domingo, 31 de diciembre de 2023

NOTA DE PRENSA: Alwadi-ira – Ecologistas en Acción ha puesto en conocimiento de las Delegaciones Territoriales de Industria, Energía y Minas; Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul de la Junta de Andalucía y del Ayuntamiento de Alcalá de Guadaíra, la existencia de una cantera presuntamente ilegal en la Cañada del Chochar, término municipal de Alcalá de Guadaíra. El punto concreto es conocido como Huerta de Camisón o Huerta el Mohíno.


En esta huerta existe un registro y un pozo del que partían varias galerías construidas por The Seville Water Works Company Limited (SWW), que traían las aguas captadas en la Hacienda de Clavinque, TM de Mairena del Alcor, y de otros puntos para abastecer a Sevilla. Es por ello, por lo que en Alwadi-ira pensamos que la actividad denunciada pone en riesgo un sistema de captación de aguas útil en tiempos de sequía, sin menoscabo de que constituye un atentado contra nuestro patrimonio histórico y ambiental.

 

Por otra parte, la actividad extractiva podría tener como objeto la utilización de tierra vegetal para cumplir con el plan de restauración de la zona, ya explotada por la cantera “Sevilla 2000 y demasías”, perteneciente a la cementera de Portland Valderrivas, circunstancia que debe ser comprobada.

 

En todo caso, la actividad extractiva denunciada debería contar con la autorización preceptiva, y luego prevista dentro de los planes de labores de la entidad concesionaria de la cuadrícula minera, que es Portland Valderrivas, S.A. 

 

Desde el grupo ecologista alcalareño se considera que podríamos estar ante lo que suele conocerse como “desvestir un santo para vestir a otro”. En este sentido, debemos recordar que la restauración debe responder al uso racional de los recursos naturales y a la ponderación o armonización de los diversos intereses generales que concurren en las actividades extractivas y mineras reflejados en la legislación y doctrina jurisprudencial. 

Por lo tanto, nos encontramos ante un hecho muy grave dado que las actuaciones que se están llevando a cabo en esta nueva cantera pueden carecer del preceptivo Estudio de Impacto Ambiental al que se refiere el artículo 35 y siguientes de la Ley 21/2013, de 9 de diciembre, de evaluación ambiental. En consecuencia, carecería de la Evaluación Ambiental y del resto de requisitos necesarios para la autorización de un nuevo proyecto minero. 

Por otro lado, no deben olvidarse las responsabilidades del Ayuntamiento de Alcalá de Guadaíra. El Texto Refundido Normas Urbanísticas del PGOU 94 de Alcalá de Guadaíra, actualizado a 3/10/2023 con las Modificaciones Puntuales aprobadas definitivamente hasta la fecha, Sección 3ª “Proyectos de Otras Actuaciones Urbanísticas”, artículo 33.2. d) y e) establece que: “Serán sujeto a licencia previa los actos que a continuación se relacionan, sea cual sea la naturaleza del dominio del suelo donde se pretenda realizar”:


d) Los movimientos de tierra, tales como desmontes, explanaciones, excavaciones y terraplenes, las obras de instalación de servicios públicos, las de ejecución de vialidad y, en general, las relacionadas con la urbanización, excepto que estos actos hayan sido detallados y programados como obras a ejecutar en un proyecto de urbanización definitivamente aprobado o de edificaciones que dispongan de licencia.

e) Las actividades extractivas de minerales, líquidos, de cualquier otra índole, así como las de vertidos en el subsuelo. 

Alwadi-ira – Ecologistas en Acción ha solicitado la inspección del lugar, y en el caso que proceda, se paralicen las labores y se sancione conminando a su restauración. 

Alcalá de Guadaíra, 29 de diciembre de 2023

 

  

lunes, 25 de diciembre de 2023

Nota de Prensa: Alwadiira – Ecologistas en Acción se ha personado en el Recurso Contencioso Administrativo interpuesto por Bogaris PV5 SL contra la resolución de la Dirección General de Ordenación del Territorio, Urbanismo y Agenda Urbana, que aprueba la modificación definitiva de la Modificación del PGOU de Alcalá de Guadaira, relativa a la regulación de la implantación de instalaciones de generación de energía solar en nuestro término municipal.



La promotora Bogaris PV5, S.L. ha presentado un proyecto de planta fotovoltaica que ocuparía la actual cantera de Las Majadilla, situada entre el Castillo de Marchenilla y el despoblado de Gandul, hoy en su fase final de explotación, pendiente de cumplir con el plan de restauración. Una zona que se encuentra fuera de ordenación para este tipo de actividades. Su implantación incumpliría el Decreto 267/2009, de 9 de junio, por el que se aprueba el Plan de Ordenación del Territorio de la Aglomeración Urbana de Sevilla (POTAUS). Dicho Plan reconoce que: «el escarpe de Los Alcores constituye un recurso paisajístico de primer orden». Más aún, señala que: «Dada la alta visibilidad de estos espacios y, por tanto, de las actuaciones que pudiesen implantarse sobre ellos, las medidas para su protección deben extenderse no solo a los escarpes propiamente dichos, sino también a las superficies colindantes con las cornisas superiores». 

Alwai-ira apoya decididamente la energía solar como energía renovable de menor impacto ambiental frente a casi todas las tecnologías de generación de electricidad actuales, especialmente al autoconsumo institucional y social. Sin embargo, piensa que es necesaria y urgente una planificación, de carácter autonómica y local, para la ubicación de estas instalaciones que evite o minimice los impactos sociales y ambientales en el entorno. 

Es por ello, por lo que urge disponer de una normativa que cuente con la participación de la sociedad civil para la correcta ordenación e implantación de estas instalaciones solares, de forma que se puedan evaluar los efectos ambientales de manera racional y poder asociar la consideración de los impactos a una referencia común. 

La modificación del PGOU aprobada por Ayuntamiento de Alcalá y respaldada por la Junta de Andalucía podría ser mejorada, no nos cabe la menor duda. El nuevo plan de ordenación que se anuncia debería intentarlo. No obstante, el recurso de Bogaris PV5, SL puede desregularizar la implantación de este tipo de proyectos, con consecuencias irreparables para nuestro municipio, socavando las competencias que la Ley 7/1985, de 2 de abril, Reguladora de las Bases del Régimen Local, en su nueva redacción dada por la Ley 27/2013 de 27 de diciembre, de racionalización y sostenibilidad de la administración local, atribuye a los municipios en su artículo 25.2. «El Municipio ejercerá en todo caso como competencias propias, en los términos de la legislación del Estado y de las Comunidades Autónomas, en las siguientes materias: a) Urbanismo: planeamiento, gestión, ejecución y disciplina urbanística. Protección y gestión del Patrimonio histórico». 

Por todo lo anterior, Alwadi-ira - Ecologistas en Acción, rechazamos las pretensiones de Bolaris de levantar una planta fotovoltaica junto a la cornisa de Los Alcores, un espacio protegido para el que se solicita la declaración como Zona Patrimonial que sería gestionada por un Parque Cultural. En este sentido, llevaremos a cabo todas las gestiones que correspondan para procurar que esa planta fotovoltaica y otras que se intente colocar en el escarpe no llegue a materializarse. 

Alcalá de Guadaíra, 18 de diciembre de 2023

 

Sociedad Ecologista E-mail: alwadi.ira@gmail.com.   Web: www.alwadi-ira.es Alwadi-ira - Ecologistas en Acción.    Apartado de Correos 226. 

martes, 12 de diciembre de 2023

RUTA DESDE LA CAÑADA DEL CHOCHAR A LA CRUZ DE OTÍVAR Y ALGUNAS LEYENDAS

 

Fecha: Domingo 28 de enero 2024.

Longitud: 8 kilómetros. Circular.

Dificultad: baja.

Duración: 3 horas        

Recomendaciones: Llevar calzado adecuado.

Objetivos:

1.      Conocer la riqueza patrimonial y medioambiental de Alcalá de Guadaíra y sus amenazas, especialmente la de Portland que se cierne en la Dehesa de Piedra Hincada y la Dehesa Nueva.

2.      Reivindicar la Zona Patrimonial y Parque Cultural para Los Alcores.

 

Hora de salida:

9 de la mañana de la puerta de la feria

9:30 de la Cañada del Chochar

Organiza: Alwadi-ira - Ecologistas en Acción

Para llegar al punto de salida: Una vez pasado el cruce de Montecarmelo, dirección Mairena del Alcor, debemos llegar hasta la segunda rotonda. Desde allí volveremos para Alcalá. A un kilómetro tomaremos la salida que veremos a la derecha. Un poco antes de llegar a la gasolinera GO++ parte un camino perpendicular a la autovía conocido como la Cañada del Chochar. Este es el punto donde estacionaremos los coches en paralelo al camino.

PUNTO AZUL INICIO DE L RUTA


Descripción de la ruta:  

En el punto de salida del recorrido propuesto hablaremos de la Hacienda de Martín Navarro, que se encuentra al otro lado de la autovía, y de la reivindicación para Los Alcores la figura de Zona Patrimonial gestionada por un Parque Cultural. 

Continuaremos por la Cañada del Chochar, un camino que delimita dos importantes dehesas: la de Piedra Hincada a nuestra izquierda y la Dehesa Nueva o de Martín Navarro a la derecha. 

La dehesa de Piedra Hincada suministró durante siglo sillares con los que se levantaron muchas construcciones de importancia en nuestra comarca y Sevilla. 

La Dehesa Nueva o de Martín Navarro es la más importante de Alcalá de Guadaíra. En ella predomina la encina, especialmente en las zonas bajas donde el suelo es más fértil, dominando el acebuche los cerros y donde la vegetación de porte arbóreo ha desaparecido el tomillo ha ido ocupando su lugar. 

CAÑADA DEL CHOCHAR

La riqueza vegetal de estas dehesas no se resume en encinas y acebuches, es posible encontrar: coscojas, algarrobos, algún alcornoque, higueras, lentiscos, cornicabras, jaras, retamas, matagallos, majuelos, espinos negros, hediondos, jaguarzo negro, cantuesos, palmitos o tomillos y un largo etc. de herbáceas. 

La fauna presenta, entre otras, las siguientes especies: ratonero, milano, águila culebrera, cernícalo común y primilla, cuervo, lechuzas, mochuelos, zorros, liebres, conejos, meloncillo, gineta, erizo..., culebra de escalera, lagarto ocelado, etc. 

HACIENDA LOS JIMÉNEZ

Durante la ruta veremos algunas huertas supervivientes. Otras han desaparecido, un ejemplo es la conocida como la Huerta de El Mohino, que luego pasaría a llamarse Huerta de Camisón. En este punto existió un registro y un pozo desde donde partían algunas galerías construidas por The Seville Water Works Company Limited (SWW), que traía las aguas captadas en la Hacienda de Clavinque, en Mairena del Alcor, y otros puntos, para abastecer a Sevilla.

Dejaremos la Cañada del Chochar para continuar por el Carril de Martín Navarro. A nuestra derecha se encontraba el Cerro del Relojero, convertido hoy en una cantera. Según cuentan, entre los olivos del cerro, allá por los años cuarenta, cincuenta y sesenta del pasado siglo, aún sembraba tomates un tal Romerito. El olivar contaba con pozo y casilla nombrada de la misma manera, del Relojero. Con anterioridad estas tierras habían pertenecido a la Dehesa Nueva. A la izquierda del carril continúan las huertas y alguna explotación ganadera. En esta zona se encuentra el segundo de los registros de la SWW, dentro de una haza que fue de Joaquín Mora. 

El siguiente tramo es de subida hasta situarnos en lo alto de un cerro donde vamos a disponer de las mejores vistas de Sevilla y una sensación de altura que no se corresponde con la cota en la que nos encontramos. Veremos cómo Los Alcores se hunden en las terrazas del Guadalquivir entre olivares que, en su mayor parte, pertenecen a la Hacienda de la Soledad o Nueva. Estos cerros también estuvieron sembrados de olivos. Las propiedades de la zona eran divididas por grandes vallados de setos vivos en los que proliferaban el acebuche, la coscoja, el lentisco, la cornicabra, el espino majoleto, rosales silvestres, torviscos, etc.


CRUZ DE OTÍVAR

Descenderemos de los cerros para cruzar el Camino de Pero Mingo, parcialmente usurpado, para aproximarnos a la Hacienda de Los Jiménez, que pronto aparecerá entre olivos justo enfrente a nosotros. De la hacienda hay que destacar las crujías con alineamiento de arcos de medio punto, ya sin la cubierta. En su interior se conservaban, hasta hace muy poco, más de veinte tinajas de vino que proporcionaban una idea del cultivo predominante en zona durante el siglo XVIII. La gañanía, la torre de contrapeso, el patio con pozo y las dependencias que sirvieron de vivienda son dignas de un estudio en profundidad. Esta hacienda, hasta mediados del siglo XX, fue una venta y escenario de otra leyenda, la de Bigotes: “llueve más que cuando mataron a Bigotes”. La Hacienda de la Soledad o Nueva nos queda a la derecha, a unos cuatrocientos metros. Presenta un estado de conservación excelente. En ella también sucedieron acontecimientos relevantes, hoy leyendas. 

Abandonaremos Los Jiménez para dirigirnos al camino de Matatoros. Dejando a nuestra espalda la torre de contrapeso, rematada por almenas y una cruz humilladero que jalona el espacio delante de la fachada. Andamos sobre un gran yacimiento arqueológico catalogado en el PGOU. 

Una vez en el camino, lo tomaremos a la izquierda hasta llegar a la Cruz de Otivar. En esta zona se ubica otro de los registros de la SWW y otras de las leyenda, la que tiene que ver con el ahogamiento de un niño. Desde allí regresaremos a la Cañada del Chochar, que nos saldrá perpendicular a la izquierda cuatrocientos metros más adelante. En este tramo estaremos flanqueados por huertas y olivares. 

La Cañada del Chochar tiene desde aquí tres kilómetros doscientos metros hasta la A-398. La margen derecha formaba parte de la dehesa de Piedra Hincada y fue propiedad de Vicente Belloc, entre otros, hoy de la cementera. En este punto informaremos del estado de las reivindicaciones que sobre ella plantea Alwadi.ira y la Plataforma contra la incineración Los Alcores - Sevilla. A la izquierda se suceden las huertas comenzando con la del Negro, conocida también como el huerto de Tejeringo, huerta de la Cañada o la huerta de Capita, le seguía la huerta del Huertita, la huerta de Lunares o de Camacho y el olivar de Pérez, un panadero de campo que recaló en aquel lugar. 

Cuando lleguemos, nuevamente, a la huerta de Camisón, las huertas pasarán a estar en la margen derecha del camino y la Dehesa Nueva a nuestra izquierda. 

Finalizaremos nuestro recorrido en el punto de partida. 

VER MAPA ADJUNTO

MAPA DE LA RUTA


domingo, 3 de diciembre de 2023

La actividad minera en Los Alcores

 


La actividad minera en nuestra localidad está poniendo en serio peligro algunos valores naturales, culturales y paisajísticos singulares. Tal es el caso de las extracciones de albero en las canteras situadas frente al Castillo de Marchenilla. Ésta está delimitada al norte por la autovía A-92, al este y sur por los cultivos de la vega del río Guadaíra, y al oeste por la carretera a Morón de la Frontera. El perímetro de esta cantera ha sido vallado, pudiéndose observar que, en algunos puntos, la valla ocupa parte del camino que recorre este espacio por su parte sur y este, al borde de los cultivos de la vega. 

Esta cantera mantiene en explotación las partes altas de estos afloramientos calcareníticos terciarios, amenazando con extender sus efectos a la cornisa que bruscamente baja hacia la vega. Esta cornisa es un elemento singular del paisaje en el acceso a nuestra localidad por la autovía A-92 desde el este. Alberga además numerosos restos de asentamientos romanos en la zona. Una atención especial merecen los valores naturales de este espacio, que se describen a continuación. 

Las calcarenitas son materiales de alta capacidad de infiltración de agua, actuando como zonas de recarga de acuíferos. En años húmedos, el agua infiltrada rezuma por los afloramientos rocosos de la cornisa permitiendo el establecimiento de vegetación propia de ribera, como los juncos. 

Nos centramos ahora en la vegetación. En el área que nos ocupa se encuentran poblaciones de especies de gran valor desde el punto de vista de la biodiversidad. Destaca la presencia, en la misma cornisa, de la población de una especie herbácea anual, de la familia de las Cariofiláceas. Se trata de Silene mariana Pau. Esta especie encuentra sus poblaciones más cercanas en Sierra Morena. Está incluida como Vulnerable en el actual catálogo de Flora Silvestre Amenazada de Andalucía, aprobado en la Ley 8/2003, de 28 de Octubre, de la Flora y Fauna Silvestre de Andalucía. Esta misma ley establece la obligatoriedad, por parte de la Administración, de elaborar y desarrollar un Plan de Conservación para Especies Vulnerables, además de las sanciones correspondientes por el daño o menoscabo de individuos de especies incluidas en este Catálogo de Flora Amenazada. 

Hay otras dos especies que se encuentra en la zona y que, aunque no están incluidas en el Catálogo de Flora Amenazada actualmente vigente por Ley, sí que se incluyen en la Lista Roja de Flora Vascular de Andalucía, editado por la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía en el presente año 2005. Esta Lista Roja es un documento de carácter científico que pretende ser la base para una revisión del actual catálogo de Flora Amenazada en Andalucía. Recoge todos los taxones actualmente protegidos por Ley, ampliando dicho listado a otros muchos taxones por su singularidad, endemicidad, nuevos hallazgos, etc, y que seguramente pasen a formar parte de un futuro Catálogo de Flora Amenazada de Andalucía. 

Las dos especies a las que estamos haciendo referencia son Anchusa calcarea Boiss., que se incluye en la Lista Roja en la categoría DD (Datos Insuficientes para una catalogación), y Euphorbia baetica Boiss. que se contempla en esta Lista Roja como Vulnerable. Respecto a Anchusa calcarea, se encuentran algunos individuos aislados en las zonas altas, que están siendo actualmente explotadas por la cantera. Por su parte, Euphorbia baetica cuenta con un gran número de individuos en las zonas más bajas, próxima al camino perimetral y los cultivos de la vega. 

Es muy probable que, además de las especies indicadas, aparezcan un par de especies también incluidas como Vulnerables en el Catálogo de Flora Amenazada de la citada Ley 8/2003, ya que encuentra aquí su hábitat característico y cuentan con núcleos de poblaciones muy cercanos, en terrenos calcareníticos en los alrededores de Alcalá. Por un lado, está la Cosentinia vellea (Aiton) Tod. subsp. bivalens (Reichstein) Rivas Martínez & Salvo. Se trata de un helecho que crece en las grietas de rocas calcáreas. La otra especie es la Loeflingia baetica Lag., una Cariofilácea de pequeño porte que crece en suelos de textura arenosa, como los generados por la erosión de la calcarenita y que se depositan en la base de esta cornisa.

Otro dato destacable es la presencia de una importante población de Cernícalo Primilla (Falco naumanni) entre los muros del Castillo de Marchenilla, especie que requiere amplias áreas de campeo, prefiriendo los espacios abiertos con vegetación natural y las zonas de cultivos, donde encuentran abundante alimento, imprescindible para el mantenimiento de sus poblaciones. 

Para una efectiva protección de este espacio es necesario no sólo evitar el avance de la cantera, que acabaría por destruir totalmente el hábitat y todos los elementos antes destacados, sino también hacer un control del uso público, ya que se trata de una zona de esparcimiento donde se observan actividades impactantes, algunas graves, como las debidas a vehículos de motor.

Antonio Gavira Albarrán

martes, 21 de noviembre de 2023

Rutas por el río Guadaíra: El descubrimiento del Molino de "Ojea"

Restos del Molino de Ojeda o Ojea

El 8 de septiembre salimos de Beca a las cinco de la tarde con treinta y dos grados centígrados. Tomamos la carretera de Morón, la A-360. Una vez que dejamos atrás la urbanización de La Ramira, en la arruinada venta de San José de Campanilla, cogimos a la derecha por la vía pecuaria Cordel o Colada de Pilares y Mancera hasta alcanzar el río Guadaíra. Aparcamos los coches junto a la pasá del río, a la sombra de unos imponentes eucaliptos. Serían las cinco cuarenta de la tarde. 

Iniciamos la ruta siguiendo lo que parecía una canalización flanqueada por eucaliptos, muy deteriorados por el fuego y las plagas, hasta que dimos con los restos del molino de Ojeda o Ojea, como se le nombra en la cartografía histórica. La canalización presenta alguna compuerta en su recorrido. Posiblemente sirvieron para regular el caudal que llegaba al molino y para el riego de las tierras comprendidas entre el ingenio hidráulico y el río. 

Posible esquema

El punto donde estuvo el rodezno se encuentra colmatado. De la sala molinera no ha quedado nada, salvo los michinales donde quedaban encastradas las vigas que sustentaban el piso y que separaba esta dependencia del cárcabo. 

Foto aérea años setenta del pasado siglo donde se puede apreciar aún el molino.

Sobreviven tres almenas decorando uno de los laterales de la atarjea, el más próxima a la sala de piedras. En esta parte pudo existir una fuente y abrevadero. Pasado el molino, el canal continuaba conduciendo el agua durante doscientos metros hasta su desembocadura en el río Guadaíra.
 

Después de tirar numerosas fotos retornamos al punto de partida. Allí comprobamos que el sistema de conducción de aguas traspasaba la vía pecuaria y que, en el río, se construyó una presa con compuertas para regular el caudal. Lo que permitiría cierta molienda y riego en cualquier época del año. 

Proseguimos nuestra ruta por la margen derecha, corriente arriba. Sorteamos el aliviadero de unas balsas situadas a nuestra izquierda que, según se dice, almacenan las aguas tratadas de la depuradora de Morón. En este tramo, el cauce del río se encuentra completamente cerrado por la vegetación: cañas, acebuches, aladiernos, fresnos, eucaliptos, zarzas, palmas, lentiscos... Aquí, un lentiscos singular nos sorprendió por su altura, el grosor de su tronco y el perímetro de cobertura de la corona. 

Un poco más adelante nos internarnos en el cauce, gracias a una mayor presencia de eucaliptos. En este tramo, seco, subsistían pequeños charcones y algunas minúsculas ranas. También aquí constatamos la presencia de jabalíes por sus pisadas y el movimiento de tierras. Muy pronto el cañaveral lo ocupó todo, complicando nuestro transitar por el lecho del río y abandonamos el cauce escalando por la margen izquierda, algo que algunos conseguimos con bastante dificultad. 

Reanudamos nuestra marcha por la ribera entre olivos y tierra calma. Un granado y unos restos cerámicos nos señalaron el lugar donde alguna vez hubo un cortijo o un rancho. A su alrededor, la tierra, sedienta, recién roturada, reclamaba un suministro normal de precipitaciones que no ha llegado a caer en los últimos cinco años. 

Al llegar a una segunda pasá decidimos regresar. Tomamos el camino que, perpendicular al río, partía a nuestra derecha, hasta cruzar la Vereda de Las Tinajas que, en este tramo, se encuentra completamente usurpada. Luego, continuamos por un camino de servidumbre, entre olivos en superintensivos y tradicionales. Según algunas fuentes, en España se concentra el 50% del total mundial y se prevé que para 2030 el 30% del olivar mundial sea superintensivo. 

En un punto, sin percatarnos, cruzarnos la Vereda de Los Molinos o de Mancera, que también ha desaparecido. Luego saltamos una valla para acceder al Cordel o Colada de Pilares y Mancera. Desde allí, nos restaba algo menos de un kilómetro al lugar donde teníamos estacionados los coches. Este último tramo de la ruta cuenta con algunas encinas, coscojas, acebuches, lentiscos, palmas y retamas. 

Dimos dar por concluida la jornada haciendo planes para la próxima escapada.

 

Mapa de la ruta

 Francisco José Gavira Albarrán

 

jueves, 19 de octubre de 2023

Rutas por el río Guadaíra: en busca del molino de Ojea

El 12 de mayo salimos de Alcalá a las 16:30 para conocer un nuevo tramo del río Guadaíra y localizar el Molino de Ojea. 

Tomamos la carretera de Morón, A-360. Al poco de pasar la urbanización de La Ramira, en la arruinada venta de San José de Campanilla, nos incorporarnos al cordel o colada de Pilares y Mancera. Cruzamos la carretera SE-5206, para continuar por la vía pecuaria hasta alcanzar el río Guadaira. Junto a la pasá, a la sombra de unos viejos e inmensos eucaliptos, dejamos uno de los coches. Con el otro regresamos a La Ramira y lo estacionamos al final de la calle Luis Manzanttini. 

De la ruta propuesta para ese día conocíamos los primeros trescientos metros. En este primer tramo el río discurre a nuestra izquierda. A la derecha dejamos la depuradora de la urbanización, aparentemente fuera de servicio. La vegetación de la ribera es aquí muy abundante, como ya hemos descrito en una ruta anterior. Sortear el río, en este punto, y en esta época del año, resultó fácil. La escasez de precipitaciones y sus efectos se hacen notar en toda la cuenca. 

Continuamos por la margen derecha, corriente arriba. Los primeros ciento veinte metros anduvimos por un eucaliptal. Los perros de la zona detectaron pronto nuestra posición. El Cortijo el Torreón se encuentra a escasos doscientos cincuenta metros de allí y estábamos desplazándonos en paralelo al núcleo de la urbanización, de la que nos separaba un escuálido cauce. 

Después de salir de los eucaliptos anduvimos entre olivos y río. En esta parte de la ribera abundaban los carrizos, rosales silvestres, fresnos, tarajes, olmos, álamos, hinojos y sobre todo cañas.  A veces, una adelfa hacía acto de presencia enseñándonos sus florecillas rosas. Tan solo escuchamos el croar de una solitaria rana. También constatamos que algunas viviendas han utilizado sus traseras, hasta el mismo cauce del río, a modo de corral. 

Cruzamos una pequeña arroyada. Dejamos atrás un pozo. Nos internamos en una antigua cantera, donde prosperaban enormes retamas henchidas con sus flores amarillas. Luego, el Guadaíra se contorsionó formando un anguloso recodo. La bóveda de olmos, rosas, cañas, fresnos, eucaliptos, zarzas y lentiscos se hizo más impenetrable, hasta ocultar el río por completo. Acceder al cauce se nos hizo casi imposible. El encajonamiento resultaba, si cabe, más impetuoso en esta zona. Desde algunos miradores pudimos ver bonitas pozas. Descubrimos un acebuche que podríamos catalogarlo como árbol singular. A nuestra derecha los trigales dorados, salpicados de margaritas y amapolas, esperaban ser cosechados.

Pronto llegamos a la carretera SE-5206, antiguo cordel o colada de El Coronil. A escasos metros de allí, oculto entre olivos, dimos por ubicado el Cortijo de La Mariscala. En este punto decidimos cambiar de margen. Durante doscientos metros anduvimos por otro eucaliptal, que nos permitió acceder al cauce sin dificultad. 

Continuamos por la margen izquierda hasta tener en el horizonte la Hacienda de Morillo. Estábamos en la zona donde los mapas topográficos de 1873 y 1918 señalaban la presencia del molino de Ojea. 

A nuestra derecha mantuvimos el Guadaíra. Equidistante entre río y hacienda, que divisábamos, se distinguían unos restos constructivos que concluimos, podrían pertenecer a un abrevadero. Entre nosotros y el potencial abrevadero, un mar de carrizos. Al fondo del encuadre la Sierra de Esparteros.


Aquí nos internamos en el cauce del Guadaíra, prácticamente seco y arenoso. Anduvimos por el lecho durante unos doscientos cincuenta metros sorteando pequeñas láminas de agua, producto de las surgencias que manan de la zona de contacto entre las margas arcillosas y las tierras más caliza y arenosa. En este tramo, los cañaverales son excesivos y monótonos. También abundan los lentiscos, acebuches, rosales y eucaliptos, pero en el lecho solo pudimos constatar la presencia de algas y las señales que dejan los jabalíes. 

Salimos como pudimos del encajonado cauce por la margen derecha. Desde allí, continuamos hasta donde teníamos estacionado el primero de los coches, distante de nosotros unos cuatrocientos metros. 

Nos paramos unos instantes en el entorno de la pasá, esperando localizar vida en el río Guadaíra. Tan solo creímos escuchar otra solitaria rana y ver algún movimiento en las escasas aguas, que pudo ser provocado por una tortuga.  En este punto dimos por concluida la jornada, regresando a Alcalá sin cumplir con nuestro objetivo, localizar el molino de Ojea.

Mapa de la ruta

Francisco José Gavira Albarrán

 

 

 

viernes, 25 de agosto de 2023

Rutas por el río Guadaíra: Una aproximación al Puente de Hornillo desde La Ramira.


El 28 de abril salimos de Alcalá a las 16:30 h. en dirección a la urbanización La Ramira acompañados de treinta grados centígrados, para, desde allí, siguiendo el curso del río Guadaíra, aproximarnos por segunda vez al Puente de Hornillo. 

Dejamos los coche al final de la calle Luis Mazanttini. Comenzamos la ruta con el río a nuestra izquierda. Al llegar a lo que parecía una depuradora, distante unos escasos cien metros de los coches, un viandante de aspecto extranjero rodeado de algunos pertrechos sesteaba a la sobra de un fresno. Agotado y desaliñado, nos transmitía que su destino era incierto. 

Una vez que dejamos atrás la depuradora y al caminante, mostramos interés por la trepadora Bryonia alba, de la familia de las Cucurbitáceas, que se entrelazaba con la Vinca major L., de pequeñas florecillas celestes. El cauce del río es en este primer tramo prácticamente invisible debido a la abrumadora presencia de tarajes, cañas y fresnos, entre los que resalta una solitaria y majestuosa encina.

El primer contacto con el cauce podríamos catalogarlo de decepcionante. Paso habitual de personas y cabras, no tiene más de medio metro de anchura. Un pequeño salto nos posicionó en la orilla opuesta. En este lugar predominan los carrizos envolviendo una aceptable lámina de agua si miramos el curso en el sentido contrario a la corriente. En dicho embolsamiento dimos por hecho la presencia de cangrejos y tortugas, que quisimos ver, pero que algunos no vimos. 

Siguiendo la corriente, un estrecho sendero nos alejó tres o cuatro metros del cauce. Los eucaliptos ya ocupaban el papel principal en la escena hasta que pronto empezaron a predominar los olmos y fresnos cerrándolo todo a modo de selva. Espesura quebrada que hizo imposible continuar junto a la orilla y nos obligaría a subir un talud de unos tres o cuatro metros hasta dar con un camino paralelo a la ribera. En este punto, a modo de padrón, unas chumberas afectadas por la cochinita del carmín acompañadas de esparragueras y pitas montaban la guardia de un naranjal. Estábamos en las tierras del Cortijo del Torrejón. 

Continuamos por el camino algo más de cien metros, ya con olivos a nuestra izquierda, hasta internarnos en un eucaliptal que nos posicionaría nuevamente junto al cauce. En esta zona, junto a los eucaliptos, pudimos distinguir algunas adelfas, cañas, tarajes, palmas, aladiernos, carrizos y fresnos. El rio no mostró señal alguna de vida, a pesar de que un compañero intentó en repetidas ocasiones que aflorase arrojando trocitos de pan al agua. Cuando nuevamente se hizo imposible continuar, un imponente acebuche constituyó el punto de arranque a la escalada de un nuevo talud, esta vez de cuatro o cinco metros de altura.

Ahora, los fresnos competían con los eucaliptos en una batalla que parecía iban ganando los primeros. En todo caso, el nuevo tramo se hizo inaccesible. Su encajonamiento y la abundante vegetación nos mantuvieron a cierta distancia del cauce. Tras sortear un retamal, llegamos a la carretera A360. En el puente innominado que cruza el río estuvimos disfrutando de las vistas. Una fugaz garza real apareció y desapareció en un instante, haciéndonos desear la presencia de peces en la lámina de agua que se atisbaba.  

Después de cruzar la carretera, bajamos al cauce sorteando una alambrada entre higueras bravías y ailantos. Bajo el puente, aparecieron los conglomerados, rocas sedimentarias de tipo detrítico formadas mayoritariamente por clastos redondeados tamaño grava, algunas de ellas nos parecieron los arranques de un desaparecido puente. 

Un requiebro de noventa grados enfiló el río en dirección al Cortijo de Hornillo. Nuevamente tuvimos que saltar una valla para continuar por la margen que traíamos, con el río a la derecha y ahora con una plantación de alcornoques a la izquierda. 

En este tramo, hasta el cortijo, el cauce se encuentra encastrado en el terreno como en ningún otro lugar lo hemos visto. En ocasiones a ocho, diez o más metros de profundidad y cinco o seis de anchura, ocultando el líquido elemento en la hendidura y la espesura de la vegetación. Este ecosistema subterráneo echó al vuelo nuestra imaginación sobre los misterios que guardaría. En el escarpe pudimos fotografiar a la Delphinium pentagynum Lam., con sus flores moradas entre abundantes palmas y retamas.

El Cortijo de Hornillo apareció ante nosotros en estado semirruinoso, sin mostrar signos de vida humana. Es muy probable que algunas de sus dependencias aún se utilicen en determinadas labores agrícolas y épocas del año. Sin duda debió de tener una gran actividad agrícola y ganadera. Al parecer, en la cartografía se le atribuye un tentadero. En esos momentos sobrevolaron sobre nuestras cabezas diferentes tipos de aves, entre ellas algunas palomas. 

Al llegar al camino de servicio, que da acceso a la finca, tuvimos que saltar otra alambrada. Desde allí, nos acercamos al río. En este lugar abundan los carrizos, fresnos y algunos eucaliptos. El agua la vimos estancada y repleta de algas, una consecuencia del bajo nivel de oxígeno y por el contrario alto nivel de nitrógeno. 

Cruzamos el río por unas piedras y nos situamos en la orilla opuesta. Después de subir un nuevo talud, continuamos por la margen derecha, teniendo una alambrada y el río a nuestra izquierda y un trigal óptimo para la cosecha a la derecha.

Este tramo de río se encuentra alambrado hasta el Puente de Hornillo. El conglomerado se muestra aquí de una forma espectacular: suelos lisos, rocas sueltas en el lecho, paredes cortadas a cuchillo … La ribera se abre en esta zona. Por el contrario, el acceso al cauce es prácticamente imposible o muy difícil por las alambradas. Solo un compañero se atrevió. En todo caso, pudimos tomar bonitas fotos en estos espacios abiertos de nuestro río. 

La línea del ferrocarril Utrera - Morón la teníamos en el horizonte cada vez más próxima. La imagen del puente comenzó imponiéndose. Alcanzar nuestro objetivo motivó numerosas fotos de grupo. Después de retratar el puente desde todos los ángulos que pudimos y descansar unos instantes en su herrumbrosa estructura continuamos nuestra marcha, ya de vuelta a La Ramira, siguiendo el balastro del ferrocarril. 

Andar por el balastro de una línea de tren no es nada fácil. En el caso que nos ocupa lo fue aún más. Lenticos, pitas, acebuches, aladiernos, esparragueras… han invadido literalmente la línea motivando que tuviésemos que apearnos de ella a cada momento. 

Después de casi un kilómetro, una cancela y una alambrada cortaban la línea férrea, privatizándola de facto e impidiéndonos concluir el itinerario propuesto. Estábamos en el cruce del camino de servidumbre que se dirige desde la carretera al Cortijo de Los Arenales, aproximadamente distante un kilómetro seiscientos metros de allí, si tomásemos el camino asfaltado a la izquierda. 

Nosotros lo tomamos a la derecha, no sin antes inmortalizar a una tacarnina en flor y sacar unas fotos de las últimas edificaciones del Cortijo de Hornillo, alguna de ellas de un trazado muy sugerente, quizás no correspondan a la arquitectura tradición andaluza. En los mapas topográficos de finales del siglo diecinueve se nombraba a este lugar como Hazas del Conde David. 

Desde allí hasta La Ramira nos separaba un kilómetro y medio, que anduvimos en paralelo a la carretera entre asfalto y girasoles. Ya diseñando el siguiente objetivo.

 

Francisco José Gavira Albarrán


Mapa de la ruta.



miércoles, 12 de julio de 2023

Rutas por el río Guadaíra: Desde el Molino del Boticario hasta el Cortijo de Cabeza Sordo


La tarde del 14 de abril, fecha en la que se conmemora la proclamación de la Segunda República española, nos lanzamos a explorar otro tramo del río Guadaíra, en esta ocasión el que va desde el Molino del Boticario al cerrado del Cortijo de Cabeza Sordo. La ruta fue de unos ocho kilómetros.

Dejamos un par de coches en la Cañada Real de Morón y nos dirigimos en otro al molino, que fue desde donde partimos, haciendo uso del ofrecimiento que disponíamos de los propietarios. No era la primera vez y, posiblemente, no será la última que lo visitemos. Después de los saludos de cortesía, partimos en dirección a la antigua vereda de Arahal a Utrera, hoy carretera A-394. Nada más cruzarla nos dirigimos al río, distante de allí poco más de cincuenta metros. Junto al puente, que permite salvar el cauce, antaño Vado de Herradura[i], se ha instalado un medidor para controlar la calidad físico-química y microbiológica de las aguas, en cumplimiento de la Directiva Marco de Agua[ii]. 

Proseguimos nuestro recorrido por la margen izquierda del río entre olivos y la ribera, este año muy afectada por la escasez de precipitaciones. 

En algunos mapas consultados, entre olivos, se encuentra el cortijo Dehesa del Conde (antiguo Gamero), edificación que no pudimos ver. Sin embargo, en los mapas topográficos de 1873 y 1918, a este cortijo se le ubica en la margen derecha, junto al río, aguas abajo. También hemos comprobado que se nombra Arroyo Manzano al Arroyo de Martinazo, un error a nuestro modo de ver[iii]. 

En algunos tramos de la ruta, el río se encuentra embovedado con una maraña vegetal compuesta por zarzales, rosales, fresnos, olmos, tarajes y cañas. En otros segmentos, las brozas y troncos muertos acompañan a los Eucalyptus, protagonistas por excelencia de la mayor parte de lo que anduvimos ese día. 

Dado su encajonamiento, acceder al cauce resultó todo un reto, que en mi caso fue mucho más que eso. En el escuchimizado curso de agua escasea la fauna acuática, formada casi en exclusividad por galápagos y cangrejos, estos últimos los dimos por presentes dadas las características que mostraban los excrementos de nutria. Aun así, este corredor verde sirve de refugio a otro tipo de fauna: jabalíes, nutrias, meloncillos, rata de agua… y una importante variedad de aves. 

Sorteamos el arroyo seco de Martinazo, con cierta dificultad, para adentrarnos en una zona húmeda donde aún verdeaban los trigales y prosperaban las acelguillas, verdolagas, achicorias, tacarninas…, Luego pasamos junto a un padrón que contenía algunas chumberas muertas, víctimas de la cochinilla del carmín[iv].   

Accedimos a un cerrado donde dimos por hecho que habían pastado reses bravas, aunque no detectamos su presencia. Allí nos dispersamos. La voz de alarma la dio uno de los compañeros que encabezaba la marcha. Creyó escuchar el gruñido de jabalíes en el rio. Lógicamente, salimos como pudimos de la empalizada y continuamos nuestra marcha hasta llegar a los dominios del cortijo de Cabeza Sordo.[v] Allí pudimos observar las reses bravas junto a sus comederos, mientras ellas también nos miraban extrañadas, preguntándose que hacíamos en un lugar tan apartado interrumpiéndoles su paz y su merecido reposo crepuscular. 

Desde el cerrado nos encaminamos a la Cañada Real de Morón entre un olivar en superintensivo y un sembrado de girasoles. 

La arboleda que se plantó en la cañada se conserva en un estado bastante aceptable, aunque no se recuperó su anchura …[vi] Este último tramo, nos conduciría de nuevo a los coches y luego al molino, y lo aprovechamos para diseñar nuevos objetivos e intercambiar impresiones y opiniones sobre temas relacionados con el medio ambiente. 


[i] Instituto Geográfico, 21 de marzo de 1873. En esa fecha no existía la carretera ni el puente y se nombra el paso del río como “Vado de Herradura”.

[ii] La Directiva marco del agua (DMA) es una norma del Parlamento Europeo y del Consejo de la Unión Europea por la que se establece un marco de actuación comunitario en el ámbito de la política de aguas. Nace con la vocación de garantizar la protección de las aguas y promover un uso sostenible que garantice la disponibilidad del recurso natural a largo plazo.

[iii] En Google Maps es nombrado Arroyo Martinazo.

[iv] Cuyo depredador podría ser el Cryptolaemus montrouzieri. https://www.ideal.es/granada/salvar-chumberas-acabar-20180827144550-nt.html

[v] La zona de Cabeza Sordo fue víctima de la usurpación de tierras y derechos comunales. Mª Antonia Carmona Ruiz. Usurpación de tierras y derechos comunales en Sevilla y su “tierra” durante el siglo XV. p.165. En el siglo XVIII el cortijo pertenecía al Marqués de Paradas. En 1853 es propiedad del Conde del Águila. En 1872 de la Marquesa viuda de Villaseca. En 1976 es de Manuel Cañaveral Valdés. Con una superficie de algo más de 1000 fanegas o 680 hectáreas, estas tierras solían ser arrendadas por sus propietarios que vivían de las rentas, dedicándose fundamentalmente al cultivo de cereal y pastos. El latifundio: propiedad y explotación: ss. XVIII-XX. AUTOR/ES: M. Artola, A.M. Bernal, J. Contreras. 1978. Ministerio de Agricultura Secretaría General Técnica. pp.193-194. El marques de Paradas formó parte de la “Santa Casa de la Misericordia de Sevilla” institución que reportaba poder y prestigio a la nobleza, capitulares y maestrantes y otras personas de “distinción” de la ciudad que formaban parte de ella. XI JORNADAS DE HISTORIA Y PATRIMONIO SOBRE LA PROVINCIA DE SEVILLA. “La nobleza en el Reino de Sevilla durante el Antiguo Régimen (siglos XIII – XVIII). OSUNA. 25 de octubre de 2014. p.122. En relación con su caserío podemos consultar en Cortijos, haciendas y lagares de la provincia de Sevilla. Junta de Andalucía. Consejería de Vivienda y Ordenación del Territorio, págs. 738 y 739. 

[vi] El Decreto 155/1998, de 21 de julio, por el que se aprueba el Reglamento de vías pecuarias de Andalucía en su artículo 5º, las cañadas reales tienen 75 metros de anchura.



Francisco José Gavira Albarrán