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sábado, 28 de diciembre de 2024

Ruta de senderismo: Por el cordel de La Camorra a la ermita de Belén

 


La ruta tiene 8 kilómetros, entre ida y vuelta.

Estimamos un tiempo de tres horas y media, incluyendo las paradas. 

Hemos quedado en la portada de la feria de Alcalá a las 9:30 horas. Una vez que se pasa el cruce de Monte Carmelo, en dirección Mairena del Alcor, en la segunda rotonda, torceremos a la izquierda, para entrar en la urbanización “Las Encinas”. Tomaremos la primera calle a la derecha hasta el final, donde torceremos a la izquierda para estacionar el coche. Estamos en la calle Clavo, lugar donde dará comenzará la ruta. 

El cordel del Término o de La Camorra, en esta zona, delimita los términos municipales de Alcalá de Guadaíra con el de Mairena del Alcor. En el primer tramo de la ruta vamos a tener a nuestra izquierda la Dehesa Nueva, cuya riqueza vegetal no se resume en encinas, coscojas y acebuches, es posible encontrar algarrobos, algún alcornoque, higueras, lentiscos, cornicabras, jaras, retamas, matagallos, majuelos, espinos negros, hediondos, jaguarzo negro, cantuesos, palmitos o tomillos, algunos de ellos podríamos considerarlos árboles singulares por su tamaño... y un largo etc. de herbáceas. La fauna presenta, entre otras, las siguientes especies: ratonero, milano, águila culebrera, cernícalo común y primilla, cuervo, lechuzas, mochuelos, ..., zorros, liebres, conejos, meloncillo, gineta, erizo..., culebra de escalera, lagarto ocelado, etc. A la derecha del cordel veremos un interesante eucaliptal. 

Al cruzar la carretera, que discurre entre Mairena y Torreblanca, veremos olivares a la izquierda, a lo lejos almendros, seguidos de tierra calma y la hacienda de San José, y a la derecha, naranjos y la hacienda de San Agustín. Desde esta hacienda parte una gavia paralela al cordel, en ella han prosperado acebuches, moreras, parras silvestres (Vitis vinifera ssp. Sylvestris), lentiscos, zarzaparrillas y se encuentra plagada de acantos (Acanthus mollis).

Pararemos en un cruce de caminos y vías pecuarias, para luego finalizar en las ruinas de la ermita de Belén. Desde allí, regresaremos al punto de partida. 

Durante el camino, diferentes compañeros expertos en temas patrimoniales y medioambientales nos ilustraran con algunos comentarios.


miércoles, 1 de junio de 2022

Ruta por el Cordel del Término y de la Camorra a la ermita de Belén

Ermita de Belén


La salida del viernes veinte de mayo, con tanto caló, auguraba poca o ninguna comodidad para los cuatro que acudimos a la cita. Un cielo plomizo y los treinta y ocho grados que marcaba el termómetro del coche lo dejaban bastante claro. Y, sin embargo, debido a que los rayos del sol no nos impactaron de lleno, y a una brisa casi imperceptible, logramos soportar bastante bien las altas temperaturas.

Una vez en la urbanización de Las Encinas, nos dirigimos a la calle Clavo para estacionar el coche al final del todo. Esta calle es un tramo asfaltado de la vía pecuaria que ha quedado reducida a poco más de seis metros de anchura. El resto del trazado del cordel del Término y la Camorra también se encuentra usurpado, aunque en menor medida. Los propietarios de las parcelas por donde transita lo han dejado en unos quince metros de media, cuando debería tener treinta y siete y medio, hurtando, de esa manera, el derecho a su uso ganadero, al disfrute público recreativo o constituirse en una reserva ecológica. 

En los primeros metros de nuestro recorrido dejamos a la izquierda un par de campitos de fútbol asilvestrados, por falta de uso, que dieron paso a la conocida como “Dehesa Nueva”, un reservorio ecológico cargado de acebuches, encinas, cornicabras, lentiscos, coscojas, retamas, etc., donde pudimos comprobar que se roturaban algunos espacios sin ningún sentido aparente, pero con una visión estratégica. A nuestra derecha dejábamos atrás un eucaliptal. 

Dehesa Nueva

Mientras una pareja de águila calzada sobrevolaba la dehesa y los conejos salían disparados a nuestro paso, conversábamos sobre el destino que la multinacional del cemento le tiene asignado a esta isla natural, el último espacio adehesado que precede a la zona de terrazas en la comarca de Los Alcores, una reliquia en un entorno fuertemente antropizado.

Tras cruzar la carretera de Mairena a Sevilla, que es también una vía pecuaria, «la verea», los olivos se presentaron a nuestra izquierda y los naranjos a nuestra derecha hasta llegar a la hacienda de San Agustín, donde el olivar cambia de margen y la tierra calma se impone a nuestra izquierda.

Desde la hacienda parte una gavia paralela al cordel, que posiblemente se esté utilizando como desagüe de la balsa que allí han construido. En ella han prosperado acebuches, moreras, parras silvestres (Vitis vinifera ssp. Sylvestris), lentiscos, zarzaparrillas y se encuentra plagada de acantos (Acanthus mollis). En el momento de pasar por allí nos sobrevolaron tres moritos comunes (Plegadis falcinellus), que marchaban en dirección a la hacienda de Torre Palma. El cordel del Término y de la Camorra acaba enlazando, algo más adelante, con la Cañada Real de Pero Mingo y de Palmete. 

Acanto

Al poco, torcimos a la derecha por el cordel de Sevilla a El Viso del Alcor. Cruzamos el entubado arroyo de Belén, que baja de Los Alcores desde las tierras de la hacienda. Se dice del arroyo que en sus riberas tuvo granados y algún membrillo y que el agua discurría con asiduidad. Hoy solo intuimos su curso devorado por el arado, una tierra calma donde antes hubo olivos. A partir de este punto se le conoce como «alamea Belén», una olmeda que fue desmontada en los años ochenta y de la que da testimonio un solitario ejemplar acorralado por girasoles. 

Nosotros torcimos a la izquierda, por un camino de gravilla compactada, para acercarnos a la ermita de Belén, completamente cubierta de higuerones y distante del arroyo unos doscientos metros. 

En los restos semiocultos de la ermita se distinguen dos momentos constructivos bien diferenciados. La dependencia situada a la derecha de la puerta de entrada, levantada con muros de tapial, con algún ladrillo “gafa” y “taco” incrustado, parece la más reciente. El resto, con multitud de remiendos, tuvo que ser la ermita propiamente dicha. Al entrar llama la atención una ventana soportada por dos sillares, que debió tener vistas al campo y luego se quedó enclaustrada con la ampliación. Lo más interesante es la puerta que da paso a la estancia central, formada con bloques de piedra caliza que terminan en un arco carpanel o apaisado. Dentro, una puerta da paso a otra estancia o a un corral. El resto de las paredes de tapial se encuentran derruidas. Las fuentes orales nos cuentan que en los años cuarenta o cincuenta del siglo pasado vivía allí “Pata Palo” con su familia; personaje que ejercía de guarda para varias fincas de la zona.  Leandro José de Flores dice en sus «Memorias Históricas de la Villa de Alcalá de Guadaíra», (1833), que «la capilla pública de Belén se encontraba a algo más de un cuarto de legua de la hacienda de El Lavadero de Santa Bárbara», que se encuentra dentro del término municipal de Alcalá. 

Nos acercamos a un par de pozos sellados en las proximidades de la ermita. Tiramos unas fotos. De regreso paramos donde el camino se cruza con el arroyo. Allí, un enorme, viejo y seco eucalipto alberga una importante familia de salamanquesa común; alguna nos impresionó por su gran tamaño y oscuridad. 

Ya de vuelta, en algún punto del camino, una Megascolia maculata Cf M. bidens, campeaba en una “viudita silvestre” (Escabiosa columbaria L.), mientras tanto un ratonero común sobrevolaba nuestras cabezas.

Viudita silvestre con megascolia

Francisco José Gavira Albarrán

miércoles, 15 de abril de 2020

RUTA: EL CORDEL DE LA CAMORRA


Cordel de la Camorra
La ruta que proponemos tiene una longitud de 11 kilómetros (ida y vuelta) y su tiempo estimado son tres horas.

El sendero comienza en la urbanización de Las Encinas o El Torreón. Cuando estemos en la entrada de la urbanización tenemos que coger por la primera calle a la derecha, de nombre Orégano. Cuando lleguemos al final torceremos a la izquierda por la calle Clavo, donde dejaremos el coche lo más al fondo que podamos.

Ya estamos paseando por una vía pecuaria, en este caso un cordel, que delimita los términos municipales entre Mairena del Alcor y Alcalá de Guadaíra. Los cordeles pueden tener un máximo de 37,5 metros de anchura. Otros tipos de vías pecuarias son: las cañadas, 75 metros, las veredas, 20 metros y las coladas, que son cualquier vía de menor anchura que las anteriores. Estas, junto a los abrevaderos, descansaderos y majadas, constituían los caminos de paso y lugares de parada y descanso del ganado en la llamada trashumancia. Estos espacios de dominio público se han visto fuertemente intrusados por actividades de todo tipo, también ha ocurrido con el cordel que conoceremos hoy. [1]

Cordel de la Camorra
Si es la primera vez que caminas por el cordel de la Camorra, buscando liberarte del estrés o como actividad deportiva, con seguridad conservarás un grato recuerdo y verás cumplidas tus expectativas. En todo caso, ya que cualquier camino ha sido testigo de acontecimientos a lo largo del tiempo, a pie de página señalo algunos vividos en primera persona o que me han transmitido. Unas pinceladas de vida que ilustran el recorrido y que pretenden conseguir su permanencia en la memoria.

El primer tramo, hasta la carretera de Sevilla a Mairena del Alcor, tiene un kilómetro y medio. A nuestra izquierda, durante todo el tramo, disfrutaremos de la dehesa Nueva o de Martín Navarro. En ocasiones las panorámicas de las encinas, acebuches, lentiscos y otras especies arbóreas son extraordinarias. El avistamiento de aves rapaces: ratonero, milano, águila culebrera, cernícalo común y primilla se encuentra garantizado.[2] En la parte derecha marcharemos junto a un eucaliptal, al que le sigue una amplia zona de pastizal. Las vistas, en dirección a Alcalá, son únicas. [3]

Cordel de la Camorra
Mientras disfrutamos de la naturaleza podemos poner en orden las ideas, conocer nuestro entorno y reflexionar sobre el por qué los caminos atraen tanto a las personas o sobre el sentido del camino del que nos habla el poeta Antonio Machado, caminante son tus huellas el camino y nada más… Así, disfrutando del camino y el paisaje, con nuestros pensamientos, llegaremos al cruce de la vía pecuaria con la carretera Sevilla – Mairena del Alcor. Estamos en una zona con historial de bandolerismo, que tenía a la cuesta de La Ligera, que le precede, como el epicentro de su actividad. Uno de los hechos que más repercusión tuvo fue un robo perpetrado  en la Hacienda Nueva o Soledad en la en 1897. [4]

Ya hemos cruzado la carretera y a un kilómetro de distancia, a nuestra derecha, encontraremos la hacienda de San Agustín. En el libro Cortijos, haciendas y lagares de la provincia de Sevilla se describe como una de las más importantes haciendas del término municipal de Mairena del Alcor y se dice que su estado de conservación es bueno, aunque acusa diversas reformas y considerables añadidos para adaptarla a su nueva funcionalidad, fundamentalmente residencial y dedicada a la cría de caballos, y que responde a las pautas que definen la tipología de la hacienda, aunque en este caso se articula de forma anárquica en torno a un patio principal irregular. En esta ocasión no cuenta con una sola almazara sino con dos, de las que sobresalen las macizas torres de contrapeso, que son los elementos más significativos del edificio histórico. [5]
Hacienda de San Agustín. Foto: En "Cortijos, haciendas
y lagares de la provincia de Sevilla" 


Una vez que hemos pasado la hacienda de San Agustín, a nuestra izquierda finalizaba el camino de Pero Migo o de San Agustín, que nace en el de Matatoros, cerca de la conocida como Cruz de Otivar, y que cuenta con más de tres kilómetros trescientos metros de longitud. Este camino aparece en el Inventario de Caminos de Alcalá de Guadaíra, pero no lo podemos recorrer en su totalidad, ya que se encuentra cortado. [6]

Continuaremos de frente y a unos quinientos metros nos saldrá un camino a nuestra derecha que inmediatamente se divide en dos, cogeremos el de la izquierda para visitar las ruinas de la Ermita de Belén. [7] La zona también se conoce como la alamea Belén.  Se encuentra dentro del término municipal de Carmona, a unos doscientos metros del cordel de la Camorra por el que venimos transitando. El Padre Flores, en sus memorias, al referirse a las capillas con culto en los alrededores de la hacienda del Lavadero, que veremos más adelante, la nombra.
Ermita de Belén. Foto: Enrique J. Cuevas, agosto de 2016.
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Devuelta sobre nuestros pasos, continuaremos por el cordel de la Camorra, unos quinientos metros, hasta enlazar con la Cañada Real de Pero Mingo y Palmete, que cogeremos a la izquierda. Quinientos metros más adelante nos encontraremos con el camino de Matallana, que cruza la cañada, y que lo tomaremos a la izquierda. Hay que tener cuidado, ya que se encuentra asfaltado, aunque el tráfico es mínimo. A doscientos metros de allí estaremos ante la entrada a la hacienda de San José. Edificio del siglo XVIII, que se desamortizó durante el Trienio Liberal (1820-1823) y que hasta entonces había perteneció al sevillano convento de San Basilio el Magno.


Hacienda de San José. Foto: En "Cortijos, haciendas y lagares
de la provincia de Sevilla."
A doscientos cincuenta metros de la hacienda de San José, a nuestra derecha, continuando por el camino de Matallana, encontraremos la hacienda de El Lavadero de Santa Teresa. El Padre Flores nos habla en sus memorias de la hacienda del Lavadero de Santa Bárbara, conocida como el Tonelero, de D. Antonio Blomaert.[8]

Desde allí regresaremos sobre nuestros pasos al punto de partida, tal vez, con una mirada diferente sobre los caminos, en todo caso, ya verás cómo la jornada se te hace corta y con ganas de emprender una nueva ruta para conocer nuestro patrimonio histórico y natural.



Mapa de la ruta




 Francisco José Gavira Albarrán



[1] En 2007, Alwadi-ira – Ecologistas en Acción denunció, en apoyo de los vecinos de la urbanización, la ausencia de un paso elevado o subterráneo que diese continuidad a la vía pecuaria. En el proyecto de desdoble de la carretera A-398., se olvidaron de facilitar el paso y continuidad del cordel. En 2013 se puso en conocimiento del SEPRONA, Ayuntamiento de Alcalá de Guadaíra y Delegación de Agricultura, Pesca y Medioambiente de Cultura de la Junta de Andalucía la usurpación del cordel, junto a la misma urbanización, donde se había intrusado con la instalación un campo de futbito.

[2] En 2017, en respuesta a una llamada de los vecinos de la zona, el grupo ecologista denunció una corta de árboles en la dehesa Nueva. Estuvimos en el cordel, como atalaya para intentar comprobar la corta de árboles en el interior de la dehesa y recibir a los agentes del Seprona.

[3] Mi padre me cuenta que, en 1945, en plena posguerra, con doce años, junto con mi abuelo y una burra, estuvieron haciendo cisco al lado del eucaliptal. Mi abuelo que había perdido su medio de vida, una calera, tenía que buscarse las habichuelas como podía. Como almuerzo llevaban hojas de coles esparragadas elaboradas con pimiento molido, aceite y ajos. El hambre perduró en amplios sectores de la población durante mucho tiempo después del golpe de estado perpetrado contra la república.

[4] En el Diario de Córdoba, de fecha 27 de agosto de 1897, entre otros medios, se hizo eco de la siguiente noticia: Robo escandaloso.- En la Hacienda Nueva, término de Alcalá de Guadaíra, se ha cometido un robo que recuerda á aquellos que hicieron tristemente célebres á los Juan Palomo y José María, terribles habitantes de Sierra Morena. En las primeras horas de la noche se presentaron en la finca referida cuatro hombres pobremente vestidos, pidiendo agua al capataz para calmar la sed. El capataz, sin sospechar nada de aquellos hombres, fue á darles de beber, cuando repentinamente uno de ellos le colocó un revólver junto al pecho, amenazando con disparar si profería la menor palabra ó articulaba un grito. Sorprendido el capataz por tan brusca é inesperada agresión, nada pudo hacer en su defensa, y otro tanto ocurrió á su mujer, á quien amenazaron con un puñal los ladrones. Estos les intimidaron para que entregaran cuanto dinero tuvieran consigo, recibiendo la llave de un mueble donde los colonos guardaban 8.000 reales, dispuestos para pagar los jornales de los operarios de la finca. Después de apoderarse del dinero, los ladrones cerraron la puerta de la casa para impedir que los robados pudieran perseguirlos, y se pusieron en precipitada fuga.

[5] En Cortijos, haciendas y lagares de la provincia de Sevilla. Tomo 1, pg. 860 y 861. Junta de Andalucía. Consejería de Obras Públicas.

[6] El corte del camino de Matatoros fue denunciado por la Sociedad Ecologista Alwadi-ira.

[7] Según me cuentan, la ermita se encontraba habitada a mediados del siglo pasado por un guarda de nombre Juan de Dios, al que llamaban Pata Palo, por su minusvalía, que ejercía la guardería para varias fincas de los alrededores.

[8] Memorias históricas de la villa de Alcalá de Guadaíra. D. Leandro José de Flores. Sevilla, 1833. Cuaderno 5º pg. 9