Reinterpretar la realidad, fabricar una
apariencia de prosperidad que legitime el acrecentamiento de la degradación
ambiental, es a lo que nos tienen habituados los dos grandes partidos
sistémicos. Esto es lo que hoy está sucediendo con las fotovoltaicas. Ejemplos
paradigmáticos son los que gobiernan en Alcalá y Carmona. Nos quieren hacer ver
las bondades de una gestión totalitaria y mercantilista del medio ambiente,
donde se perpetúan las ganancias de los de siempre, los fondos de inversión, sin
importarles lo más mínimo nuestro suelo, el paisaje, la flora, la fauna o una
ordenación racional y razonada del sector.
Otra vez nos ha tocado a Andalucía,
como con los vertederos, el papel de zona de sacrificio. Que exista un Programa
Coordinado de recuperación del río Guadaíra, zonas calificadas de Paisaje Sobresaliente,
yacimientos arqueológicos, afecciones al acuífero, acuerdos del Pleno para
crear el Parque Cultural de Los Alcores, que los proyectos no tengan en cuenta
los impactos sinérgicos de su acumulación con otros ya existentes…, no importa.
Ya hemos forrado más de un 12% de nuestro Suelo No Urbanizable con placas o
proyectos, sin contar las líneas de evacuación, y seguimos adelante. Bucaré,
Matallana, Las Majadillas, Rosalejo… ¿Sabrán los que firman dónde están estos
parajes? Me temo que la mayoría no.
Las administraciones locales, como es
el caso de la nuestra, aceptan sumisamente esta avalancha de placas a cambio de
unas monedas. Pan para hoy y hambre para mañana. Sin tener en cuenta lo
necesario que es impulsar una política de empoderamiento de la ciudadanía en el
tema energético. Porque, aunque parezca mentira, para algunos, el futuro pasa
por ahí o estamos condenados al fracaso.
Los grupos ecologistas han reivindicado
la implantación de energías limpias desde hace mucho tiempo, cuando los que hoy
gestionan la vorágine especulativa en el sector de las fotovoltaicas defendían
la energía nuclear o térmica (carbón o petróleo) y se mofaban del calentamiento
global y de la necesidad de la descarbonización de la economía, invento de unos hippies.
La administración local debe dar ejemplo con la
implantación de fotovoltaica en edificios públicos y en las comunidades,
impulsando la gestión de la electricidad desde la economía social y solidaria
que empodere a la ciudadanía, eliminándoles o reduciéndoles la tributación,
respetando el patrimonio histórico y natural y plantándose frente a la administración
central y autonómica para defender la biodiversidad, la
justicia social y el equilibrio territorial.
Energía
solar sí, pero así no.
Francisco
José Gavira Albarrán
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