lunes, 28 de noviembre de 2022

LAS TERRAZAS DEL GUADALQUIVIR: CAMINO DE TORREQUINTO Y MONTEQUINTO



19 de ABRIL de 2008

Lugar: Alcalá de Guadaíra

Distancia: 9-10 km (circular)

Dificultad: Baja

Duración: 3-4 Horas.

Calificación: Notable.

Descripción:

Partimos desde la Plaza del Perejil, como en tantas otras ocasiones, para visitar una de las zonas más desconocidas y en peligro de transformación de Alcalá de Guadaíra, las terrazas del Guadalquivir y olivares de Torrequintos.


Caminamos por el camino de la Retama hacia Torrondo y la Fuensanta. Tomamos hacia el cordel de Pelay Correa, que atravesaremos, y tras abandonarlo, tomaremos el camino que se dirige a Montequinto, ya entre olivares. Al poco de dejar unas naves ganaderas, entre los olivos, un suave descenso nos llevará hasta el arroyo de Los Sastres, que vadearemos, casi siempre sin problemas. Tras su cruce iniciamos una agradable subida hacia los restos de la casilla de san Román, que la encontraremos a la derecha, en un cruce de caminos. En este punto nosotros tenemos que girar hacia la izquierda, aunque merece la pena subir al cerro de la Torrecilla, se trata de una enorme gravera, al igual que todos los cerros de alrededor, pues no hay que olvidar que estamos paseando por las terrazas más antiguas del Guadalquivir, que con sus cerca de 80 m.s.n.m. nos ofrece unas magníficas panorámicas que abarcan desde Alcalá a Sevilla, la Venta de la Liebre, Hacienda Dolores, la hacienda del Acebuchal, Cerrajas, los polígonos industriales y la misma ciudad de Sevilla, la Giralda, puente del Alamillo y en los días en que la atmósfera está despejados podemos ver el Aljaráfe e incluso Sierra Morena...


Como decíamos, tomamos a la izquierda, entre campos de labor, si tenemos la precaución de mirar hacia Alcalá disfrutaremos de unas vistas distintas a las que habitualmente tenemos de nuestro pueblo. El camino desciende suavemente unos metros y podemos intuir que en épocas de lluvias debe discurrir un pequeño arroyo por este bajo. Pronto iniciamos una nueva subida, vamos dejando un pequeño cerro rodeado de matorral a nuestra izquierda y vemos a nuestra derecha algunas encinas formando parte de algún antiguo vallado y algo más alfondo la urbanización de Torrequinto. Pasamos un pequeño puerto y, en cuanto dejamos a tras el cerro de nuestra izquierda, las panorámicas de Alcalá vuelven a mostrarse en todo su esplendor. Delante de nosotros aparece, allá abajo, una zona húmeda donde destacan unos chopos y numerosas zarzas. Pero sobre todo lo que podemos ver son los olivares de Los Adaines que se extienden hasta unos cerros coronados de eucaliptos, los cerros de las Tarayuelas. Una vez que hemos descendido del puerto llegamos hasta el camino de Torrequinto que viene desde Alcalá, lo tomamos a nuestra izquierda. Al inicio iremos acompañando a un pequeño arroyo que viene desde Torrequinto, algo contaminado, pues trae las aguas residuales, más o menos depuradas. Más abajo vemos como a nuestra derecha aparece otro pequeño manantial que se une al que traemos para formar el arroyo de Los Sastres. Si queremos ver la zona de nacimiento de este manantial tendremos que retroceder unos cincuenta metros y entrar por un olivar, junto a un padrón y él nos llevará hasta una chopera, lugar donde parece nacer este manantial. Es interesante darse una vuelta entre olivos, padrones de setos vivos, con encinas, lentiscos, jaras, zarzaparrillas, etc. Volvemos nuevamente al camino de Torrequinto y tomamos definitivamente dirección a Alcalá de Guadaíra, los olivos nos irán acompañando hasta llegar a la carretera del puente del Dragón, podemos atravesarla por el paso que han dejado para las aguas o seguir por la vía de servicio hasta el siguiente paso, más amplio, y tomar el camino que se dirige hacia la Retama, desde aquí hasta el Perejil, donde daremos por finalizada la ruta de hoy, ya queda poco.

 

Antonio Gavira Albarrán

El Viso del Alcor: Catálogo de Caminos Públicos y Vías Pecuarias 30 noviembre/19:30 - 21:00

 


Desde el Colectivo Ecopacifista Solano Ecologistas en Acción El Viso del Alcor os invitamos a asistir y participar en el acto de presentación del Catálogo de caminos públicos que hemos elaborado. Con este trabajo buscamos dos objetivos principales que son el dar a conocer este importantísimo patrimonio público que en su mayoría permanece usurpado o abandonado; y el segundo lograr su recuperación, conservación y puesta en valor, aportando para ello una serie de propuestas que se recogen en dicho trabajo.

La celebración de esta actividad tendrá lugar el próximo día 30 de Noviembre a las 19:30h, en el Centro Cultural Convento del Corpus Christi, en C/ Convento de El Viso del Alcor. Al final del acto se regalará un ejemplar del trabajo a cada asistente y disfrutaremos de musica en directo y lectura de de textos y poesías.

sábado, 26 de noviembre de 2022

PRESENTACIÓN OFICIAL PLACA CERÁMICA TARDOANTIGUA.

El próximo miércoles, 30 de noviembre, a las 19 horas, en el Salón de Actos del Archivo Municipal (Ayuntamiento Viejo) tendrá lugar el acto de presentación de la placa cerámica tardoantigua que se descubrió el 1 de junio.

En el acto intervendrán, Carlos Rodríguez (Delegado de Cultura), José Antonio Bonilla (Descubridor de la placa) y José Ildefonso Ruiz Cecilia, Director del Conjunto Arqueológico de Carmona, quién impartirá la Conferencia "La placa cerámica decorada tardoantigua de la villa de la Estación" (El Viso del Alcor)"

El acto será presentado por Rocío Lara.

Te lo vas a perder?

Entrada libre y gratuita hasta completar aforo.

sábado, 19 de noviembre de 2022

UNA VISITA AL MOLINO DE LA RUBIA


 30 de octubre de 2022

A las nueve de la mañana salimos de Alcalá en dirección al molino de La Rubia; ingenio hidráulico situado en el cauce del río Guadaíra a su paso por el término municipal de Arahal; un tramo poco conocido y protegido por la red ecológica europea de áreas de conservación de la biodiversidad Natura 2000, como Zona Especial de Conservación.


Anduvimos unos ocho kilómetros por la espina dorsal de la cuenca del Guadaíra, entre vías pecuarias, caminos, márgenes del río y el antiguo trazado del tren Utrera – Osuna, formando un recorrido circular que no presentó ninguna dificultad técnica. 

Llegamos a la Cañada Real de Morón desde la carretera Utrera – Arahal; vía pecuaria que ha experimentado una fuerte intrusión en todo su trazado; en los setos supervivientes, en condiciones muy adversas, predomina la palmera enana Chamaerops humilis, única variedad nativa de Europa meridional, junto a lentiscos, acebuches, retamas y los restos de media docena de pinos piñoneros de repoblación que han perecido pasto de las llamas. 

Tomamos la cañada para estacionar el coche después de pasar el cruce con la vereda de Los Puertos, debido a la imposibilidad de llegar al río por lo impracticable de los últimos quinientos metros. 

Iniciamos nuestro recorrido vadeando el escaso caudal del Guadaíra por unas piedras adornadas con marcadores territoriales de nutrias. 

Continuamos durante un kilómetro y medio por la cañada, entre olivos y tierra calma, para torcer a la derecha en la segunda intercepción hasta llegar al molino de La Rubia, distante algo más de un kilómetro de la vía pecuaria. En este tramo una cuadrilla a caballo maniobraba en busca de liebres con el fin de que los galgos las capturasen. 

Sin darnos cuenta, insertos en una tupida arboleda, aparecieron ante nosotros las ruinas de la casa del molinero y los restos del molino de La Rubia. Es difícil encontrar información sobre este interesante molino. Según algunos, se remonta al siglo XVI, y la vivienda podría ser de finales del XIX o principios del XX. Todo el conjunto se encuentra afectado por los sedimentos que arrastra la corriente. Parece que hay al menos dos canales semiocultos por la vegetación; azudes de derivación que conducen el agua a tres cubos, cuya fuerza motriz moverían otros tantos rodeznos, y estos, a su vez, las piedras que molían el trigo. La sala del molino, de planta rectangular, tiene bóveda de cañón y tejado a dos aguas revestido con ladrillos. En el exterior destacan dos contrafuertes y los respectivos aliviaderos que expulsarían el agua nuevamente a la corriente. El conjunto se encuentra en un estado ruinoso por el paso del tiempo, el azote de los elementos y las raíces de unos inmensos eucaliptos que penetran la estructura del molino. En la orilla opuesta pudimos constatar restos cerámicos de diferente época y tipología, junto a una posible atarjea o imponente muro, que pudiera ser parte de un sistema más complejo y la ubicación de la casa o casas contemporáneas al molino.

Descubriendo, paso a paso, cada recodo y olmeda de nuestro río, no dejamos de sorprendernos con escenarios desconocidos, hoy abandonados, pero no hace mucho repletos de vida. Podemos decir que estos elementos arropan el cauce del Guadaíra dándole mucho más valor. El molino de Gil Gómez es un ejemplo de lo que hablamos; se trata de un molino levantado en 1896, en el lugar donde estuvo la Casilla del Divorcio; según los trabajos topográficos realizados en 1872, trasladados a plano el 21 de marzo de 1873. En este lugar destaca el conjunto formado por un pozo artesiano, con pila y abrevadero elaborados en ladrillo macizo. Dado que se encuentra en el exterior y adosado de forma algo irregular a uno de los muros, pudiera ser el último vestigio de la casilla mencionada. En todo caso, estos elementos patrimoniales encierran historias cuyos ecos son percibidos cada vez más débiles, y que sin duda merecen ser recuperados. 

Desde el molino nos aproximamos al arroyo de Martinazo, que seguimos hasta su desembocadura en el Guadaíra, donde paramos unos instantes para disfrutar de una estampa especialmente bella que se forma la confluencia de los dos cursos de agua. Este arroyo conserva una interesante y saludable olmeda y un aladierno, Rhamnus alaternus L.

Luego continuamos por la margen izquierda, corriente arriba, buscando un vado que nos permitiese pasar a la otra orilla. Bajamos al cauce en una fresneda, donde pudimos captar como los rayos de sol rociaban los fresnos, olmos, cañas, zarzas, carrizos y, sobre todo, una imponente lámina de agua que resistía a pesar de los efectos de la prolongada sequía. Ya en la otra orilla, retornamos siguiendo la corriente. 

Bajamos una vez más al lecho del río en una zona donde se intercalaban los eucaliptos con los olmos y los fresnos, las luces amarillas y rojas, mostrándonos un amplio espectro de colores en el encajonado cauce. Quisimos ver pisadas de nutria en busca de la almeja asiática Corbicula fluminea, que sirve de alimento a este escurridizo mustélido. 

Continuamos por la margen del río, teniendo a nuestra derecha un añejo olivar, hasta la línea del ferrocarril Utrera -Osuna; la línea fue proyectada por el ingeniero d´Arbós en 1864. En este punto, el cauce del Guadaíra es superado con un puente cuya estructura metálica nos recuerda los proyectos del arquitecto e ingeniero Eiffel, pero que en los mapas topográficos se le denomina Puente de Piedra. En la estructura no pudimos encontrar ninguna señal de su fábrica. Después de tirar unas fotos regresamos por la vía del tren flanqueados por almendros, pitas, acebuches, lentiscos, palmas y alguna encina.

Una vez en la cañada real de Morón, regresamos a nuestro coche. En la pasá nos despedimos del río hasta la próxima, localizar los restos del molino del Portugués.

Francisco José Gavira Albarrán


Mapa de la ruta.