Los Alcores fueron calificados como
“paisaje sobresaliente” en el Plan Especial de Protección del Medio Físico de
la Provincia de Sevilla en 1986. Más tarde, en el Decreto 267/2009, que aprobó
el Plan de Ordenación del Territorio de la Aglomeración Urbana de Sevilla
(POTAUS), se estableció que: «dada la alta visibilidad de estos espacios, las
medidas para su protección tendrían que extenderse no solo a los escarpes
propiamente dichos, sino también a las superficies colindantes con las cornisas
superiores».
Ahora bien, en los casi cuarenta
años transcurridos desde su calificación como paisaje sobresaliente se han
permitido actuaciones que lo degradan, reducen o contaminan, sin que veamos en
los planes de ordenación la protección necesaria y efectiva que preserve esta
unidad geológica y paisajística insólita. Por el contrario, en la gestión
de las cuatro corporaciones, independientemente de las siglas, han prevalecido
los marcos culturales y los valores del mercado en detrimento del patrimonio,
el medio ambiente y el paisaje, dicho de otro modo, el interés general ha
resultado despreciado en beneficio de unos pocos.
Una de las actividades permitidas
que mayor impacto han tenido, y tienen hoy, son las canteras de albero. Un
ejemplo lo tenemos en Las Majadillas. Una explotación minera a cielo abierto
situada entre el Castillo de Marchenilla y Gandul, en un área de extraordinario
valor paisajístico. En la década de los noventa no se supo defender y proteger.
Hoy corre peligro de convertirse en un campo de placas fotovoltaicas.
Conviene recordar que en Las
Majadillas se vieron afectados yacimientos arqueológicos catalogados y otros no
catalogados, que durante su explotación se picho el acuífero y que no se ha
cumplido con el plan de restauración aprobado.
El proyecto de planta fotovoltaica
que se quiere implantar se encuentra fuera de la ordenación urbanística. Una
ordenación que fue aprobada por la Junta de Andalucía con fecha 23 de julio de
2023. La nueva regulación de instalaciones de generación de energía solar
permite desarrollar la actividad en el 50% del término municipal de
Alcalá, una barbaridad, aunque para el sector no es
suficiente.
Ante el dilema que afrontamos, la
desregulación, que beneficia en exclusiva a unos pocos, la acción
municipal y ciudadana debe trabajar por proteger un área que ejerce como
mirador de la Campiña y corredor de biodiversidad. Es inaplazable defender un
modelo de desarrollo sostenible, respetuoso con el patrimonio cultural, natural
e histórico.
Francisco José Gavira Albarrán
No hay comentarios:
Publicar un comentario