miércoles, 12 de julio de 2023

Rutas por el río Guadaíra: Desde el Molino del Boticario hasta el Cortijo de Cabeza Sordo


La tarde del 14 de abril, fecha en la que se conmemora la proclamación de la Segunda República española, nos lanzamos a explorar otro tramo del río Guadaíra, en esta ocasión el que va desde el Molino del Boticario al cerrado del Cortijo de Cabeza Sordo. La ruta fue de unos ocho kilómetros.

Dejamos un par de coches en la Cañada Real de Morón y nos dirigimos en otro al molino, que fue desde donde partimos, haciendo uso del ofrecimiento que disponíamos de los propietarios. No era la primera vez y, posiblemente, no será la última que lo visitemos. Después de los saludos de cortesía, partimos en dirección a la antigua vereda de Arahal a Utrera, hoy carretera A-394. Nada más cruzarla nos dirigimos al río, distante de allí poco más de cincuenta metros. Junto al puente, que permite salvar el cauce, antaño Vado de Herradura[i], se ha instalado un medidor para controlar la calidad físico-química y microbiológica de las aguas, en cumplimiento de la Directiva Marco de Agua[ii]. 

Proseguimos nuestro recorrido por la margen izquierda del río entre olivos y la ribera, este año muy afectada por la escasez de precipitaciones. 

En algunos mapas consultados, entre olivos, se encuentra el cortijo Dehesa del Conde (antiguo Gamero), edificación que no pudimos ver. Sin embargo, en los mapas topográficos de 1873 y 1918, a este cortijo se le ubica en la margen derecha, junto al río, aguas abajo. También hemos comprobado que se nombra Arroyo Manzano al Arroyo de Martinazo, un error a nuestro modo de ver[iii]. 

En algunos tramos de la ruta, el río se encuentra embovedado con una maraña vegetal compuesta por zarzales, rosales, fresnos, olmos, tarajes y cañas. En otros segmentos, las brozas y troncos muertos acompañan a los Eucalyptus, protagonistas por excelencia de la mayor parte de lo que anduvimos ese día. 

Dado su encajonamiento, acceder al cauce resultó todo un reto, que en mi caso fue mucho más que eso. En el escuchimizado curso de agua escasea la fauna acuática, formada casi en exclusividad por galápagos y cangrejos, estos últimos los dimos por presentes dadas las características que mostraban los excrementos de nutria. Aun así, este corredor verde sirve de refugio a otro tipo de fauna: jabalíes, nutrias, meloncillos, rata de agua… y una importante variedad de aves. 

Sorteamos el arroyo seco de Martinazo, con cierta dificultad, para adentrarnos en una zona húmeda donde aún verdeaban los trigales y prosperaban las acelguillas, verdolagas, achicorias, tacarninas…, Luego pasamos junto a un padrón que contenía algunas chumberas muertas, víctimas de la cochinilla del carmín[iv].   

Accedimos a un cerrado donde dimos por hecho que habían pastado reses bravas, aunque no detectamos su presencia. Allí nos dispersamos. La voz de alarma la dio uno de los compañeros que encabezaba la marcha. Creyó escuchar el gruñido de jabalíes en el rio. Lógicamente, salimos como pudimos de la empalizada y continuamos nuestra marcha hasta llegar a los dominios del cortijo de Cabeza Sordo.[v] Allí pudimos observar las reses bravas junto a sus comederos, mientras ellas también nos miraban extrañadas, preguntándose que hacíamos en un lugar tan apartado interrumpiéndoles su paz y su merecido reposo crepuscular. 

Desde el cerrado nos encaminamos a la Cañada Real de Morón entre un olivar en superintensivo y un sembrado de girasoles. 

La arboleda que se plantó en la cañada se conserva en un estado bastante aceptable, aunque no se recuperó su anchura …[vi] Este último tramo, nos conduciría de nuevo a los coches y luego al molino, y lo aprovechamos para diseñar nuevos objetivos e intercambiar impresiones y opiniones sobre temas relacionados con el medio ambiente. 


[i] Instituto Geográfico, 21 de marzo de 1873. En esa fecha no existía la carretera ni el puente y se nombra el paso del río como “Vado de Herradura”.

[ii] La Directiva marco del agua (DMA) es una norma del Parlamento Europeo y del Consejo de la Unión Europea por la que se establece un marco de actuación comunitario en el ámbito de la política de aguas. Nace con la vocación de garantizar la protección de las aguas y promover un uso sostenible que garantice la disponibilidad del recurso natural a largo plazo.

[iii] En Google Maps es nombrado Arroyo Martinazo.

[iv] Cuyo depredador podría ser el Cryptolaemus montrouzieri. https://www.ideal.es/granada/salvar-chumberas-acabar-20180827144550-nt.html

[v] La zona de Cabeza Sordo fue víctima de la usurpación de tierras y derechos comunales. Mª Antonia Carmona Ruiz. Usurpación de tierras y derechos comunales en Sevilla y su “tierra” durante el siglo XV. p.165. En el siglo XVIII el cortijo pertenecía al Marqués de Paradas. En 1853 es propiedad del Conde del Águila. En 1872 de la Marquesa viuda de Villaseca. En 1976 es de Manuel Cañaveral Valdés. Con una superficie de algo más de 1000 fanegas o 680 hectáreas, estas tierras solían ser arrendadas por sus propietarios que vivían de las rentas, dedicándose fundamentalmente al cultivo de cereal y pastos. El latifundio: propiedad y explotación: ss. XVIII-XX. AUTOR/ES: M. Artola, A.M. Bernal, J. Contreras. 1978. Ministerio de Agricultura Secretaría General Técnica. pp.193-194. El marques de Paradas formó parte de la “Santa Casa de la Misericordia de Sevilla” institución que reportaba poder y prestigio a la nobleza, capitulares y maestrantes y otras personas de “distinción” de la ciudad que formaban parte de ella. XI JORNADAS DE HISTORIA Y PATRIMONIO SOBRE LA PROVINCIA DE SEVILLA. “La nobleza en el Reino de Sevilla durante el Antiguo Régimen (siglos XIII – XVIII). OSUNA. 25 de octubre de 2014. p.122. En relación con su caserío podemos consultar en Cortijos, haciendas y lagares de la provincia de Sevilla. Junta de Andalucía. Consejería de Vivienda y Ordenación del Territorio, págs. 738 y 739. 

[vi] El Decreto 155/1998, de 21 de julio, por el que se aprueba el Reglamento de vías pecuarias de Andalucía en su artículo 5º, las cañadas reales tienen 75 metros de anchura.



Francisco José Gavira Albarrán

lunes, 12 de junio de 2023

Nota de Prensa: Homenaje/Presentación del libro “El Tren de los Panaderos. Una aproximación a la historia del ferrocarril de Sevilla a Alcalá y Carmona” de Antonio Gavira Albarrán.



El viernes 30 de junio, en la Avenida de Portugal S/N (antigua escuela), a las 21:00 h., tendrá lugar el homenaje / presentación del libro póstumo de Antonio Gavira Albarrán: “El Tren de los Panaderos. Una aproximación a la historia del ferrocarril de Sevilla a Alcalá y Carmona”, editado por Kit-book Servicios Editoriales, S.C.P. El acto está organizado por la Sociedad Ecologista Alwadi-ira – Ecologistas en Acción. A su convocatoria se han sumado los colectivos: Asociación Cultural Padre Flores, Casa de Extremadura de Alguadaíra, Colectivo Ecopacifista Solano (El Viso del Alcor) y el Aula Miguel Cala Sánchez (Morón de la Frontera). Se proyectará un vídeo, intervendrán amigos de Antonio y su hermano Paco Gavira dará unas reseñas sobre el contenido de la obra.

En 1872 se puso la primera piedra del ambicioso proyecto de los hermanos José María y Francisco López del Pino y José de Caso y Aldana, que pretendía unir Sevilla con la línea Córdoba-Málaga a través de Alcalá, Carmona, Écija y Montilla, pero que, inaugurada la primera sección, el 10 de enero 1873, únicamente llegaría hasta la estación de Carmona Baja, el 24 de noviembre de 1879; a esta línea se la conoce popularmente como El Tren de Los Panaderos.

Lo inadecuado de las inversiones condicionaron la duración de las obras, las infraestructuras y el material móvil empleado. La falta de continuidad de la línea, que le hubiera dado mayor importancia a los movimientos de mercancías y viajeros, no llegaría a materializarse; el precio del billete y la escasa circulación de trenes, ya que el servicio estaría orientado, fundamentalmente, a la industria panadera de Alcalá; la aparición, a principios del siglo XX, de otros medios de transporte que darán un servicio más adecuado a las necesidades de la población, sentenciaron la viabilidad de la empresa.

Las incautaciones se sucedieron desembocando en una explotación pública y un mantenimiento de titularidad privada hasta que, finalmente, tras la creación de RENFE, en 1941, se produjo el rescate en 1947. El tramo de 28 km, que unía las localidades de Alcalá de Guadaíra y Carmona, sería clausurado el 1 de octubre de 1965. Los últimos servicios de viajeros se realizaron entre Sevilla y Alcalá de Guadaíra en 1975. El día 6 de junio del 1976 se desmonta el primer riel del ferrocarril y el 9 tuvo lugar el acto oficial en presencia del alcalde de Sevilla y el presidente de RENFE.

                                               Alcalá de Guadaíra, 12 de junio de 2023.

Para más información sobre el evento contacta con el teléfono: 625417109

 

Sociedad Ecologista Alwadi-ira -Ecologistas en Acción-   E-mail: alwadi.ira@gmail.com.   Web: www.alwadi-ira.es      Apartado de Correos, 226. 

lunes, 5 de junio de 2023

Rutas por el río Guadaíra. Una aproximación al Puente de Hornillo desde el Paso de la Nena.

 


21 de abril de 2023

La ruta comienza en el cruce de la antigua línea del ferrocarril Utrera a Morón y Osuna [i] - que discurre en parte paralela a la A-360-, con la Cañada Real de Villamartín -hoy carretera SE 5204-, un lugar que suele elegir el movimiento pacifista para el inicio de las marchas anti OTAN y contra las bases USA en Andalucía, popularmente conocido como el Paso de la Nena. 

Dejamos estacionados los coches junto a unos ailantos. Este árbol, nombrado pestoso, árbol del cielo o de los dioses, es de origen chino y se ha propagado con gran facilidad por todo tipo de terrenos y hábitats.    

El primer tramo de la ruta, de unos ochocientos metros, discurre por la vía del ferrocarril. Los raíles y las traviesas han desaparecido, permaneciendo el duro balastro[ii] y una señal herrumbrosa donde se puede leer “P.N. Km.24/713 a 500m”. 

La línea férrea se encuentra invadida por lentiscos, pitas, aladiernos, acebuches, almendros, esparragueras, palmas … A ambos lados prospera una repoblación con alcornoques, que sufren los efectos de la sequía y lo inapropiado del suelo. En este punto, un compañero nos mostró un hinojo común con un “bicho” entre espumarajos, el Philaenius spumarius, que, según nos dijo, está propagando una bacteria que afecta a los olivos de forma bastante efectiva. 

Sortear la vegetación resultó difícil. Los lentiscos han prosperado de forma exponencial, hasta el punto de conseguir expulsarnos del carril. Continuamos en paralelo a la vía durante doscientos metros. Entramos nuevamente en la línea férrea a pocos metros de nuestro primer contacto con el río Guadaíra. 

Otra de las novedades de la ruta a la que tuvimos que hacer frente fueron las alambradas. Cuando estuvimos aquí, en 2018, de regreso de una ruta por el alto Guadaíra no existían, hoy lo invaden todo: el dominio público hidráulico, la zona de servidumbre del río y la línea del ferrocarril. 

El ferrocarril salva el accidente geográfico del río Guadaíra con un puente de piedra y metal conocido con el nombre de Hornillo, una obra de ingeniería que destaca por su grandiosidad. Desde esta atalaya se disfruta de unas bonitas vistas de la Sierra de Esparteros y de la serpenteante ribera, apreciándose en ella un pequeño salto de agua generado en el conglomerado[iii] que sobresale del cauce. Un lugar mágico donde estuvimos en modo contemplativo unos minutos tirando fotos. Después de escudriñar la estructura y los elementos constructivos del puente, sin encontrar señal alguna que nos proporcionara información sobre esta obra, proseguimos nuestra marcha. 

El río se encuentra encajonado en el tramo que anduvimos, unos tres kilómetros. El cauce se sitúa a varios metros de profundidad de la ribera, dificultando o imposibilitando el acceso. Una circunstancia que le da al río un halo de misterio, una frontera aún por traspasar. En la maraña selvática abundan los fresnos, tarajes y cañas. En los bordes las palmas, rosales, esparragueras y la trepadora bryonia alba, llamada también uva de lobo, cuyas bayas son tóxicas. Constatamos la presencia de galápagos, cangrejos, nutrias y jabalís. En los taludes que se forman en las “pasás” pudimos ver nidos de abejarucos.  Los ruiseñores amenizaron la ruta en todo el recorrido. Los insectos se hicieron notar, entre ellos el “curita” o aceitera común Berberomeloe majalis. 

En el último tramo tomaron protagonismo los eucaliptos y unos moribundos álamos que nos permitieron acceder de forma puntual al cauce. Desaparecieron los alcornoques, sustituidos por un sembrado de Vicia faba, comúnmente conocida como haba o “jaba”, en andaluz, luego un sembrado de girasoles. En la margen opuesta del río, aparentemente en desuso, divisamos un intrigante y gigantesco pozo. 

Regresamos por la Cañada Real de Villamartín, que, como hemos dicho, hoy discurre por ella la carretera SE 5204. Nos alumbraron las últimas luces del día con el objetivo cumplido.





[i]La desaparecida vía férrea entró en servicio el 12 de septiembre de 1864, en ese momento propiedad de la compañía de capital británico The Utrera and Moron Railway.

[ii]El balasto surgió como solución a un problema determinado (el hundimiento de la plataforma), actualmente sus funciones van más allá y, aunque la trasmisión de cargas quizás sigue siendo la más importante, otras también tienen una gran importancia para el correcto funcionamiento del ferrocarril.

[iii]“En geología, un conglomerado o rudita es una roca sedimentaria de tipo detrítico formada mayoritariamente por clastos redondeados de tamaño grava o mayor.”

 


Francisco José Gavira Albarrán

jueves, 25 de mayo de 2023

DENUNCIA CORTE DEL CAMINO DE SAN AGUSTÍN (Antiguo Camino de Pero Mingo)

 

El camino de San Agustín nace actualmente en el camino de Matatoros, cerca de la conocida como Cruz de Otivar y, con más de tres kilómetros trescientos metros de longitud finaliza, finalizaba, en el cordel de Pero Mingo, vía pecuaria que sirve de término entre los municipios de Alcalá, Sevilla y Mairena del Alcor, en un punto cercano a la hacienda de San Agustín y las ruinas de la ermita de Belén. Hoy día el camino se encuentra cortado a 645 metros desde su cruce con la carretera de Mairena a Torreblanca, la A-8026, mediante cancela, una vez pasada la Hacienda de Santa Ana o de La Viuda, a la altura de las tierras de la Hacienda de Las Beatas, igualmente se encuentra cortado en su unión al cordel de Pero Mingo, habiéndose construido sobre el mismo camino una gran balsa. Junto a la cancela se encuentra un expeditivo cartel en el que se puede leer “PROHIBIDO EL PASO A TODA PERSONA AJENA A ESTA FINCA”.

Este camino es uno de los muchos que aparecen recogidos en el Inventario de Clasificación de Caminos* que se elaboró por la Delegación de Medio Ambiente de Alcalá de Guadaíra hace ya más de diez años. En el propio Inventario se describe el camino que:

“Tiene su comienzo en el camino de Matatoros, transcurre entre parcelas ilegales a ambos lados, con una anchura de 2 m. y en muy mal estado; continua con vallado a la derecha y olivar a la izquierda hasta su cruce con la carretera de Torreblanca a Mairena y una vez cruzada la carretera el camino se encuentra cerrado por cancela de la Hacienda de las Beatas y posteriormente por vallados de la Hacienda de san Agustín, hasta su terminación en el Ramal de Pero-Mingo.” 

Desgraciadamente después de más de diez años el camino de San Agustín sigue cortado, al igual que decenas de otros caminos públicos que eran recogidos por el Inventario de Caminos, a pesar en el propio Inventario se nos diga que: 

“La realización del Inventario Clasificación viene motivada por los graves problemas planteados ante la progresiva desaparición de muchos de estos elementos de carácter territorial, estructurante y de uso tradicional en aras de su preservación en el ámbito del término municipal de Alcalá de Guadaira.”. 

El camino de San Agustín fue uno de los viarios tradicionales que unía Alcalá de Guadaíra con Mairena del Alcor y Carmona a través de las terrazas del Guadalquivir. 

Tras el asfaltado del camino de Pero Mingo, camino de Torre Palma, y su conversión en peligrosa carretera por su sinuosidad, estrechez y falta de arcén, la recuperación del camino público de San Agustín supondría la puesta en valor del que, a día de hoy, puede ser el viario más adecuado para acceder desde Alcalá a los términos municipales de Mairena y Carmona, ya que su conexión con el cordel de Pero Migo permitiría el acceso por parte de ciclistas, senderistas, personas a caballo… a una amplia red de caminos y vías pecuarias que recorren las terrazas del Guadalquivir como el Cordel de Ronquera, la Vereda del Término, el Camino de Sevilla, el de San Agustín a Mairena del Alcor…, que a su vez permiten acercar al ciudadano, sin necesidad de utilizar carreteras, a uno de los patrimonios más interesantes de la Comarca de Los Alcores como son las haciendas de olivar. 

Creemos necesario que el Ayuntamiento de Alcalá de Guadaira tome urgentemente las medidas necesarias para su recuperación, al igual que el de todos aquellos caminos que reconoce como públicos en el Inventario de Clasificación de Caminos y se encuentran en la misma situación, y tantos otros, que, en el mismo inventario, ya se reconocía la imposibilidad del disfrute público pues se encontraban cortados o simplemente habían desaparecido. 

ANEXOS 

* “II OBJETIVOS:

El presente Inventario Clasificación de los Caminos en el Término Municipal de Alcalá de Guadaira, se realiza en base al acuerdo adoptado por la Comisión Municipal de Gobierno, en sesión Ordinaria celebrada el día 17 de Octubre de 1.999, conforme a lo estipulado en el artículo 86 del R.D.L. 781/1986, de 18 de Abril, texto refundido de las disposiciones legales vigentes en materia de Régimen Local.

“Las Entidades Locales están obligadas a formar inventario valorado de todos los bienes y derechos que les pertenecen, del que se remitirá copia a las Administraciones del Estado y de la Comunidad Autónoma y que se rectificará anualmente, comprobándose siempre que se renueve la Corporación”.

Con la elaboración del presente Inventario Clasificación se pretende contar con un documento necesario para el mantenimiento y consolidación de los caminos de uso público, tanto como vías de comunicación rural como para ocio y usos recreativos, dentro del amplio término municipal con el que cuenta el municipio.

La realización del Inventario Clasificación viene motivada por los graves problemas planteados ante la progresiva desaparición de muchos de estos elementos de carácter territorial, estructurante y de uso tradicional en aras de su preservación en el ámbito del término municipal de Alcalá de Guadaira.

Durante la última década los cambios de uso del suelo y de propiedad del mismo se han acelerado, con numerosas parcelaciones y compras de tierras por ciudadanos no dedicados a la agricultura. Estos cambios de propiedad y de uso de los caminos, junto con la falta de información sistematizada sobre su titularidad y trazado, hacen que su gestión sea objeto, actualmente de una fuerte polémica. En muchos casos se impide el paso por caminos considerados tradicionalmente, llegándose en el peor de los casos a la desaparición del mismo.

El Inventario Clasificación de los Caminos del término municipal de Alcalá de Guadaira se propone los siguientes objetivos:

-        Documento legal que garantice el carácter como bien de uso público por parte del Ayuntamiento en función de sus competencias.

-        Recopilación de la documentación existente sobre los caminos, que permita esclarecer su titularidad.

-        Recogida de información sobre el estado actual y trazado de cada uno de los caminos, con especial incidencia en el aspecto etnológico y cultural.

-        Documento medioambiental para posterior recuperación mediante actuaciones de acondicionamiento y señalización.

-        Sistematización de la información, de tal manera que ésta sea aprovechable para la elaboración del planeamiento urbanístico y del Inventario de Bienes de la Entidad Local.

Este Inventario Clasificación servirá adecuadamente para la realización de futuras infraestructuras dotacionales con arreglo a los usos que se propongan, contando para ello con las determinaciones que se establecen en:

-        Plan Especial de Protección del Medio Físico y Catálogo de la provincia de Sevilla.

-        P.G.O.U. de Sevilla.

-        P.G.O.U. de Alcalá de Guadaira.

-        Programa Coordinado de Recuperación del Río Guadaira.

-        Proyecto de Parque lineal del Guadaira.








FERNANDO CASAL OLIVER

DELEGACIÓN DE MEDIO AMBIENTE DE ALCALÁ DE GUADAIRA

INVENTARIO DE CLASIFICACIÓN DE CAMINOS

En el inventario de clasificación de caminos de Alcalá de Guadaira aparecen recogidos: 

- 117 Caminos

- 11 Servidumbres

- 10 Disfrutes

- 3 Hijuelas

- 2 Carril

- 1 Callejón

- 2 Senda

- 1 Cañada

En total 147 elementos del viario rural cuyas competencias corresponden al ayuntamiento de Alcalá de Guadaíra. 

De ellos un total de 74, es decir aproximadamente un 50 %, se encontraban cortados o desaparecidos en todo o en parte, esto sin contar que un buen número habían pasado a ser, hoy días aún más, viario público.

 Antonio Gavira Albarrán


martes, 25 de abril de 2023

RUTA. DESCUBRIENDO CON LA FAMILIA EL MOLINO HUNDIDO


El domingo 2 de abril salí de ruta con mi familia. Teníamos como meta llegar al molino Hundido o del Rincón pero ampliamos el recorrido como os mostraré luego. Mis hijas habían estado de pequeñas en algún punto del tramo propuesto, aunque sus recuerdos eran de tipo flash. Así que, daba por hecho que disfrutarían de los parajes del río entre el molino de La Boca y el molino Hundido. Un recorrido apto para casi todo tipo de público que transcurre en su mayor parte por un bosque de eucaliptos. 

El invierno, la primavera y el otoño son las estacionas más apropiadas para disfrutar de esta ruta, que ofrece interesantes alternativas cuando lleguemos al molino. 

Nosotros comenzamos en la Avenida del Tren de Los Panaderos, al sobrepasar el CEIP Los Cercadillos giramos a la derecha hasta llegar al Camino de Los Molinos de Marchenilla, que lo tomamos a la izquierda. Pronto dejamos atrás el antiguo reformatorio San Francisco de Paula y la huerta de la Juaquinita. 

No teníamos ninguna prisa y nos fijábamos en todo lo que acontecía a nuestro alrededor; una palmera datilera víctima del picudo rojo, una casa aparentemente abandonada, pequeños huertos, los perros que nos ladraban al pasar… Mientras caminábamos rememorábamos historias relacionadas con esta ruta. 

Una vez pasada la urbanización de Cerro Clavijo el camino gira a la derecha. Frente a nosotros, en una curva abrimos un portillo situado en una valla, que cerramos luego, y continuamos teniendo a nuestra izquierda el molino de San José o Pared Blanca; molino que su propietario ha restaurado. En este punto, unos ladridos delataron nuestra presencia. A pesar de la advertencia canina, nos asomamos entre unos setos para poder ver el molino, consiguiendo la atención del propietario de la finca hasta el punto de entablar una breve conversación con él sobre el estado actual del ingenio hidráulico; nos dijo que, en las labores de restauración, en su interior, bajo una “torta” de cemento, ha descubierto una solera de piedras de moler que ha dejado a la vista por su elegancia. 


Continuamos hasta una casilla donde estuvo un motor de extracción de agua del río, la bordeamos, cruzamos la desembocadura del arroyo seco de Marchenilla, pasamos junto al molino de La Boca, que fotografiamos y rememoramos las limpiezas llevadas a cabo en él por el grupo ecologista Alwadiira y continuamos corriente arriba. 


El bosque de eucaliptos se presentó ante nosotros sembrado de espinos majuelos, rosales silvestres, juncos, acantos y cañas. En el río, los peces chapoteaban en busca de alimentos o de oxígeno, los ruiseñores marcaban el territorio y las tórtolas arrullaban suavemente. Las tres arroyadas que sorteamos, que en otro tiempo dificultaban el tránsito por su caudal, las vimos sin agua; las extracciones y una sequía que no cesa. 

El molino hundido apareció ante nosotros en estado ruinoso; han desaparecido varios de sus elementos y se encuentra colonizado por eucaliptos, delatando que las propuestas e informes remitidos a Ayuntamiento y Confederación Hidrográfica han caído en saco roto. 

Por un enorme tronco de eucalipto, caído en el cauce, a modo de puente, vadeamos el río con miedo y asumiendo el riesgo de un accidente. 

Continuamos hasta la desembocadura del arroyo de Guadairilla o Maestre, no sin antes asomarnos nuevamente al río Guadaíra donde antaño estuvo un motor para riego. Transitábamos con el arroyo a nuestra izquierda y unos sembrados de garbanzos y girasoles a nuestra derecha. 

La vegetación ribereña o riparia se caracteriza en el arroyo por un tipo de bosque caducifolio fundamentalmente de olmos (Olmusminor), pero también existe una gran variedad de plantas riparias entre ellas: álamo blanco (Populus alba), fresno (Fraxinus angustifolia), etcétera. Este bosque tiene un enorme valor ecológico, no sólo por su riqueza vegetal sino porque se trata de un ecosistema, que aunque en franco retroceso, constituye un oasis que sirve de refugio a gran variedad de aves, mamíferos y reptiles.  

Cuando alcanzamos el camino de Maestre lo tomamos en dirección al cortijo del mismo nombre, dejando a nuestro paso la que antaño sirvió de casa de bueyes.  Como curiosidad, el camino de Maestre tiene unos 2,5 km., comienza en el Club de Tenis Oromana y es uno de los mejor conservados de nuestro término municipal.  

En el alcor, nos paramos unos instantes en el cortijo de Maestre y continuamos hasta el de Olivera, donde torcimos a la derecha hasta encontrar el sendero que baja al molino de las Aceñas y regresar a casa. En total anduvimos unos diez kilómetros.

Francisco José Gavira Albarrán

lunes, 27 de marzo de 2023

Rutas por el río Guadaíra. Una aproximación al molino del Boticario


5 de marzo de 2023 

El día amaneció algo nublado y amenazando lluvia para por la tarde. Después de varios años con déficit hídrico cualquier gota de agua viene bien para unos campos agostados y sedientos. - Quién ha dicho miedo¡, nos dijo un amigo, y partimos de Beca sin más contratiempos.

A las 9:30 estábamos en la Cañada Real de Morón, a la altura del páramo de Martinazo, donde dejamos estacionados los coches nada más pasar la línea del ferrocarril de Utrera a Arahal. Teníamos por delante una ruta circular de aproximadamente siete kilómetros.

Comenzamos a andar en dirección al río Guadaíra. A los mil metros, en el cruce de la cañada con la Vereda de Los Puertos, torcimos a la izquierda y continuamos por esta vía pecuaria hasta llegar a un singular meandro del río cubierto de eucaliptos; un hábitat que nos sorprendería por la variedad de especies vegetales y unos bonitos rincones.


En el centro de este bosque nos topamos con dos enigmáticas cabañas; una en forma de yurta mongola a medio construir y otra a modo de refugio del tío Tóm. Mientras dudábamos si fueron hechas para el disfrute de niños o refugio de pastores, nombrábamos las especies del sotobosque bajo unos eucaliptos cargados de nidos de gorriones morunos.

Continuamos la ruta por la margen derecha del río, en el sentido de la corriente. A nuestra izquierda tuvimos casi siempre olivares, que se presentaron de riego o de secano según la haza. A los pies de los olivos, y en los padrones, se evidenciaba la profusa utilización de herbicidas donde antaño se regabinaba o acerquillaba; los nuevos tiempos no siempre son mejores. En un sentido positivo, nos alumbró un manto amarillo de jaramagos desparramado entre las calles de un olivar. Mientras un ejército de insectos lo inspeccionaba, dedujimos que pudiera tener la misión beneficiosa de descompactador de suelo. En esos instantes, sobre nosotros, en un cielo azul, una pareja de milanos motivo ciertas dudas en el grupo, negros o reales, para finalmente sentenciar los más entendidos. - Son milanos negros, por tamaño, coloración, alas y la cola presenta una horquilla menos pronunciada que el real.

El río Guadaíra cuenta en este tramo con impenetrables rincones y extensas láminas de agua de cierta profundidad donde se habría practicado el piragüismo, según delataba una embarcación varada en la orilla.

En el bosque de ribera predominan los olmos salpicados de eucaliptos, aladiernos, cañas y zarzas. La olmeda mostraba las heridas producidas por la grafiosis, cuyo insecto causante -Scolytus scolytus-, aparte de alimentarse de sus hojas y madera, contribuye a la propagación de un hongo en las raíces del árbol, como nos mostró uno de los amigos que nos acompañaba, debido a que transporta sus esporas adheridas al cuerpo y las va diseminando, taponando los vasos conductores de savia.


Encontramos restos de un sistema antiguo de riego de desaparecidas huertas, que corroboraba algunas plantas testigo: pitas (agave americana L.), higueras, chumberas, granados y un naranjo; huertas que hoy son recreadas por pequeños huertecillos entre las hileras de olivos.

En nuestro tránsito descubrimos varios motores preparados para desangrar el río; una parcela con valla usurpando el dominio público hidráulico, que su dueño nos permitió traspasar; el cadáver de un buitre muerto bajo el puente del ferrocarril; excrementos de nutria, con indicios de la presencia de cangrejo rojo; el ladrido de unos perros mastines, que nos animaron a acelerar la marcha hasta dar con el molino del Boticario…

En el molino nos esperaban los propietarios, una familia alcalareña que ha adquirido esta finca situada en el término municipal de Arahal, junto a uno de los últimos inquilinos; una persona con varios libros de memorias de vida en su cabeza. Los anfitriones nos transmitieron los últimos recuerdos molineros y el desarrollo actual de la finca.

Las ruinas del molino, cuyo origen se remontaría al siglo XVI, según algunos, cuenta con añadidos más recientes, como la casa del molinero, cobertizos y otras dependencias. El conjunto muestra la importancia que tuvo un ingenio donde llegaron a prestar servicio cuatro cubos, y que dejaría de funcionar en los años cuarenta del pasado siglo con una actividad centrada en el estraperlo. - Incluso llegaban personas para moler desde Alcalá, haciendo parada en la hacienda de Bucaré, con el riesgo que suponía una actividad declarada ilegal en esos años. Aguas abajo se instaló una molineta, también con un carácter alegal.

El molino llegó a producir su propia luz mediante la energía hidráulica proporcionada por una tecnología básica: palas, polea y correas de transmisión generadoras de la fuerza necesaria para accionar una dinamo.

Nuestros anfitriones nos dijeron que tienen planes para limpiar los cubos, hasta conseguir nuevamente su conexión con la presa, la más alta de toda la cuenca, hoy muy colmatada.

Regresamos entre olivo hasta conectar con el cauce seco del arroyo de Martinazo, pasamos nuevamente bajo la línea del ferrocarril y al poco estábamos en los coches, donde dimos por finalizada la ruta.

Francisco José Gavira Albarrán

lunes, 6 de marzo de 2023

Un nacimiento del río Guadaíra en Gaena y las salinas de Morón

 


El seis de agosto de 2022 salimos de Alcalá para visitar uno de los nacimientos del río Guadaíra en Gaena. Sin embargo, los planes iniciales se vieron desbordados, como veremos seguidamente.

 

Para empezar, desayunamos en un lugar imprevisto. Habíamos dejado pasar la venta de La Vega, y en La Ramira nos dijeron que aún no estaba abierta al público. En Morón, el kiosco de Las Papas, famoso por sus calentitos, y los bares de alrededor se encontraban cerrados. Anduvimos callejeando con el coche hasta dar con El Moral, un bar de barriada obrera que ha tomado el nombre de la majestuosa morera que lo cobija. Lógicamente, ya tenía su público. Nada más traspasar la entrada, colgado en la pared de la izquierda, un cráneo de carnero, de cornamenta prominente, nos siguió con su mirada mientras íbamos aproximábamos a una barra que parecía estar sostenida por algunos clientes. Frente a nosotros, una pizarra anunciaba bebidas y tapas apetitosas con sus respectivos precios. Después de pedir las tostadas y los cafés a una señora, con la que casi no intercambiamos palabra, nos sentamos a la luz de una ventana donde conversamos sobre recuerdos de rutas pretéritas y de una actualidad que la veíamos cargada de incertidumbres.

 

Salimos de allí repitiendo los mismos requiebros en el callejero de Morón, hasta que logramos enfilar la carretera C-339 dirección Coripe.

 

Como siempre, la Sierra de Esparteros se nos mostraba majestuosa. Al pasar por la venta del mimo nombre nos acordamos de Antonio, con el que todos habíamos estado allí en algún momento. Cruzamos el Guadaíra y proseguimos la ruta por la serpenteante y ascendente carretera, llena de paisajes agrícolas, forestales y ganaderos. Dejamos atrás Pozo Amargo. Al poco, tomamos la salida a Gaena y aparcamos el coche a unos ochocientos metros de la carretera. La mayoría acepta que allí, entre adelfas, higueras, acebuches y juncos, se encuentra uno de los posibles nacimientos Guadaíra.

 

El nacimiento de un río estaría determinado por el manantial situado en la cota más alta y con un caudal constante. Este punto reúne hoy el primero de los requisitos y no el segundo, debido a la pertinaz sequía que nos golpea desde hace varios años. Al parecer, se encuentran tres surgencias en la zona de Gaena y dos en Pozo Amargo, a las que se les considera como nacimientos del río Guadaíra. Las cinco se unen un par de kilómetros más abajo quintuplicando la envergadura del cauce cuando las precipitaciones lo permiten.

 

Después de cumplido el objetivo propuesto, comenzamos el regreso por la misma carretera que nos había traído hasta allí. En el descenso, mientras mi mirada se perdía por la ventanilla contemplando unos paisajes ondulados, pajizos y ardientes, pero llenos de vida, los recuerdos se agolpaban por mi cabeza en semejante número a de curvas que tomábamos. Cárcavas, cerros, peñas, arrolladas y praderas en las que tanto disfrutó mi hermano con sus amigos.  

 

Dejamos atrás el antiguo y abandonado balneario de aguas sulfurosas de Pozo Amargo, del que Pascual Madoz, en 1840, ya señalaba algunas de sus cualidades.



Paramos para conocer las salinas denominadas “del Consejo”, dado que abastecían al consejo de Morón desde época medieval, pero que en 1941 pasaron a pertenecer, junto al balneario, al municipio de Puerto Serrano. El coche lo dejamos al pie de la carretera. Nos adentramos en la finca como pudimos y anduvimos por un camino entre tarajes y acebuches que rezumaban diminutas gotitas salobres.

 

Las surgencias aparecieron antes de llegar a las balsas utilizadas para la producción de sal. Estas se nutren de un escuálido manantial que aflora en la ladera más inmediata. Por gravedad, el preciado líquido se deposita en las diferentes balsas obteniéndose la sal por evaporación. Un herrumbroso motor, junto a unos cobertizos en ruinas y un pozo, con brocal circular, componían el resto de las instalaciones.  

 

Dejamos las salinas en manos de una Araña Tigre Agriope Lobata. Cruzamos nuevamente el río Guadaíra. Atrás quedó la sierra y continuamos nuestro camino de regreso con el enorme hueco que nos dejó mi hermano en el alma y el corazón.   

 

Francisco José Gavira Albarrán