La
ruta propuesta es de nueve kilómetros, y el tiempo estimado para
realizarla de tres horas contando con las paradas. No presenta
ninguna dificultad, salvo para aquellas personas que no están acostumbradas a
andar. Recomendamos hacerla en los días claros para poder disfrutar de las
vistas desde el alcor.
El
punto de salida lo hemos situado al final de la avenida de Portugal,
en el aparcamiento que hay junto a un área recreativa infantil. Allí, un panel
informativo, situado al lado de unos eucaliptos, describe el camino de
Maestre, la flora y la fauna que es posible encontrar.[i]
El camino
de Maestre es uno de los más transitados de nuestra localidad, aunque
aún por descubrir; allí estuvo emplazado un campamento de prisioneros republicanos.
Hoy,
los caminos, sin perder su función histórica, que consistía en comunicar
poblaciones, haciendas, cortijos, ranchos, ganados y mercancías, desempeñan
un papel imprescindible para mantenernos conectados con el medio
natural, cultural e histórico, como seguidamente veremos.
Los
primeros seiscientos metros se encuentran asfaltados, aunque en muy mal estado.
Muy pronto aparecerá, a nuestra izquierda, la hacienda de Oromana,
seguida del cortijo de Olivera y, entre ambos, un camino que,
si lo tomásemos, nos conduciría al llamado “Rincón de Alcalá” [ii].
Hemos dejado atrás las instalaciones del club de tenis, las ruinas del camping
Oromana, una zona de pastos, semiarbolada, hasta que hemos llegado a unas
huertas de naranjos poco cuidados, donde nos sale un camino a la derecha [iii].
Nosotros continuaremos de frente.
Doscientos
cincuenta metros antes de llegar al cortijo de Maestre, el camino aparece
flanqueado por almeces, algarrobos, retamas, pitas, olmos y chumberas,
otorgándole una de sus mejores estampas.
Cuando
lleguemos al cortijo, justo en la entrada, una fuente es la encargada de saciar
la sed y refrescar al caminante y a los cada vez más numerosos ciclistas.
La
situación del cortijo, sobre el alcor, a unos 80 metros sobre el nivel del mar,
le permite dominar la vega del Guadairilla y el Guadaíra hasta la
sierra de Esparteros, en Morón de la Frontera, el pico de El Terril e
incluso, en los días claros, la Sierra de Las Nieves.
El edificio principal tiene la entrada orientada al suroeste, dando acceso a un patio empedrado con pozo alrededor, del cual se disponen las distintas dependencias. El cortijo parece ser que se erigió sobre, o junto a, los restos de una villa romana, de la cual quedarían pocos vestigios, destacando una galería para el abastecimiento de aguas.
En cuanto a los actuales propietarios, se trata de una familia que remonta su origen en Alcalá “a un noble belga, procedente de Brujas, apellidado Meester, hijo de Taussaints Meester, natural de Flandes, y de doña Magdalenat Aernout, que, al naturalizarse español, castellanizó su apellido pasando a llamarse Diego Maestre Aernout, que compró la finca La Lucenilla en 1694, conocida hoy como cortijo de Maestre. Esta finca fue heredada sucesivamente por sus descendientes hasta el día de hoy” [iv]. También adquiriría El Toruñuelo y Balóbrego.[v]
Una vez dejemos el cortijo, el camino comienza a descender el alcor [vi]. A unos quinientos metros, a nuestra izquierda, veremos un edificio en ruinas que estuvo dedicado a boyeriza; los animales que operaban en la finca antes de su mecanización. Inmediatamente llegaremos al arroyo de Guadairilla, que lo tomaremos a la derecha.
Este
arroyo ofrece un magnífico bosque de galería; un túnel vegetal de
gran belleza y frescura, cuajado de olmos, espinos majuelos, algunos
álamos y eucaliptos. Si te fijas bien, encontrarás la entrada a una pequeña
y mágica isla abrazada por el arroyo.
Continuando
junto al arroyo de Guadairilla y luego a un arroyuelo, llegaremos al camino
conocido como Cuesta Carretilla [vii],
que lo atravesaremos para continuar de frente, durante un kilómetro
cuatrocientos metros. Al tratarse de un camino particular, debemos contar con
el permiso de la propiedad. Desde esta posición, al contemplar el perfil del alcor
y la hacienda de San José de Buena Vista o Zafra, nos reafirma, una
vez más, la belleza paisajística de la cornisa de Los Alcores y la necesidad de
su preservación.[viii]
Durante
el invierno, junto al camino, podemos ver algún narciso blanco (Narcissus
papyraceus), algunas setas y abundante de jaramagos (Sinapis
Alba). Por lo demás, tierra que espera ser sembrada o en la que ya
despuntan los trigales.
En
los años veinte del siglo XIX, la hacienda de Zafra estuvo muy relacionada con
la escritora Cecilia Böhl de Faber, más conocida por su seudónimo,
Fernán Caballero [ix].
La finca pertenecía a su segundo marido, Francisco Ruiz del Arco, marqués
de Arco Hermoso. Con toda seguridad, fue un lugar inspirador para su
trabajo literario y el lugar donde estuvo hospedado, por invitación suya, Washington
Irving, antes de su famoso viaje a Granada. La hacienda sería adquirida por
los Maestre a mediados del siglo XIX.
“El marqués de Arco Hermoso y su familia”, pintura de
Antonio Cabral Bejarano, en la que se distingue la hacienda de Zafra al fondo.
Colección Particular.
Así,
llegaremos hasta el camino de Los Molinos, según el mapa
topográfico y parcelario de 1944, que tomaremos a la derecha, hoy asfaltado
hasta el hotel de La Boticaria.
El
inmenso hotel de La Boticaria y sus posesiones han ocupado más
de ochenta hectáreas del alcor. No ha estado libre de polémica, ya que sus
inicios estuvieron asociados a la construcción de un campo de golf, en plena
cornisa, que no prosperó.[x]
En
este tramo, dejaremos atrás un abrevadero, junto a un eucaliptal venido
a menos por la enfermedad que padecen la mayoría de los eucaliptales de la zona
y las cortas incontroladas. Así, llegaremos al cruce con el camino de Cuesta
Carretilla, que tomaremos a la izquierda.
Enfilamos
el último tramo de la ruta, el menos atractivo. En el inicio, un padrón repleto
de pitas y retamas le proporcionan un punto natural al entorno. Más adelante,
un pequeño pero interesante pinar, muy frecuentado los fines de semana, dará
paso a uno de los desaguisados urbanísticos más emblemáticos de nuestro
término municipal, donde se mezclan los efectos de la especulación, la
extracción de albero, los basureros incontrolados y los tiros de escopeta que
interrumpen la tranquilidad de los paseantes, los vecinos y la fauna.
El Club
de Tenis Oromana y las instalaciones de Paz y Bien serán
las últimas referencias, antes de llegar al aparcamiento donde comenzamos
nuestra ruta.
Mapa de la ruta: Francisco Gavira.
[i] El panel debería actualizar la información que
facilita. Por ejemplo, el camping Oromana no existe desde hace años, y
colocarse en un punto donde se pudiese leer con facilidad.
[ii] Esta es la alternativa al camino de Oromana que
pasaba por la puerta de la hacienda y que terminaba en el molino Hundido o del
Rincón. Hoy no es posible llegar allí por dicho camino, pero sí al Rincón de
Alcalá y a las Aceñas.
[iii] A la derecha sale un camino que no debemos
tomar, es el de Los Molinos a Los Palacios III.
[iv] Leopoldo de Trazegnies Granda: La
hacienda de Cecilia. En Los Alcores. Crónicas visueñas. Ediciones
Grafein. Barcelona, 2009.
[v] Sus descendientes irían agrandando el mayorazgo
con nuevas adquisiciones de tierras, entre ellas la hacienda de San José de
Buena Vista o Zafra.
[vi] Perpendicular a la entrada al cortijo de Maestre
sale un camino que no debemos tomar.
[vii] Una buena parte de la vegetación que podemos ver
en este punto es fruto de una plantación promovida por el grupo ecologista
Alwadi-ira: álamos, lentiscos, acebuches, tarajes, espinos…
[viii] Calificada como paisaje sobresaliente en el Plan
de Ordenación del Territorio de la Aglomeración Urbana de Sevilla (Potaus),
aunque permanentemente amenazada.
[ix] Leopoldo de Trazegnies Granda dice que “Cecilia
Böhl de Faber, en sus largas estancias en la hacienda de Zafra, en la década de
los años de 1820, menciona en varias ocasiones a sus amigos los Maestres, que
vivían en un cortijo muy próximo a su hacienda”. La hacienda de Cecilia,
en Los Alcores Crónicas Visueñas. Ediciones Grafein. Barcelona, 2009
[x] Campo de golf de 18 hoyos, para el que se
pretendía captar el agua de un importante número de pozos de la zona.
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