La panorámica de Alcalá de Guadaíra captada por Ramón Almela (Sevilla, 1870-1925) alrededor de 1890 es una ventana a un pasado rural. Tomada desde la Cuesta del Águila, la actual calle Santa María, la imagen muestra un caserío blanco y compacto, surcado por calles estrechas donde la campiña se funde de forma natural con el núcleo urbano.
En el corazón de esta estampa sobresale la Iglesia de Santiago, cuya silueta, aún sin las transformaciones que experimentaría su torre años después, domina un paisaje donde todavía no existían edificios emblemáticos como la Casa Ibarra o Villa Esperanza.
El autor de este valioso testimonio visual fue un nombre esencial en la fotografía andaluza de su tiempo. Hijo del también fotógrafo Francisco Almela, Ramón se incorporó joven al negocio familiar. A partir de 1891, la firma "Almela, Fco. e Hijo" quedó bajo su dirección y orientación artística (Yáñez Polo, 1997: 226-227). Como fotógrafo itinerante y editor de postales, dedicó su carrera a documentar ciudades y monumentos de Sevilla y su provincia, empleando técnicas como la albúmina tardía o el gelatinobromuro, que otorgaban a sus imágenes el característico y cálido tono sepia.
Hoy, esta fotografía no solo es un documento histórico de incalculable valor para comprender la fisonomía de Alcalá a comienzos del siglo XX, sino también el legado de uno de los grandes documentalistas gráficos de Andalucía.
Fuente: Archivo digital de Antonio Gavira Albarrán.

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