martes, 2 de septiembre de 2025

El Puente Horadada: vestigio invisible de la ingeniería romana entre Sevilla y Alcalá de Guadaíra.

 

Puente Horadada. Tarjeta postal de la Unión Universal de Correos. 

Índice del Documento.

 

  1. Introducción.
  2. Justificación del estudio.
  3. El puente en la red viaria de la Bética.
  4. Función en época andalusí.
  5. Batallas feudales.
  6. El conflicto del azud de 1868.
  7. Reformas modernas y pervivencia hasta el siglo XX.
  8. Reconocimiento patrimonial.
  9. Propuestas para la recuperación y puesta en valor.
  10. Conclusión.
  11. Bibliografía. 

1. Introducción.

Pocos elementos simbolizan con tanta elocuencia la continuidad histórica entre la Hispania romana, el Al-Ándalus andalusí y la Sevilla moderna como el Puente Horadada. Hoy prácticamente desaparecido, este viaducto donde confluyen los términos municipales de Alcalá de Guadaíra, Dos Hermanas y Sevilla, que antaño cruzaba el río Guadaíra, fue durante siglos pieza clave en las comunicaciones, la gestión hidráulica y los conflictos territoriales del sur peninsular.

Este trabajo, motivado por una visita que un grupo de amigos realizamos al lugar en junio de 2025, tiene como objetivo rescatar la memoria histórica, patrimonial y documental de este enclave, que ha sido documentado en archivos, cartografía, fotografías aéreas y textos legales, pero que carece aún de protección jurídica efectiva. A través de este trabajo, se propone una revisión del puente como infraestructura estratégica, como símbolo de poder y conflicto, y como testimonio físico de la transformación del territorio. 

2. Justificación del estudio.

La progresiva urbanización del área donde se situaba el Puente de la Horadada (Universidad Pablo de Olavide, depuradora de Ranilla, chabolismo…), sumada a su exclusión de los principales catálogos patrimoniales, ha generado una amnesia institucional y social en torno a su existencia. Sin embargo, su mención en el Plan Director del Patrimonio Histórico Municipal de Sevilla como bien de interés arqueológico, y su propuesta de inscripción como Bien de Interés Cultural (BIC), abren una ventana de oportunidad para estudiar y revalorizar esta infraestructura, desaparecida, que también es nombrada en la planimetría del Plan General de Ordenación Urbana de Alcalá de Guadaíra, donde se señala la existencia en el lugar de un descansadero-abrevadero (T.M. Alcalá), en el que desembocaría la vía pecuaria “Vereda de la Puente Horadada o Moradada”[1]. 

Planimetría PGOU Alcalá de Guadaíra. 

3. El puente en la red viaria de la Bética.

El Puente de la Horadada, datado en el siglo I d.C., se integraba en una calzada secundaria de época romana que articulaba la comunicación entre diversos núcleos del entorno meridional de Híspalis: Quintus Milliarium (Montequinto), Orippo (Dos Hermanas) y Salpensa (Utrera). Según F. J. Barragán de la Rosa (2015), «el antiguo Puente Horadada ya ocupaba este lugar desde la época romana»[2], afirmación que Ramón Corzo Sánchez (2008-2009) precisa al vincular su origen con la política infraestructural del emperador Augusto: «La Vía Augusta estableció un recorrido que se aproximaba considerablemente a Híspalis, pero dejaba la ciudad a cinco kilómetros de distancia para aprovechar el puente sobre el Guadaíra de la antigua vía ibérica, al que se ha conocido después como el "Puente Horadada"»[3].

A pesar de no formar parte del trazado principal de la Vía Augusta, el Puente de la Horadada desempeñó una función complementaria relevante dentro de la red viaria de la Bética, facilitando el tránsito entre enclaves estratégicos y actuando como nodo de conexión entre la vía principal y otras rutas locales. Su estructura, adaptada al relieve de la ribera del Guadaíra, alcanzaba una longitud estimada de 120 metros[4] y estaba compuesta por cinco arcos de medio punto, con tajamares y estribos ejecutados en sillería, lo que da cuenta del grado de sofisticación técnica alcanzado por la ingeniería civil romana. «De la Puente Horadada sólo queda su recuerdo toponímico y su imagen, tal y como había llegado a conservarse hasta el siglo XVII, en algunos documentos del Archivo de la Catedral de Sevilla en los que se le dibuja con perfil alomado sobre cinco arcos de alturas decrecientes hacia los extremos y con fábrica de sillería, por lo que podría tratarse de un puente similar al de Villa del Río y, quizás, el prototipo de los de su especie, dada la importancia del lugar y la altura que se le puede atribuir a los arranques del puente por la del terraplén del agger de la vía que aún se conserva en la margen izquierda.»[5]

El análisis de la red viaria romana en la provincia Baetica evidencia la existencia de numerosos puentes, algunos de los cuales han perdurado, mientras que otros, como el Puente de la Horadada, han desaparecido, pese a su evidente relevancia histórica y funcional. Localizado en el conventus Hispalensis, este viaducto cruzaba el río Guadaíra y articulaba la conexión entre Híspalis, Siarum y Salpensa, posibilitando además el enlace indirecto con la Vía Augusta. Su estudio resulta esencial no solo para comprender los mecanismos de articulación territorial en época romana, sino también para analizar las transformaciones del paisaje en etapas posteriores, como la época islámica o los conflictos bajomedievales[6].

La información arqueológica y documental sugiere que esta infraestructura, como hemos visto, formaba parte de un eje secundario que, partiendo del quintus milliarium (actual Montequinto), se dirigía hacia el sur, salvando el cauce del Guadaíra en un tramo de especial dificultad topográfica debido a las crecidas estacionales del río.

Conexión con la Vía Augusta. Aunque no existen evidencias concluyentes que permitan afirmar su integración directa en el trazado de la Vía Augusta, su cercanía a enclaves como Orippo (Dos Hermanas) y Torreblanca —donde se han documentado miliarios— apunta a un papel subsidiario dentro del sistema viario regional. Esta hipótesis se ve reforzada por la existencia de caminos secundarios que enlazaban con el eje principal, asegurando la conectividad territorial y económica del área metropolitana de Híspalis.

Analogías arquitectónicas. Desde el punto de vista constructivo, el Puente Horadada presenta notables similitudes con otros puentes del ámbito bético, como el de Carmona —dotado de arcos de medio punto y fábrica de sillares— o el de las Alcantarillas en Alocaz (Utrera), este último modificado con torres defensivas en época medieval, lo que sugiere una evolución funcional y militar en determinados casos.[7]

El Avance del Plan Especial de Protección del Conjunto Histórico de Sevilla. Sector 25 “La Palmera” (2004) recoge la relevancia histórica del itinerario vinculado al Puente de la Horadada:
«…hay argumentos históricos para pensar que el camino más antiguo de entrada a Sevilla desde el Este era precisamente el que procedía desde “la Puente Horadada”, cerca de la Universidad Laboral, por un camino en dirección noroeste, hoy absorbido por el crecimiento de la ciudad, que pasa por la Barriada de la Plata y por la zona de la Buhaira para entrar en Sevilla por la Puerta de la Carne.»

Posteriormente, el mismo documento precisa:

«La primera referencia del camino del Guadaíra la podemos encontrar como una vía de salida desde Sevilla a la Vía Augusta que unía Cádiz (Gades) con Roma, atravesando la Península de suroeste a noreste. Dicho camino puede admitirse que estuviera en uso en época romana y uniera la Puerta de Jerez con la actual Bellavista, aunque existe argumentación histórica para admitir que había otros caminos que conectaban la Vía Augusta con Sevilla, como el que iba desde Torreblanca a la Puerta de Carmona. No obstante, tal vez el camino más antiguo de entrada a Sevilla desde el este fuera el que procedía del Puente Horadada del Guadaíra.».[8]

Por su parte, Gómez Montblanch et al. (2019) matizan esta interpretación:

«[…] se documenta una intervención muy antigua, posiblemente de época romana, cuando la Vía Augusta cruzaba el cauce del Guadaíra —procedente del asentamiento de Orippo en Dos Hermanas, a su vez originaria de Gades— mediante el denominado Puente Horadada (Montiel, 2017), situado frente al campus de la actual Universidad Pablo de Olavide. Aunque no ha podido confirmarse si la obra es romana…»[9].


Plano del puente Horadada, obra de Asensio de Maeda en 1593. (Plano de molinos. Compañía de Jesús. Colegio de San Hermenegildo. Institución colombina, Archivo de la Catedral de Sevilla).[10]  

4. Función en época andalusí.

Durante el periodo andalusí, el Puente de la Horadada se integró funcionalmente en un complejo sistema de aprovechamiento hidráulico y organización territorial, que pone de manifiesto la reutilización y adaptación de infraestructuras romanas a las nuevas dinámicas económicas, sociales y administrativas del Al-Ándalus.

La estructura, que posiblemente albergó una torre de origen almohade, desempeñó un papel dual: por un lado, como elemento clave en el sistema de molinos harineros vinculados al río Guadaíra; por otro, como marcador territorial en la delimitación de jurisdicciones entre Išbīliya, Alcalá de Guadaíra y Dos Hermanas, una función registrada explícitamente en el Libro del Repartimiento de Alfonso X.

Funciones principales en época andalusí:

a) Integración en el sistema de aprovechamiento hidráulico.

El puente facilitaba la derivación de aguas hacia diversos ingenios hidráulicos, entre los que destacan el Molino de San Juan de los Teatinos (antiguamente conocido como Molino de Almofadet en época andalusí y Molino de Tizón en el siglo XIV) y el Molino de Aljudea. Ambos fueron elementos clave en la producción harinera de la zona, contribuyendo al abastecimiento de las alquerías del entorno y al desarrollo de la economía agroindustrial local. Esta integración refleja una gestión racional del agua, típica del mundo andalusí, y una estrategia de continuidad tecnológica basada en la infraestructura heredada.

b) Delimitación territorial y control administrativo.

La torre asociada al puente —atribuida al periodo almohade— desempeñó una función de hito geográfico y político, sirviendo como punto de intersección entre los términos municipales de Išbīliya, Alcalá de Guadaíra y Dos Hermanas. Esta función de frontera territorial confiere al puente un carácter estratégico dentro de la organización administrativa andalusí y posteriormente cristiana, como queda reflejado en fuentes medievales cristianas y documentación de época moderna.

Esta doble funcionalidad —económica y territorial— ilustra la capacidad del poder andalusí para reconvertir infraestructuras romanas preexistentes y adaptarlas a nuevas formas de uso. En este sentido, se ha señalado que:

«De la Puente Horadada del Guadaíra, donde se unen los términos municipales de Sevilla, Alcalá de Guadaíra y Dos Hermanas, la vía seguía recta por Villanueva del Pítamo, Bellavista, Fuente del Rey, Valme y Campamento a la Torre de los Herberos donde estuvo la ciudad turdetana de Orippo […] aquí se encuentra también el Cortijo del Cuarto que coincide con la cuarta milla desde la Puente Horadada, no desde Sevilla que se encuentra a una milla más de distancia; por tanto, es probable que la Puente Horadada sirviera de lugar de origen al último tramo de la vía antes de generalizar el cómputo desde el Ianus Augustus.». [11]

Asimismo, en el Avance del Plan Especial de Protección del Conjunto Histórico de Sevilla. Sector 25 “La Palmera” (2004), se señala que:

«Durante época árabe y medieval dicha vía se fue consolidando como camino de salida hacia Cádiz desde Sevilla, conservando hasta el siglo XIX la denominación de calzada o camino real. De esta manera era conocido como Calzada o Camino Real de Sevilla a Cádiz y también como Camino de Guadaíra.» .[12]

Por su parte, Gómez Montblanch et al. (2019) profundizan en la funcionalidad hidráulica de la zona en época andalusí, destacando que:

«[…] si la obra es romana o de herencia andalusí, lo cierto es que desde este punto el cauce del Guadaíra ya se bifurcaba en el siglo XVI (De Maeda, 1593; De Jerónimo, 1767) a través de una canalización en su margen derecha, generando una isla donde se ubicaba un molino que aprovechaba el caudal del brazo izquierdo —natural—, conocido en época andalusí como Molino de Almofadet. Este ingenio hidráulico fue renombrado como Molino de Tizón en el siglo XIV y, posteriormente, con la llegada de la Orden de los Teatinos, como Molino de San Juan de los Teatinos.»

Este testimonio refuerza no solo la importancia estructural del puente en la articulación del espacio, sino también su integración en un paisaje hidráulico altamente tecnificado, cuyos orígenes combinan herencias romanas con desarrollos propios del al-Ándalus. La permanencia de estos elementos a lo largo del tiempo subraya su papel como soporte de continuidad territorial y como eje vertebrador del espacio productivo del Bajo Guadalquivir.[13] 

5. Batallas feudales. 

Durante la Baja Edad Media, el Puente de la Horadada mantuvo una significativa relevancia estratégica, convirtiéndose en un enclave disputado en el marco de los conflictos nobiliarios que marcaron el ocaso del régimen feudal en Andalucía. Su localización sobre el Guadaíra, en un punto clave de la articulación territorial entre Sevilla y la campiña meridional, le confería un alto valor táctico, tanto desde el punto de vista militar como administrativo.

En el contexto de la Guerra de Bandos, en 1473, la torre anexa al puente fue objeto de un asalto por parte de las tropas de la Casa de Arcos (Ponce de León), enfrentadas a la Casa de Medina Sidonia (Guzmán). Este episodio constituye un testimonio elocuente del papel que jugaban determinadas infraestructuras en la geoestrategia nobiliaria, evidenciando la función del puente como punto de control del tránsito fluvial y terrestre en el Bajo Guadalquivir, así como su valor simbólico en la afirmación de la soberanía jurisdiccional.[14]

Publicado en Geografía antigua de la franja inmediata entre los términos municipales de Dos Hermanas y Sevilla. Publicado en “Dos Hermanas Feria y Fiestas”, Ayto. Dos Hermanas. Puente marcado con una S. 

La torre defensiva adosada al puente —de probable factura almohade— funcionaba como hito de demarcación territorial, tal como ya había sido recogido en el Libro del Repartimiento de Alfonso X. Su posesión implicaba no solo el dominio del paso sobre el río, sino también la proyección de autoridad sobre los límites administrativos entre Sevilla, Alcalá de Guadaíra y Dos Hermanas. La disputa por su control refleja el uso de infraestructuras heredadas como instrumentos de legitimación del poder en el paisaje del feudalismo tardío.[15]

A finales del siglo XVI, el plano de Asensio de Maeda (1593) documenta aún la existencia del puente y su torre, esta vez en un contexto distinto, marcado por los conflictos por el aprovechamiento hidráulico. En este período se registra un litigio entre la Compañía de Jesús y el Marqués de Valencina[16], evidenciando cómo las infraestructuras construidas en periodos anteriores seguían siendo objeto de disputas vinculadas al uso de recursos naturales y a los derechos señoriales sobre el territorio.

Este conjunto de evidencias permite comprender cómo el Puente de la Horadada fue resignificado a lo largo del tiempo, integrándose en diferentes lógicas de poder: desde su función logística y administrativa en época romana y andalusí, hasta su instrumentalización como bastión militar y símbolo de autoridad feudal en la Edad Media y Moderna. Así, se convierte en un ejemplo paradigmático de la pervivencia funcional y simbólica de las infraestructuras en el proceso de transformación del territorio andaluz. 

Dirección General del Instituto Geográfico, 1918. 1/50000 

Dirección General del Instituto Geográfico, 1918. 1/50000

 

6. El conflicto del azud de 1868: litigios por el agua y la consolidación del Estado liberal. 

En el año 1868, el Puente de la Horadada volvió a adquirir centralidad estratégica, esta vez no como enclave militar o frontera jurisdiccional, sino como epicentro de un conflicto jurídico-administrativo de gran relevancia en la historia del derecho de aguas en España. El litigio, ampliamente difundido en la Gaceta de Madrid, enfrentó a los propietarios de diversos molinos harineros del entorno del Guadaíra con el Estado liberal, en un contexto de creciente centralización de competencias públicas y redefinición del dominio sobre los recursos naturales.

El origen del conflicto se remonta a la intervención ordenada por el Gobernador Civil de Sevilla, amparada en el Real Decreto de 29 de abril de 1860 y en la Ley de Aguas de 13 de junio de 1866, normativa que otorgaba al Estado facultades para actuar incluso sobre aguas privadas cuando se tratara de proteger el interés general y, en particular, la salud pública. La actuación gubernativa consistió en una orden de intervención sobre el azud del Guadaíra, con el objetivo de regular el caudal fluvial en beneficio colectivo.

Frente a esta medida, los propietarios de los molinos de Cerrajas, Aljudea, Torreblanca, Minjoar y San Juan de los Teatinos, alegando perjuicios graves a sus derechos de aprovechamiento —algunos de ellos documentados desde el siglo XVI, como en la escritura de concordia de 1593—, iniciaron una doble vía de oposición, administrativa y judicial. La defensa de sus intereses se sustentaba en la existencia de derechos adquiridos y consolidados por la costumbre y la documentación histórica, invocando la protección de la propiedad privada frente a las nuevas prerrogativas estatales.

El asunto llegó a la Audiencia de Sevilla, que admitió un interdicto a favor de los propietarios, al considerar que la actuación de la autoridad vulneraba derechos reales legítimamente constituidos. Sin embargo, el Estado, a través de sus representantes, sostuvo que la gestión del dominio público hidráulico le correspondía en exclusiva, conforme al nuevo marco legal liberal. La controversia alcanzó su resolución definitiva mediante el Real Decreto de 25 de julio de 1868, que falló en favor del Estado, estableciendo que las aguas del Guadaíra eran de uso público y, por tanto, susceptibles de intervención por razones de interés general.

Este fallo sentó un precedente fundamental en el proceso de consolidación del dominio público hidráulico en España. Marcó el paso de un modelo de gestión basado en derechos históricos privados, derivados de usos consuetudinarios y concesiones locales, hacia un sistema articulado desde el centralismo administrativo del Estado liberal, en el que se afirmaba la supremacía del interés colectivo sobre los intereses particulares, incluso en casos respaldados por títulos históricos.

Así, el conflicto del azud del Puente de la Horadada no solo constituye un hito en la historia de la infraestructura hidráulica del Bajo Guadalquivir, sino que se erige como un caso paradigmático de transición jurídica en el marco del liberalismo decimonónico. Refleja con claridad el proceso de racionalización del uso de los recursos naturales y la imposición de un nuevo orden institucional, en el que el Estado se convierte en garante de la equidad, la salubridad y la eficiencia en la gestión del agua, frente a modelos fragmentados y patrimoniales heredados del Antiguo Régimen.[17] 

Plano elaborado por el Instituto Geográfico en 1873. Escala: 1/25000


 Visor Redian. Junta de Andalucía, Consejería de Sostenibilidad y Medio Ambiente.

 

7. Reformas modernas y pervivencia hasta el siglo XX. 

Lejos de caer en el olvido o el abandono, el Puente de la Horadada fue objeto de diversas intervenciones a lo largo de la Edad Moderna, según consta en la documentación conservada en las actas capitulares del Cabildo de Sevilla. Entre los siglos XV y XVIII, esta infraestructura fue considerada parte del sistema de obras públicas prioritarias para el funcionamiento y la seguridad del entorno urbano y periurbano de la ciudad. 

Uno de los primeros testimonios explícitos data de 1417, cuando Diego González de Villafranca, mayordomo de la ciudad, recibió 5.000 maravedís por su participación en distintas iniciativas municipales, entre las que se incluye el cuidado de la "obra de la Puente Horadada". Este dato, recogido por Javier Martínez de Aguirre en su estudio Notas sobre las empresas constructivas y artísticas del Concejo de Sevilla en la Baja Edad Media (1370-1430), sitúa al puente en un grupo de infraestructuras críticas que incluía también la calzada del Puente de Triana, el sistema de abastecimiento de aguas y el cerramiento de la Mancebía. Tal inclusión sugiere que el puente no solo cumplía funciones de tránsito, sino que probablemente desempeñaba también un papel defensivo o de articulación territorial relevante. 

El pago a Villafranca fue autorizado por el cabildo, aunque el documento plantea la posibilidad de que se tratase de una compensación extraordinaria vinculada a errores contables o a gratificaciones no reguladas. Esta ambigüedad revela las tensiones habituales en la financiación y gestión de las obras públicas municipales bajomedievales, donde la rendición de cuentas no siempre respondía a criterios de transparencia o normalización administrativa. 

La mención de restauraciones posteriores, fechadas entre los siglos XVI y XVIII —como la acordada por el cabildo en su sesión del 24 de enero de 1633— confirma la continuidad del uso del puente y su mantenimiento regular por parte de las autoridades locales. [18] Estos registros refuerzan la percepción del Puente de la Horadada como un elemento persistente del tejido infraestructural de Sevilla, gestionado directamente por la administración municipal incluso en épocas de transformación del modelo urbano. 

Desde el punto de vista gráfico y cartográfico, la importancia del puente se refleja en varias fuentes. El plano de Asensio de Maeda (1593) representa la estructura con cinco arcos, destacando el central por su mayor altura, lo que evidencia tanto su envergadura como la atención técnica que recibió. En el siglo XIX, Manuel Álvarez-Benavides recogió su trazado en su cartografía de 1884, lo que confirma su pervivencia operativa hasta las postrimerías del siglo. 

Sin embargo, la vida útil del puente concluyó abruptamente en el año 1917, cuando fue destruido por una crecida extraordinaria del río Guadaíra. Este episodio fue ampliamente documentado por la prensa contemporánea: La Nación (20 de marzo) y La Hormiga de Oro (31 de marzo) publicaron reportajes gráficos con fotografías de Marín y Ortiz y de Vidal, respectivamente, que constituyen valiosos registros visuales del suceso y del estado final de la estructura antes de su desaparición. 

A pesar de su desaparición física, el Puente de la Horadada continuó siendo objeto de atención. En 1945, el fotógrafo José María González-Nandín y Paúl realizó varias vistas del lugar, que permiten identificar restos pétreos de la infraestructura. En la actualidad, aunque apenas subsisten vestigios materiales visibles, su memoria permanece en la toponimia, como lo demuestra la denominación de la Vereda de Puente Horadada, y en el imaginario histórico de la articulación territorial del entorno sevillano. 

Sevilla bajo tus pies. 


 Trabajos Agrónomos Catastrales. 1897. Versión original: Un plano col. rojo y negro, papel ms., pliego 23 X 33 cm, plano 20 X 26 cm. 

Puente Horadada 1917. Foto: Marín y Ortiz. 

Puente Horadada 1917. Foto: Vidal. 

José María González-Nandín y Paúl de fecha 13-7-1945, de la fototeca de la Universidad de Sevilla. 

José María González-Nandín y Paúl de fecha 13-7-1945, de la fototeca de la Universidad de Sevilla. 

 José María González-Nandín y Paúl de fecha 13-7-1945, de la fototeca de la Universidad de Sevilla.

José María González-Nandín y Paúl de fecha 13-7-1945, de la fototeca de la Universidad de Sevilla. 

José María González-Nandín y Paúl de fecha 13-7-1945, de la fototeca de la Universidad de Sevilla.  

8. Reconocimiento patrimonial: el Puente de la Horadada en el Plan Director del PHiM. 

Hoy apenas quedan restos visibles del puente. La corriente y los sedimentos del Guadaíra han arrastrado o sepultado sus últimos vestigios. La única huella nominal que persiste es la Vereda de Puente Horadada, cerca de la Universidad Pablo de Olavide.

El Plan Director del Patrimonio Histórico Municipal de Sevilla (PHiM) reconoce al Puente de la Horadada como parte del conjunto de bienes monumentales en la vía pública (p. 73) y propone medidas concretas para su protección. Las directrices se articulan en cuatro ejes:

1. Gestión y mantenimiento

El puente queda incluido en el protocolo de Gestión Autónoma del Mantenimiento (p. 73), basado en modelos de excelencia (EFQM y TPM), que define las actuaciones necesarias para su conservación preventiva. Este sistema garantiza una gestión técnica especializada y adaptada a sus particularidades estructurales e históricas.

2. Protección legal y catalogación

Se propone su inclusión en el Catálogo del PGOU (p. 169) y su declaración como Bien de Interés Cultural (BIC) en la categoría de Lugar de Interés Etnológico (p. 178), dada su relevancia histórica, arquitectónica y territorial. Esta propuesta está condicionada a la confirmación definitiva de su origen como torre defensiva, lo que ampliaría su protección bajo el Decreto de Castillos de 1949 y la Ley 16/1985 del Patrimonio Histórico Español.

3. Valoración arqueológica

El puente es catalogado como "edificio con interés arqueológico per se" (p. 145), lo que implica la necesidad de estudios específicos y cautelas arqueológicas en futuras intervenciones. Aunque no se detalla el estado de protección del subsuelo, se reconoce su potencial para aportar información relevante sobre la evolución histórica del territorio.

4. Integración normativa

A pesar de carecer actualmente de protección específica en los catálogos municipal y autonómico, el Plan Director aboga por su inclusión en el Catálogo Periférico del PGOU (p. 169) y en el Catálogo de Protección Arqueológica (p. 179), además de figurar en el Índice Inicial 1A (p. 178) como susceptible de ser declarado BIC. 

Foto aérea: Puente Horadada 1975.

 9. Propuestas para la recuperación y puesta en valor. 

El Plan Director del Patrimonio Histórico de Municipal de Sevilla (PHiM)[19] plantea un enfoque integral para la recuperación y puesta en valor del Puente de la Horadada, articulado en torno a tres líneas estratégicas fundamentales: investigación, protección y difusión. Estas acciones se enmarcan en una visión contemporánea de la gestión del patrimonio, orientada a su conservación activa, su resignificación territorial y su integración en los procesos de desarrollo cultural sostenible.

1. Investigación y documentación

  • Prospección arqueológica sistemática en el entorno inmediato del puente, con el objetivo de valorar su potencial estratigráfico y obtener datos empíricos sobre su evolución constructiva, materiales y fases de uso.
  • Digitalización, análisis y crítica de fuentes documentales relevantes, entre las que destaca el plano de Asensio de Maeda (1593), así como otros registros cartográficos, notariales y administrativos vinculados al puente y a las infraestructuras hidráulicas asociadas.

2. Protección jurídica y gestión técnica

  • Implementación de un plan de mantenimiento técnico especializado, orientado tanto a la conservación preventiva de los posibles restos materiales como a la protección del entorno arqueológico.
  • Tramitación administrativa para su inclusión en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz, con el fin de promover su declaración como Bien de Interés Cultural (BIC), en virtud de su relevancia histórica, territorial y simbólica.

3. Difusión patrimonial e integración territorial

  • Incorporación del Puente de la Horadada a las rutas culturales y paisajísticas del entorno del río Guadaíra, especialmente aquellas relacionadas con el patrimonio hidráulico, la red de molinos y la vía pecuaria histórica.
  • Desarrollo de recursos educativos, interpretativos y de divulgación, incluyendo señalética patrimonial, publicaciones digitales e impresas, y actividades didácticas que refuercen la conciencia ciudadana sobre su valor histórico y su papel en la configuración del paisaje histórico sevillano.

Estas líneas de actuación pretenden no solo rescatar el puente del olvido, sino reintegrarlo activamente en la memoria colectiva y en la planificación cultural contemporánea, posicionándolo como un elemento articulador del patrimonio histórico del área metropolitana de Sevilla.

Adicionalmente, se propone que el Plan General de Ordenación Urbanística (PGOU) de Alcalá de Guadaíra incorpore medidas específicas para la recuperación del entorno patrimonial del puente, con especial atención a la rehabilitación del descansadero-abrevadero y la preservación de la vía pecuaria histórica que discurre por el área. La coordinación entre planeamiento urbano, gestión patrimonial y desarrollo territorial resulta indispensable para garantizar la viabilidad y sostenibilidad del proceso de recuperación. 

Restos del puente, junio de 2025 

Restos del puente, junio de 2025. 

 10. Conclusión. 

El Puente de la Horadada, aunque actualmente reducido a escasos vestigios físicos y relegado en la memoria colectiva, constituye un testimonio patrimonial de excepcional valor histórico, territorial y simbólico. A lo largo de más de dos mil años, esta infraestructura articuló funciones fundamentales dentro de distintas lógicas de organización del espacio: desde su origen en el sistema viario romano, pasando por su reutilización como estructura hidráulica y administrativa en época andalusí, hasta su papel en las disputas jurisdiccionales bajomedievales y su presencia en conflictos por el agua en el marco del Estado liberal del siglo XIX.

La continuidad de su uso y mantenimiento hasta su destrucción en 1917 —y su persistencia toponímica y documental— demuestra la resiliencia funcional de las infraestructuras históricas, así como su capacidad para ser resignificadas a lo largo de la historia. La mención reiterada del puente en fuentes archivísticas, cartográficas y literarias confirma su inserción en los principales procesos de transformación del territorio sevillano en la confluencia con el de Dos Hermanas y Alcalá de Guadaíra.

Frente a este rico legado, el estado actual de olvido y abandono contrasta con la potencialidad patrimonial del enclave (junto a la Universidad Pablo de Olavide). En este sentido, los instrumentos contemporáneos de planificación —como el Plan Director del Patrimonio Histórico de Sevilla o el PGOU de Alcalá de Guadaíra— deben incorporar criterios de protección, investigación y difusión que garanticen la recuperación efectiva del sitio. La declaración como Bien de Interés Cultural (BIC), la inclusión en redes de itinerarios patrimoniales, y la activación de herramientas pedagógicas e interpretativas pueden transformar este lugar en un referente para la educación patrimonial, la identidad local y el desarrollo cultural sostenible.

Recuperar el Puente de la Horadada no implica solo preservar una ruina más del pasado, que ya prácticamente no existe, sino reactivar el conocimiento sobre una estructura que encarna procesos históricos clave: desde la romanización y la islamización del paisaje hasta la centralización estatal moderna. Su puesta en valor representa, por tanto, una oportunidad para releer el territorio desde una perspectiva histórica crítica y plural, y para avanzar hacia un modelo de gestión patrimonial sensible a la complejidad y riqueza de sus infraestructuras olvidadas, en el marco de la recuperación de la cuenca del río Guadaíra. 

11. Bibliografía y Fuentes Utilizadas: 

Fuentes Primarias y Documentales.

 

  • Archivo de la Catedral de Sevilla (plano de Asensio de Maeda, 1593).
  • Gaceta de Madrid, núm. 232, 19 de agosto de 1868.
  • Avance del Plan Especial de Protección del Conjunto Histórico de Sevilla. Sector 25 “La Palmera” (2004)
  • Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Alcalá de Guadaíra.
  • Plan Director del Patrimonio Histórico Municipal de Sevilla (PHiM). 

Fuentes Secundarias.

 

  1. Barragán de la Rosa, F.J. (2015). La Aceña de Doña Urraca y Tablada en la visita de Felipe II a la Ciudad de Sevilla de 1570. Geografía antigua de la franja inmediata entre los términos municipales de Dos Hermanas y Sevilla. Publicado en “Dos Hermanas Feria y Fiestas”, Ayto. Dos Hermanas.
  2. Corzo Sánchez, Ramón (2008-2009). La Vía Bética de Augusta. Anas 21-22, págs. 383–414.
  3. Fernández Casado, Carlos (1962). Historia del puente en España. Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
  4. Cristel Gómez-Montblanch, David; Marchena Gómez, Manuel Jesús; Cámara Artigas, Rafael (2019). El Anillo Verde del Guadaíra (Área metropolitana de Sevilla): análisis y valoración de una propuesta de rehabilitación periurbana. Investigaciones Geográficas, nº 72, págs. 167–188. Universidad de Alicante.
  5. Martínez de Aguirre, Javier. Notas sobre las empresas constructivas y artísticas del Concejo de Sevilla en la Baja Edad Media (1370-1430). Laboratorio de Arte, Nº 25, 2013, págs. 11-38. Departamento de Historia del Arte, Universidad de Sevilla.
  6. J.M. Sevilla Legendaria (2022). El Puente Horadada. Recuperado de: 

https://sevillalegendaria.com/2022/07/15/puente-horadada/

  1. Jerez García, Carlos (2023). Puente romano Horadada que comunicaba Dos Hermanas con Sevilla, construido en el siglo I d.C. Blog: Historia de Dos Hermanas. Recuperado de: https://historiasededoshermanas.blogspot.com/ 

Material Gráfico y Cartográfico.


·        Fotografías históricas (Marín y Ortiz, Vidal, González-Nadín y Patil).

·        Fotografías tomadas en junio de 2025 F.J.G.A.

·        Cartografía de Asensio de Maeda (1593)

·        Cartografía de Manuel Álvarez-Benavides (1884).

·        Cartografía del Instituto Geográfico (1918).

·        Visor Rediam. Junta de Andalucía, Consejería de Sostenibilidad y Medio Ambiente.

·        Mapa de la Dirección General del Instituto Geográfico, 1918. 1/50000.

·       Plano de los Trabajos Agrónomos Catastrales, 1897 (Alcalá de Guadaíra). Versión original: Un plano col. rojo y negro, papel ms., pliego 23 X 33 cm, plano 20 X 26 cm.

·        Plano elaborado por el Instituto Geográfico en 1873. Escala: 1/25000. 

Francisco José Gavira Albarrán (2025) 


[1] Plan General de Ordenación Urbana (P.G.O.U.)

[2]  F. J. Barragán de la Rosa. La Aceña de Doña Urraca y Tablada en la visita de Felipe II a la Ciudad de Sevilla de 1570. Geografía antigua de la franja inmediata entre los términos municipales de Dos Hermanas y Sevilla. Trabajo publicado en “Dos Hermanas Feria y Fiestas” págs. 26-31, Ayto. Dos Hermanas, viernes, 20 de noviembre de 2015.34.

[3] Ramón Corzo Sánchez. La Vía Bética de Augusta. Anas 21-22 (2008/2009) págs. 383-414 ISSN:1130-1929

[4] Carlos JG. Puente romano Horadada que comunicaba Dos Hermanas con Sevilla, construido en el siglo I d.C., martes 18 de julio de 2023. https://historiasdedoshermanas.blogspot.com/

[5] Ramón Corzo Sánchez. La Vía Bética de Augusta. Anas 21-22 (2008/2009) págs. 383-414 ISSN:1130-1929

[6] J. M. Sevilla legendaria. El Puente Horadada. 15/07/2022

https://sevillalegendaria.com/2022/07/15/puente-horadada/

[7] Sevilla Legendaria. Puente Horadada. 20 de julio de 2022. p.1.

[8] Desarrollo del avance del Plan Especial de Protección del Conjunto Histórico de Sevilla, Sector 25 'La Palmera'. Servicio de Planeamiento, Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Sevilla, 2004, p. 4.

[9] David Cristel Gómez-Montblanch, Manuel Jesús Marchena Gómez, Rafael Cámara Artigas.  El Anillo Verde del Guadaíra (Área metropolitana de Sevilla): análisis y valoración de una propuesta de rehabilitación periurbana. Investigaciones Geográficas, nº 72, julio-diciembre de 2019, págs. 167-188. Instituto Interuniversitario de Geografía, Universidad de Alicante.

[10] J.M. Puente Horadada, 20 de julio de 2022. https://sevillalegendaria.com/2022/07/15/puente-horadada/

[11] Ramón Corzo Sánchez. La Vía Bética de Augusta. Anas 21-22 (2008/2009), págs. 383-414 ISSN:1130-1929.

[12] Desarrollo del avance del Plan Especial de Protección del Conjunto Histórico de Sevilla, Sector 25 'La Palmera'. Servicio de Planeamiento, Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Sevilla, 2004, p. 4.

[13] David Cristel Gómez-Montblanch, Manuel Jesús Marchena Gómez, Rafael Cámara Artigas.  El Anillo Verde del Guadaíra (Área metropolitana de Sevilla): análisis y valoración de una propuesta de rehabilitación periurbana. Investigaciones Geográficas, nº 72, julio-diciembre de 2019, págs. 167-188. Instituto Interuniversitario de Geografía, Universidad de Alicante.

[14] J.M. Puente Horadada, 20 de julio de 2022. https://sevillalegendaria.com/2022/07/15/puente-horadada/.       Carlos Jerez García (2023). Puente romano Horadada que comunicaba Dos Hermanas con Sevilla, construido en el siglo I d.C. Blog: Historia de Dos Hermanas. Recuperado de: https://historiasededoshermanas.blogspot.com/

[15] Ibidem.

[16] Ibidem. 

[17] Gaceta de Madrid, núm. 232, 19 de agosto de 1868. 

[18] Carlos Fernández Casado. Historia del puente en España. Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas. 1962. La referencia al Catálogo Arqueológico y Artístico de la provincia de Sevilla (1939, Tomo I, p. 48) se realiza a través de la cita de: Hernández Díaz, J., Sancho Corbacho, A. & Collantes de Terán, F.

[19]  Plan Director del Patrimonio Histórico Municipal de Sevilla (PHiM).