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miércoles, 19 de enero de 2022

NOTA DE PRENSA: Unas ochenta personas participaron este pasado domingo en la ruta de senderismo organizada por el grupo ecologista Alwadi-ira -Ecologistas en Acción- en pleno corazón de la vega de Alcalá de Guadaíra.


La ruta, que estuvo guiada por Francisco Gavira Albarrán, comenzó en las inmediaciones del cortijo de La Armada recorriendo parte del cordel de Gallego. Esta vía pecuaria es una de las mejor conservadas del término municipal alcalareño tanto por su vegetación como por sus dimensiones. Posteriormente se transitó por un tramo del cordel de Mairena que ha visto reducida alarmantemente su anchura debido a la usurpación que soporta. Finalmente se recorrió un tramo del arroyo Guadairilla donde se pudo comprobar los efectos de la sequía dado que el cauce estaba totalmente seco. 

Los participantes cubrieron unos once kilómetros de distancia y pudieron conocer la hacienda de La Palma donde vivió la célebre escritora Fernán Caballero, el cortijo de la Viuda, los restos del rancho de Don Paulino y el reciente hallazgo arqueológico cercano al arroyo Guadairilla dado a conocer hace escasos meses por Alwadi-ira. 

La ruta tuvo una duración de cuatro horas y durante la misma se explicó con todo detalle y se hizo hincapié en la transformación que se iba a registrar en todo el espacio de la vega debido a los numerosos proyectos de plantas fotovoltaicas. Los centenares de miles de placas solares, así como las líneas de evacuación van a cambiar el paisaje, suprimirán la actividad agrícola y afectará a la avifauna, entre otras consecuencias. Las plantas fotovoltaicas que ya están instaladas más las que están en tramitación suponen el 20 % del suelo no urbanizable del territorio alcalareño.  

Desde Alwadi-ira, se valora muy positivamente la realización de esta ruta porque ha permitido que muchas personas conozcan este espacio de gran valor natural y patrimonial, así como la gran amenaza que lo acecha. 

                                           Alcalá de Guadaíra, 18 de enero de 2022. 

Sociedad Ecologista Alwadi-ira -Ecologistas en Acción - E-mail: alwadi.ira@gmail.com.   Web: www.alwadi-ira.es   Apartado de Correos, 226. 


jueves, 30 de diciembre de 2021

Ruta: Matallana, El cortijo de La Viuda, el cordel de Mairena, el arroyo de Guadairilla, el Cordel de Gallegos, la hacienda de La Palma, el cortijo de La Armada, Guadalperal, un yacimiento arqueológico y los proyectos fotovoltaicos que afectarán a la zona.

Fecha y hora: domingo, 16 de enero 2022, a las 9:00h.

Salimos: en coche particulares desde la portada de la feria. Importante optimizar asientos disponibles, por tema de aparcamientos.

Distancia: 11 km (circular).

Dificultad: Baja-Media.

Calificación: Extraordinaria.

Arroyo de Guadairilla en la intercepción con la vía pecuaria cordel de Mairena.

La ruta de hoy tiene unos 11 kilómetros y la podemos realizar en cuatro horas contando con las paradas. Desde Alcalá de Guadaíra tomaremos la carretera A-360, dirección Morón de la Frontera. A unos 7 km la cruza el cordel de Mairena, punto donde estacionaremos el coche. El objetivo es conocer la campiña de Alcalá de Guadaíra su patrimonio histórico y natural amenazado.

Aparcaremos a la izquierda de la carretera, donde estuvo el rancho de Don Paulino, del que aún dan testimonio dos palmeras datileras que perdieron la vida devoradas por el picuro rojo y un pozo abrevadero. A la derecha, distante unos doscientos metros, divisaremos las ruinas del cortijo de La Viuda o del Árbol

Cortijo de La Viuda o rancho del Árbol

La distancia desde la carretera al arroyo de Guadairilla es de un kilómetro. Este tramo de la ruta discurre por la vía pecuaria cordel de Mairena.

Estos caminos solitarios a veces constituyen refugios para la diversidad de la naturaleza. Aquí hemos podido constatar la presencia de majuelos, zarzas, olivillas, palmas, alguna chumbera deteriorada por la cochinilla y un número importante de herbáceas, entre todas ellas hoy destacamos el hinojo, utilizado en el aliño de las aceitunas.

Espino majuelo y palmas en el cordel de Mairena.

La ruta continúa de frente, por la vía pecuaria. Pronto llegamos a un padrón formado por el arbusto espinoso llamado conocido como espino negro, que hace de barrera infranqueable de las tierras que pertenecen al cortijo de Rosalejos, luego a una desvencijada verja. A partir de aquí la impenetrable vegetación nos obliga a desplazarnos unos metros hasta conectar con el cordel de Gallegos. En este último tramo aún podemos ver algunas encinas dispersas. 

Padrón en las proximidades del cortijo de Rosalejos.
Último tramo del cordel de Mairena. Al fondo, el cordel de Gallegos

Nosotros continuaremos por el cordel de Gallegos otros setecientos metros, hasta llegar a la hacienda de La Palma.

En las inmediaciones de la hacienda podemos constatar la abundancia de material cerámico de diversa técnica, época y funcionalidad.

Hacienda de La Palma.

Continuaremos por el cordel de Gallegos hasta el cortijo de La Armada. Desde este punto, continuaremos hasta el arroyo de Guadairilla por el camino de La Bomba. Tomaremos el arroyo por el margen derecho en el sentido de la corriente. En el primer tramo abundan los eucaliptos, luego, podemos comprobar la presencia de olmos, tarajes, espinos, etc. Pararemos unos instantes en los restos de un yacimiento arqueológico descubierto recientemente. En esta zona abundan y las cardenchas, que fueron utilizada en la antigüedad para escardar la lana, entre otras muchas utilidades, mostrándonos unos encuadres únicos y muy desconocidos para el paseante de Alcalá de Guadaíra, por lo apartado de estas hazas.  

Estructura compuesta de sillares junto al arroyo de Guadairilla.

Sillares

Panorámica del arroyo, donde predominan las cardenchas.

Panorámica del arroyo, con cañizos en primer plano.

La vegetación continúa prosperando en el arroyo mostrándonos una imponente acacia, merecedor de su inclusión en el catálogo de árboles singulares. 

Fresno en el Guadairilla

Mapa de la ruta.



Francisco José Gavira Albarrán





domingo, 4 de julio de 2021

Entre los arroyos de Rosalejos y Guadairilla.

 

Arroyo de Guadairilla. 

La ruta de hoy tiene ocho kilómetros, es circular y no presenta dificultad salvo en época de lluvias. Su duración es de tres horas contando con las paradas necesarias para disfrutar plenamente de la naturaleza. Desde Alcalá de Guadaíra, tomaremos la carretera de Morón para estacionar el coche en el cruce con el cordel de Mairena, junto a lo que fue el rancho de Don Paulino.

Iniciaremos el paseo cruzando la carretera en dirección al cortijo de La Viuda o del Árbol, que dejaremos a nuestra izquierda, hasta llegar al arroyo de Guadairilla, donde merece la pena pararnos unos instantes. Este primer tramo, de aproximadamente un kilómetro, cuenta con un pequeño pero interesante núcleo de palmas y espinos majuelos. A finales de mayo, la tierra calma a nuestro alrededor la vimos sembrada de trigos, girasoles y garbanzos.

Núcleo de palmas y espinos en el cordel de Mairena.

La “pasá” del arroyo mantenía un charcón a la izquierda. Los carrizos, eneas o espadañas, tarajes, zanahorias silvestres, entre otras plantas, le daban un aspecto frondoso e impenetrable. Un cangrejo rojo se desplazaba en busca de un lugar más conveniente. Las golondrinas, vencejos y aviones, con sus frenéticos aleteos y bruscos giros, daban buena cuenta de la abundancia de mosquitos. También aquí, un biólogo amigo constató la presencia de nutrias por sus excrementos.

Charcón en la “pasá” del arroyo de Guadairilla.


Cangrejo rojo.

La ruta continúa de frente, por la vía pecuaria. En este segundo tramo vimos cómo la cochinita del carmín, Dactyopius coccus, debilitaba las chumberas, Opuntia ficus-indica. A la derecha, a unos trescientos metros, divisábamos un par de árboles, testigos delatores de la presencia de unos pozos, posiblemente en el lugar donde estuvo el rancho conocido por algunos como Rancapinos. Estamos en una zona que, a mediados de los años cincuenta del siglo pasado, formaba parte de una dehesa y cerrado de toros. 



Padrón en las proximidades del cortijo de Rosalejos.

Al fondo, árboles testigos. En esa zona hubo una dehesa a mediados del siglo pasado.


Pronto llegamos a un padrón formado por el arbusto espinoso llamado rhannus licioides, que hace de barrera infranqueable de las tierras que pertenecen al cortijo de Rosalejos, luego a una desvencijada verja, y a partir de aquí la impenetrable vegetación nos obliga a desplazarnos unos metros hasta conectar con el cordel de Gallegos. En este último tramo aún podemos ver algunas encinas dispersas. Sin embargo, desde la verja, los ciclistas continúan por el camino que parte perpendicular al cordel y que discurre en dirección al cortijo de la Armada.

Último tramo del cordel de Mairena. Al fondo, el cordel de Gallegos.

Una vez en el cordel de Gallegos, lo tomaremos a la izquierda durante un kilómetro, hasta llegar al arroyo de Rosalejos, que viene desde las tierras del cortijo de Valdivieso y de la desaparecida hacienda de Cuca Noche hasta su desembocadura en el Guadairilla, y que veremos sin agua salvo en la época de lluvias. Desde este punto proseguiremos por su margen derecha durante cuatrocientos metros. Este tramo cuenta con una olmeda tupida, salpicada de espinos, zarzas, higueras, eucaliptos, rosas silvestres y zarzaparrilla, la smilax aspera, refugio seguro y apartado para numerosas aves.

Cordel de Gallegos.

Vegetación en el arroyo de Rosalejos.

En la primera oportunidad vadearemos el arroyo para continuar bordeando unos olivos, que deben quedar siempre a nuestra izquierda. Después de algunas revueltas, conectaremos con el camino que nos conducirá directamente a la carretera de Morón. Continuaremos por la izquierda durante cien metros hasta llegar al arroyo de Guadairilla, que lo tomaremos por su margen derecha, en dirección a la corriente.

El camino que nos conducirá nuevamente a la carretera de Morón.

El Guadairilla, penúltimo tramo de la ruta.


Este nuevo tramo constituye un oasis de vida, donde se encuentra el mayor tarajal, Tamarix africana, de todo el término municipal de Alcalá de Guadaíra. También cuenta con olmos, espinos y algún piruétano. Cuando anduvimos por allí, la presencia de agua era patente en todo este tramo. El trino de los pájaros nos acompañó y una pareja de ánades reales o azulones levantó el vuelo a nuestro paso.

Cuando nuevamente lleguemos al cordel de Mairena, giraremos a la derecha para alcanzar el punto de partida.


Mapa de la ruta.


martes, 4 de mayo de 2021

El cortijo de La Viuda, el cordel de Mairena, el arroyo de Guadairilla y un yacimiento arqueológico.

 

Arroyo de Guadairilla en la intercepción con la vía pecuaria cordel de Mairena. 

La ruta de hoy tiene unos ocho kilómetros, es circular y la podemos realizar en tres horas contando con las paradas. Desde Alcalá de Guadaíra tomaremos la carretera A-360, dirección Morón de la Frontera. A unos 7,5 km la cruza el cordel de Mairena, punto donde estacionaremos el coche. 

A la izquierda de la calzada estuvo el rancho de Don Paulino, del que aún dan testimonio dos palmeras datileras que perdieron la vida devoradas por el picuro rojo, una especie de coleóptero de la familia de los gorgojos [i]. A la derecha, distante unos doscientos metros, divisaremos las ruinas del cortijo de La Viuda. Según un jornalero octogenario, también se le conoce como rancho del Árbol [ii]. Una vez allí, se distinguen dos partes bien diferenciadas, una relativamente moderna, donde se utilizó el ladrillo y la uralita como materiales de construcción, y otra más antigua, posiblemente de mediados del siglo XIX, levantada con muros de tapial a la sombra de un imponente pero enfermizo eucalipto. Las tierras de labor del entorno se siembran de girasol, trigo y garbanzos, que rotan de un año para otro para evitar el agotamiento del suelo.

Cortijo de La Viuda o rancho del Árbol.

La distancia desde la carretera al arroyo de Guadairilla es de un kilómetro. Este tramo de la ruta discurre por la vía pecuaria cordel de Mairena, y, como ocurre con la mayoría de los caminos de la trashumancia, el que hoy transitamos también se encuentra usurpado a lo largo de todo su recorrido. Debería tener 37,5 metros de anchura y, en el mejor de los casos, ha quedado reducido a unos tres metros.

Estos caminos solitarios a veces constituyen refugios para la diversidad de la naturaleza. Aquí hemos podido constatar la presencia de majuelos, zarzas, olivillas, palmas, alguna chumbera deteriorada por la cochinilla y un número importante de herbáceas, entre todas ellas hoy destacamos el hinojo Foeniculum vulgare, utilizado en el aliño de las aceitunas y de cuyos tallos tiernos dieron buena cuenta algunos de los amigos que me acompañaron el día de la ruta.

Espino majuelo y palmas en el cordel de Mairena.

Hasta finales de los años cincuenta del pasado siglo, este tramo de la vía pecuaria formaba parte indisoluble de una imponente dehesa en los márgenes de lo que se conoce con el nombre de Matallana, muy nombrada en las memorias de Leandro José de Flores, el Padre Flores. [iii]

A primeros de abril, a pesar del déficit hídrico que padecemos, hemos visto el arroyo de Guadairilla con agua en su intercepción con la vía pecuaria. Un catedrático de zoología que nos acompañaba constataba la presencia de nutrias, por las heces depositadas allí, de garzas, por las pisadas en el limo, y del cangrejo rojo, alimento suculento para estos dos depredadores.

Aguas arriba divisábamos un apretado tarajal, aproximadamente donde desemboca el arroyo de Rosalejos, precedido de las comunes eneas o espadañas y de una importante muestra de plantas acuáticas, entre las que pudimos distinguir, entre otras, berros y mastrantos. Comentábamos que no es de extrañar que en este tramo del arroyo aflore una surgencia de agua, ya que dos kilómetros más abajo el cauce se encuentra completamente seco.

Continuamos nuestra marcha por el margen derecho del arroyo. En esta zona los cañizos se sucedían a las cardenchasdipsacus fullonus, que fueron utilizada en la antigüedad para escardar la lana, entre otras muchas utilidades, mostrándonos unos encuadres únicos y muy desconocidos para el paseante de Alcalá de Guadaíra, por lo apartado de estas hazas. [iv]

Panorámica del arroyo, donde predominan las cardenchas.

Panorámica del arroyo, con cañizos en primer plano.

Un par de cuervos nos sobrevolaron en dirección al cortijo de La Armada. Las terreras y las cogujadas dieron tema de conversación. Los pequeños insectívoros con sus chirridos, silbidos y trinos se camuflaban en los carrizos, mientras tres ánades reales nos sobrevolaron en dirección al cortijo de Juan Abad.

Mientras escuchábamos el canto del alcaraván, continuábamos intentando fotografiar a un escurridizo curita o aceitera común, cuyo nombre científico es Berberomeloe majalis, y que, al parecer, constituyen un bocado poco apetecible para las aves por su toxicidad.

Insecto conocido popularmente con el nombre de curita.

La vegetación continuaba prosperando en el arroyo mostrándonos un imponente fresno, merecedor de su inclusión en el catálogo de árboles singulares. A la derecha, en todo momento, pequeñas plantitas de girasol soltaban perdices de vez en cuando a nuestro paso.

Fresno en el Guadairilla.

Hay días donde, como se dice, todo sale a pedir de boca. Este fue uno de ellos, pues cual no fue nuestra sorpresa al descubrir una imponente estructura compuesta por sillares de piedra caliza alberiza, con unas dimensiones aproximadas de 110 x 40 cm, formando dos filas paralelas, con relleno interior, que pudieran pertenecer a un puente que vadease el arroyo en ese punto. También se barajaron otras posibilidades, en todo caso, no pudimos datarlo. Eso sí, constatamos la presencia de alguna tégula romana en las inmediaciones. Dado que dicho yacimiento arqueológico no se encuentra catalogado, según hemos podido comprobar en la cartografía del PGOU, consideramos pertinente y necesario su estudio y protección mediante su inclusión en el Texto Refundido NNUU de Alcalá de Guadaíra. [v]

Estructura compuesta de sillares junto al arroyo de Guadairilla.

Sillares.
Continuando nuestra marcha, junto al arroyo, comenzaron a prosperar las cañas, los eucaliptos y las higueras, que nos dieron que pensar sobre una desaparecida huerta en la zona. Entramos en lo que se denomina haza Pastor, una zona donde los caminos de servidumbre han ido desapareciendo a manos del arado. En todo caso, el sitio conserva una belleza singular que merece la pena conocer.

Higueras, fresnos y tarajes en el arroyo.
Bosque de galería y sembrado de girasoles.
Olmo.

Cuando lleguemos a la intercepción del camino conocido como del Pozo de la Bomba, con el arroyo del Guadairilla, regresaremos por un camino, continuado por un padrón, donde el glifosato [vi] ha hecho acto de presencia hasta desembocar en el cordel de Mairena. Este último tramo pertenecía al desaparecido camino de Alcalá a Los Molares.

Hemos disfrutado de un espacio solitario, con una gran variedad de avifauna y vegetación y la sorpresa de haber descubierto un yacimiento arqueológico no catalogado.

[i] En el mapa topográfico de 1872, elaborado por el Instituto Geográfico, se le nombra Rancho de Ricardo.

Dehesa en 1957.



[ii] También conocido como rancho Pavitonto.

[iii] Una dehesa con un total de 554 hectáreas.

[iv] Porción de tierras de labrantía.

[v] BOP, de 26 de abril de 1994, cuya actualización tuvo lugar el 15 de octubre de 2018, en concreto añadiéndolo a la relación del artículo 447. Yacimientos catalogados.

[vi] Herbicida.


Mapa de la ruta. 

domingo, 23 de agosto de 2020

10ª Cordel de Gallego

 

Ruta: Antonio Gavira Albarrán / Fotos Antonio y Francisco Gavira Albarrán

Sale de la Cañada de Matalajeme antes de llegar a la hacienda de La Palma, camina entre Los Bujadillos y La Pintada con dirección a la línea límite de este término con el de Utrera, al llegar al cual lo sigue en un kilómetro aproximadamente, desprendiéndose de ella para dirigirse en línea recta la cruzar la carretera de Madrid-Cádiz por la casilla de Peones Camineros llamada de Mendieta. Atraviesa el camino de Alcalá de Guadaíra a Utrera, pasa entre el cortijo de Sanabria y otro cortijo (El Gallego), deja a la izquierda un rancho (La Armada) y a la derecha el cortijo de La Palma, cruza también el cordel de Mairena del Alcor a Utrera, que aparece muy intrusado, pasa por tierras del cortijo de Marchamorón, cruza también el cordel de Carmona a Utrera y ya por la línea divisoria de este término de Alcalá y el de Utrera, sigue hasta su terminación en la Cañada Real de Piedra Hincada, después de atravesar el ferrocarril de Utrera a Morón y a Osuna.


Esta ruta comienza en la Cañada de Matalajeme

La anchura de esta vía es variable a lo largo de su recorrido, pero nunca inferior a 45 varas (37,61 metros). En lo sucesivo se le considerará necesaria con una anchura uniforme de 45 varas. Su recorrido total es de unos 22 kilómetros [1].

Según la legislación de la Mesta, el cordel es una vía pastoril para los ganados trashumantes, de 45 varas de ancho.

Esta ruta que proponemos se encuentra a unos 13 kilómetros, por carretera, del núcleo urbano de Alcalá de Guadaíra, por lo que tendremos que desplazarnos en coche hasta el lugar indicado para iniciar el recorrido.

Alcornoques, lentiscos, retamas o palmas cubren de vegetación este camino

Tomaremos dirección a Utrera para que, al llegar a la altura de la estación de Don Rodrigo, a unos 11 kilómetros de Alcalá, hagamos un giro [2] y dirijámonos a un camino que queda a la izquierda de la carretera. Se trata de la vía pecuaria denominada Cordel de Gallego. Seguiremos este cordel unos dos kilómetros y medio, hasta que lleguemos a una pequeña urbanización de parcelas que queda a nuestra derecha. Este es el lugar que hemos elegido para dejar los vehículos. Si nos fijamos a nuestra izquierda, hemos ido dejando una alambrada que justo aquí deja posibilidad de paso.

Cordel de Gallego

Tomaremos el cordel hacia delante en dirección al cortijo de La Armada, dejando a la derecha un olivar donde se encuentra un antiguo cortijo abandonado y más adelante a la izquierda otro cortijo, el de Gallego, que aunque no está habitado, sigue teniendo funciones agrícolas.

Cortijo de La Armada

Aspecto del camino entre La Armada y Gallego

Cortijo de Gallego

En este tramo el cordel nos muestra su mejor imagen, grandes alcornoques, lentiscos, retamas, palmas, esparragueras, etcétera, para en poco tiempo quedar todo en un palmar, a veces casi nada.

A unos dos kilómetros de distancia, aparece a la izquierda un vallado de chumberas y entre ellas un camino que da acceso al cortijo de La Armada. Abandonaremos el cordel y tomaremos este desvío, entre palmeras, hasta que el camino empiece a descender. Desde aquí tendremos unas panorámicas impresionantes, podremos ver toda la vega del río Guadaíra y de su principal arroyo, el Guadairilla; la formación de los alcores: Carmona, El Viso, Mairena, Gandul y Alcalá; el cortijo de Maestre, el de Zafra, el de la Boticaria…; el camino de Cuesta Carretilla, el de Maestre, etcétera.

Vista de los alcores desde Gallegos

Bajaremos este camino en dirección al arroyo de Guadairilla y al llegar a este lo tomaremos hacia abajo por su orilla izquierda hasta toparnos con un pequeño canal de drenaje. En esta zona la vegetación predominante es el carrizo y el eucalipto, aunque también podemos ver algunos álamos tarajes y raras adelfas.

Podríamos cruzar este canal y seguir el curso del arroyo, ya que unos quinientos metros más abajo existe un camino que tomado a la izquierda nos llevará hasta el mismo cortijo de Majada Alta, pero nosotros vamos a tomar este canal de drenaje que nos conducirá a una casilla abandonada junto a la cual existe un pozo de cuyo brocal podemos ver caer el agua (esto es debido a que pocos metros más arriba se encuentra una pequeña presa que actúa como vaso comunicante). Este manantial se encuentra bordeado de algunos álamos y sobre todo olmos durante una parte de su recorrido.

De esta casilla sale un camino que cruzando la arboleda nos deja ver justo enfrente, subiendo una pequeña cuesta, el cortijo de Gallego, pero nosotros cogeremos a la derecha, en dirección a Majada Alta. En esta parte del camino destacan una serie de pozos artesianos y de canales de drenajes que nos indican la gran riqueza de agua que dispone la zona. Al dar el camino un pequeño giro a la izquierda, vemos una alberca redonda y junto a ella uno de estos pozos en forma de fuente con abrevadero.

Pozo con abrevadero en Gallegos

Algo más adelante vemos un pequeño arroyo, cuyo actual nacimiento se encuentra en un pequeño bosque de olmos que está justo detrás de los eucaliptos. Este bosquecillo de olmos y eucaliptos tiene gran importancia no solo por ser de los pocos olmedales que quedan, sino porque al ser tan desconocido permite que especies como el zorro puedan sobrevivir.

Olmeda

A estas aguas se les unen las de la fuente y las de otro pequeño arroyo que nace en medio de un olivar cerca del cortijo de Majada Alta, y juntas van a parar al arroyo de Guadairilla.

Cortijo de Majada Alta

Al acercarnos al cortijo vemos que sale un camino a la izquierda, entre dos pozos. Se trata del antiguo camino que unía Alcalá de Guadaíra con Utrera. Si volvemos la vista atrás vemos como el camino se dirige en línea recta hasta Cuesta Carretilla y desde allí a Alcalá, que se encuentra a unos nueve kilómetros de aquí. El camino asciende suavemente llevándonos de vuelta al Cordel de Gallego, pero antes de terminar podemos volvernos un momento para ver todas estas tierras de labor, el arroyo, el pequeño bosque de galería a nuestra derecha…

Esta ruta tiene una longitud de unos nueve kilómetros y es de baja dificultad.

Mapa de la ruta: Antonio Gavira Albarrán

[1] Copia literal del Proyecto de Clasificación de las Vías Pecuarias del Término Municipal de Alcalá de Guadaíra de 1934.

[2] Hoy tomaremos la A-376 y la salida, a la derecha, de la estación de Don Rodrigo. Inmediatamente, en la rotonda, giraremos 360 grados para cruzar por el puente hasta encontrarnos con el inicio de la vía pecuaria, a la izquierda.