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viernes, 1 de enero de 2021

El molino de Tarifilla y el puente de hierro sobre el arroyo del Guadairilla.

 

Puente de hierro sobre el Guadairilla / Fotos: Francisco Gavira

La ruta de hoy es circular, tiene 5,5 km y no presenta ninguna dificultad, salvo que no es posible realizarla en época de lluvias. Es la zona del término municipal de Alcalá más alejada de su núcleo urbano, colindante con el de Los Molares.

Desde el caserío de Los Garrotales o San Francisco, por la cañada de Piedra Hincada, nos dirigiremos al lugar donde estuvo el molino de Tarifilla para intentar identificar alguno de sus restos. Continuaremos por la margen izquierda del arroyo del Guadairilla, en dirección Alcalá, hasta llegar a un puente de hierro, que lo cruza, perteneciente a la línea del ferrocarril Utrera-Morón de la Frontera. Desde allí, regresaremos al punto de partida, alternando el arroyo con la antigua vía del tren.


Caserío de Los Garrotales o San Francisco

Desde Alcalá cogeremos la carretera A-360, Morón de la Frontera. Cuando lleguemos a la vía pecuaria Cañada de Piedra Hincada, la tomaremos a la derecha para dejar estacionado el coche junto a unas chumberas. Frente a nosotros tenemos el caserío de Los Garrotales o San Francisco, una construcción que ya aparece en un mapa del Instituto Geográfico, de 7 de febrero de 1873. Continuaremos por la cañada, dejando a la izquierda el cortijo y unos corrales donde es habitual la presencia de caballos. A nuestra derecha, tierra calma. A trescientos cincuenta metros del punto de partida, cruza la antigua vía del ferrocarril Utrera-Morón de La Frontera que, inaugurada el 12 de septiembre de 1864,1 dejó de prestar servicios para pasajeros en los años setenta y en los noventa para mercancías. En este punto se ha formado un auténtico túnel vegetal compuesto por eucaliptos (Eucalyptus), ailantos, que conocemos popularmente como “pestosos” (Ailanthus altissima), y una falsa pimienta (Schinus molle). Allí, a nuestra izquierda aún podemos ver la arruinada garita del guardabarrera.

Cañada de Piedra Hincada.

Nosotros continuaremos de frente, unos cien metros más, hasta el arroyo del Guadairilla. A nuestra izquierda, olivos que, según un amigo, son de variedades italianas y griegas. El arroyo lo tomaremos corriente arriba, dejando los olivos a nuestra izquierda y un importante carrizal a nuestra derecha (Phragmites australis), que lo seguiremos durante doscientos metros, punto donde finaliza el término municipal de Alcalá y empieza el de Los Molares. Allí le entra al Guadairilla un pequeño arroyo o gavia, también cubierta de carrizos. Es la zona donde tenemos el reto de localizar los restos del molino de Tarifilla, que, según dicen, fue destruido en los años sesenta. Seguidamente, regresaremos a la vía pecuaria, hayamos identificados o no los restos del molino. Una vez que crucemos la “pasá” sobre el Guadairilla, cogeremos su vertiente izquierda en dirección Alcalá. Esta zona es conocida como La Marquesa.

Olivos, variedad italiana.
Carrizo donde estuvo el molino de Tarifilla.

No obstante, si continuásemos unos metros por la cañada, podríamos ver unos restos cerámicos pertenecientes al yacimiento arqueológico catalogado en el PGOU como Arql. 009, que pudo ser una villa romana. Hay otros en la zona. Luego, desandaremos lo andado, hasta situarnos junto al arroyo, para continuar con el recorrido propuesto.

En los primeros 750 metros, hasta llegar a la desembocadura del arroyo seco de San Julián, que más bien tiene pinta de gavia, predominan los eucaliptos, algún taraje y abundancia de carrizos. A nuestra izquierda, tierra calma.

Eucaliptos junto al arroyo del Guadairilla.

Una vez que hayamos vadeado el arroyo de San Julián, junto a los eucaliptos comienzan a aparecer también olmos (Ulmus minor), álamos blancos (Populus alba), tarajes (Tamarix africana), alguna higuera (Ficus carica)… La fauna tiene aquí un importante refugio que le es imprescindible para poder subsistir en un ámbito fuertemente antropizado.

Arroyo de San Julián desembocando en el Guadairilla.

Continuaremos nuestra marcha junto al arroyo de Guadairilla, hasta llegar a un puente de hierro que lo cruza. Es un buen momento para hacer una parada y sacar unas fotos del puente y los alrededores. Estamos, nuevamente, en la vía del ferrocarril Utrera–Morón de la Frontera, para la que se reivindica su conversión en vía verde.2

Puente de hierro sobre el Guadairilla.

Desde aquí, continuaremos unos metros hasta que podamos subirnos a la vía del ferrocarril para ver el armazón del puente desde arriba. Esta zona del trazado se encuentra salpicada de almendros (Prunus dulcis) y pitas (Agave americana).

Segundo tramo del Guadairilla.

Seguidamente, retrocederemos por la vía hasta poder situarnos en el lado opuesto al que traíamos. Cruzaremos por el cauce seco del arroyo (nosotros lo hicimos a primeros de octubre), para continuar en paralelo a la vía férrea unos cuatrocientos metros hasta poder cruzarla, nuevamente, y continuar de regreso junto al cauce del Guadairilla.3 En esta zona, la vegetación muestra un componente más acorde con la de ribera autóctona. Esta parte del recorrido fueron huertas hasta los años sesenta del siglo pasado. Una casetilla donde se alojaba la bomba o motor de un pozo dan fe de ello.

Pozo de una antigua huerta.
De regreso por el arroyo de Guadairilla.
Atardecer en el arroyo de Guadairilla.

Cuando empiecen a predominar, nuevamente, los eucaliptos, regresaremos a la vía del ferrocarril para seguirla hasta llegar a la cañada donde hemos dejado el coche.

Mapa de la ruta.

[1]Antonio Cuevas. https://antonicuevas.blogspot.com/2018/04/el-tren-de-moron-una-mirada.html. Los trabajos se inauguraron el 21 de octubre de 1860.

[2] https://www.acufer.es/conferencia-via-verde-utrera-arahal-moron/

[3] Existe una “pasá” unos doscientos cincuenta metros antes de llegar al puente de hierro, muy oculta por la vegetación. 


viernes, 6 de noviembre de 2020

Desde la Dehesa de Los Garrotales al Cortijo del Algarbejo o Algarabejo

 

Cortijo Algarvejo / Fotos: Antonio y Francisco Gavira

Hoy nos desplazamos a uno de los lugares más remotos y desconocidos de nuestro término municipal, aunque no por ello menos atractivo. El recorrido es de siete kilómetros, fáciles de realizar.

Desde Alcalá de Guadaíra tomaremos la A-360, en dirección a Morón de la Frontera. En el punto donde cruza la Cañada de Piedra Hincada, usurpada en todo su trazado [i], giraremos a la izquierda para dejar allí estacionado el coche. En la parte derecha de la carretera, al pie de la vía pecuaria, se encuentra el Caserío de Los Garrotales o de San Francisco, que lo veremos desde el lugar donde hemos aparcado.

Inicio de la ruta, en la cañada de Piedra Hincada.

Los primeros 280 metros transcurren por la cañada. En la margen izquierda prosperan chumberas, encinas, acebuches y lentiscos junto a unas piedras de acarreo procedentes de una cantera aneja, hoy sin actividad. El conjunto forma un perfecto refugio para la fauna que, posiblemente, ya la empecemos a ver. En la margen derecha, unos travesaños de ferrocarril la separan de unas hazas que, habitualmente, se siembran de cereal. Según los mapas topográficos, hasta 1918, también formaban parte de una gran dehesa que, desde el cortijo del Algarvejo, se prolongaba por el término municipal de Los Molares [ii].

Subiendo por la vaguada. Restos de un incendio.

Continuaremos al pie del interesante padrón, hasta llegar a una cancela que traspasaremos si contamos con el permiso de la propiedad. Los siguientes 400 metros transcurren por la referida cantera, que ha vuelto a ser colonizada por la vegetación. Allí, lo primero que nos encontramos, a nuestra derecha, son unos olivos y, a continuación, un pequeño talud de arranque de material. Al salir de lo que fue una cantera, la senda va girando a la derecha, a veces imperceptible, en busca de una suave vaguada. A 300 metros, a la izquierda, nos saldrá un camino que no debemos tomar, ya que conduce a unas casillas que veremos en lo alto de una loma, se trata de la Casilla de San Allén, según el mapa topográfico de 1945, o Casilla de San Alberto, como se le nombra en la planimetría actual y así lo atestiguan los azulejos de su fachada.

Casilla de San Allén o de San Alberto.

Nosotros continuaremos ascendiendo entre lentiscos, retamas, carrascas –coscojas– y gran variedad de herbáceas. Es de destacar, por su tamaño y buena salud, la que quizás sea el mejor ejemplar de coscoja, quercuscoccifera, de Alcalá.

Imponente coscoja.

A lo lejos, en dirección a las casillas, unos eucaliptos sirven de posadero al águila imperial, que la hemos visto compartir rama con unos cuervos [iii]. Tenemos que resaltar, cómo no, que estamos en uno de los pocos lugares de avistamiento de la rapaz en nuestro término municipal. Dos factores pueden haber influido: por una parte, lo apartado del lugar y, por otro, la abundancia de conejos que, sin duda, nos saldrán al paso.

Continuaremos subiendo y, casi sin darnos cuenta, vamos a internarnos en un núcleo de encinas dispersas, recuerdo de lo que fueron, con seguridad, mejores tiempos para la dehesa, que es nombrada en la cartografía como de Los Garrotales y El Coto, este último nombre utilizado para la zona donde ya nos encontramos.

Encinar.

De esta manera, y después de unos 800 metros desde que dejamos la cantera, daremos con un imponente lentiscar que, sin duda, también es el mejor conservado en Alcalá. A lo largo del tramo recorrido se aprecian los efectos de un importante incendio, que la vegetación restaura al recuperarse. Poco a poco, continuamos avanzando, dejando el lentiscar a nuestra izquierda y unos olivos nuevos a la derecha, un territorio que, hasta hace muy pocos años, formaba parte de la dehesa, como así lo atestiguan algunas encinas sobrevivientes entre los garrotes.

Imponente lentiscar.
Vista parcial del lentiscar y el encinar desde Google Earth.
Vista atrás: encinar a la izquierda, lentiscar a la derecha y, a continuación, la casilla de San Alberto.

Cuando salgamos a un camino de servidumbre, lo tomaremos a la derecha. Durante 700 metros, de casi imperceptible ascenso, estaremos flanqueados por tierra calma a la izquierda y un olivar a nuestra derecha. En este punto, merece la pena volver la vista atrás para tener una visión del perfil del lentiscar y la sierra de Espartero como telón de fondo. De este modo, entraremos en una pequeña dehesa, en lo que se denomina haza de la Higuera. La dehesa la iremos bordeando durante 600 metros, hasta conectar con el paso sobre la vía del ferrocarril Utrera-Marchena, que no traspasaremos.

Nosotros continuaremos, durante un kilómetro, dejando la vía del tren a nuestra derecha. Desde allí podemos divisar, al otro lado de la vía, el cortijo de San Jorge del Algarvejo, en cuyo entorno tenemos tres topónimos de interés: Los PajaresTorrecilla y Palomar Alto, que nos motivan para seguir investigando sobre el lugar.

Pequeño encinar de camino al cortijo del Algarvejo.

                                                        Cortijo del Algarvejo desde la vía del ferrocarril.

Estamos ante un cortijo donde sobresalen, su inusual arquitectura, que lo asemeja a las haciendas de olivar y una capilla que cuenta con un retablo realizado por Luis de Vilches en 1740 y dos pinturas de Bernardo Lorente Germán [ix].

Si contásemos con la autorización para visitar el cortijo, cruzaríamos el primer paso de la vía del ferrocarril, y tomaríamos, a la izquierda, un camino que conduce hasta el mismo caserío. Después de la visita, regresaríamos por el segundo paso, ya por el camino de El Coronil. 

El cortijo de San Jorge del Algarvejo –nosotros lo llamamos del Algarabejo [iv]– tiene su origen a principios del siglo XVI, como así lo muestra unos “contratos de segadores de 1519, de lo que entonces se denominaba donadío del Algarvejo” [v]. No obstante, fue tierra de propios, “subastada y rematada, en 1586, a favor de Martínez de Jáuregui en 23.350 ducados. La finca no acaba de perfilarse como una gran explotación agrícola y es vendida en 1612, en 18.000 ducados, a Inés Dávila, quién, por incitación de su marido, el mismo año de la compra, la dona a los jesuitas de Sevilla”[vi]. Luego pasaría a Fernando de Silva y Álvarez de Toledo, XII Duque de Alba, que intervino en la expulsión de los jesuitas, adquiriendo un buen número propiedades de la compañía. En ese momento, “tenía algo más de mil cuatrocientas hectáreas, costando la enorme suma de casi millón y medio de maravedís” [vii]. En 1905 era propiedad de don Francisco de los Ríos Jiménez, y hoy es de don Carlos Aguilar, conde de Aguilar [viii].

Cortijo del Algarvejo desde el Camino de Alcalá a Los Molares y El Coronil.

Estamos en el camino público que unía las localidades de Alcalá de Guadaíra, Los Molares y El Coronil. En el primer tramo tenemos tierra calma a ambos lados, luego nos acompañarán los olivos a la margen derecha, hasta un cruce [x]. Nosotros continuaremos de frente, dejando la casilla de San Alberto a la izquierda, siguiendo un padrón de unos 700 metros, catalogado como elemento del paisaje en el Sistema de Información Geográfica de Parcelas Agrícolas, ya que conserva lentiscos, palmas, encinas, retamas… visibles desde la carretera. Así, llegaremos nuevamente a la antigua cantera, que la cruzaremos, para salir por la misma cancela, hasta llegar a la vía pecuaria Cañada de Piedra Hincada y a nuestro coche.

De regreso al punto de partida. Encinar al fondo, con la casilla de San Alberto a nuestra izquierda.

[i] Se deslinda por Resolución de 12 de noviembre de 2003, de la Secretaría General Técnica, de la consejería actual de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible.

[ii] En 1918, la dehesa, ya muy menguada, contaba, en nuestro término municipal, con más de 320 ha. Hoy conserva 83 ha, muy deterioradas y amenazadas por la agricultura.

[iii] El día de la ruta pudimos ver: águila imperial A adalberti, perdiz roja A rufa, ratonero B buteo, aguilucho lagunero C aeruginosus, pardillo C cannabina, jilguero C carduelis, verderón C chloris, buitrón C juncidis, paloma torcaz C palumbus, triguero E calandra, cernícalo vulgar F tinnunculus, cogujada común G cristata, golondrina H rustica, alcaudón común L senator, collalba gris O oenanthe, carbonero común P major, colirrojo real P phoenicurus, pito real   P viridis, tórtola turca S decaocto, curruca cabecinegra S melanocephala, tarabilla común S rubicola, tórtola europea S turtur, mirlo T merula, lagarto ocelado T lepidus, zorro V vulpes, conejo O cuniculus.

[iv] Hemos tomado el nombre de San Jorge del Algarvejo, que es el utilizado por el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico, en base a la documentación histórica del cortijo; Álvaro Recio Mir, lo nombra Algarbejo; lo mismo que el mapa del Instituto Geográfico de 1872 y el mapa topográfico de 1945; en las Memorias Históricas de la Villa de Alcalá de Guadaíra, el Padre Flores lo nombra como Algaravejo y Algarabejo. En el Catálogo de Caminos del Término de Alcalá de Guadaíra, aparece como Algarabejo; el Sigpac utiliza Algarvejo y Algarbejo; Miguel Artola, lo nombra como Algarabejo y Algarabejos; Pascual Madoz, lo nombra Algarbe; Cuando lo adquiere el XII duque de Alba se le nombra como Algaraviejo…

[v] Guía digital del Patrimonio Cultural de Andalucía, Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico, Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico.

[vi] Artola, Miguel y otros: El Latifundio. Propiedad y explotación. Siglos XVIII-XX. Series Estudios. Ministerio de Agricultura. Secretaría General Técnica, 1978, pág. 96. Que, erróneamente, sitúa el cortijo en el término municipal de Utrera, con toda probabilidad debido a la pertenencia de Alcalá a su partido judicial hasta hace muy pocos años.

[vii] Recio Mir, Álvaro: “Notas Sobre el Cortijo del Algarbejo de Alcalá de Guadaira y el Retablo de su Capilla”En: Laboratorio de Arte. 2002. Núm. 14. Págs. 85-106.

[viii] Cortijos, Haciendas y lagares. Provincia de Sevilla. Tomo 1, pág. 330.

[ix] Recio Mir, Álvaro: “Notas Sobre el Cortijo del Algarbejo de Alcalá de Guadaira y el Retablo de su Capilla”. En: Laboratorio de Arte. 2002. Núm. 14. Págs. 85-106.

[x] Catálogo de caminos de Alcalá de Guadaíra y cartografía histórica. En el cruce, cuando finalizan los olivos de la derecha, el camino continuaba de frente hasta desembocar en Casa de Los Garrotales o de San Francisco. Hoy gira a la derecha, formando un ángulo recto, para desembocar en la carretera A-360.

Mapa de la ruta.