miércoles, 12 de marzo de 2025

IV El VI marqués de Gandul: un pilar del absolutismo y el carlismo en Sevilla.

 

Subida a Gandul viniendo desde Osuna, por Richard Ford (1830) 

Desde su juventud, el VI marqués de Gandul, al igual que su familia, se alineó con el absolutismo encarnado por Fernando VII. Este vínculo se remontaba a la relación de su padre con el monarca, quien fue acogido en dos ocasiones en la residencia veraniega de Alcalá de Guadaíra, ubicada en La Cañá, número 16. Aunque su residencia habitual estaba en Sevilla, este antecedente familiar lo situó como una figura clave del movimiento absolutista en la vida política y social de la ciudad. 

Ascenso político y estrategias electorales (1844-1851): La Década Moderada. 

En 1844, el marqués participó en la formación de la candidatura Monárquico Constitucional para el Senado, aunque no fue elegio[1]. Este revés no menguó su determinación. El 21 de agosto de 1850, los electores monárquicos reunidos en la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Sevilla[2] lo nombraron presidente de un comité encargado de decidir sobre la participación en las elecciones municipales y otros procesos electorales que se vislumbraban en el horizonte, como por ejemplo las elecciones a Cortes[3]. En abril de 1851, el comité celebró varias reuniones, destacando una el día 28, presidida en su ausencia por Lorenzo García Pego, vicepresidente y decano del colegio de abogados[4]. Con más de quinientos asistentes, tantos que algunos permanecieron en la calle, se acordó respaldar a los candidatos designados el año anterior y delegar en el «comité central» la selección de representantes para los distritos sevillanos. Esta reunión estuvo precedida de otra presidida por el propio marqués, también con el tema electoral como punto fundamental del orden del día.[5] Los “monárquicos puros”, como se denominan, se presentarán únicamente en Valencia, encabezados por el marqués de Cáceres, y en Sevilla con el marqués de Gandul.[6] El marqués fue designado candidato por el primer distrito, pero los resultados de la primera vuelta electoral fueron desfavorables para los monárquicos. [7]   

Primer distrito, 1.ª sección, votos

D. Manuel Cortina, 43

D. Luis Alcón, 44

Marqués de Gandul, 4

 

Primer distrito, 2.ª sección, votos

D. Manuel Cortina, 64

D. Luis Alcón, 52

Marqués de Gandul, 17

 

Segundo distrito, única sección, votos

D. Miguel Ruiz Martínez, 82

D. Cornelio Cipriano Sánchez, 84

D. Antonio Valderrama, 4

 

Tercer distrito, 1.ª sección, votos

D. Manuel Moreno López, 100

D. Pedro Luis Huidobro, 24

D. José María Ibarra, 22

D. Francisco María Abaurrea,10

Tercer distrito, 2.ª sección, votos

D. Manuel Moreno López, 37

D. Pedro Luis Huidobro, 49

D. José María Ibarra, 9

D. Francisco María Abaurrea, 15

Ante el fracaso, el comité publicó una carta el 12 de mayo de 1851, firmada por el marqués, instando a la abstención en la segunda vuelta:

«Los monárquicos que han votado las candidaturas de nuestro partido, han desempeñado una obligación sagrada: Vd., que es uno de ellos, tiene la gloria de haber contribuido digna y valerosamente a su engrandecimiento. 

Pero no basta esto; nuestra presencia en las urnas ha inutilizado la primera elección: nuestra completa retirada, ya que no tenemos ningún candidato propio que pueda competir con los otros, debe dejar la segunda a las solas fuerzas de los interesados. 

En nombre, pues, del honor, de la moralidad y de las altas consideraciones de organización, está Vd. obligado a no votar en la segunda elección, y a ser tan monárquico, tan honrado y tan decidido, resistiendo las sugestiones de los demás partidos para no darles su apoyo ahora, como lo ha sido antes para sostener a sus hombres, y así lo espera el comité. 

Sevilla, 12 de mayo de 1851. – El marqués de Gandul, presidente. (Siguen las demás firmas).»

«En Sevilla se creía en el triunfo de los señores Cortina, Ruiz Martínez y Moreno López».[8]

Consolidación en la política local (1853-1857): El Bienio Progresista y la resistencia tradicionalista. 

Dos años después de los hechos mencionados, el 13 de octubre de 1853, tuvo lugar una asamblea decisiva en la residencia de José María Benjumea, con el objetivo de conformar la candidatura para las elecciones bienales al Ayuntamiento de Sevilla. Para el cuarto distrito, se designó a figuras destacadas como el conde de Montelirio, Agustín Pruna, Sebastián Prieto y el marqués de Gandul. Posteriormente, el 30 del mismo mes, se hizo pública una lista de dieciocho nombres propuestos como ideales para ocupar los cargos municipales, encabezada por el mismo marqués de Gandul. Paralelamente, la prensa afín al realismo difundió un manifiesto en el que se especificaban las cualidades morales, perfil público y conducta exigida a los futuros representantes: 

«...deben ser hombres de gran posición; de suficiente arraigo, de prestigio entre todas las clases de la población: deben ser hombres de pocos negocios, para que puedan trabajar en el procomunal, y jamás de aquellos que tienen que abandonar un arte o profesión con menoscabo de sus intereses, para asistir al ayuntamiento. Deben ser elegidos entre aquellos que no buscarán destinos municipales para sí, ni para sus parientes dentro del décimo grado; que no pedirán mejoras para las calles en donde viven; que, desechando ridículas teorías económicas, harán lo posible por evitar el monopolio de los artículos de primera necesidad; de los que procuren llevar a cabo las muchas economías que pueden hacerse en los gastos municipales...» [9] 

En enero de 1857, el Partido Monárquico nombrará una nueva junta directiva a la que se le encarga la reorganización de los realistas en la provincia de Sevilla, con miras a participar en las elecciones municipales.  Dicha junta, nuevamente presidida por el marqués de Gandul[10], enfrentó un obstáculo inicial: al haberse formado fuera del plazo legal, sus miembros intentaron negociar con el gobernador civil un acuerdo que legitimara su situación. Ante esta gestión, el gobernador accedió a reunirse con el marqués y le ofreció ocupar cuatro de las ocho plazas reservadas para la reelección en el nuevo Ayuntamiento. Sin embargo, la propuesta conciliadora fue rechazada de forma categórica por los monárquicos, quienes la tildaron de limosna indigna. 

El desencuentro escaló rápidamente. Los realistas acusaron al gobernador de obstruir la creación de una junta general y denunciaron en la prensa irregularidades en el proceso electoral, señalando como principales adversarios a los falsos realistas, término con el que aludían a sectores moderados acusados de traicionar los principios doctrinarios y denunciarán las ilegalidades cometidas en el proceso electoral. [11]. Pese a las tensiones, continuaron fortaleciendo su estructura en Sevilla y su provincia[12], donde encontraron apoyo clave en municipios gobernados por alcaldes corregidores, [13] figura tradicional cuestionada públicamente por el propio gobernador en medios influyentes: 

«Estos señores viven tranquilamente reclinados sobre el presupuesto municipal, preparando las elecciones como Dios les da a entender. El de Écija se ha empeñado en que los curas párrocos son empleados del gobierno, puesto que cobran sueldo del estado, y como tales deben votar lo que el gobierno diga. El alcalde-corregidor de Marchena se ha instalado en dos tiempos: primero fue nombrado alcalde constitucional, y después alcalde-corregidor.[14] 

Compromiso carlista y represión (1870-1875): La Tercera Guerra Carlista y la clandestinidad. 

El 20 de enero de 1870 será nombrado presidente de la junta directiva del bando carlista en Sevilla, con la misión de preparar las candidaturas a las próximas elecciones. La noticia la recoge ampliamente la prensa. El Oriente califica la asamblea de «admirable espectáculo que ofrecen los hombres de ideas católicas y monárquicas, que velan por los intereses de la gran comunión católico-monárquica de aquella provincia en cuanto se refiere a las elecciones de diputados a Cortes, diputados provinciales e individuos del ayuntamiento». A la reunión asistieron más de quinientas personas. De un ambiente de euforia saldrá un manifiesto instando a la reorganización y a la constitución de juntas en los diferentes municipios de la provincia, a la par que se daban directrices a los partidarios.[15] Como nota de humor, el periódico El Universal, citado en La Época, dirá que «solo un gandul puede ponerse al frente de una junta carlista».[16] El apellido continuará siendo utilizado por los adversarios para mofarse del marqués. Por contra, sus partidarios lo defendieron siempre a capa y espada.[17] La Junta carlista estará formada por: 

Señor marqués de Gandul, presidente.

Sr. D. Francisco Pagés del Corro, vicepresidente.

Sr. D. José Ignacio Borrás y Corro.

Señor marqués de Esquivel.

Sr. D. Antonio Quintanilla Torres.

Sr. D. Manuel Gómez de Barreda y Varona.

Sr. D. Ignacio de Rodrigo Zaldarriaga.

Sr. Conde de Mejorada.

Sr. D. Miguel de Neira y de la Puente.

Sr. D. Luis Carlos Tirado.

Sr. D. Eduardo García Pérez.

Sr. D. Ventura Camacho.

Sr. D. Joaquín Álvarez.

Sr. D. Bonifacio García Pego e Inzunsa, secretario.

Sr. D. Evaristo Hue y Gutiérrez, secretario. 

Los medios afines resaltarán que los carlistas no solo cuentan con guerrilleros; también integran sus filas escritores, hombres públicos, oradores y grandes títulos, entre ellos el marqués de Gandul.[18] 

El 11 de junio de 1870, con motivo de la celebración de la fiesta de Santa Margarita, se publicará en La Esperanza, periódico monárquico y carlista, una carta de la Junta de Sevilla, y de los distritos de ella dependientes, firmada por el marqués de Gandul, felicitando a la “reina” y renovando la adhesión a Carlos VII, al tiempo que «se suspira por la llegada del día en que, por el derecho que le corresponde, ocupe el trono».[19] El 30 de junio se publicará otra nota donde se felicita el natalicio del Príncipe de Asturias D. Jaime y «ruega a Dios por que se cumplan las esperanzas que abrigan muchos españoles por la salvación de la patria».[20] 

En 1871, Carlos VII, profundamente afectado por las divisiones y enfrentamientos entre sus partidarios, nombrará a varios comisionados para que trasladasen sus instrucciones a las capitales. Entre los nombres de reconocido prestigio designados se encuentran los marqueses de Esquivel, en Cádiz, Valdeflores, en Córdoba, Tous, en Granada, Peraleja, en Madrid, y el Gandul en Sevilla.[21] En febrero de 1872, la Junta provincial católico-monárquica de Sevilla, por sí y en nombre de las de distrito y locales dependientes de la misma, presidida por el marqués de Gandul, se adhiere al mensaje que la central dirigió al Duque de Madrid protestando su sumisión al principio de autoridad.[22] En enero de 1873, el periódico La Esperanza será el primero en dar la noticia de la detención de la Junta Municipal católica-monárquica de Sevilla, en suspenso desde abril, como todas las que llevan este nombre en España, desde que estalló el movimiento carlista de abril del año anterior. La prensa monárquica dirá: 

«Conociendo como conocemos a las personas, nos permitimos dudar de que fuera cierto lo que ha llegado a nuestros oídos; pero hoy ya es cosa averiguada que los señores marqueses de Gandul y de Esquivel, Pagés del Corso, Gómez de la Barreda, Camacho, Pineda, Goyeneta, García Pego, todos amigos nuestros, y algunos de ellos muy queridos, vocales de la que fue Junta provincial de Sevilla, estuvieron por lo menos detenidos en el gobierno civil. El Constitucional, periódico de aquella ciudad y nada carlista, por cierto, promete ocuparse del asunto. Mientras tanto, séanos al menos permitido lamentarnos de la facilidad con que en los tiempos actuales, a pesar del respeto a los derechos individuales, se detiene a las personas honradas y pacíficas, las más veces a consecuencia de una falsa delación, produciendo la consiguiente alarma en las familias».[23] 

En enero de 1873, por orden de los jueces de los diferentes distritos de Sevilla, se registraron las casas de los marqueses de Gandul y de Esquivel y de los Sres. Pagés del Corro, Camacho, Pineda, Gómez de la Berreda y García Pego, con el objetivo de localizar pruebas de su implicación en la conspiración carlista. También fue registrada la casa de Joaquín de Goyeneta, que fue conducido al gobierno civil como sospechoso de complicidad. Entre la documentación incautada apareció un documento firmado por D. Carlos y evidencias de que preparaban la organización de partidas, al frente de las cuales se pondría un general carlista, para crear el ejército del Sur.[24] En septiembre tuvieron lugar nuevos registros, incautándose algunas armas. En la casa palacio del marqués de Gandul fueron «recogidas varias escopetas y otras armas.»[25]. El marqués sería detenido junto a Ventura Camacho «sin haber encontrado absolutamente nada que los comprometiera lo más mínimo», se publicaría en el diario La Esperanza: 

«Únicamente se hallaron en casa del Sr. de Camacho seis Corazones de Jesús hechos por la hija de dicho señor con objeto de darlos a los pobres. Este ha sido el pretexto que se ha tomado para hacer dichas prisiones, que han llenado de indignación a todas las personas sensatas, sin distinción de partido, pues da la casualidad de que son dos respetables señores, muy queridos y relacionados con la buena sociedad sevillana; porque si bien el Sr. de Camacho pertenece a una distinguida familia de Extremadura, hace más de veinte años que está establecido en esta ciudad, muy apreciado por todos. Los han tenido incomunicados hasta el miércoles, que les permitieron los que vieran sus familias y numerosos amigos, que en esta ocasión les han dado una prueba de verdadero cariño, pues no han estado un momento solos. Ayer domingo salieron para sus respectivos destierros: el marqués para Cádiz, y Camacho para Antequera. Ellos deseaban ir al mismo punto por la antigua y estrecha amistad que los une; pero el gobernador no lo ha permitido por más empeño que para ello hubo. A todo esto, se han ido sin que les tomen declaración, porque no tenía sobre qué recaer».[26] 

En 1873 se publican los nombres de la junta directiva de la Liga Nacional de Sevilla. Está integrada por personas de todos los partidos y respaldada por buena parte de la prensa: La Revista Hispano-Ultramarina, El Porvenir, El Oriente, La Legitimidad, La Revolución Española y Las Constituciones. Sus directores también forman parte de la junta directiva. La preside Joaquín Goyeneta. El marqués es uno de sus vocales.[27] 

En julio de 1874 son detenidos: «D. Antonio Quintanilla y Torrez, D. Miguel Neira, D. Nicolás Pineda, D. Nicolás M. Maestre, D. N. Moreno Saldarriaga, el marqués de Gandul, D. Rafael Guajardo, D. Antonio Morales Contreras, un presbítero apellidado Lobo y otros dos sujetos poco conocidos. Parece que también se halla detenido, aunque en su casa por estar enfermo, el marqués de la Reunión, y que fue preso por un error inconcebible un catedrático de derecho, que es notorio no figuraba en las filas carlistas y que nunca se ha mezclado en política».[28] 

Los detenidos, entre los que figuraban varios sacerdotes, fueron conducidos a la fábrica de tabacos, habilitada como cárcel.[29] El gobernador de Sevilla, a primeros de 1875, levantaría el destierro del marqués de Gandul y de Nicolás Maestre.[30] No obstante, en marzo de ese año, la prensa publicará que se le ha retenido una carta por falta de franqueo, hecho que pudiera tener que ver con un seguimiento a sus movimientos políticos.[31] 

Compromiso político hasta sus últimos días. 

En 1882, el marqués aún formará parte de la Junta Católica Monárquica  de Sevilla, de la que es propuesto como presidente honorario el Arzobispo, y estaban designados presidentes el Obispo auxiliar y Juan María Maestre; como vicepresidentes Antonio Rodríguez Montero, Canónigo Magistral, y Digo Benjumea, labrador y propietario; como vocales Miguel Torres Daza, Canónigo; Manuel Torices y Pedrosa, Cura de San Miguel; José María Camacho y Torres, Cura de San Lorenzo; marques de Gandul; marques de Santa Cruz de Inguanzo; marques del Castillo: marqués de Casa Ulloa; Segundo del Camino, comerciante; Exequiel Pérez, comerciante; Francisco Javier Barroso, abogado, y Francisco Pacheco y Núñez de Prado, propietario; como tesorero, Félix de Olazabal, comerciante, y como secretario, Juan Romero, abogado, Manuel de Burgos y Adolfo Balbotín».[32]

 

Francisco José Gavira Albarrán

[1] El Católico (Madrid) 10-9-1844, p.8.

[2] La Real Sociedad Económica de Amigos del País nace con el fin de fomentar el comercio, la industria, las artes y los oficios en Sevilla y su provincia. http://censoarchivos.mcu.es/CensoGuia/fondoDetail.htm?id=441770

[3] La Paz (Sevilla) 23-8-1850, p.1; La Paz (Sevilla) 24-8-1850, p.1; La Paz (Sevilla) 25-8-1850, p.1; La Época (Madrid) 27-8-1850, n.º 456, p.2

[4] La Paz (Sevilla) 29-4-1851. p.4.

[5]La Paz (Sevilla) 20-4-1851. p.1.

[6] El Católico (Madrid) 10-5-1851, p.8, que se hace eco de La Paz (Sevilla) del 7 del mismo mes, Diario constitucional de Palma 15-5-1851, p.3.

[7] Diario Constitucional de Palma, 24-5-1851, p.2. El Católico (Madrid) 14-5-1851, p.7. El Heraldo (Madrid) 15-5-1851 p.2.

[8] El Genio de la libertad 28-5-1851, p.2.

[9]La Época (Madrid) 29-10-1853, n.º 1.423, p.3. La Paz (Sevilla) 30-10-1853, p.3.

[10]La Esperanza (Madrid) 23-1-1857, p.3.

[11]La Esperanza (Madrid) 4-2-1857, p.2.

[12]La Época (Madrid) 10-2-1857, n.º 2.423, p.3.; La España (Madrid) 11-2-1857, n.º 2.398, p.3. La campaña organizativa se realiza con el «comité al frente, compuesto de los señores marques de Gandul, presidente; doctores D. Lorenzo García Pego y D. Juan María Rodríguez, vicepresidentes; marqueses del Moscoso y de Villapanés, D. José Borrax, D. Francisco Abaurrea, D. Juan Medina y Torres, D. Juan Suárez Urbina y D. José González, vocales, y el Dr. D. José Álvaro, secretario. Ha nombrado sus juntas parroquiales; se entiende con los pueblos de la provincia con igual objeto de que se vayan organizando, como ya lo hacen en Marchena, Osuna, Écija y otros puntos, y entrará en la lucha electoral próxima de diputados a Cortes».

[13]Luis Morell Ocaña, La figura del alcalde en el derecho local español. 1982. Universidad de Extremadura. Alcaldes corregidores. La instancia local de gobierno tenía tanto funciones administrativas como potestad judicial, a modo de los jueces de 1.ª instancia e instrucción.

[14]El Estado (Madrid) 22-9-1858, p.2; El Parlamento (Madrid) 24-9-1858, p.2.

[15]El Imparcial (Madrid) 24-1-1870, p.1; El Pensamiento español (Madrid) 24-1-1870, p.3; La Esperanza (Madrid) 25-1-1870, p.1; La Época (Madrid) 26-1-1870, n.º 6.834, p.3; Crónica de Cataluña 28-1-1870, p.2.

[16]La Época (Madrid) 28-1-1870, n.º 6.836, p.2.

[17]El Fraile (Madrid) 4-2-1870, n.º 19, p.7; La Época (Madrid) 22-3-1870, n.º 6.884, p.3; La Regeneración (Madrid) 22-3-1870, p.3.

[18] La Correspondencia de España. 19-3-1870, n.º 4.500, p.3, La Esperanza (Madrid) 17-3-1870, p.1.

[19] La Esperanza (Madrid), 11-6-1870, p.1

[20] La Esperanza (Madrid) 30-6-1870; El Pensamiento español (Madrid) 30-6-1870, p.1; La Regeneración (Madrid) 30-6-1870, p.1.

[21] La Época (Madrid) 14-10-1871, n.º 7.428, que la recoge de El Debate; La Esperanza (Madrid) 14-10-1871, p.2; El Imparcial (Madrid) 14-10-1871, p.4; La Convicción (Barcelona) 16-10-1871, p.3.

[22] La Esperanza (Madrid), 3-2-1872, p.1; El Pensamiento español (Madrid). 3-2-1872, p.1; El Presidente, El marqués de Gandul. —El Vicepresidente, Francisco Pagés del Corro. —El marqués de Esquivel. —José Ignacio Borras. —Ventura Camacho. —Ignacio de Roavigo. —Antonio Quintanilla. — Eduardo García Pérez. —Manuel Gómez de Barreda. —Ignacio Verdejo. —Miguel de Neira. —Joaquín Álvarez. —Juan Grimarest. —Bonifacio G. Pego, Secretario—Benito González Ortiz, Secretario. Publíquese de orden de la Junta Central. — El Vicepresidente., Cándido Nocedal. —Secretario, Vicente de la Hoz y de Liniers.

[23] La Esperanza (Madrid) 1844 14-1-1873, p.2.

[24]El Imparcial (Madrid). 14-1-1873, p.1, que hace referencia a los periódicos: Andalucía, Oriente y Revolución Española, periódico del que se dice que le quitaba importancia a los hechos.

[25]La Discusión (Madrid) 1856 27-9-1873, n.º 1.553, p.2.

[26] La Esperanza (Madrid) 4-10-1873, p.1.

[27]La Época (Madrid) 17-1-1873, n.º 7.415, p.3.

[28]La Correspondencia de España, 31-7-1874, n.º 6.086, p.2.

[29]La Discusión (Madrid) 28-9-1873, n.º 1.554, p.2.

[30] El Imparcial (Madrid) 10-1-1875, p.2.

[31] La Correspondencia de España. 21-3-1875, n.º 6.319, p.8.

[32]El Siglo futuro. 6-3-1882, n.º 1.889, p.2.


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