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miércoles, 27 de marzo de 2024
El patrimonio de Los Alcores una propuesta de Parque Cultural
viernes, 12 de enero de 2024
6 Encuentro Comarcal Los Alcores. Jornadas de Patrimonio: Conferencia y Visitas Guiadas.
domingo, 7 de enero de 2024
6 Encuentro comarcal Los Alcores. El camino que nos une.
lunes, 12 de junio de 2023
Nota de Prensa: Homenaje/Presentación del libro “El Tren de los Panaderos. Una aproximación a la historia del ferrocarril de Sevilla a Alcalá y Carmona” de Antonio Gavira Albarrán.
El viernes 30 de junio, en la
Avenida de Portugal S/N (antigua escuela), a las 21:00 h., tendrá lugar el homenaje / presentación
del libro póstumo de Antonio Gavira Albarrán: “El Tren de los Panaderos. Una
aproximación a la historia del ferrocarril de Sevilla a Alcalá y Carmona”,
editado por Kit-book Servicios Editoriales, S.C.P. El acto está organizado
por la Sociedad Ecologista Alwadi-ira – Ecologistas en Acción. A su
convocatoria se han sumado los colectivos: Asociación
Cultural Padre Flores, Casa de Extremadura de Alguadaíra, Colectivo Ecopacifista
Solano (El Viso del Alcor) y el Aula Miguel Cala Sánchez (Morón de la
Frontera). Se proyectará un vídeo, intervendrán amigos de Antonio y su hermano
Paco Gavira dará unas reseñas sobre el contenido de la obra.
En
1872 se puso la primera piedra del ambicioso proyecto de los hermanos José
María y Francisco López del Pino y José de Caso y Aldana, que pretendía unir
Sevilla con la línea Córdoba-Málaga a través de Alcalá, Carmona, Écija y
Montilla, pero que, inaugurada la primera sección, el 10 de enero 1873,
únicamente llegaría hasta la estación de Carmona Baja, el 24 de noviembre de
1879; a esta línea se la conoce popularmente como El Tren de Los Panaderos.
Lo
inadecuado de las inversiones condicionaron la duración de las obras, las
infraestructuras y el material móvil empleado. La falta de continuidad de la
línea, que le hubiera dado mayor importancia a los movimientos de mercancías y
viajeros, no llegaría a materializarse; el precio del billete y la escasa
circulación de trenes, ya que el servicio estaría orientado, fundamentalmente,
a la industria panadera de Alcalá; la aparición, a principios del siglo XX, de
otros medios de transporte que darán un servicio más adecuado a las necesidades
de la población, sentenciaron la viabilidad de la empresa.
Las
incautaciones se sucedieron desembocando en una explotación pública y un
mantenimiento de titularidad privada hasta que, finalmente, tras la creación de
RENFE, en 1941, se produjo el rescate en 1947. El tramo de 28 km, que unía las
localidades de Alcalá de Guadaíra y Carmona, sería clausurado el 1 de octubre
de 1965. Los últimos servicios de viajeros se realizaron entre Sevilla y Alcalá
de Guadaíra en 1975. El día 6 de junio del 1976 se desmonta el primer riel del
ferrocarril y el 9 tuvo lugar el acto oficial en presencia del alcalde de
Sevilla y el presidente de RENFE.
Alcalá
de Guadaíra, 12 de junio de 2023.
Para
más información sobre el evento contacta con el teléfono: 625417109
Sociedad
Ecologista Alwadi-ira -Ecologistas en Acción-
E-mail: alwadi.ira@gmail.com. Web: www.alwadi-ira.es Apartado de Correos,
226.
jueves, 23 de febrero de 2023
Ruta de Los Alcores V Encuentro Comarcal, domingo 12 de marzo de 2013
sábado, 10 de septiembre de 2022
El río Guadaíra entre la pasá de Martinazo y Cabeza Sordo.
El día 26 de junio tomamos la A-92 para dejarla en el cambio de sentido de la vereda de Martinazo; vía pecuaria por la que continuamos hasta estacionar el coche a unos cien metros del río Guadaíra.
Estamos en los dominios del cortijo de Cabeza Sordo[1], que, enclavado en el término municipal de Alcalá de Guadaíra se extiende por el de Arahal. El río discurre en esta zona dando varios giros y requiebros.
En los primeros metros tuvimos que luchar con una vegetación, seca y punzante, que sobrepasaba nuestra cintura; el abundante Galium aparine, conocido como amor del hortelano, azotalenguas o lapa, nos puso perdidos con sus semillas adhesivas.
Dado que no existe ningún sendero paralelo al serpenteante cauce, nuestro transitar discurrió entre olivos, tierra calma y un bosque de ribera compuesto, en su mayor parte, por olmos; una tupida y desconocida olmeda, donde los rayos de luz que logran posarse en los charcones supervivientes de un mes de junio especialmente caluroso forman arcoíris de una infinita gama de tonalidades verdes. Entre los olmos pudimos ver fresnos, zarzamoras, acebuches, abundante cervaria rivini y un par de eucaliptos; estamos en un tramo de nuestro río donde esta especie casi no existe.
El cauce contiene algunos conglomerados de rocas sedimentarias de tipo detrítico formados mayoritariamente por clastos redondeados tamaño grava o mayor.
Entre los olivos y el bosque de galería, dimos con un par de ejemplares de altramuz hediondo: Anagyris foetida L., cuyas vainas lograron confundirnos por unos instantes debido a su similitud con las del algarrobo. Es una planta tóxica y de distribución mediterránea.
La usurpación del dominio público hidráulico se hizo patente muy pronto. Podemos decir que anduvimos por un tramo privatizado del río Guadaíra, donde las reses bravas se desplazan con total libertad y sin ningún pudor a ambos lados del cauce. Sin duda estamos ante un tramo poco recomendable, debido al peligro que supone la presencia de estos animales; dado que el riesgo se encuentra en cualquier lugar, convendría recordar la célebre frase atribuida a Ignacio Sánchez Mejías «El mundo entero es una enorme plaza de toros, donde el que no torea, embiste.»
La última parte
de nuestro recorrido transcurrió por tierras que estuvieron un tiempo en
barbecho y que este año se han sembrado de trigo, posiblemente en aplicación
de la nueva Política Agraria Común de la UE, implementada en esta época de
crisis.
Abrimos varios portillos y cruzamos el río por cuatro puntos; en el último vado, un galápago de gran tamaño guardaba una imponente lámina de agua y sobre las piedras colocadas para cruzarlo las nutrias habían dejado sus inconfundibles excrementos.
Bajo la mirada de la manada de vacas con sus becerritos, tomamos un camino perpendicular al río que nos condujo a la cañada real de Morón, entre girasoles, tomateras y un trigal recién cosechado.
Ya en la vía pecuaria, unos morlacos montaban guardia a la entrada del camino de acceso al cortijo, donde se podían divisar algunos nidos habitados de cigüeña blanca.
La cañada nos condujo a un imponente cipo o menhir, con estrella de ocho puntas, al que uno de los amigos de la expedición la relaciona con venus y la madre tierra.
De regreso al coche, entre olivos, por la vereda de Martinazo, el ratonero común, la perdiz roja, el abejaruco, el cernícalo primilla, el mirlo común, entre otras muchas aves, nos despidieron de las fuertes emociones experimentadas ese día. Una vez cruzado el río, nos separaban cien metros de los coches.
Francisco José
Gavira Albarrán
[1] Cortijos, haciendas y lagares de la
provincia de Sevilla. Junta de Andalucía. Consejería de
Vivienda y Ordenación del Territorio, págs. 738 y 739. «En cuanto a la historia de la explotación,
sabemos que sus orígenes se remontan al siglo XVI. En 1741 era propiedad del
marqués de Paradas y en el siglo XIX lo fue del conde del Águila. Por último,
sabemos que en 1905 su dueño era don Ignacio Oliva y Huerta. El núcleo original
del caserío es en la actualidad el gran señorío de la finca, que se articula en
torno a un patio y que se encuentra perfectamente ajardinado. Junto a él
todavía se conservan los antiguos graneros, el guadarnés y las cuadras, estas
últimas aún en servicio. A unos pocos cientos de metros del caserío, ya en
término municipal de Arahal, se encuentra uno de los elementos más interesantes
del conjunto, la plaza de tientas, que cuenta con tribunas, corrales, cercados
y mangas, lo que pone en evidencia el carácter de dehesa de ganadería brava con
la que contó esta explotación.»
sábado, 13 de agosto de 2022
El río Guadaíra entre el cordel de Utrera a Carmona y la torre de La Membrilla.
El sábado 18 de junio salimos para conocer un nuevo tramo del río Guadaíra, el comprendido entre el cordel de Utrera a Carmona y la torre de La Membrilla. Dejamos el coche en el cruce de este cordel con la cañada real de Morón.
En el entorno se encuentran los cortijos de Cabrera y Torre de
San Pío -que mi padre lo llamaba Torre Estampío, tal vez porque lo
conoció como un cerrado de toros-, en el TM de Alcalá, y los de Alameda,
Alamillo y Venamalillo, ya en el TM de Carmona.
Encontramos la vega recién cosechado el trigo, con algunas hazas
de girasol y surcada por las tonalidades del bosque de ribera del río Guadaíra,
contrapunto que cortaba un paisaje pajizo típico de esta época del año.
Eran las 9,30 de la mañana cuando empezamos a andar por el asfalto de la carretera en dirección al río, distante unos quinientos metros. Al llegar al puente que lo vadea, contabilizamos unos treinta neumáticos esparcidos por su cauce y la ribera. Un nuevo maltrato que se suma a las extracciones desmedidas para unos regadíos incontrolados, la contaminación por plaguicidas y herbicidas, los vertidos industriales, la ganadería intensiva y un largo etc., que tan graves consecuencias tienen en los ecosistemas acuáticos, la fauna, la flora y salud humana. Podemos afirmar, sin equivocarnos, que, a pesar de los veinte años transcurridos desde la aprobación del Programa Coordinado de Recuperación y Mejora del río Guadaíra, los objetivos están muy lejos de ser cumplidos.
Después de tirar unas fotos que dieran testimonio del atentado, continuamos nuestro recorrido, corriente arriba, por su margen derecha. Algunos cardos con alcachofas violetas, de la variedad cynara cardunculus, embellecieron nuestro transitar.
Encontramos un rebaño de ovejas pastando en las inmediaciones
del arroyo del Saladillo. El redil se hallaba entre unos inmensos eucaliptos y
una olmeda impenetrable tapizada de zarzamoras, guardeses de una corriente de
agua que, por no esperada, nos animó después del sofocón de los
neumáticos. Dado que no pudimos sortear el arroyo, por lo impenetrable de su
vegetación, regresamos a nuestro punto de partida y comenzamos a subir por la
margen izquierda de la ribera.
En los primeros metros, hasta la desembocadura del arroyo,
predominó un pastizal salpicado de juncos y tagarninas en flor, Scolymus
hispanicus, plagadas de caracolillos. A partir de aquí, unos
imponentes tarajes levantaron una muralla en torno al cauce del río que, poco a
poco, se fue desdibujando con la aparición de fresnos, olmos, sauces y cañas.
En varias ocasiones nos vimos obligados a salir del cajón del
río, dadas las dificultades que presentaba la tupida y belicosa vegetación.
Pasamos por un yacimiento arqueológico, dejamos atrás acebuches
centenarios, rastros de una fauna que no se dejaba ver y una plantación de
azafrán bastardo, Carthamus tinctorius L., que se prolongaba más de
un kilómetro en dirección a la torre de La Membrilla impidiéndonos el paso. En
ese lugar, dado que tampoco podíamos continuar por la selvática ribera,
decidimos salir a la cañada real de Morón por una vaguada que habíamos dejado
unos metros atrás.
A esa hora del día, el ardiente sol nos aconsejó regresar al
coche para luego acercarnos a la torre. Lo dejamos frente a un merendero que ha
sufrido los embates del tiempo, la dejadez administrativa y el vandalismo,
cruzamos el cauce seco del arroyo de la Montera y subimos a La
Membrilla. La panorámica desde este punto geodésico es formidable.
Se distingue perfectamente la serranía de Morón y el avance de una marea de
plantas fotovoltaicas que, en breve, cubrirá una extensa necrópolis de escaso
valor, según la administración y las multinacionales de la energía, a pesar de
formar parte de un yacimiento arqueológico catalogado donde se ha constatado
la presencia de importantes restos de época calcolítica.
Después de acercarnos un momento al cauce del río Guadaíra, y
dialogar sobre lo bueno y lo malo, dimos por terminada la jornada emplazándonos para una nueva ruta.
Francisco José Gavira Albarrán
sábado, 23 de abril de 2022
LA UNIVERSIDAD RESPALDA LA PROPUESTA DE PARQUE CULTURAL PARA LOS ALCORES
Un numeroso grupo de profesores de las universidades de Sevilla respaldan con su firma que Los Alcores sean declarados Zona Patrimonial gestionada por un Parque Cultural.
Entre los docentes se encuentran los catedráticos Manuel Delgado Cabeza, Luis Miguel López Bonilla, Fernando Díaz del Olmo, Belén Pedregal Mateos, María Rocío Silva Pérez, Víctor Fernández Salinas, Leandro del Moral Ituarte, Isidoro Moreno Navarro, David Felipe Benavides Cuevas, Emma Martín Díaz, Juan Antonio Morales González y José Prenda Marín.
Los Alcores es un espacio singular, precioso, que posee un riquísimo patrimonio ambiental, como si se tratara de un mosaico ecológico, debido a un medio físico heterogéneo, conformado por las tres unidades estructurales de la comarca (la vega, la cornisa y las terrazas), en el que destaca como espina dorsal un escarpe acantilado -formado por un material autóctono muy peculiar, el albero, que da origen a una especie de isla edáfica calcárea, producto de la sedimentación de fósiles marinos-, pero también sus huertas, su estepa cerealista y su red fluvial.
Al margen de su insólita orografía y geología -que nos ha proporcionado también un destacable legado paleontológico, una unidad botánica, un tesoro paisajístico y una gran biodiversidad-, esta comarca posee un exuberante patrimonio histórico, monumental y cultural, de un incalculable valor, heredado de las sucesivas civilizaciones que se han asentado en nuestro territorio, en forma de cuevas paleolíticas, poblados milenarios, necrópolis, dólmenes, motillas, castillos, palacios, edificios religiosos, molinos, galerías hidráulicas, cortijos, etc.
En pocos lugares de la geografía andaluza existe una densidad tan grande de patrimonio arqueológico y un solapamiento tan evidente de culturas. Es por ello, que gran parte de nuestro territorio cumple sobradamente con todos y cada uno de los requisitos que se especifican en la Ley 14/2007, de 26 de noviembre, de Patrimonio Histórico de Andalucía para ser declarado Zona Patrimonial, que sería gestionada por un Parque Cultural.
Este inmenso patrimonio natural e histórico-cultural está sufriendo un paulatino deterioro y existe el peligro inminente de que desaparezcan elementos patrimoniales y naturales de gran valor, que serían irrecuperables si no se aumenta su protección. La experiencia nos dice que para evitar agresiones a nuestro patrimonio no ha bastado con que algunos de sus espacios cuenten ya con ciertas calificaciones y protecciones. Ahí están los casos de las agresiones a Gandul, Bencarrón, La Motilla, La Tablá, etc.
Por esta razón, es urgente una protección mayor de todos los bienes y elementos patrimoniales, activando una figura integradora: la declaración de todo el conjunto con la figura de Espacio Cultural o Zona Patrimonial y la creación de un órgano de gestión –el Parque Cultural- que impulse el diagnóstico y la catalogación exhaustiva de todo el patrimonio histórico y natural de Los Alcores, al tiempo que da a conocer nuestra riqueza patrimonial en toda su amplitud y simultáneamente la convierte en uno de los motores de desarrollo sociocultural y económico de la comarca, mediante las pertinentes inversiones en infraestructuras y servicios como: centros de interpretación, zonas lúdicas y culturales, servicios de difusión, vigilancia y mantenimiento, reforestaciones, estudios de yacimientos arqueológicos, restauraciones monumentales, etc.
La Plataforma de Defensa de Los Alcores tiene el mérito de haber dado un aldabonazo sobre el deterioro de nuestros valores patrimoniales; de haber impulsado su divulgación, la conciencia ciudadana y la propuesta de Parque Cultural de Los Alcores, dando así una visión unitaria y de conjunto de todo nuestro patrimonio, porque los valores paisajísticos, históricos, culturales y ambientales son un conjunto patrimonial indisolublemente unido. Perdería totalmente su sentido, aislar para proteger y poner en valor solamente una pequeña parte de este patrimonio.
Fruto de esta labor ciudadana, existe hoy una mayor sensibilidad ante las agresiones al patrimonio y una mayor predisposición ciudadana a denunciarlas. Su acción reivindicativa -y la de sus integrantes- ha posibilitado que se restauren y protejan elementos patrimoniales importantes como los dólmenes de Gandul, los molinos o las minas de agua. El empuje de la Plataforma ha logrado también que, a nivel institucional, haya pronunciamientos de apoyo al Parque Cultural como el de los plenos de los cuatro ayuntamientos de la comarca y el de la Diputación de Sevilla y un reconocimiento de la Delegación Provincial de Cultura de que la comarca de Los Alcores reúne todos los requisitos para poder ser declarada Zona Patrimonial.
Ahora ha llegado la hora de que las administraciones muevan ficha. Así lo reclama la comunidad universitaria, el conjunto de la enseñanza, las asociaciones que defienden el patrimonio y el medio ambiente y la ciudadanía en general. Estas declaraciones institucionales deben materializarse en un trabajo conjunto de los ayuntamientos, en una hoja de ruta para lograr que se impulse el procedimiento de declaración de Zona Patrimonial y de creación del Parque Cultural de Los Alcores.
PARA QUE EL PARQUE CULTURAL DE LOS ALCORES SEA UNA REALIDAD LOS AYUNTAMIENTOS DEBEN MOVER FICHA YA
FIRMAS
Catedráticos de Universidad
José Prenda Marín
Manuel Delgado Cabeza
Luis Miguel López Bonilla
Fernando Díaz del Olmo
Belén Pedregal Mateos
María Rocío Silva Pérez
Víctor Fernández Salinas
Leandro del Moral Ituarte
Isidoro Moreno Navarro
David Felipe Benavides Cuevas
Emma Martín Díaz Juan Antonio Morales González
.
.
Profesores titulares de Universidad
Javier Escalera Reyes
Fernando Sancho Royo
Itziar Aguirre Jiménez
Francisca Ruiz Rodríguez
Carolina Márquez Guerrero
Esteban de Manuel Jerez
Carmen Mozo González
Ismael Vallejo Villalta
Juan Carlos Rodríguez Mateos
Fernando Amores Carredano
María José Chávez de Diego
Marta Soler Montiel
Jesús Manuel Castillo Segura
Luis Andrés Zambrana
Francisco F. García Pérez
Vicente Manzano Arrondo
Félix Talego Vázquez
María José Lera Rodríguez
Otros profesores universitarios
Francisco Manuel Ocaña Campos
Ángela Lara García
Arsenio Villar Lama
Mónica Aguilar Alba
Daniel Barrera Fernández
Natalia Limones Rodríguez
Miguel García Martín
Olga Duarte Piña
Álvaro Gómez Peña
Antonio Cano Orellana
Daniel Cascado Caballero Francisco José Cuberos Gallardo
Lucía Muñoz García
Esther Pérez Boza
Rosa Satue López
Juan Blanco López
Raul Puente Asuero
Ángel del Río Sánchez
Por otra parte, queremos dejar constancia que el profesorado de Educación Secundaria, Bachillerato y Formación Profesional ha respaldado ampliamente la presente propuesta, aunque no incluimos sus nombres por ser numerosísimos y exceder de los límites del este comunicado.
Alcalá de Guadaíra, 19 de abril de 2022.
Plataforma en Defensa de Los Alcores.
lunes, 21 de febrero de 2022
RUTA DE LOS ALCORES IV ENCUENTRO COMARCAL - SENDERISMO DOMINGO 13 DE MARZO 2022
La Plataforma Comarcal "El Camino que nos Une" retoma la
celebración de este evento que se aplazó en marzo de 2020 debido a la pandemia
de Covid-19.
Los inscritos que NO solicitaron devolución deben confirmar que están
inscritos y responder que desean participar enviando correo para confirmar.
FECHA: 13 de marzo de 2022.
INSCRIPCIONES: desde el 21 de febrero hasta el 9 de marzo.
PRECIO 8 euros. Limitadas a 600 participantes (300 Travesías / 300 Ruta
Circular).
INCLUYE: Credencial / Desayuno / Avituallamientos Líquido y Sólido / Plato de
Arroz + Bebida / Bus / Obsequio conmemorativo.
La Ruta de Los Alcores es una oportunidad para disfrutar del importante
patrimonio histórico, cultural, artístico y natural que posee la comarca de Los
Alcores. Una experiencia dirigida a senderistas y a personas sensibilizadas con
el patrimonio y el medio ambiente.
TRAVESÍAS:
- Alcalá de Guadaíra - Carmona. Distancia: 38 Km.
SALIDA: 05:30 h. desde Avenida de Portugal (Junto Molino La Tapada).
- Mairena del Alcor - Carmona. Distancia: 22 Km.
SALIDA: 09:00 h. Desde Casa Palacio (Calle Real, 60).
- El Viso del alcor - Carmona. Distancia: 14 Km.
SALIDA: 10:30 h. Desde Ayuntamiento. (Plaza Sacristán Guerrero, s/n.)
RUTA CIRCULAR (CULTURAL):
- Carmona - Carmona. Distancia: 6 Km.
SALIDA: 09:00 h. recinto Ferial (Caseta Los Tranquilotes).
HORARIOS PUNTOS DE RECEPCIÓN Y AVITUALLAMIENTOS:
Consultar Normativa y Página Web oficial.
SERVICIO GRATUITO BUS: La organización GARANTIZA el regreso en autobús hasta el
punto de salida. Para ello es INDISPENSABLE indicarlo previamente al rellenar
el formulario de inscripción. Más información en la normativa y teléfonos de
información.
INFORMACIÓN:
- Alcalá de Guadaíra: 651107640
- Carmona: 655107016
- El Viso del Alcor: 674847750
- Mairena del Alcor: 689788547
elcaminoquenosune@hotmail.com
Página web: Ruta Comarcal de los Alcores.
lunes, 13 de diciembre de 2021
1ER ENCUENTRO INTERNACIONAL DEL PATRIMONIO LOCAL.
miércoles, 10 de noviembre de 2021
EL ARROYO DEL INFIERNO, ENTRE EL CORTIJO DEL CARMEN Y EL RÍO GUADAÍRA.
Esta
ruta, de unos 6 kilómetros, se puede hacer en unas 3 horas, incluidas las
paradas para disfrutar del entorno. Es de dificultad moderada, dado que parte
de su recorrido discurre por las márgenes del arroyo del Infierno y el río
Guadaíra.
Desde
Alcalá tomaremos la A-92, en dirección Arahal. Muy pronto pasaremos el arroyo
Salado. Desde ése momento hay que estar atentos para dejar la autovía en la
segunda salida. Accederemos a una vía de servicio de albero compactado. Tan
solo a cien metros encontraremos un camino, que parte a nuestra derecha,
perpendicular a la carretera, punto donde estacionaremos el coche.
Este
otoño hemos recorrido la zona con la calor del membrillo. Las lluvias aún no
habían hecho acto de presencia y todo se mostraba agostado, polvoriento y
ramoneado por rebaños de ovejas y cabras hambrientas.
Desde el
coche tenemos unos trescientos metros hasta la pasá del río Guadaíra. Este
pequeño tramo pertenece al término municipal de Mairena del Alcor.[1]
El río allí apenas mostraba humedad, pero sí evidencias claras de vida animal y
vegetal. La arroyuella (Lythrum salicaria), especie invasora, y la hierba
pulguera o hierba de gato (Pulicaria dysenterica), abundan con sus flores
moradas y amarillas, dándole una nota de color al bosque de eucaliptos de su
contorno.
El
siguiente tramo, de 1,8 kilómetros, discurre por un camino público muy cómodo
donde resiste al arado un pequeño núcleo de palmas. Ya estamos dentro del
término municipal de Carmona, entre hazas de olivos y tierra calma nominadas en
el topográfico de 1953 como El Tobar.[2]
Cuando
lleguemos a la Cañada Real de Morón, continuaremos de frente durante unos
trescientos cincuenta metros hasta las ruinas del Cortijo del Carmen o de
Manuel de Carmen, como lo llaman algunos de los mayores que anduvieron por allí
hace mucho tiempo; completamente abandonado, cuajado de avisperos y de tábanos,
tuvo su esplendor a mediados del siglo pasado.[3]
Regresaremos
sobre nuestros pasos para situarnos nuevamente en la cañada y continuaremos por
ella, a nuestra derecha, hasta llegar al Arroyo del Infierno, distante unos
cuatrocientos metros. La vía pecuaria ha perdido anchura y vegetación a
beneficio de las fincas colindantes. A pesar de todo, aún permanecen en sus
márgenes algunos elementos arbustivos y abundante vegetación, entre la que
destacan los hinojos.
Una vez
lleguemos al arroyo, subiremos hasta su nacimiento, distante unos trescientos
cincuenta metros. Se dice de él que, en época de lluvias, era difícil vadearlo.
En este paraje merece nuestra atención un taraje centenario que, por su porte,
podría formar parte del catálogo de árboles y arbustos singulares del T.M. de Alcalá
de Guadaíra.[4] De su
base parten unos brazos que desparraman sus ramas formando una imponente copa.
A continuación, se encuentra un bosquete de eucaliptos que precede a un pozo y
un abrevadero, posible nacimiento del arroyo. Esta zona permaneció como dehesa
hasta mediados de los años cincuenta del siglo pasado. En las inmediaciones se
localizan los cortijos de Matallana y Torre del Abad, donde parece que se
localizaba la aldea conocida como Chozas de Cáceres, que mandó
formar Alfonso X.[5]
Después
de disfrutar unos instantes de uno de los parajes menos conocidos de Alcalá,
regresaremos a la cañada para continuar por el arroyo hasta su desembocadura en
el río Guadaíra. Este tramo, de unos ochocientos metros, conserva un notable
núcleo de lentiscos; también podemos ver, palmas, algún majuelo, acebuches,
torviscos, etc. Los últimos cien metros discurren entre eucaliptos.
Este
tramo del río Guadaíra conserva una lámina de agua durante todo el año. La
gambusia affinis, un pececillo de origen norteamericano, introducido para
combatir a los mosquitos, ha prosperado aquí, convirtiéndose en una de las
presas favoritas del martín pescador.
Durante
la marcha, desde nuestra izquierda, un par de arroyadas, cubiertas de abundante
vegetación, merecedora de un estudio, desembocan en el río. En algunos tramos
se notan los efectos del sesteo de las ovejas. Sin embargo, encontraremos
espacios selváticos donde es imposible acercarse al cauce. En estos tramos, los
álamos, olmos, fresnos, tarajes, moras, espinos, sauces, etc. se constituyen en
refugio ideal para todo tipo de fauna.
Después
de dos kilómetros y un cortijo o rancho abandonado, donde sobrevive un naranjo
solitario, a modo de topónimo de lo que pudo ser una huerta, llegaremos
nuevamente a la pasá y un poco más allá al inicio de la ruta donde hemos dejado
el coche.
[1]En el
mapa topográfico y parcelario elaborado en 1953 por el Instituto Geográfico y
Catastral, pertenecería a la vereda de Las Albinas, hoy Cordel.
[2]Aún
podemos comprobar en la ortofoto digital panorámica de Andalucía 1977 – 1983
otras construcciones frente a lo que queda del cortijo.
[3] Ibid.
[4] David Cristel Gómez
Montblanch. Árboles y arbustos singulares del T.M. de Alcalá de Guadaíra.
EDITA: Ayuntamiento de Alcalá de Guadaíra. 2014.
[5] Marcos
Fernández Gómez. Nuevos datos y documentos sobre la repoblación de Alcalá de
Guadaíra (1280-1335), Historia. Instituciones. Documentos; No
31 (Año 2004).
págs.167-192.
lunes, 27 de septiembre de 2021
DESDE EL CASTILLO DE LUNA A LOS MOLINOS DEL ALCAUDETE.
La ruta de hoy tiene 8 km. Lineal. De dificultad baja. Una duración de tres horas. Para hacer preferentemente de octubre a mayo. Calificación Notable.
El castillo de Luna tiene su origen en una torre árabe llamada Mayrena. La construcción se llevó a cabo durante los siglos XIV y XV. Al siglo XIV corresponde el patio de armas y al XV, el antemuro, el foso y las troneras de artillería.
El castillo de Luna es muy conocido porque a principios del siglo XX, 1902, el arqueólogo inglés Jorge Bonsor lo compra y, tras las obras necesarias para hacerlo habitable, instaló en él su residencia. Bonsor falleció en 1930 y su viuda en 1979.
Hoy día el castillo es propiedad de la de la Junta de Andalucía a través de la Consejería de Cultura y en su interior se ha instalado la denominada colección Bonsor.
El punto de encuentro es el Castillo de Luna, en Mairena del Alcor, aunque antes de comenzar debemos organizarnos y llevar algunos vehículos hasta los molinos del Alcaudete para luego no tener que hacer la ruta nuevamente.
Desde allí nos podemos dirigir hacia el arroyo de Los Molinos del Campo, donde aún es posible contemplar los restos de cuatro molinos harineros, el de la Latera, que disponía de lavadero público, el de La Tranca, el de Los Arcos, y el del Culebro.
Podemos hacer una breve visita al molino de Los Arcos y, si nos atrevemos, subir a su atarjea, formada por una impresionante arcada y acercarnos a los cubos. El agua del arroyo era desviada hacia la atarjea donde iba tomando la altura necesaria para que, al precipitarse a través de los cubos, generase la energía que debería mover el rodezno y las piedras e iniciar de esta forma el proceso de la molienda.
Tras la breve pausa para visitar el arroyo de Los Molinos, tomaremos la calle de la Mina hasta la fuente de Alconchel, que mana ininterrumpidamente desde hace cientos años. Desde aquí nos dirigiremos hacia la vía pecuaria Cordel de Marchena, que irá descendiendo entre olivares y campos de labor. Este lugar nos permitirá visitar el sitio conocido como Santa Lucía, donde aún son visibles los restos de la antigua ermita del mismo nombre, de origen medieval, pero construida sobre una edificación de origen romano. De esta manera nos incorporaremos a la antigua vía de tren Sevilla Carmona, hoy día denominada “Vía Verde del Alcor”. Tomaremos dirección hacia el Viso del Alcor, dejando atrás lugares de gran interés arqueológico como Las Pañuelas, Santa Lucía, Tablada, con 173 m.s.n.m., y el parque y arroyo de La Muela, ya en el Viso del Alcor, donde podemos descansar un momento para reponer fuerzas.
Continuaremos la marcha dejando a tras el matadero comarcal. A un kilómetro y medio la vía es cruzada nuevamente por otro arroyo, el de La Alunada, dejamos a la derecha el cortijo del Moscoso, y tomamos a la izquierda el camino que penetra nuevamente en el alcor. Este camino nos llevará hasta una fuente con abrevadero. A la derecha, y algo más arriba, un vallado de chumberas nos indica el inicio de la vía pecuaria que deberemos tomar. Esta vía pecuaria se denomina Cordel de La Alunada, y su anchura legal constante debería ser 37.61 m. Al discurrir por la falda de Los Alcores, este evitaba los terrenos más arcillosos y pesados de la Vega, que en épocas de lluvias se hacían impracticables para el tránsito de personas y ganados. Las panorámicas desde este lugar son muy interesantes durante todo su recorrido. Se observa como el Alcor se hunde en la Vega formando el escalón característico; El Salado que discurre zigzagueante hasta unirse al Guadaíra; las cercanas sierras de Espartero, Montellano, el Tablón…
El camino va dejando a tras algunas parcelas, atraviesa unos corrales de ganado ovino, unos chopos junto a un manantial y, tras cruzar un pequeño arroyo de aguas limpias, llega a otro abrevadero, esta vez abandonado, junto a uno de los molinos del arroyo del Alcaudete. Desde este lugar nos dirigiremos, acompañando al arroyo, hasta la ermita del Alcaudete, donde daremos por finalizado el recorrido.
Junto a este lugar se encuentra una gran elevación que sobresale del alcor, se trata del túmulo de La Motilla. Este gran montículo está formado por la acumulación de todo tipo de materiales, tierras, piedras, restos cerámicos, etc. y parece pertenecer a la edad del bronce. En la cumbre es posible ver un gran pilar y dos pozos que parecen haber sido silos.
Antonio Gavira Albarrán.