Los puentes cumplen generalmente con una función práctica, que es la de salvar obstáculos geográficos uniendo territorios. Contribuyen, junto con las carreteras, los caminos y los ferrocarriles, a la articulación de regiones y países. Por ende, favorecen las actividades humanas: comerciales, turísticas, recreativas, la defensa, etcétera. Conocer la historia de los puentes y los itinerarios, entre pueblos y ciudades, es esencial para entender la importancia que tuvieron o tienen hoy.
El puente “romano” de Gandul se encuentra en término municipal de Mairena del Alcor y sirvió para sortear el arroyo Salado. Muy pocos alcalareños lo tienen como algo mairenero, sin que le tengamos, de monumento, el mismo apego que los visueños a la «La Piera er Gallo».
Aunque no hay vestigios que confirmen, de una forma taxativa, que la comunicación entre Hispalis y Anticaria cruzase el Arroyo Salado mediante un puente, esto debió ser así dada la importancia de esta vía de comunicación.
La primera descripción del puente de Gandul y su camino la hemos encontrado en un trabajo de campo titulado: “Itinerario de Alcalá de Guadaíra a Málaga y Ramal de Antequera a Loja.”. Sus autores son los capitanes de E.M. D. Joaquín Dusmet y Navarro y D. Miguel Primo de Rivera y Sobremonte, fechado en septiembre de 1853. [1]Partiendo de Alcalá:
«El camino continúa con las condiciones anteriores, se atraviesa el arroyo Salado, de márgenes escarpadas y aguas estacionales, por un puente de 3 ojos, de 264 pies de largo, 13 de ancho y 31 de alto, con un pretil de 1 vara, cambia algo de dirección y pasando por terreno muy arenoso y difícil en tiempos de lluvias, se aproxima por corto tiempo al río Guadaíra, desaparecen las ligeras y lejanas dominaciones de la izquierda, mejora el piso y se llega a Arahal.»[2][1] El trabajo consta de dos partes: la descripción del itinerario con 54 hojas, más una hoja plegada; encuadernado 24x33cm y una planimetría escala 1:20.000, que consta de un mapa en 15 hojas de 75,7 x 55,5 cm. Ambos documentos se encuentran en el Archivo Cartográfico de Estudios Geográficos del Centro Geográfico del Ejército.
[2] Lo que es lo mismo: 80,5 metros de largo, 3.96 metros de ancho, 9,45 metros de altura y 0,84 metros de pretil.
El Correo, Periódico Literario y Mercantil, n.º 635, p.1
D. Leandro José de Flores dice en sus memorias lo siguiente:
«El puente que está en el Salado de Gandul parece haber sido antes de madera, y en 1733 lo hizo á su costa de cal y ladrillos la ciudad de Sevilla, y posteriormente habiendo estado intransitable para bestias y carruajes muchos años, pasando con dificultad la gente de a pie, se renovó y reedificó en 1828 por disposición del Excmo. Sr. Asistente D. José Manuel de Arjona, estrenándose á 22 de Enero. Hay memoria de que en 6 de Agosto de 1779 dieron muerte violenta en este sitio, por robarlo, á D. Andrés Laína y Pernía, vecino de Arahal.»[1]
D. Gregorio García-Baquero López, Doctor en Historia por la Universidad de Sevilla, retrotrae la existencia de un puente, en el Arroyo Salado, al siglo XVI:
«el 9 de noviembre de 1594, en una sesión del ayuntamiento de Sevilla se ponía en conocimiento la muerte que habían encontrado muchos arrieros cuando traían trigo y cebada a la ciudad al cruzar el puente del arroyo Salado de Gandul...», «...por estar la dicha pontezuela muy maltratada, y no tener pared, se han ahogado allí muchos arrieros, y muy de ordinario se le caen las cargas y traen el trigo mojado...»[2]
Es probable que, para sortear el arroyo Salado de Gandul, al menos hasta el siglo XVI, se contara con un puente de origen romano, eso sí, en malas condiciones, como afirman los capitulares del ayuntamiento de Sevilla. También pudo levantarse, con posterioridad, uno de madera para solventar los incidentes que provocaba el arruinado puente. Recordemos que estamos ante un paso obligado en una importante vía de comunicación romana. Aún hoy, en la Vereda de Angorrilla, distante de allí un kilómetro cuatrocientos metros, se intuye una "pontezuela" que pudo servir para sortear una arroyada que baja de Los Alcores, y que podría ser de origen romano, parecida, pero más pequeña, a la que pudo existir en el Arroyo Salado. Unos restos que deberían ser estudiados y catalogados.
Una publicación de la Dirección General de Ordenación del Territorio y Urbanismo, de la Consejería de Obras Públicas y Transporte, desmiente su origen romano y nos describe el puente de Gandul de la siguiente manera:
«Erróneamente, en algunas fuentes, se le atribuye cronología romana. Constructivamente es un puente de fábrica de ladrillo con un solo ojo conservado de arco de medio punto, presentando tajamares de sección triangular en el paramento de contracorriente. La rasante de pavimento se encuentra muy alterada, aunque se aprecia la doble inclinación en “lomo de asno” con ligera pendiente que originalmente tendría.»[3][5]
Según las Normas Subsidiarias del Planeamiento del Municipio de Mairena del Alcor, la protección actual del puente de Gandul, y su entorno, es la siguiente: se clasifica como suelo «no urbanizable», dentro del «Sistema General de Áreas Libres: Cauces y Protección de Márgenes», donde únicamente son permitidas las obras de «Mantenimiento y consolidación»; «Cualquier actuación sobre el mismo o sobre su entorno a distancia inferiores a 200 m. requerirá autorización previa del organismo competente en elementos declarados Bienes de Interés Cultural.» Se describe como: «De un solo ojo de bóveda de cañón, ejecutado con ladrillo tomado con cal. Se conserva la bóveda y sus apoyos, parte de los estribos han desaparecido quedando por tanto el puente mutilado y aislado del terreno.» En la ficha se cita a Blázquez como fuente de su posible origen romano.[4] Se encuentra catalogado como yacimiento arqueológico. El documento fue aprobado provisionalmente por el pleno del ayuntamiento en sesión celebrada el día 14 de marzo y definitivamente el 26 de octubre de 1994.
En la Guía del Patrimonio Histórico Andaluz se dice lo siguiente:
«El sitio arqueológico se sitúa sobre una suave loma que desciende hacia el arroyo Salado, junto al camino de servicio de la Autovía A-92. Los materiales arqueológicos se hallan muy diseminados por una amplia extensión, aunque se advierte una mayor concentración alrededor de un poste de luz que corona la cima de la loma. Se documentan abundantes fragmentos cerámicos de época orientalizante y turdetana, entre los que se distinguen bordes de urnas -algunas con decoración pintada-, fondos de recipientes del tipo "pie solero", bordes de ánforas, asas -amorcilladas y geminadas-, y varios fragmentos de sílex (microláminas y núcleos). En menor proporción se localizan restos de época romana, compuestos por escasos bordes de "dolia", galbos de TSH, cerámica común y materiales constructivos -tégulas y "laterculi"-».
Los capitanes D. Joaquín Dusmet y Navarro y D. Miguel Primo de Rivera y Sobremonte también nos hablan del puente de Alcalá:
Al S., y sobre el Guadaíra, tiene un puente de mampostería de 388 pies de largo, 17 de ancho y 39 de alto por el centro formando caballete o subida por ambos lados. Tiene siete ojos, los dos primeros de 13 y 17 pies de luz, y los otros cinco de 2, el pretil también de mampostería tiene una vara de altura. Desde este puente parte a la izquierda el camino de Utrera carretero y muy bueno y a la derecha el de Dos Hermanas. El río es invadeable en las inmediaciones, de poca corriente y márgenes bastantes escarpadas.[5]
En el dictamen emitido se pone énfasis en el mal estado de los caminos que enlazan ciudades y pueblos y se defiende la urgencia de llevar a cabo su mejora debido la importancia agrícola de las tierras por donde discurren y lo estratégico para la defensa del flanco sur de la península:
«El estado que tienen los dos ramales del camino de que consta este itinerario corresponde mal al objeto e importancia de los mismos. Desde Alcalá de Guadaíra a Loja, equivalente a decir de Sevilla a Granada, más que una carretera es un carril abierto por el tránsito en el terreno natural: este como de cultivo, es flojo y arenoso, además, y por consiguiente el camino adolece de los mismos inconvenientes; haciéndose difícil en los tiempos lluviosos y aún casi intransitable.»
«El número y comodidad de las vías de comunicación en todos los países a la par que constituye un elemento principal de desarrollo de la riqueza e ilustración de los pueblos, facilita a los gobiernos los medios más poderosos y eficaces de conservar la tranquilidad interior y de precaverse contra invasiones extranjeras.»
Los autores constatan que las comunicaciones en esta zona son peores que en otras regiones de España.[6] Dicen que es una situación que viene de lejos. De hecho, al menos desde 1846 la Diputación Provincial era consciente de que el tramo del camino entre Gandul y Arahal era el que se encontraba en peor estado de conservación en la provincia de Sevilla.[7] Para solucionarlo, se mandó elaborar un proyecto que permitiese mejorar las “27,000 varas” que separan ambas localidades. [8] No es hasta 1850 cuando se realiza un reconocimiento y levantamiento de planos por el arquitecto Balbino Marrón. El expediente administrativo fue elevado a Madrid siendo aprobado. Para financiar las obras se le propuso al Gobierno central la aprobación de varios arbitrios. La hacienda pública provincial se encontraba sumida en un absoluto desastre.[9] Ese mismo año se intentará regularizar las cuentas de propios y poner al corriente las antiguas que se encontraban inmersas en el más absoluto «desorden, desgobierno y despilfarro». El proyecto consistía en reformar la pendiente, que, a su paso por Gandul, sorteaba el escarpe de Los Alcores, dándole otra dirección para disminuir el desnivel. La prensa resaltará la generosidad del marqués que había cedido los terrenos por donde pasaría el nuevo camino.[10] Ese mismo año se destinará una cuerda de presos para los primeros trabajos en Gandul.[11] Unas obras que continuaban en 1852.[12]La tarea le fue encomienda a D. José de Hezeta:
«Al encargarse del mando político y civil de la provincia el número de cuentas no rendidas de los ayuntamientos era (no hay en decirlo exageración), prodigioso: pasaban, si la memoria no nos es infiel, de cuatro mil. Ayuntamientos había que tenían pendientes las suyas desde los años 1835, 36 y 37: alguno desde 1808. [13]
Cuatro años más tarde, en 1850, la prensa seguirá informando del lamentable estado del camino que conduce a Granada y Málaga: «no solo por lo ruinoso del puente de Aguadulce, sino por la cuesta de Gandul». El 14 de abril el periódico La Época aseguraba que los trabajos comenzarían en breve y que la diputación había encargado a D. Balbino Marrón y Romero, arquitecto mayor de la ciudad, la dirección de las obras.[14] Ese mismo año presentará el proyecto, con la planimetría y la previsión de fondos necesarios para su ejecución. La diputación le dio traslado a Madrid, donde fue aprobado.
Las obras proyectadas consistían en «reformar la pendiente de la cuesta de Gandul, dándole otra dirección para disminuir el desnivel grande que hoy tiene…, componer los estribos del puente de Aguadulce y asegurar una de las pilas socavadas por las aguas». Esta noticia tendrá muy buena acogida en la prensa local. En el periódico La Paz se dirá que, aparte de las elecciones a diputados, que en aquellos días estaba en el candelero, lo que más llamaba la atención de la ciudadanía eran las mejoras materiales y se le agradecía al marqués de Gandul la cesión de los terrenos por donde se desviaría el nuevo camino. Pasan los meses. En agosto la prensa informa de lo inminente de las obras:
«Conocida es de todos, la utilidad del camino que pone a Sevilla en comunicación con las provincias de Málaga y Granada, y conocido es también el estado lamentable en que hace tiempo se encuentra, no solo por lo ruinoso del puente de Aguadulce, sino por la cuesta de Gandul. La autoridad se consagró a procurar su recomposición, y para eso, como ya tienen noticia nuestros lectores, se procedió a su reconocimiento, levantándose planos que hemos visto perfectamente ejecutados por el arquitecto D. Balbino Morrón; y finalmente a la formación del presupuesto. El Gobierno de la provincia luego que terminó el expediente, lo elevó al de Madrid, y hoy tenemos la satisfacción de asegurar a nuestros lectores, que ha sido aprobado. En su consecuencia se va a reformar la pendiente de la cuesta de Gandul, dándole otra dirección para disminuir el desnivel grande que hoy tiene; y justo es consignar aquí nuestra gratitud al Sr. marqués de Gandul, que, con una generosidad ejemplar, ha cedido gratuitamente en obsequio del bien público los terrenos de su propiedad por donde ha de pasar el nuevo camino. También se va a proceder a componer los estribos del puente de Aguadulce y a asegurar una de las pilas, socavada por las aguas, por cuyas razones se encuentra hoy ruinoso. Esta obra debe empezar muy pronto, y no tardará mucho en concluirse.»[15]
[1] Leandro José de Flores. Cuaderno 6º, Adicional a las Memorias Históricas de Alcalá de Guadaíra, que trata de Gandul, Marchenilla y Dos Hermanas, con alguna otra adición a los cuadernos anteriores. Sevilla. Con licencia: Imprenta de D. Mariano Caro. 1834.
[2] Gregorio García-Baquero López, Sevilla y la Provisión de Alimentos en el Siglo XVI, 2006. pag.108, en https://elganduldealcaladeguadaira.blogspot.com/2015_03_10_archive.html
[3] Patrimonio histórico en el ámbito de la Cuenca del Río Guadaíra, 2000, pg. 203-204, se cita también a D. Leandro José de Flores y sus Memorias Históricas de la villa de Alcalá de Guadaíra, edición de 1903.
[4] Blázquez y Delgado Aguilera, Antonio y Blázquez Jiménez, Antonio, 1923. Vías romanas de Sevilla a Córdoba por Antequera. De Córdoba a Cástulo por El Carpio. De Fuente de La Higuera a Cartagena y de Cartagena a Cástulo. Memorias de la Junta Superior de Excavaciones Arqueológicas, 59, núm. 6 de 1922- 1923, Madrid.
[5] El trabajo consta de dos partes: la descripción del itinerario con 54 hojas, más una hoja plegada; encuadernado 24x33cm y una planimetría escala 1:20.000, que consta de un mapa en 15 hojas de 75,7 x 55,5 cm. Ambos documentos se encuentran en el Archivo Cartográfico de Estudios Geográficos del Centro Geográfico del Ejército.
[6]
Ibidem.
[7] La Andalucía, 31-01-1864, p.2, Guía de Sevilla y
su provincia. 1865m p.49, 1866, p.52.
[8]
El Tiempo (Madrid) 23-2-1846 p.2.
[9] El Tiempo, 23-02-1846, p.2.
[10] El Heraldo
(Madrid) 21-8-1850, p.3., El Popular (Madrid) 20-8-1850.
[11] El Heraldo
(Madrid) 21-8-1850, p.3.
[12] El
Observador (Madrid) 16-6-1852, n.º 1.415, p.2., El Heraldo (Madrid)
15-6-1852, p.3,
[13] Ibidem; El Tiempo (Madrid) 23-2-1846 p.2, El Popular (Madrid) 20-8-1850, La Época (Madrid) 21-8-1850, n.º 451, p.4., El Heraldo (Madrid) 21-8-1850, p.3.
[14] La Época (Madrid )14-4-1850, n.º 342 y La España (Madrid). 14-4-1850, n.º 618, p.2.
[15]
La Paz (Sevilla) 16-8-1850, p.2
El 20 de septiembre fue convocado remate a las 12 de la mañana «en este Gobierno y ante el Alcalde de Alcalá de Guadaíra, para subasta de las obras que han de ejecutarse en el trono de la Cuesta de Gandul, en el camino vecinal de Sevilla a Granada y Málaga.» El mismo procedimiento se seguirá con el puente de Aguadulce, emplazando a los interesados en el Ayuntamiento de Osuna.[1]
A pesar de lo anunciado, en 1852, el camino en la zona de Gandul continuaba en mal estado. En junio se destinará una cuerda de presos del penal de Sevilla para repararlo.[2]
Sea como fuere, en la Guía de Sevilla y su provincia, correspondiente a los años 1865 y 1866, dentro de la «Relación de caminos provinciales que en combinación con las vías férreas y carreteras del plan general completarán el sistema de comunicaciones de la provincia de Sevilla. Caminos vecinales de primer orden o preferentes», el de Gandul a Alcalá de Guadaíra se encontraba pendiente de estudio para su mejora.[3]
[1] La Paz (Sevilla)
7-9-1850, p,3, La Paz (Sevilla) 8-9-1850, p.4, La Paz (Sevilla)
10-9-1850, p.3. «Lo que se hace saber al público para conocimiento de los que
deseen interesarse en ella, advirtiendo, que no se admitirá proposición que
exceda de la cantidad del presupuesto el cual estará de manifiesto en la
Secretaría de este Gobierno y en la del Ayuntamiento de Alcalá de Guadaíra como
también los planos memoria y condiciones relativas a la expresada obra. Sevilla
5 de septiembre de 1850 Javier Cavestany.».
[2] El
Observador (Madrid) 16-6-1852, n.º 1.415, p.2, El Heraldo (Madrid)
15-6-1852, p.3, La España (Madrid) 15-6-1852, n.º 1.290 p.2.
[3] Guía
de Sevilla y su provincia, de 1865, pg.49 y la de 1866, pg.62.
Francisco José Gavira Albarrán
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