sábado, 10 de mayo de 2025

Alcalá de Guadaíra: el sacrificio ambiental de un municipio.

 


No es casualidad que Alcalá de Guadaíra se esté convirtiendo en el patio trasero de la gestión de residuos, tanto peligrosos como no peligrosos, provenientes de gran parte de la península. Alrededor de setenta industrias se dedican a esta actividad en nuestra localidad, según el registro oficial de la Junta de Andalucía. Además, contamos con tres canteras que devastan nuestro territorio y decenas de instalaciones fotovoltaicas que invaden nuestras tierras más fértiles y desfiguran el paisaje. Mientras otros municipios protegen su calidad ambiental, el nuestro parece condenado a ser una zona de sacrificio, un término que utilizan los urbanistas para describir lugares destinados a soportar lo que nadie quiere cerca de su hogar.

En este contexto, la reciente resolución de la Delegación Territorial de Sostenibilidad y Medio Ambiente sobre la Autorización Ambiental Unificada (AAU) solicitada por Portland Valderrivas ha sido un triunfo ciudadano. La cementera intentaba prorrogar su concesión minera "Sevilla 2000", pero la presión ejercida por Alwadi-ira, Ecologistas en Acción y la Plataforma contra la Incineración de Residuos, junto con las protecciones urbanísticas impulsadas por el movimiento ciudadano, ha limitado el permiso de actuación a las fases 1 y 2. Esta decisión incluye exigencias clave, como la restauración del hábitat HIC 6310 (dehesas de encinas), un ecosistema único, y la protección de los yacimientos arqueológicos.

Sin embargo, esto no es el final. Portland sigue intentando legalizar la utilización de residuos como combustible bajo el eufemismo de "valorización energética". En 2017, el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía lo impidió, y ahora Alwadi-ira ha recurrido la nueva solicitud de Autorización Ambiental Integrada (AAI). La batalla legal continúa, y con ella, la esperanza de evitar que una industria diseñada para fabricar cemento se convierta de facto en una incineradora encubierta junto a las viviendas de Alcalá.

Justo cuando creíamos haber ganado algo de tiempo, surge otro proyecto sospechoso: Ecogestión de Residuos Europa Sur, S.L. ha solicitado una AAI para una planta que procesará 235.980 toneladas anuales de residuos no peligrosos (CDR). Aunque, como siempre, el proyecto promete controles de emisiones y aguas (monitorizando pH, DBO, etc.). Nos dicen que no nos preocupemos.

Alcalá de Guadaíra merece algo más que ser el vertedero industrial de Andalucía. Los éxitos judiciales y administrativos logrados hasta ahora demuestran que la movilización ciudadana funciona. Sin embargo, cada nueva concesión nos acerca a un punto de no retorno, donde el deterioro ambiental podría ahuyentar a las familias, degradar aún más el medioambiente y hacer irreversible la pérdida de nuestro paisaje.

En este escenario necesitamos un ayuntamiento más proactivo a favor del medio ambiente. No se trata de oponerse al progreso, sino de exigir un desarrollo que no se base en envenenar el aire y esquilmar la tierra. La sentencia de 2017 y las recientes limitaciones impuestas a Portland demuestran que existen alternativas. El desafío ahora es impedir que, bajo el paraguas de la economía circular, se cuelen viejas prácticas contaminantes.


Alcalá no está en venta.

Francisco José Gavira Albarrán

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