19 de ABRIL de 2008
Lugar:
Alcalá de Guadaíra
Distancia:
9-10 km (circular)
Dificultad:
Baja
Duración:
3-4 Horas.
Calificación:
Notable.
Descripción:
Partimos
desde la Plaza del Perejil, como en tantas otras ocasiones, para visitar una de
las zonas más desconocidas y en peligro de transformación de Alcalá de
Guadaíra, las terrazas del Guadalquivir y olivares de Torrequintos.
Caminamos
por el camino de la Retama hacia Torrondo y la Fuensanta. Tomamos hacia el
cordel de Pelay Correa, que atravesaremos, y tras abandonarlo, tomaremos el
camino que se dirige a Montequinto, ya entre olivares. Al poco de dejar unas
naves ganaderas, entre los olivos, un suave descenso nos llevará hasta el
arroyo de Los Sastres, que vadearemos, casi siempre sin problemas. Tras su
cruce iniciamos una agradable subida hacia los restos de la casilla de san Román,
que la encontraremos a la derecha, en un cruce de caminos. En este punto
nosotros tenemos que girar hacia la izquierda, aunque merece la pena subir al
cerro de la Torrecilla, se trata de una enorme gravera, al igual que todos los
cerros de alrededor, pues no hay que olvidar que estamos paseando por las
terrazas más antiguas del Guadalquivir, que con sus cerca de 80 m.s.n.m. nos
ofrece unas magníficas panorámicas que abarcan desde Alcalá a Sevilla, la Venta
de la Liebre, Hacienda Dolores, la hacienda del Acebuchal, Cerrajas, los
polígonos industriales y la misma ciudad de Sevilla, la Giralda, puente del
Alamillo y en los días en que la atmósfera está despejados podemos ver el
Aljaráfe e incluso Sierra Morena...
Como
decíamos, tomamos a la izquierda, entre campos de labor, si tenemos la
precaución de mirar hacia Alcalá disfrutaremos de unas vistas distintas a las
que habitualmente tenemos de nuestro pueblo. El camino desciende suavemente
unos metros y podemos intuir que en épocas de lluvias debe discurrir un pequeño
arroyo por este bajo. Pronto iniciamos una nueva subida, vamos dejando un
pequeño cerro rodeado de matorral a nuestra izquierda y vemos a nuestra derecha
algunas encinas formando parte de algún antiguo vallado y algo más alfondo la
urbanización de Torrequinto. Pasamos un pequeño puerto y, en cuanto dejamos a
tras el cerro de nuestra izquierda, las panorámicas de Alcalá vuelven a
mostrarse en todo su esplendor. Delante de nosotros aparece, allá abajo, una
zona húmeda donde destacan unos chopos y numerosas zarzas. Pero sobre todo lo que
podemos ver son los olivares de Los Adaines que se extienden hasta unos cerros
coronados de eucaliptos, los cerros de las Tarayuelas. Una vez que hemos
descendido del puerto llegamos hasta el camino de Torrequinto que viene desde
Alcalá, lo tomamos a nuestra izquierda. Al inicio iremos acompañando a un
pequeño arroyo que viene desde Torrequinto, algo contaminado, pues trae las
aguas residuales, más o menos depuradas. Más abajo vemos como a nuestra derecha
aparece otro pequeño manantial que se une al que traemos para formar el arroyo
de Los Sastres. Si queremos ver la zona de nacimiento de este manantial
tendremos que retroceder unos cincuenta metros y entrar por un olivar, junto a
un padrón y él nos llevará hasta una chopera, lugar donde parece nacer este
manantial. Es interesante darse una vuelta entre olivos, padrones de setos
vivos, con encinas, lentiscos, jaras, zarzaparrillas, etc. Volvemos nuevamente
al camino de Torrequinto y tomamos definitivamente dirección a Alcalá de
Guadaíra, los olivos nos irán acompañando hasta llegar a la carretera del
puente del Dragón, podemos atravesarla por el paso que han dejado para las
aguas o seguir por la vía de servicio hasta el siguiente paso, más amplio, y
tomar el camino que se dirige hacia la Retama, desde aquí hasta el Perejil,
donde daremos por finalizada la ruta de hoy, ya queda poco.
Antonio
Gavira Albarrán
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