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lunes, 1 de marzo de 2021

Ruta por los caminos de Maestre a la hacienda de Zafra

 

Vista de la hacienda de Zafra / Fotos: Antonio y Francisco Gavira

La ruta propuesta es de nueve kilómetros, y el tiempo estimado para realizarla de tres horas contando con las paradas. No presenta ninguna dificultad, salvo para aquellas personas que no están acostumbradas a andar. Recomendamos hacerla en los días claros para poder disfrutar de las vistas desde el alcor.

El punto de salida lo hemos situado al final de la avenida de Portugal, en el aparcamiento que hay junto a un área recreativa infantil. Allí, un panel informativo, situado al lado de unos eucaliptos, describe el camino de Maestre, la flora y la fauna que es posible encontrar.[i]


Panel explicativo del camino de Maestre, situado junto al aparcamiento.


El camino de Maestre es uno de los más transitados de nuestra localidad, aunque aún por descubrir; allí estuvo emplazado un campamento de prisioneros republicanos.

Hoy, los caminos, sin perder su función histórica, que consistía en comunicar poblaciones, haciendas, cortijos, ranchos, ganados y mercancías, desempeñan un papel imprescindible para mantenernos conectados con el medio natural, cultural e histórico, como seguidamente veremos.

Los primeros seiscientos metros se encuentran asfaltados, aunque en muy mal estado. Muy pronto aparecerá, a nuestra izquierda, la hacienda de Oromana, seguida del cortijo de Olivera y, entre ambos, un camino que, si lo tomásemos, nos conduciría al llamado “Rincón de Alcalá” [ii]. Hemos dejado atrás las instalaciones del club de tenis, las ruinas del camping Oromana, una zona de pastos, semiarbolada, hasta que hemos llegado a unas huertas de naranjos poco cuidados, donde nos sale un camino a la derecha [iii]. Nosotros continuaremos de frente.

Hacienda de Oromana.
Cortijo de Olivera.
Camino de Maestre, llegada al cortijo.

Doscientos cincuenta metros antes de llegar al cortijo de Maestre, el camino aparece flanqueado por almeces, algarrobos, retamas, pitas, olmos y chumberas, otorgándole una de sus mejores estampas.

Cuando lleguemos al cortijo, justo en la entrada, una fuente es la encargada de saciar la sed y refrescar al caminante y a los cada vez más numerosos ciclistas.

Cortijo de Maestre.

La situación del cortijo, sobre el alcor, a unos 80 metros sobre el nivel del mar, le permite dominar la vega del Guadairilla y el Guadaíra hasta la sierra de Esparteros, en Morón de la Frontera, el pico de El Terril e incluso, en los días claros, la Sierra de Las Nieves.

Panorámica desde el alcor en Maestre.

El edificio principal tiene la entrada orientada al suroeste, dando acceso a un patio empedrado con pozo alrededor, del cual se disponen las distintas dependencias. El cortijo parece ser que se erigió sobre, o junto a, los restos de una villa romana, de la cual quedarían pocos vestigios, destacando una galería para el abastecimiento de aguas.

En cuanto a los actuales propietarios, se trata de una familia que remonta su origen en Alcalá “a un noble belga, procedente de Brujas, apellidado Meester, hijo de Taussaints Meester, natural de Flandes, y de doña Magdalenat Aernout, que, al naturalizarse español, castellanizó su apellido pasando a llamarse Diego Maestre Aernout, que compró la finca La Lucenilla en 1694, conocida hoy como cortijo de Maestre. Esta finca fue heredada sucesivamente por sus descendientes hasta el día de hoy” [iv]. También adquiriría El Toruñuelo y Balóbrego.[v]

Una vez dejemos el cortijo, el camino comienza a descender el alcor [vi]. A unos quinientos metros, a nuestra izquierda, veremos un edificio en ruinas que estuvo dedicado a boyeriza; los animales que operaban en la finca antes de su mecanización. Inmediatamente llegaremos al arroyo de Guadairilla, que lo tomaremos a la derecha.

Descenso al arroyo del Guadairilla.
Boyeriza, con el cortijo de Maestre al fondo.

Este arroyo ofrece un magnífico bosque de galería; un túnel vegetal de gran belleza y frescura, cuajado de olmos, espinos majuelos, algunos álamos y eucaliptos. Si te fijas bien, encontrarás la entrada a una pequeña y mágica isla abrazada por el arroyo.

Continuando junto al arroyo de Guadairilla y luego a un arroyuelo, llegaremos al camino conocido como Cuesta Carretilla [vii], que lo atravesaremos para continuar de frente, durante un kilómetro cuatrocientos metros. Al tratarse de un camino particular, debemos contar con el permiso de la propiedad. Desde esta posición, al contemplar el perfil del alcor y la hacienda de San José de Buena Vista o Zafra, nos reafirma, una vez más, la belleza paisajística de la cornisa de Los Alcores y la necesidad de su preservación.[viii]

Arroyo de Guadairilla.
Hacienda de San José de Buena Vista o Zafra, desde el camino particular.

Durante el invierno, junto al camino, podemos ver algún narciso blanco (Narcissus papyraceus), algunas setas y abundante de jaramagos (Sinapis Alba). Por lo demás, tierra que espera ser sembrada o en la que ya despuntan los trigales.

Narciso blanco silvestre.
Setas entre trigales.
Cuando lleguemos al final, cogeremos a la derecha. Estamos en el camino de Benagila. En este tramo, tenemos a nuestra izquierda tierra calma y a la derecha una gavia. En los primeros trescientos metros, seguida de un padrón donde sobrevive algún viejo olivo, algunas palmas cuajadas de esparragueras, chumberas bombardeadas por la   cochinita y algunas pitas, de las que fueron utilizadas hasta los años sesenta como casitas para las tomateras de secano que abundaban en nuestro término municipal. El seto se prolonga con una importante masa de pinos y lentiscos, que se han plantado entorno a la hacienda; un buen ejemplo a seguir en la cornisa de Los Alcores. A la izquierda, un cerrado donde, a veces, es posible encontrarnos con vacas y caballos sueltos o con sus jinetes. 

Ganado vacuno junto a Zafra.

En los años veinte del siglo XIX, la hacienda de Zafra estuvo muy relacionada con la escritora Cecilia Böhl de Faber, más conocida por su seudónimo, Fernán Caballero [ix]. La finca pertenecía a su segundo marido, Francisco Ruiz del Arco, marqués de Arco Hermoso. Con toda seguridad, fue un lugar inspirador para su trabajo literario y el lugar donde estuvo hospedado, por invitación suya, Washington Irving, antes de su famoso viaje a Granada. La hacienda sería adquirida por los Maestre a mediados del siglo XIX.

Hacienda de Zafra.

“El marqués de Arco Hermoso y su familia”, pintura de Antonio Cabral Bejarano, en la que se distingue la hacienda de Zafra al fondo. Colección Particular.

Así, llegaremos hasta el camino de Los Molinos, según el mapa topográfico y parcelario de 1944, que tomaremos a la derecha, hoy asfaltado hasta el hotel de La Boticaria.

 
Camino de Los Molinos, junto a La Boticaria.

El inmenso hotel de La Boticaria y sus posesiones han ocupado más de ochenta hectáreas del alcor. No ha estado libre de polémica, ya que sus inicios estuvieron asociados a la construcción de un campo de golf, en plena cornisa, que no prosperó.[x]

En este tramo, dejaremos atrás un abrevadero, junto a un eucaliptal venido a menos por la enfermedad que padecen la mayoría de los eucaliptales de la zona y las cortas incontroladas. Así, llegaremos al cruce con el camino de Cuesta Carretilla, que tomaremos a la izquierda.

Camino de Cuesta Carretilla, de regreso a Alcalá.

Enfilamos el último tramo de la ruta, el menos atractivo. En el inicio, un padrón repleto de pitas y retamas le proporcionan un punto natural al entorno. Más adelante, un pequeño pero interesante pinar, muy frecuentado los fines de semana, dará paso a uno de los desaguisados urbanísticos más emblemáticos de nuestro término municipal, donde se mezclan los efectos de la especulación, la extracción de albero, los basureros incontrolados y los tiros de escopeta que interrumpen la tranquilidad de los paseantes, los vecinos y la fauna.

El Club de Tenis Oromana y las instalaciones de Paz y Bien serán las últimas referencias, antes de llegar al aparcamiento donde comenzamos nuestra ruta.

Mapa de la ruta: Francisco Gavira.

[i] El panel debería actualizar la información que facilita. Por ejemplo, el camping Oromana no existe desde hace años, y colocarse en un punto donde se pudiese leer con facilidad.

[ii] Esta es la alternativa al camino de Oromana que pasaba por la puerta de la hacienda y que terminaba en el molino Hundido o del Rincón. Hoy no es posible llegar allí por dicho camino, pero sí al Rincón de Alcalá y a las Aceñas.

[iii] A la derecha sale un camino que no debemos tomar, es el de Los Molinos a Los Palacios III.

[iv] Leopoldo de Trazegnies Granda: La hacienda de Cecilia. En Los Alcores. Crónicas visueñas. Ediciones Grafein. Barcelona, 2009.

[v] Sus descendientes irían agrandando el mayorazgo con nuevas adquisiciones de tierras, entre ellas la hacienda de San José de Buena Vista o Zafra.

[vi] Perpendicular a la entrada al cortijo de Maestre sale un camino que no debemos tomar.

[vii] Una buena parte de la vegetación que podemos ver en este punto es fruto de una plantación promovida por el grupo ecologista Alwadi-ira: álamos, lentiscos, acebuches, tarajes, espinos…

[viii] Calificada como paisaje sobresaliente en el Plan de Ordenación del Territorio de la Aglomeración Urbana de Sevilla (Potaus), aunque permanentemente amenazada.

[ix] Leopoldo de Trazegnies Granda dice que “Cecilia Böhl de Faber, en sus largas estancias en la hacienda de Zafra, en la década de los años de 1820, menciona en varias ocasiones a sus amigos los Maestres, que vivían en un cortijo muy próximo a su hacienda”. La hacienda de Cecilia, en Los Alcores Crónicas Visueñas. Ediciones Grafein. Barcelona, 2009

[x] Campo de golf de 18 hoyos, para el que se pretendía captar el agua de un importante número de pozos de la zona.

 

miércoles, 17 de junio de 2020

7ª El arroyo de Guadairilla.

Arroyo de Guadaírilla

Cuando hablamos de bosques, a todos se nos viene a la mente grandes extensiones arboladas de alcornoques, de pinsapos, impresionantes hayedos y robledales, donde se pierde la vista y se echa a volar la imaginación. Pero no nos podemos esperar que a menos de cinco kilómetros del núcleo urbano de Alcalá de Guadaíra tengamos uno de los mejores ejemplos de bosque de galería o de ribera mejor conservados hasta finales de los años setenta y principios de los ochenta de toda Andalucía, el bosque de galería del arroyo de Guadairilla o Maestre (por discurrir su último tramo por esta finca).

Se trata de un paraje que comprende los dos últimos kilómetros del arroyo de Guadairilla y que no hace más de cuarenta años ocupaba una extensión mucho mayor. Pero la actividad agrícola, los incendios y la grafiosis están provocando un grave deterioro sobre este tipo de formaciones.

A él podemos llegar fácilmente desde los Pinares de Oromana por dos vías:

1ª.- Camino de Maestre. Se trata de un camino que tiene unos 2,5 km. y que comienza en el Club de Tenis Oromana. Se dirige hacia el antiguo camping, pasa por la Hacienda Oromana y la Hacienda Olivera, llega al Cortijo de Maestre, que se encuentra en lo más elevado de estos alcores, y desde allí el camino desciende una pequeña pendiente de unos 500-600 m., desde donde podremos tener unas magníficas panorámicas del arroyo y de la vega del Guadairilla.

Hacienda Oromana



Cortijo de Maestre

Camino de Maestre.

Algo más adelante nos encontraremos con el arroyo, que es cruzado por este camino. Desde este punto hacia el Guadaíra, donde desemboca, hay poco más de un kilómetro. Una vez allí nos podemos acercar al famoso Molinillo Hundido, uno de los innumerables molinos harineros que funcionaron sobre el Guadaíra.

 

Arroyo Guadairilla.


El Guadairilla en invierno.

Ejemplan de eucalipto en el Guadairilla.

2ª.- Por el antiguo camino vecinal que iba de Alcalá a Utrera. Se parte desde el mismo punto, pero esta vez por la puerta del Club de Tenis Oromana, siguiendo por detrás del antiguo camping, Club de Tiro, pinares de la Boticaria hacia Cuesta Carretilla. Hasta este punto habremos recorrido un camino de unos 3 kilómetros en suave pendiente, y desde allí también podremos disfrutar de buenas panorámicas de toda la Vega y del curso del Guadairilla.

Cuesta Carretilla.

Panorámica desde Maestre.

En este cerro podemos encontrar restos de cerámica romana correspondientes al Alto y Bajo Imperio. Desde aquí se baja una cuesta de unos 200 m. de bastante pendiente, por la que transcurre una pequeña fuente que fluye hacia el arroyo, encontrándonos a menos de 100 m. a la izquierda uno de los ramales del Guadairilla.

¿Qué es un bosque de galería?

Se trata de una formación vegetal que se desarrolla gracias a la humedad de las riberas de los ríos y arroyos. La vegetación que encontramos se denomina riparia o ribereña, y se caracteriza por un tipo de bosque caducifolio, en nuestro caso fundamentalmente de olmos (Olmusminor), sobre todo en su parte alta. Pero también existe una gran variedad de plantas riparias entre ellas: álamo blanco (Populus alba), fresno (Fraxinus angustifolia), etcétera.

En el estrato arbustivo nos podemos encontrar con especies como: sauces (SalixtriandraSalixatrocineraSalixpedicelata…); tarajes (Tamarix gálica y Tamarix africana), adelfas (Neriumoleander); y una gran variedad de herbáceas: lirio amarillo (Iris Pseudacorus), menta poleo (Menthapolegium), mastranto (Mentharotumdifolia), junco común (Scirpusholoschoenus), caña (Arundodonax), carrizo común (Phragmitescommunis), unciana (Dorycniumrecdtum), salicaria o arroyuela (Lythrum salicaria), hierba de San Antonio (Epilobiumhirsutum), persicaria (Polygonum persicaria), enea (Typha angustifolia), hierba vaquera (Scruphulariasambucifolia), celidonia menor (Ranunculusficaria), botón de oro (Ranunculusacris), narciso blanco (Narcisuspapiraceus), etcétera, y otras muchas plantas que sin ser propiamente de ribera han encontrado aquí un terreno favorable para su desarrollo: espino majuelo (Crataegusmonagyna), mirto o arrayán (Mirtuscommunis), la rosa mosqueta (Rosa sempervirens), la zarza (Rubusulmifolius), zarzaparrilla (Smilaxaspera), retama loca (Osiris alba), etcétera.

Bosque de galería en el arroyo de Guadairilla.

Estos bosques tienen un enorme valor ecológico, no sólo por su riqueza vegetal, sino porque se trata de ecosistemas en franco retroceso, pequeños oasis que sirven de refugios a gran variedad de aves, mamíferos y reptiles.

A medida que nos vamos acercando a la desembocadura del arroyo podremos apreciar un aumento de las especies arbóreas y arbustivas.

Molino Hundido fuertemente intrusado por eucaliptos.

Interior del Molino Hundido o del Rincón.

La vuelta podemos hacerla por los mismos caminos o, si es posible y seguro, cruzando el río por el molino Hundido nos llevaría a la zona de Marchenilla. Desde este lugar podemos caminar, por entre los eucaliptos de este margen del Guadaíra hasta el molino de La Boca, San José y Hornillo, para dirigirnos desde aquí, por el camino de Los Cercadillos, hasta el recinto ferial y, finalmente, ascender hasta el hotel Oromana.

La época del año más apropiada para hacer el recorrido es, sin duda, el inicio de la primavera, desde principios de marzo a mayo, durante este tiempo podremos ver como las distintas especies comienzan a florecer y a desarrollar brotes nuevos, dando una variada gama de colores verdes impregnándolo todo de un agradable aroma a flores de rosales y majoletos.

 

Antonio Gavira Albarrán

Mapa de la ruta.


jueves, 9 de agosto de 2018

El paisaje de Los Alcores.

"Cuesta Carretilla", con el "Cortijo de Maestre" al fondo.
El "Catálogo de paisajes de la provincia de Sevilla"1 describe Los Alcores de la siguiente manera:

“Los Alcores constituyen un escarpe alargado a lo largo de unos 30 km de noreste a suroeste entre Carmona y Alcalá de Guadaíra, comúnmente conocido como los Alcores (alcor en árabe significa colina o pequeña elevación). Constituye un relieve tabular de anchura desigual (1 a 10 km), de origen neógeno, compuesto por materiales deleznables que permite la incisión de los ríos Corbones y Guadaíra, que lo atraviesan en su sector septentrional y meridional respectivamente. En efecto, los roquedos predominantes son blandos, margas, arenas y gravas en su mayor parte, lo que condiciona además los suelos –de tipo arenoso-arcillo– y la ocupación que éstos sostienen.” 

El paisaje característico de Los Alcores se nutre de elementos sobresalientes "pautas", como los define López F. (2008). Y, efectivamente, en Los Alcores, podemos distinguir con facilidad:  acebuchales, lentiscales, miradores, túmulos, núcleos urbanos, restos arqueológicos y patrimoniales ... elementos que se asoman, desde una cornisa, a una vega extensa. Para dicho autor, sólo estaremos en condiciones de afirmar que hemos visto el paisaje en la medida en que podamos descubrir, en el confuso panorama, algunos elementos que sobresalgan por su forma o su tamaño, algunos colores y texturas o algunas direcciones especialmente significativas que nos den una pauta a seguir.”  Puntualiza Simmel G. (1913), que el paisaje no podemos formarlo encadenando elementos aislados "... nuestra conciencia debe tener un nuevo todo, unitario, por encima de los elementos, no ligado a su significación aislada y no compuesto mecánicamente a partir de ellos: esto es el paisaje." Y, enfatiza Arenas F. (2016), que el paisaje no solo puede ser "un hecho físico", también hay que entenderlo como una "representación cultural, una construcción estética, una categoría política…". 
Espinos majuelos plantados por Alwadi-ira EeA

Por tanto, cuando nos situamos frente al paisaje de Los Alcores no solo estaremos contemplando un cuadro coloreado por las fuerzas de la naturaleza. La intervención del ser humano a lo largo de la historia es claramente visible. Hoy, determinante para que permanezca el paisaje de Los Alcores que almacenamos en la retina. 

En las últimas décadas, la acción o inacción política de las administraciones, en especial la local, dejando hacer y deshacer a antojo, ha tenido un contra punto, en la labor de los grupos ecologistas que, en desigual batalla, han contribuido a preservar el paisaje de Los Alcores que aún podemos reconocer como tal y disfrutar. 

Recordemos algunas de las más significativas luchas que han contribuido a conservar el paisaje de Los Alcores: Río Guadaíra, Parque Cultural, AVE, canteras, plantaciones, limpiezas, denuncias ... En las fotos, zona de "Cuesta Carretilla", donde el 27 de octubre de 2007 se realizó una plantación organizada por Alwadi-ira - Ecologistas en Acción, participando en la acción unas 300 personas. Se plantaron unas 900 plantas, entre árboles y arbustos, quedando la zona transformada, como podemos ver en las imágenes.





Zona central de la plantación de 2007.
https://alwadi-ira.es/html/boletin_alwadi-ira/boletin24.pdf

Francisco J. Gavira Albarrán