A- EL abastecimiento de aguas potables de una gran ciudad.
Las primeras poblaciones que ocuparon el solar de lo que hoy es Sevilla, tuvieron como principales fuentes de agua potable el río Guadalquivir y los pozos. Estos suministros presentaban serios problemas, por una parte la salobridad, pues a la altura de la ciudad, el río se encuentra influenciado por las mareas y, por otra la salubridad, ya que la contaminación producida por los vertidos, residuos y
demás desechos generados por la
propia actividad humana, afectaba a la calidad de las
aguas potables.
Durante la época romana, el suministro de aguas se intentó mejorar, así a las aguas del Guadalquivir, a las
de pozos
en
la
misma
ciudad
y
a
las
de
algunas
fuentes
cercanas,
se unieron las del manantial de Santa Lucía desde las proximidades de la actual Alcalá de Guadaíra, en la zona conocida hoy como los Cercadillos, origen de los “Caños de Carmona”.
El problema de abastecimiento de aguas potables de Sevilla siguió siendo recurrente durante siglos, a pesar de que en el año 1574 se pondrá en explotación la fuente del Arzobispo y a mediados del siglo XIX, 1852, la de Tomares, que suministrará agua potable a Triana. Pero la fuente de Tomares bajó el rendimiento rápidamente y la del Arzobispo quedó inutilizada
debido
a
su
mezcla
con
aguas
salobres
al
intentar
añadir
otros
manantiales
que
no
se
habían
analizado. Asimismo,
las
obras
del
tren
acabaron
vertiendo
basuras
en
su
cauce,
por
lo
que
en
1874
ya
no
se
utilizaba.
De esta manera,
a
principios
de
1870,
la
fuente
principal
de
aguas
potables
para
la
ciudad
de
Sevilla
eran
las
aguas
que
venían
del
manantial
de
Santa
Lucía.
Estas abastecían,
además
del
Alcazar
y
la
Huerta
del
Rey,
a
unas
2.000
casas,
todas
correspondientes
a
clases
altas,
aristocracia
y
clero,
a lo que habría que sumar cuarenta
y cinco fuentes
públicas,
para
una
población
cercana a los 140.000
habitantes,
población
que
no
dejaba
de
crecer
a
pesar
de
las
periódicas
epidemias
de
cólera
que
sufría
Sevilla,
principalmente
debido
a
la
falta
de
higiene,
escasez
y
mala
calidad
de
las
aguas.
B- El Expediente de abastecimiento de aguas para la ciudad de Sevilla de 1871. La concesión del Servicio de Aguas a Míster George Higgin Winfield.
Ante este panorama, el Ayuntamiento de Sevilla abrirá un expediente, y posterior procedimiento
de concesión, para
el
abastecimiento
de
aguas
el
26
de
agosto
de
1871. Durante la década de
1870 se convocarán distintos concursos y certámenes, se elaborarán estudios y se presentarán numerosos proyectos, pero no será
hasta 1882 cuando se resuelva definitivamente el mencionado expediente, siendo
seleccionado el proyecto de Míster George
Higgins,
que
apostaba
por
un
abastecimiento
mixto,
las
Aguas
de
la
cuenca
del
Guadaíra
para
consumo
doméstico
y
las
aguas
del
río Guadalquivir,
a
la
altura
de
Las
Delicias,
para
riego
de
jardines,
baldeo
de
calles
y
fuentes,
etc.
1) Condiciones
Generales
del
Contrato
de
4
de
marzo
de
1882.
El 4 de marzo de 1882, D. Manuel de la Puente y Pellón, Alcalde de Sevilla, en representación del Ayuntamiento, y
George Higgins Winfield (1), en su propio nombre, firmarán las escrituras públicas de concesión, por 99 años,
del
servicio de abastecimiento de aguas a la ciudad
de Sevilla.
1.- En
dichas escrituras Higgins declarará que el contrato primitivo lo había
realizado por orden de James Easton. (Pedro José Sánchez Gómez. Historia del abastecimiento moderno de aguas
a Sevilla. La presencia inglesa en el siglo XIX (1882-1900). EMASESA.
SEVILLA. 2016. p. 63)
Las condiciones generales establecidas en dicha
escritura tendrán sus efectos en Alcalá de Guadaíra, ya que la empresa se
obligaba a que el
abastecimiento de
aguas
a Sevilla se llevara a cabo por
el
sistema
mixto. En él, las aguas
para uso doméstico serían captadas de la cuenca del río Guadaíra, en un
principio de los manantiales de Santa Lucía, Zacatín y Fuente de la Judía, y las aguas del Guadalquivir, a la altura de Las Delicias, para riego de calles, paseos, jardines y arbolado. La empresa se comprometía a
reunir
todas
las
aguas,
siendo
de
su
cuenta
y
riesgo
la
adquisición
de
los
manantiales
necesarios, así como
a
elevarlas
por
medio
de
máquinas
a
depósitos
abovedados,
a
llevarlas
a
Sevilla
por
cañerías
forzadas
de
hierro
y
distribuirlas
a
la
población, a
la
construcción
de
un
depósito
de
22.000
m3 de
cabida
en
el
Cerro
del
Zacatín,
a presentar en seis meses un proyecto para la adquisición y aprovechamiento de manantiales
en
la
cuenca
del
Guadaíra,
que
pudieran
servir
para
el
abastecimiento
de
Sevilla, etc. y finalmente,
Mister George Higgins, se comprometía a suministrar 100 litros de agua potable por habitante y día, aunque la población de Sevilla fuera creciendo.
En las mismas condiciones quedó establecida
la
posibilidad
de
que
Mister
George Higgins
pudiera
traspasar
la
concesión
a
la
compañía
o
persona
conveniente,
siempre
con
el
consentimiento
del
Ayuntamiento, clausula de
la que no tardó en hacer uso, ya que Eduardo Argenti, su apoderado, cedió la
concesión de abastecimiento de aguas a Sevilla con los mismos derechos y
obligaciones, a James Easton y Shaw (2),
según escrituras formalizadas ante el Notario D. Idelfonso Calderón, el 15 de
diciembre de 1882.
2.- El 5 de
julio de 1888 James Easton y Shaw reconocía que la adquisición la había
realizado para la compañía Easton and Anderson Limited. (Pedro
José Sánchez Gómez. Historia del abastecimiento moderno de aguas a Sevilla. La
presencia inglesa en el siglo XIX (1882-1900). EMASESA. SEVILLA. 2016. p. 65).
El 9 de enero de 1883, se llegará a un nuevo acuerdo
de transmisión de la concesión, en esta ocasión James Easton y Shaw, en
realidad Easton and Anderson Limited,
traspasará la concesión a Robert Morgan Young, que actuará en
representación de la compañía, aun no creada, The Seville Water Works Company Limited. En el mencionado acuerdo
se establecerá que la compañía Easton and Anderson sería la empresa contratista
de las obras a realizar para el abastecimiento de Sevilla, así como la
explotación del servicio de abastecimiento durante los tres años posteriores a
la finalización de las mismas, circunstancia que no se cumplieron hasta el año
de 1899.
Pedro José Sánchez Gómez. Historia del abastecimiento moderno de aguas a
Sevilla. La presencia inglesa en el siglo XIX (1882-1900). EMASESA. SEVILLA.
2016.
Finalmente el dos de abril de 1883, se constituiría
en Londres la compañía The Seville Water
Works Company Limited con la misión de buscar financiación para las obras
de abastecimiento y su posterior explotación, pero no será hasta el 9 de
noviembre de 1883 cuando se formalice el acuerdo que se había alcanzado el día
9 de enero de ese año. Pedro José Sánchez Gómez. Historia del
abastecimiento moderno de aguas a Sevilla. La presencia inglesa en el siglo XIX
(1882-1900). EMASESA. SEVILLA. 2016.
2) Las escrituras
de
contrata
para el
abastecimiento
de
aguas
de
12
de
diciembre de
1885.
Aunque
las obras para el abastecimiento de aguas fueron inauguradas el 8 de marzo de
1883, diversas circunstancias relacionadas con la financiación, falta de
confianza entre concesionario y Ayuntamiento, dificultades en la obtención de
autorizaciones, así como falta de claridad en algunos aspectos del contrato de
concesión, provocaron el incumplimiento de los plazos que se habían fijado de
manera que,
el
día
4 de septiembre de 1884, la “Compañía
de Aguas de los Ingleses” solicitó la prórroga de los mismos para la finalización de las obras y compromisos. El Ayuntamiento se opondría en
un
primer momento
hasta
comprobar
qué
obras
son
las
que
se
habían
realizado,
en
qué
estado
se
encontraban
o
cuáles
eran
las
que
faltaban. Realizado el
informe por el ingeniero Luis María Moliní Uribarri,
éste consideró ejecutadas las obras conforme al proyecto, salvo las tres cuartas partes del depósito de elevación de Alcalá, del que únicamente se había construido un depósito de 6.000 m3 cúbicos, el paso de aguas potables a Triana..., el cubrimiento de las aguas del Zacatín, La Fuensanta y la Judía, la extinción de servidumbres o la terminación del sifón de la Fuente de la Judía para atravesar el río Guadaíra.
El doce de diciembre de 1885 D. Manuel de Monti y Elizalde, alcalde de Sevilla y Thomás Pereira Wilson y Frende, apoderado de Jaime Easton Shaw, firman escrituras concediendo la prórroga. En la misma se recogerán una serie de acuerdos
que repercutirán en Alcalá de Guadaíra, como son la de reducir
la
cabida
del
depósito
denominado
Cerro
de
Zacatín
a
12.000
m³, así como la
construcción de
depósitos
inferiores
cubiertos
de
6.000
m3 de
cabida
para
recoger
las
aguas
de
Santa
Lucía,
Zacatín
y
La
Judía, la
instalación de una tercera
máquina
de
150
caballos,
una tercera
caldera
y
segunda
cañería
de
elevación
al
depósito
general, la
realización de acueductos
cubiertos
y
cañerías
desde
los
nacimientos
de
los
manantiales
del
Zacatín,
la
Fuensanta
y
la
Judía o la terminación
del
sifón
de
la
fuente
de
la
Judía.
El acuerdo establecerá que el plazo
de
prórroga
sería
de
un
año,
salvo
para
la construcción del
depósito
del
Cerro
de
Zacatín
que
será
de
hasta
10
años.
A lo largo de 1886 se irán aprobando los proyectos de obras para la cubrición de los manantiales de la Judía y la Fuensanta, los depósitos bajos de Zacatín y de La Judía, la incorporación de las
aguas del Zacatín al abastecimiento de Sevilla, etc. Pero
los
problemas
no
cesan
y
las
obras
no
avanzan con
la
rapidez
debida,
pues aún
no
se
habían
presentado,
y
ya
estaba
fuera
de
plazo,
el proyecto del depósito
bajo
del
manantial
de
Santa
Lucía,
de
3.000
m3 de
capacidad,
así como
la ampliación
del
depósito
general con otro igual al
existente de 6.000 m3. Por lo que el 11 de febrero de 1887, el Ayuntamiento toma el acuerdo de comunicar a la empresa la obligación de presentar el proyecto de depósito de Santa Lucía
antes
del
30
de
abril
de
ese
año, así como ampliar el
depósito general cuando llegue el momento y acreditar
que
se
hubieran
extinguido
las
servidumbres
que
existían
sobre
los
manantiales, no dudando en
amenazar con la resolución de la concesión de no llevarse a buen término las
demandas.
La falta de autorización al proyecto de
un tercer depósito, ocasionará el atraso en las obras. No fue hasta el día 7 de julio de 1897 cuando se otorga a la empresa el permiso para construir, en un periodo de dos años,
el
depósito
de
“Santa
Lucía”,
aunque
aumentada
su
capacidad
a
4.131
m3.
Igualmente,
en 1897 se autorizará la
incorporación al abastecimiento de Sevilla
de los manantiales de Las Aceñas, que será efectivo en 1899, y los de la Cañada
de Otivar, todos ellos después
de
haber
analizado
sus
aguas,
aunque la incorporación de
Otivar no se hará efectiva hasta 1903.
3)
Bases de la
Escritura
de
transacción
de
18
de
febrero
de
1901.
El 18 de
febrero de 1901, se acordarán unas
nuevas bases entre el Ayuntamiento de Sevilla y la empresa. En esta ocasión se
entiende que la empresa concesionaria era The
Seville Water Works Company Limited, y entre otras cuestiones, la empresa se comprometía a
construir
en
el
plazo
de dieciocho meses
el
depósito
bajo
de
4.131 m3 para
recoger
las
aguas
de
la
fuente
de
Santa
Lucía (3), así como realizar las obras proyectadas y aprobadas para traer a Sevilla las aguas procedentes del manantial denominado “Cañada de Otivar”.
3.- El 5 de agosto de 1902 aún no
se había construido dicho depósito, según se desprende del Reglamento general
para el uso, servicio y distribución de aguas potables, de riegos e incendios.
Si bien el Reglamento General para Uso, Servicio y Distribución de Aguas Potables se aprueba el 5 de agosto de 1902, unos días después, el sábado 23 de agosto de 1902, se hace mención en el periódico madrileño
“La Correspondencia de España”, a la
visita
que
realizaría
una
comisión
del
Ayuntamiento
de
Sevilla
a
Alcalá,
para
comprobar
sobre
el
terreno
si
la
empresa
de
aguas
había
cumplido
lo
pactado
en
las
escrituras
de
18
de
febrero
de
1901,
ello
después
de
haber
sido
tratado
el
tema
profusamente
el
día
19
de
agosto
de
1902,
en
el
mismo
medio, y el acuerdo de
iniciar expediente de caducidad, que lógicamente no llegó a aprobarse.(4)
4.- “La Correspondencia de España”, 23 de
agosto de 1902.
La cuestión de las aguas.
Sevilla 22,1,30 m.
La
Comisión especial de aguas ha celebrado una reunión que ha durado cuatro horas.
Los comisionados, que regresaron esta tarde de Alcalá, dieron su Informe.
Después
acordó la Comisión proponer al Ayuntamiento la caducidad de la concesión.
El
asunto se discute acaloradamente en todos los centros.—SEDANO.
Sevilla
22, 4,30 t.
El cabildo municipal acaba de acordar por unanimidad que se forme expediente de caducidad de la concesión hecha a la empresa abastecedora de aguas, nombrando además una Comisión permanente para inspeccionar los servicios durante la tramitación del expediente.
4) Escrituras
de
Transacciones
de
26
de
octubre
de
1912.
Una década más
tarde, el 26 de octubre de 1912, serán firmadas por el alcalde de Sevilla, D. Antonio Halcón y Vinent y D. Juan José Bithell y Bithell, director apoderado de la compañía “The Seville Water Works Company Limited”, que por primera vez aparecerá nombrada como empresa concesionaria, unas nuevas escrituras de transacciones.
En las bases de estas escrituras se establecerán nuevos compromisos y obligaciones,
entre
otros,
que todas
las
aguas
suministradas
tendrían
dos
orígenes, las
aguas
de
manantial de la cuenca del
río Guadaíra y
aguas
filtradas del Guadalquivir,
cuyo emplazamiento
para
la
toma
se
fijaría
en
las
cercanías
de
la
Algaba
y
de
la
desembocadura
de
la
ribera
de
Huelva (5), asimismo a que unas
y
otras
fuesen distribuidas
por
cañerías
independientes, a
practicar
un
aforo
de
todos
sus
manantiales
que
abastecían
Sevilla,
en
demostración
de
disponer
de
un
volumen
de
agua
superior
a
50
litros por habitante y día (6), a poseer en todo tiempo un caudal de aguas de manantial y filtradas del Guadalquivir suficiente para garantizar una dotación mínima de 175 litros por habitante y día, así como a adquirir en propiedad y en un justo precio, aquellos otros manantiales de la cuenda del Guadaíra que ofrecieran condiciones técnicas, y cuya explotación no afectara al rendimiento de los demás manantiales, obligación que se daría por cumplida cuando el volumen de agua de que la compañía fuese propietaria resultase suficiente para mantener una dotación permanente de 60 litros por habitante y día, para cuyo computo no se tendría en cuenta el manantial de Santa Lucía.
5.- Esto implica llevar a cabo el proyecto de completar el servicio con aguas del Guadalquivir después de filtradas y purificadas, para lo cual se le concede a la Compañía un periodo de cuatro meses para presentar el proyecto, obras que no finalizarán hasta el año 1926.
6.- El aforo de los manantiales empleados para abastecimiento de Sevilla se había realizado ya en 1911 dando un volumen total de aguas que excedía de 50 litros/habitante/día.
ACTA DE AFORO:
El acta de aforo se realizó durante los días 26, 27 y 28 de octubre de 1911 dando como resultado el siguiente volumen de aguas por manantiales:
- Zacatín 1500 m3.
- Pequeños manantiales de Zacatín 80 m3.
- Fuensanta y Retama 1634 m3.
- Galería
central de la Fuensanta 617 m3.
- Manantiales de las Aceñas 2516 m3.
- Pozo de Otivar 278 m3.
- Galería de Otivar 746 m3
- Manantiales de Clavinque 3000 m3
TOTAL: 11.208 M3
Igualmente, la
compañía
aseguraba ser propietaria,
al
menos,
de los manantiales de
Zacatín,
La
Judía,
La
Fuensanta
y
Otivar y tener arrendado
desde
1899,
los manantiales de
Las
Aceñas, así como ser
propietarios
de
una
parte
de
los
terrenos
de
Clavinque,
cuyo
primer
pozo
comenzó
a
funcionar
en
1906.
En las mismas escrituras se mencionan
las servidumbres de los manantiales: el Zacatín tenía como servidumbre un lavadero público con doce pilas, un abrevadero con tres y una charca para ganado de cerda; la Judía una fuente pública y la Fuensanta un abrevadero y un pequeño grifo del Vivero del Estado y el riego de este vivero tres días a la semana, desde la salida del sol hasta las dos de la tarde.
5)
El
rescate
del
servicio
de
abastecimiento
de
aguas
por
el
Ayuntamiento
de
Sevilla
y
el
nuevo
sistema
de
abastecimiento.
El abastecimiento de aguas a Sevilla siguió siendo muy deficitario, agravándose durante los veranos y especialmente cuando se sucedían años secos, lo que provocaba importantes protestas de los vecinos (7).
7.-
llegando la situación a ser noticia en periódicos como la publicada en “La Voz”, Madrid, 26 de febrero de 1924.
Llegan ya a límites intolerables los abusos que la Empresa abastecedora de aguas de Sevilla—The Seville Water Works Company Limited—está cometiendo con el vecindario. Sería indigno tolerar por más tiempo que la The Seville, etc., etc., continúe explotando la dejación de derechos que ayuntamientos anteriores le abandonaron en alegre camaradería. Hay que reaccionar ante la mansedumbre musulmana a que el vecindario se ve constreñido por la indefensión en que lo dejaron los regidores que han venido desgobernando a la ciudad.
...
Ha sido una cadena de abusos, explotaciones e iniquidades las que durante cuarenta largos años venimos soportando, sin que nadie se haya atrevido, en un rasgo de dignidad ciudadana, a romper esa cadena, que parece condenarnos a perpetuo suplicio. Para hacer un ligero proceso de los enormísimos abusos de que viene siendo paciente víctima el vecindario, habría que ocupar extenso espacio.
...
La Empresa explotadora del servicio de aguas cobra un canon de caño libre a todas las casas, y ni en las épocas en que, por la abundancia de lluvias, era de suponer que tuviera abastecidos sus manantiales, da agua a caño libre más de una hora diaria...
...
En las diferentes visitas de inspección hechas por técnicos municipales a los manantiales y pozos que abastecen a Sevilla se descubrieron verdaderas enormidades y atentados contra la higiene y la salud pública. Cerca de algunos pozos había lavaderos públicos. En otros se filtraban las aguas fecales de los pozos negros en las conducciones de abastecimiento. Ratas, galápagos, lagartos vivos, animales en putrefacción y toda clase de inmundicias infectaban los pozos y tuberías del agua. En la estación veraniega, en que la Empresa no da más que unas gotas de agua para el consumo público, captaba el preciado líquido en los manantiales de Alcalá para venderla con destino al riego de huertas. Ha consentido, cobrándolo, como es natural, el acoplamiento directo de motores a las tuberías de abastecimiento para usos industriales, motores que absorben enorme caudal de agua. Y, por fin, a modo de colofón al largo capítulo de abusos, erigiéndose la Empresa inglesa en dueña y señora —"Rule, Britania"—, con descaro inaudito, impone ahora el alza en las tarifas de suministro a fincas que no consumen ni una gota más de la exigua cantidad que les viene dando.
Tras la Exposición Iberoamericana de 1929, y debido al aumento demográfico, al gran desarrollo urbano de Sevilla y a la continuidad en los problemas del abastecimiento de aguas, surge una importante corriente en la sociedad sevillana que abogará por la necesidad de la intervención pública en el servicio de aguas. Así, en el año 1937 se construye la presa de derivación de La Algaba para captar las aguas de mejor calidad del río Rivera de Huelva en su desembocadura en el Guadalquivir, con la que se quiere sustituir el agua suministrada a través de la red de aguas filtradas. Igualmente, a principios de los 40, el Ayuntamiento decide construir el pantano de La Minilla, en el mismo río Rivera de Huelva, aguas arriba de la presa de derivación, aunque debido al coste de la obra, la misma no se completará hasta que el Estado asuma su ejecución, por medio del Decreto de 31 de marzo de 1950.
El origen del abastecimiento actual de Sevilla se encuentra en la construcción del embalse de La Minilla, la estación de tratamiento y el depósito de cabecera de El Carambolo, lo que supondrá, por un lado, el inicio de la gestión pública del servicio de abastecimiento de aguas y, por otro, el cambio definitivo en la dirección de los flujos de agua, pues a partir de ahora el abastecimiento de la ciudad dependerá básicamente de las aguas de Sierra Morena.
Finalmente, en
el “ABC”, de 4 de agosto de 1956 aparecerá publicado que “en el día de ayer el
pleno
municipal,
siendo
alcalde
de
Sevilla
el
Marqués
del
Contadero,
aprobó
la
reversión
a
la
ciudad
del
agua
de
los
ingleses
por
13.324.393,23
pesetas”, reversión que tuvo efectos del día 1 de enero de 1957”. Dándose por
finalizada la concesión de abastecimiento de aguas a Sevilla que la “Compañía
Inglesa de Aguas” gestionó durante casi 75 años.
C- Sistema de captación de aguas y depósitos Fuensanta-La Judía.
Los trabajos
realizados por la compañía Easton and Anderson, dirigidos a abastecer a la
ciudad de Sevilla de aguas potables, dejarían en Alcalá de Guadaíra un ingente
patrimonio en forma de depósitos de agua, estaciones de bombeo, galerías y
canalizaciones, siendo los más conocidos la estación de bombeo del Adufe y el
depósito del cerro de Zacatín, hoy conocido como Adufe Alto, con 6.000 m3 de
capacidad. Hubo otras grandes obras realizadas a lo largo del término municipal
de Alcalá, menos conocidas, como la galería-depósito de Otivar, con más de
1.500 m. de longitud, la estación de bombeo de Cajul o el depósito de aguas del
Zacatín, con 1.500 m3 de capacidad. Pero si hay un lugar que destacar por estas
enormes infraestructuras hidráulicas, ésta es la zona conocida hoy como La
Retama.
Míster George Higgins y James Easton, ya eran propietarios de los manantiales de La Fuensanta y de La Judía, además de los manantiales de Zacatín, con anterioridad a la concesión del servicio de abastecimiento de aguas a Sevilla, por lo que fue en la zona conocida hoy por La Retama donde primero comenzaron los trabajos de la compañía en Alcalá de Guadaíra.
Las obras consistieron en captar las aguas del manantial de la Fuensanta y La Judía, así como otros pequeños manantiales, lo que provocaría la parada de los dos molinos de Badalejos, aunque algunas servidumbres se tuvieron que mantener, como hemos podido ver en las escrituras de 1912.
Este trabajo se concreto en un doble sistema de galerías-canalizaciones y depósitos que en su inicio recorren la Cañada de la Fuensanta, captando las aguas de La Fuensanta y La Judía para llevarlas hasta la estación de bombeo de El Adufe.
1) Manantiales de la Fuensanta.
Estos
manantiales correspondían a una mina de agua que abastecería a los molinos de
Badalejos (8) y que, igualmente, servirían para el riego de la huerta de
la Torrecilla, de la Fuensanta y el vivero del Estado.
8.- Pedro José Sánchez Gómez.
Historia del abastecimiento moderno de aguas a Sevilla. La presencia inglesa en
el siglo XIX (1882-1900). EMASESA. SEVILLA. 2016. P. 49
“La reunión de las aguas de la Fuente de
la Judía, y Molinos de Badalejos no es tan fácil como la anterior. Esta agua
salen de una mina perforada en los cerros del lado izquierdo del río Guadaíra,
casi enfrente del antiguo Castillo y del molino del Arrabal, y después de
correr en cauce abierto una distancia de unos 640 metros faldeando el pie de
los cerros, se unen con las aguas que nacen en el manantial conocido por el
nombre de “Fuente de la Judía”.
Las obras de
captación de estos manantiales comenzarían en el año 1883. Aunque en un
principio las aguas siguieron discurriendo a cielo abierto, como se desprende
del informe del ingeniero Luis Moliní, y por ello en las bases de escrituras de
12 de diciembre de 1885 se comprometen a cubrirlas, no será hasta 1886 cuando
presenten los proyectos de cubrición y, puesto que se comprometieron a realizar
las obras en un periodo de un año, estas se ejecutarían entre 1886 y 1887.
El sistema denominado Manantiales de la Fuensanta, de algo más de 1.500 m. de
longitud, constaba en cabecera de una galería de 400 m., donde aún hoy es posible observar en el exterior su trazado gracias a seis de los pozos o
lumbreras que servían para acceder a su interior en los momentos que era necesaria la limpieza o reparación de la galería. En su interior se pueden observar distintos tipos de trabajos desde galería excavada en la roca madre, tramos de galería revestidas de ladrillos con bóveda de cañón y amplios tramos enlucidos con argamasa de cal y albero, igualmente rematado con bóveda del cañón. Los tramos finales se encuentran muy
deteriorados. La altura en los tramos mejor
conservados es de 1.80 cm. y la anchura varía entre 80 cm. y 90 cm.
En general presenta un importante deterioro, causado principalmente por la acción destructora de las raíces de los árboles del exterior, eucaliptos, que se plantaron en la zona, posiblemente, en los años sesenta.
Las aguas de esta conducción llegaban al lugar en que originalmente manaba la fuente de La Fuensanta. En él se instaló un pequeño depósito decantador desde el cual, mediante tuberías de 175 mm de diámetros, eran
dirigidas hasta un registro situado junto a los molinos de Badalejos y Fuente de la Judía. Continuaban por una tubería de 300 mm de diámetro hasta el depósito de La Judía, que se encuentra al pié del cerro de Villalba, en
la huerta del Peñón, cerca ya del molino de Realaje, desde donde una tubería y sifón conducían las aguas a través del río Guadaíra hasta el Adufe.
Hacemos mención al hecho de que en las proximidades de la fuente de la Fuensanta existía un abrevadero público, que probablemente es indicado por la existencia del topónimo Los Bebederos, por lo que La Compañía de Aguas hubo de dejar una servidumbre, como ya hemos mencionado.
2) Galería Central de la Fuensanta.
El segundo sistema de conducciones, denominado Galería Central de la Fuensanta, de unos 1.850 m., se compone de una galería principal en cabecera, con una longitud de 500 metros aproximadamente, que discurre paralela al camino de La Retama. De esta galería sale a su derecha un ramal perpendicular de unos 140 metros en cuyo inicio, y en el exterior, se puede ver aún un poste señalizador con el anagrama NO X DO, de los que aún es posible ver junto a la Fuente de la Judía y al depósito del
mismo nombre. A continuación de la galería principal una tubería de 300 mm de diámetro y unos 600 metros de longitud la conectaba con el depósito de Villalba.
La Galería es de bóveda de cañón enlucida con argamasa de cal y albero, salvo en su tramo
inicial que esta excavada en la roca viva, con la particularidad de la existencia en este tramo inicial de una galería elevada de unos 50 metros de longitud.
En el caso de la Galería Central de la Fuensanta el estado de conservación es aceptable, aunque en algún tramo se puedan observar grietas preocupantes en las paredes,
debido fundamentalmente a que el trazado de la misma discurre, durante buena
parte de su recorrido, paralelo al camino de La Retama y éste se ha visto
afectado gravemente por la acción erosiva de las lluvias, que han incidido
negativamente, provocando un alarmante socavón que está afectando al interior
de la galería. En este caso, en el exterior existe un olivar cuyas raíces no han llegado a afectar a la estructura, salvo en un punto de la misma, perpendicular a la principal, donde se aprecia cómo penetran en el interior raíces de un eucalipto próximo, aunque sin afectar gravemente a la galería. Igualmente es posible ver en su interior, a
la altura de los pozos de entrada, amontonamientos de rocas y basuras.
Ésta se encuentra seca en todo su recorrido, debido posiblemente a que en la cabecera de la cañada de la Fuensanta se han perforado numerosos pozos para riego de cultivos y para suministro de la urbanización de Torrequinto.
Al igual que
el anterior sistema, las obra se iniciarían en 1883, pero salvo los primeros
metros de la cabecera, excavados en roca viva, la mayor parte del trazado de estas conducciones fue excavado a cielo abierto y posteriormente,
como consecuencia de los compromisos de 1885, se labró la galería y se colocaron las tuberías para evitar su contaminación y mejorar su calidad.
Las aguas de ambas conducciones,
en un principio, eran dirigidas hacia el depósito de La Judía, y desde este
lugar, mediante un sifón que salva al río Guadaíra, llegaban a la estación elevadora del Adufe, desde donde se bombeaban hasta el depósito denominado actualmente Adufe Alto, de 6.000 m3 de capacidad, que se encuentra en el cerro del Adufe, llamado en aquel momento de Zacatín y desde allí, por gravedad, eran enviadas hacia Sevilla mediante una tubería de 533 mm de diámetro.
3) Depósito de La Judía.
Como hemos
visto, en un primer momento, el proyecto de abastecimiento de aguas para la
ciudad de Sevilla únicamente contemplaba la construcción de un gran depósito de
22.000 m3 pero, tras el informe de Luis Moliní, se acordó reducir la capacidad
de éste y a cambio se propuso la construcción de tres depósitos inferiores con
una capacidad total de 6.000 m³, con la función de recoger las aguas de los
manantiales de Zacatín, La Judía y Santa Lucía, concediéndose un año, a partir
de la firma de las escrituras de 1885, para su construcción.
Ya se ha
comentado cómo, a lo largo de de 1886, se presentaron y aprobaron varios
proyectos, entre otros el del depósito de La Judía y el de Zacatín, ambos con
una capacidad de 1.500 m3 de capacidad.
El depósito de La Judía es un claro ejemplo de construcción de estilo industrial victoriano, en el que prima la utilidad como almacén de agua, sin dejar de poseer una gran belleza arquitectónica.
En su interior podemos ver un gran despliegue arquitectónico a base de pilares de ladrillo y arcos rebajados, destacando en su factura los refuerzos interiores de las paredes laterales. La funcionalidad de estos refuerzo sería soportar las presiones exteriores que recibe el vaso en su pared lateral Este, ya que se encuentra excavado, en parte, sobre un meandro del río Guadaíra. Estos refuerzos quizás, hubieran podido evitarse en el lateral Oeste, excavado en roca calcarenítica, pero creemos que por estética se siguió el modelo de la pared opuesta. Igualmente se aprecia el enlucido que impermeabiliza el vaso con cemento portland, justo hasta el rebosadero de volumen máximo. Así mismo, al igual que el resto de los otros depósitos construidos en Alcalá por los ingleses, está labrado en su totalidad a base de ladrillos del tipo “Ingles nº 2”.
El depósito tiene una longitud interior, Este - Oeste, de 16,05 m. y de 36,50 m., Norte . Sur, lo que supone una superficie interior en planta de 585,83 m2. El volumen de agua que podía acumular viene delimitado por un rebosadero a 2,45 m. de altura, lo que nos aporta una capacidad de 1.435,27 m3., cifra que se aproxima a los 1.500 m³, recogidas en los documentos analizados.
La poca altura del depósito vendría dada por la propia altura inicial de los manantiales captados, así como al lugar de construcción, muy cercano a los límites de crecidas del río y a las margas que componen los suelos, fuera ya de las calcarenitas que le daban la solides y seguridad.
Los tubos de las salidas de agua de 6 pulgadas (15,20 cm.), que se dirigen a la casa de bombas, están marcados tanto con las siglas de la empresa inglesa suministradora C&CO. como por las de la empresa SWW, estas marcas se realizaron en la fundición de origen para el destinatario.
El depósito se encuentra en un estado de
conservación óptimo, en ello ha influido la falta de vegetación arbórea en su
superficie y en sus alrededores. Sin embargo, su cercanía al río Guadaíra y al
azud de Realaje pueden suponer un peligro potencial, ya que en los momentos de
crecida del río, y debido a la fuerza de las aguas y el impacto de los
materiales arrastrados, se está favoreciendo la erosión del meandro sobre el
que se asienta, siendo visibles en la actualidad parte de los desagües y
aliviaderos y desagüe de limpieza del depósito en la barranca del río.
El exterior presentaba siete chimeneas
de sección cuadrada, con cierta estética arquitectónica, que nacían
directamente de la cubierta y remataban en un adorno en forma de pirámide.
Estas chimeneas presentaban en los laterales huecos para su aireación. Igualmente
sobresalían de la cubierta dos pequeños cubos con sus tapas de fundición que
corresponden a las bocas de acceso, en su interior quedaban alojadas las
escalerillas de hierro fundido, similares a la de los barcos. Actualmente solo
quedan las barandillas laterales pues los peldaños se han deteriorado y caído
al suelo.
4) Depósito de Villalba y
galería-depósito del cerro de Villalba.
a- Depósito de Villalba (Santa Lucía).
Como hemos
visto, la “Compañía Inglesa de Aguas” se comprometió a la construcción de tres
depósitos inferiores con una capacidad total de 6.000 m3, en un plazo de un año a partir de la firma de
las escrituras de 1885.
Estos
depósitos serían Zacatín y la Judía, de 1.500 m3 cada uno, y el de Santa Lucía,
de 3.000 m3, pero la falta
de autorización al proyecto del tercer depósito ocasionará el atraso
en
las
obras.
El 7 de
julio
de
1897
se
otorgará
a
la
empresa
el
permiso
para
construirlo en un período
de dos años, aunque
aumentada
su
capacidad
a
4.131
m3.
Por su parte, en las escrituras de 1901
vuelve a aparecer, entre
otras
cuestiones, el compromiso
de la empresa para construir en el plazo de dieciocho meses el depósito bajo, de 4.131 m3, para recoger las aguas de la fuente de Santa Lucía, si bien, el 5 de agosto de 1902 aún no se había
construido, según se desprende del artículo 15, del Capítulo Tercero del “Reglamento General para el Uso, Servicio y
Distribución de Aguas Potables, de Riegos e Incendios”.
En el año
1907, en el plano de “Distribución,
Galerías, Casas-Máquinas, Depósitos y Cañerías de Comunicación”,(9)
aparece construido el tercer depósito,
denominado de Villalba, con una capacidad de 4.500 m3. Pudiera parecer
que, en algún momento entre 1902 y 1907, hubo un cambio de planes,
desistiéndose de la construcción del depósito de Santa Lucía y construyéndose
el de Villalba. Si observamos el plano de la “Sección desde la Casa-Máquina a la Huerta de Villalba”, de 1891,
podemos comprobar que el depósito al que se hace referencia en la Huerta de
Villalba es denominado de Santa Lucía. Es probable que con el tiempo, se
cambiara el nombre del depósito por el del lugar donde se construyó.
9.- EMASESA, Tubo
323-IECA1988083318.
Por otro lado,
parece haber ciertas diferencias de capacidad, ya que en un principio debería
ascender a 4.131 m3 y en 1907 aparece ya con 4.500 m³. Dicha diferencia es
debida a que el depósito de Villalba está conectado con la Galería de Villalba
que completa la capacidad del tercer depósito.
El Depósito de
Villalba es totalmente hipogeo, apreciándose sólo la escotilla para el
alojamiento de la tapa de hierro fundido que lo cierre . Esta escotilla sirve
de apoyo a la escalera de hierro que da acceso a su interior. Mantiene los 30
respiraderos de hierro fundido, de 9 pulgadas de diámetro (22,86 cm.), visibles
en el exterior unos 37 cm., para la aireación del depósito, coronadas por
sombrerillos cónicos de chapa. Los restos de algunos de ellos se encuentran,
aún hoy, acumulados en el interior, pues en algún momento fueron retirados para
taparlas con hormigón.
El interior
del depósito tiene unas medidas de 34,00 metros de longitud Este-Oeste, por
48,65 metros en la dirección Norte-Sur, lo que supone una superficie de
1.654,10 m2., totalmente nivelado y flanqueado por las cuatro
paredes que forman el vaso. Toda la construcción, a excepción de las pilastras
en piedra arenisca y los elementos secundarios de conducción y desagüe, así
como el tubo de nivel máximo, que son de hierro fundido (10), está ejecutada con ladrillos industriales de
estilo “inglés nº 2”, que posiblemente fueron fabricados en Triana.
Los tubos de
fundición fueron fabricados por la empresa COCHRANE & CO. (3) por encargo
de Edward F. Johnston, representante apoderado de James Easton (Easton &
Anderson), directamente en Middlesbrough.
Cabe destacar
la construcción de las 99 pilastras interiores, a modo de columnata para
soporte de la cubierta, fabricadas en piedra arenisca de color blanco de gran
solidez. Cada una de ellas se compone de 4 elementos, una pieza cuadrada como
base, dos sillares como fuste y una pieza como capitel y arranque de arcos.
Igualmente es de interés el hecho de que las paredes del depósito, hasta donde
podía llenarse de agua, están impermeabilizadas con cemento portland.
En la
actualidad se aprecia cierto deterioro que se evidencia en algunas fisuras que
se están originando en la estructura, debido a las raíces de los eucaliptos que
lo rodean por la parte Oeste y Norte.
Igualmente, es
de destacar que, debido al cierre de los respiraderos en los años 70 del siglo
pasado, el ambiente de humedad y el continuo goteo están formando concreciones
que originan ciertas disoluciones que al precipitar, afean y debilitan la gran
cubierta de ladrillos.
(10) Pedro José Sánchez Gómez:”Historia del
abastecimiento moderno de aguas a Sevilla”,
2016, pp. 68-69.
(11) Ibid., pp. 69-70.
(12) Ibid., pp. 68-69.
b- Galería-Depósito del cerro de
Villalba.
Desde el depósito de
Villalba parte una galería-depósito de 350 m. de longitud, que horada el cerro del mismo nombre, hasta finalizar en un registro. Desde este lugar, una tubería-sifón de 450 mm de diámetro y 200
m. de longitud, atraviesa el río Guadaíra hasta conectar con la casa-máquina del Adufe.
La hemos
denominado galería-depósito, por estar hecha con el fin de servir de depósito y
de conducción del agua. Con una anchura media de 0,87 m. presenta a ras de
suelo 0,60 m., a 1 metro de altura 0,80 m., a 2 m. de altura 0,96 m. a 3 m. de
altura 1,00 m. de ancho y a su altura máxima de 3,40 m. 0,98 m. de ancha. Los
trabajos de excavación llevados a cabo supusieron la extracción de 1.035,3 m³
de roca. A su vez se horadaron 9 pozos-lumbreras de 0,90 m. por 1,00 m., cada
30 metros, y con alturas que van desde
pocos metros de profundidad en sus extremos hasta más de 30 m. en la parte
central del cerro de Villalba. El volumen total de roca extraída sería de 1.300
m³, volumen muy superior a la capacidad de almacenaje de aguas, unos
500 m3
CONCLUSIONES:
Las obras
que desde finales del siglo XIX hasta principios del siglo XX, llevó a cabo la “Compañía
Inglesa de Aguas”, para la captación de manantiales y abastecimiento de aguas potables a la ciudad
de Sevilla, dejaron en el término municipal de Alcalá de Guadaíra un ingente
patrimonio industrial subterráneo en forma de conducciones de agua, galerías y
depósitos. La zona conocida actualmente como La Retama destaca sobre las demás
en cuanto a concentración de estos bienes. En ella, para la captación de los manantiales
de la Fuensanta y La Judía, se construyó un doble sistema de galerías y
conducciones de aguas, así como dos depósito, el de La Judía, de 1.500 m³ de
capacidad, y el complejo galería-depósito de Villalba, de 4.500 m³ de
capacidad.
Este
patrimonio hidráulico se encuentra actualmente en desuso, olvidado y abandonado
de sus propietarios. Presenta un lento pero imparable proceso de deterioro,
apenas perceptible desde el exterior, que comenzó una vez que las instalaciones
dejaron de tener uso, cesando su mantenimiento. Las plantaciones de eucaliptos
han tenido un gran impacto en el sistema, ya que sus raíces han penetrado en su
interior, llegando a colapsar algunos tramos de galería. Así mismo, a estos
problemas hay que unir el robo de los elementos metálicos y la destrucción de
muchos de los hitos indicadores de su existencia, lo que ha supuesto la pérdida
de un importante material histórico y permitido la entrada y acumulación de
basuras en su interior. Para finalizar, también se han visto afectados por la
falta de previsión en los proyectos de obras municipales, dándose el caso de
que en la actualidad existe un aparcamiento de coches en parte de la cubierta
del depósito de Villalba, con el potencial peligro de derrumbe.
Como
consecuencia consideramos urgente la adopción de medidas encaminadas a la
protección de estos bienes, hoy día dependientes de EMASESA. Para ello
planteamos actuaciones a corto plazo como.
-
La tala de los eucaliptos, que se encuentran sobre las galerías o cercanos a
los depósitos, evitando así que continúe avanzando la acción destructora de las
raíces.
-
Eliminación del aparcamiento sobre el depósito de Villalba, así como ampliación
del perímetro de su vallado y el de La Judía.
-
Habilitando nuevamente los respiraderos originales de los depósitos, lo que
supondría una mejora de la atmósfera interior, evitando condensaciones y
eflorescencias de sales procedentes de la descomposición de los elementos
constructivos, que pueden provocar el debilitamiento de las estructuras.
- Limpieza de basuras y raíces del interior de
los depósitos, respetando las frágiles concreciones y pátinas que en los
últimos decenios han aparecido en el interior.
Otras
medidas de más calado, como la limpieza y consolidación de algunos tramos de
las galerías, su recuperación o reconstrucción, podrían quedar a la espera de
un necesario informe que dé a conocer la situación real en la que se encuentran
los distintos elementos. Todo ello sin dejar de lado actuaciones encaminadas a
explorar la posible protección legal de este patrimonio industrial, como
pudiera ser su inclusión en el Catálogo de Patrimonio Histórico de Andalucía
como Lugar de Interés Industrial, al
amparo de la Ley 14/2007, en este caso en unión a la estación de Bombeo de El
Adufe y los depósitos de Adufe Alto y Zacatín.
Por otro lado consideramos necesario medidas que den a conocer su existencia, y para ello, al igual que en el caso de su protección, se pueden tomar medidas a corto plazo como visitas guiadas por el exterior; colocación de elementos explicativos o publicación de documentación histórica referente al proceso de construcción y, así mismo, una vez esté elaborado el informe de su estado, se podrían ampliar los estudios y analizar la viabilidad de realizar visitas y otras posibles actividades en su interior.
Bibliografía
y
documentos
usados:
- Copia de la Escritura General del Abastecimiento de Aguas de 1882.
-
Copia de la Escritura de Contrata para el Abastecimiento de Aguas de 12 de diciembre de 1885 y Bases.
-
Bases de la Escritura de Transacción para el Abastecimiento de Aguas de 18 de Febrero de 1901 y Reglamento General para el Uso, Servicio y Distribución de Aguas Potables de riegos e Incendios. De 5 de agosto de 1902.
- Escritura para Complementar el Abastecimiento de Aguas de Sevilla de 26 de octubre de 1912 y Reglamento General para el Uso, Servicio y Distribución de Aguas Potables de riegos e Incendios. De 5 de agosto de 1902 y Bases.
-
Acuerdos adoptados por el Excelentísimo Ayuntamiento relativos al abastecimiento de aguas y sus incidencias.
-
Aparicio Carrillo. M.D. 1990. El Agua en Sevilla. Sevilla. EMASESA. Guadalquivir, S.L. Ediciones.
-
Consuelo Giansante, Ricardo Marqués Sillero, Leandro del Moral Ituarte, Carlos Pérez Bonilla y Fernando Sancho Royo. 1998. El sistema de abastecimiento de agua de Sevilla: análisis de situación y alternativas al embalse de Melonares.
- Leandro del Moral Ituarte. 2008. Riego
o navegación: la cuestión de la reserva del caudal en el río Guadalquivir.
-
Leandro del Moral Ituarte. Sevilla 1991. La obra Hidráulica en la cuenca baja del Guadalquivir (siglos XVIII-XX). Gestión del Agua y organización del Territorio.
-
Leandro del Moral Ituarte. 2008. Riego o navegación: La cuestión de la reserva del caudal en el río Guadalquivir.
- Mª Teresa Costa Campí. 1982. La Financiación exterior del capitalismo español en el siglo XIX. Barcelona.
- Pedro José Sánchez Gómez. Historia
del abastecimiento moderno de aguas a Sevilla. La presencia inglesa en el siglo
XIX (1882-1900). EMASESA. SEVILLA. 2016.
- Rodríguez Garay, J. 1909. Abastecimiento
de aguas de las poblaciones: Abastecimiento de Aguas de Sevilla. Memoria premiada por el Ateneo y Sociedad de Excursiones de Sevilla en los juegos florales de 1909.
José Rodríguez Díaz y Antonio Gavira Albarrán
I Congreso de Historia y Cultura de Alcalá de Guadaira. 2018. pp. 505-532
No hay comentarios:
Publicar un comentario