lunes, 27 de septiembre de 2021

DESDE EL CASTILLO DE LUNA A LOS MOLINOS DEL ALCAUDETE.

Castillo de Luna

La ruta de hoy tiene 8 km. Lineal. De dificultad baja. Una duración de tres horas. Para hacer preferentemente de octubre a mayo.  Calificación Notable. 

El castillo de Luna tiene su origen en una torre árabe llamada Mayrena. La construcción se llevó a cabo durante los siglos XIV y XV. Al siglo XIV corresponde el patio de armas y al XV, el antemuro, el foso y las troneras de artillería. 

El castillo de Luna es muy conocido porque a principios del siglo XX, 1902, el arqueólogo inglés Jorge Bonsor lo compra y, tras las obras necesarias para hacerlo habitable, instaló en él su residencia. Bonsor falleció en 1930 y su viuda en 1979. 

Hoy día el castillo es propiedad de la de la Junta de Andalucía a través de la Consejería de Cultura y en su interior se ha instalado la denominada colección Bonsor. 

El punto de encuentro es el Castillo de Luna, en Mairena del Alcor, aunque antes de comenzar debemos organizarnos y llevar algunos vehículos hasta los molinos del Alcaudete para luego no tener que hacer la ruta nuevamente. 

Molino de La Tranca.

Desde allí nos podemos dirigir hacia el arroyo de Los Molinos del Campo, donde aún es posible contemplar los restos de cuatro molinos harineros, el de la Latera, que disponía de lavadero público, el de La Tranca, el de Los Arcos, y el del Culebro. 

Molino de Los Arcos.

Podemos hacer una breve visita al molino de Los Arcos y, si nos atrevemos, subir a su atarjea, formada por una impresionante arcada y acercarnos a los cubos. El agua del arroyo era desviada hacia la atarjea donde iba tomando la altura necesaria para que, al precipitarse a través de los cubos, generase la energía que debería mover el rodezno y las piedras e iniciar de esta forma el proceso de la molienda. 

Molino del Culebro.

Tras la breve pausa para visitar el arroyo de Los Molinos, tomaremos la calle de la Mina hasta la fuente de Alconchel, que mana ininterrumpidamente desde hace cientos años. Desde aquí nos dirigiremos hacia la vía pecuaria Cordel de Marchena, que irá descendiendo entre olivares y campos de labor. Este lugar nos permitirá visitar el sitio conocido como Santa Lucía, donde aún son visibles los restos de la antigua ermita del mismo nombre, de origen medieval, pero construida sobre una edificación de origen romano. De esta manera nos incorporaremos a la antigua vía de tren Sevilla Carmona, hoy día denominada “Vía Verde del Alcor”. Tomaremos dirección hacia el Viso del Alcor, dejando atrás lugares de gran interés arqueológico como Las Pañuelas, Santa Lucía, Tablada, con 173 m.s.n.m., y el parque y arroyo de La Muela, ya en el Viso del Alcor, donde podemos descansar un momento para reponer fuerzas. 

Atarjea fuente de La Muela.
Fuente del Alconchel.

Continuaremos la marcha dejando a tras el matadero comarcal. A un kilómetro y medio la vía es cruzada nuevamente por otro arroyo, el de La Alunada, dejamos a la derecha el cortijo del Moscoso, y tomamos a la izquierda el camino que penetra nuevamente en el alcor. Este camino nos llevará hasta una fuente con abrevadero. A la derecha, y algo más arriba, un vallado de chumberas nos indica el inicio de la vía pecuaria que deberemos tomar. Esta vía pecuaria se denomina Cordel de La Alunada, y su anchura legal constante debería ser 37.61 m. Al discurrir por la falda de Los Alcores, este evitaba los terrenos más arcillosos y pesados de la Vega, que en épocas de lluvias se hacían impracticables para el tránsito de personas y ganados. Las panorámicas desde este lugar son muy interesantes durante todo su recorrido. Se observa como el Alcor se hunde en la Vega formando el escalón característico; El Salado que discurre zigzagueante hasta unirse al Guadaíra; las cercanas sierras de Espartero, Montellano, el Tablón… 

La Tablá.
Cortijo del Moscoso. Ruinas.

El camino va dejando a tras algunas parcelas, atraviesa unos corrales de ganado ovino, unos chopos junto a un manantial y, tras cruzar un pequeño arroyo de aguas limpias, llega a otro abrevadero, esta vez abandonado, junto a uno de los molinos del arroyo del Alcaudete. Desde este lugar nos dirigiremos, acompañando al arroyo, hasta la ermita del Alcaudete, donde daremos por finalizado el recorrido. 

Vía verde. Antiguo trazado del ferrocarril Sevilla-Alcalá y Carmona. El tren de los panaderos.

Molino de San Nicolás en Alcaudete.
Túmulo de La Motilla y Alcaudete.

Junto a este lugar se encuentra una gran elevación que sobresale del alcor, se trata del túmulo de La Motilla. Este gran montículo está formado por la acumulación de todo tipo de materiales, tierras, piedras, restos cerámicos, etc. y parece pertenecer a la edad del bronce. En la cumbre es posible ver un gran pilar y dos pozos que parecen haber sido silos. 

Mapa de la ruta.

Antonio Gavira Albarrán. 


domingo, 26 de septiembre de 2021

Réquiem por Bucaré

 

Dehesa de Bucaré

Reinterpretar la realidad, fabricar una apariencia de prosperidad que legitime el acrecentamiento de la degradación ambiental, es a lo que nos tienen habituados los dos grandes partidos sistémicos. Esto es lo que hoy está sucediendo con las fotovoltaicas. Ejemplos paradigmáticos son los que gobiernan en Alcalá y Carmona. Nos quieren hacer ver las bondades de una gestión totalitaria y mercantilista del medio ambiente, donde se perpetúan las ganancias de los de siempre, los fondos de inversión, sin importarles lo más mínimo nuestro suelo, el paisaje, la flora, la fauna o una ordenación racional y razonada del sector.

 

Otra vez nos ha tocado a Andalucía, como con los vertederos, el papel de zona de sacrificio. Que exista un Programa Coordinado de recuperación del río Guadaíra, zonas calificadas de Paisaje Sobresaliente, yacimientos arqueológicos, afecciones al acuífero, acuerdos del Pleno para crear el Parque Cultural de Los Alcores, que los proyectos no tengan en cuenta los impactos sinérgicos de su acumulación con otros ya existentes…, no importa. Ya hemos forrado más de un 12% de nuestro Suelo No Urbanizable con placas o proyectos, sin contar las líneas de evacuación, y seguimos adelante. Bucaré, Matallana, Las Majadillas, Rosalejo… ¿Sabrán los que firman dónde están estos parajes? Me temo que la mayoría no.

 

Las administraciones locales, como es el caso de la nuestra, aceptan sumisamente esta avalancha de placas a cambio de unas monedas. Pan para hoy y hambre para mañana. Sin tener en cuenta lo necesario que es impulsar una política de empoderamiento de la ciudadanía en el tema energético. Porque, aunque parezca mentira, para algunos, el futuro pasa por ahí o estamos condenados al fracaso.

 

Los grupos ecologistas han reivindicado la implantación de energías limpias desde hace mucho tiempo, cuando los que hoy gestionan la vorágine especulativa en el sector de las fotovoltaicas defendían la energía nuclear o térmica (carbón o petróleo) y se mofaban del calentamiento global y de la necesidad de la descarbonización de la economía, invento de unos hippies.

 

La administración local debe dar ejemplo con la implantación de fotovoltaica en edificios públicos y en las comunidades, impulsando la gestión de la electricidad desde la economía social y solidaria que empodere a la ciudadanía, eliminándoles o reduciéndoles la tributación, respetando el patrimonio histórico y natural y plantándose frente a la administración central y autonómica para defender la biodiversidad, la justicia social y el equilibrio territorial.

 

Energía solar sí, pero así no.

Francisco José Gavira Albarrán