de la Real Junta de
Granos”. Eran las llamadas “tierras arbitradas”, que desempeñaron un importante
papel en la hacienda local. Por otra parte, José Manuel Navarro Domínguez dice
que “en 1815 se repartió en suertes el baldío de Matallana, que ejercía como
dehesa boyar”. No obstante, el Ayuntamiento mantuvo un pleito sobre dichas
tierras, al menos hasta 1841. En Actas II Congreso de Historia y
Cultura de Alcalá de Guadaíra, 18-21 de febrero de 2020, págs. 94 y 384.
[xi] En el estrato arbustivo podemos encontrar
especies como sauces (Salixtriandra, Salixatrocinera, Salixpedicelata…),
tarajes (Tamarix gálica y Tamarix africana), adelfas (Neriumoleander)
y una gran variedad de herbáceas: lirio amarillo (Iris Pseudacorus),
menta poleo (Menthapolegium), mastranto (Mentharotumdifolia),
junco común (Scirpusholoschoenus), caña (Arundodonax), carrizo
común (Phragmitescommunis), unciana (Dorycniumrecdtum), salicaria
o arroyuela (Lythrum salicaria), hierba de San Antonio (Epilobiumhirsutum),
persicaria (Polygonum persicaria), enea (Typha angustifolia),
hierba vaquera (Scruphulariasambucifolia), celidonia menor (Ranunculusficaria),
botón de oro (Ranunculusacris), narciso blanco (Narcisuspapiraceus),
etcétera, y otras muchas plantas que, sin ser propiamente de ribera, han
encontrado aquí un terreno favorable para su desarrollo: espino majuelo (Crataegusmonagyna),
mirto o arrayán (Mirtuscommunis), la rosa mosqueta (Rosa sempervirens),
la zarza (Rubusulmifolius), zarzaparrilla (Smilaxaspera), retama
loca (Osiris alba), etcétera.
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