Museo del Prado. Emilio Sánchez Perrier. Iglesia de San Juan Evangelista de Gandul,
1880 - 1885. Lápiz compuesto sobre papel avitelado, 152 x 92 mm
La dimensión espiritual del VI marqués de Gandul se reflejó en su activa participación en obras piadosas y contribuciones a instituciones eclesiásticas. Entre sus compromisos documentados destacan al menos dos censos religiosos, contratos de rentas donadas a cambio de oraciones y el derecho a sepultura en sagrado, una práctica común ligada a las donaciones pro anima,[1]. Uno de ellos, valorado en 35 reales y 10 maravedís, fue establecido a favor del Monasterio de La Cartuja, mientras que otro, por 117 reales y 22 maravedís, benefició al Monasterio de San Jerónimo de Buena Vista en Sevilla[2].
Su filantropía trascendió estos acuerdos perpetuos. En 1854, respondiendo a una solicitud del alcalde de Sevilla, realizó una limosna de 100 reales para la procesión del Santo Entierro[3]. Ese mismo año, sumó otros 100 reales a la restauración de la Catedral hispalense, iniciativa que fue ampliamente difundida en la prensa local[4]. La lista de suscriptores, publicada en junio en diversos periódicos, incluía su nombre con dicha aportación, evidenciando su compromiso público con el patrimonio religioso.
Su vinculación con las altas esferas eclesiásticas se reforzó al aceptar una invitación del cardenal Judas José Romo, arzobispo de Sevilla, para asistir a la inauguración de la Obra de la Infancia en 1854. Esta institución, «...fundada en 1843 por el Excmo. Sr. Obispo de Nancy, erigida canónicamente en Roma por decreto del Excmo. Sr. Cardenal Patrizi de 20 de enero de 1853, admitida en España por Real cédula de 21 de diciembre de 1832 y recomendada eficazmente por S. M. la Reina nuestra Señora y el Nuncio de Su Santidad en estos Reynos.»[5].
Hacia 1859, su labor caritativa adquirió un alcance transcontinental: según La Andalucía del 4 de junio, donó 320 reales vellón a las misiones en África, sumándose así a los esfuerzos evangelizadores promovidos por la Iglesia[6].
Estos gestos, desde los censos monásticos hasta las limosnas puntuales, no solo ilustran su fervor religioso, sino también su papel como mecenas en una sociedad donde la fe y el poder estaban profundamente entrelazados. En 1882 formará parte de la Junta de Sevilla.
[1]Patrimonio y rentas de la
iglesia en Andalucía.
José Rodríguez Molina. Universidad de Granada. p.114.
[2]Diario oficial de avisos
de Madrid,
17-2-1850, p.1.,
[3]La Paz (Sevilla) 4-6-1854, p,3,
[4]La Paz (Sevilla) 4-6-1854, p,3.
[5]La Paz (Sevilla) 13-11-1853, p,1
[6]La
Andalucía, 04-06-1859, p.1
Francisco José Gavira Albarrán
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